Partida Rol por web

Le miro de arriba a abajo sin que se note. Luego saco un cigarro de la cagetilla y le miro a los ojos. Sin que lo vea mi otra mano se habia deslizado a un cuchillo que llevaba oculto en mi cinturón.

-Eso depende de tu respuesta, tranquilo serán solo un par de preguntas.- Sonrio, me encanta mi trabajo.- ¿Quien eres tu? ¿A que hora habiamos quedado en el muelle? ¿Tienes fuego?

- Si no sabe quién soy, ¿por qué dice que hemos quedado?.- Te responde con una ligera sonrisa mientras saca un mechero de color gris.- Aqui tiene.

Ladeo la sonrisa. Un chico listo eh? Eso es malo. Un tonto no es dificil de cazar, mientras que nunca sabes por donde va a venir un chico listo. 

-Hummmm -cojo el mechero sin quitarle el ojo. Me enciendo un cigarro y se lo devuelvo- Curiosa elección de palabras. Seguiré tu juego e ire por partes. ¿Quien eres?

- Soy Jamal. Imagino que usted será el señor Alkaudon ¿correcto?- Asiente, mientras recoge su mechero.

Asiento lentamente mientras señalo a mi compañero.

-El señor Makarov y yo venimos a hacer un trabajo. ¿Usted es el contacto que esperabamos?

- Así es.- Responde.- Opino que podremos conocernos mejor durante el viaje; aunque lo más seguro para todos es que nos centremos en el asunto que nos ha traído hasta aquí, ¿no cree?

Asiento para mostrar mi conformidad.

-Perfecto. Deberiamos ponernos en marcha ya, ¿No crees?

- Cierto. Acompañadme.

Los tres os dirigís a un pequeño barco. Jamal saluda al capitán y éste prepara todo para partir lo más pronto posible. A los pocos minutos comienza el viaje.

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Tras varias horas, os reunís en un pequeño comedor del barco para disfrutar de un plato de legumbres con una salsa algo aguada.

- Su reputación les precede.- Comenta la Sombra.- Espero que sea una misión fácil y rápida...

Asiento al hombre con sequedad.

-Y yo espero que del ciego un gordo milenario barbudo empiece a cagar oro en mi cuenta bancaria... Los trabajos en los que nos metemos nunca son faciles. Pero están bien remunerados, que es lo importante.- Dije mientras me sentaba.- ¿Teneis la información del trabajo?

- Será pan comido.- Asegura.- Carlo Americci va con pocos hombres a negociar con un grupo de Sección S que ha robado un dispositivo militar de alta tecnología, el cual el Emperador está muy interesado en conseguir.

Bebe un poco de agua.

- Sabemos la hora y el lugar. Entramos, cogemos el dispositivo y nos vamos. ¿Fácil verdad?

Saco un cigarro y me lo enciendo en silencio.

-No creo que haya tanta suerte... Pero eso es lo de siempre, así que vamos a hacerlo de una vez y a acabar pronto. Quiero volver para antes de 3 días. He quedado con una pelirroja para el teatro y odio llegar tarde.

- Pues más te vale volver de una pieza, jaja.- Rie tu compañero ante el comentario sobre la pelirroja.

El barco parece ir cada vez más despacio.

- Ya hemos llegado.

Subís todos a cubierta y desde la proa véis el pequeño pueblo de Helsk, cubierto por una niebla fría que os eriza el vello. Afortunadamente váis con suficiente ropa de abrigo.

El barco atraca en el puerto con suavidad y, aprovechando el mal tiempo y la poca luz, os bajáis del transporte y Jamal os guía hasta un pequeño hostal sin levantar sospechas.

Es un pequeño hotel dirigido por un hombre gordo y sucio. Es más bien un antro infecto el cual preferiríais evitar, pero para no ser descubiertos por la gente de los Americci es mejor pasar desapercibidos.
Una vez arreglado el trato con el dueño, subís al piso de arriba donde Jamal os reparte una llave a cada uno.

- Descansemos esta noche y mañana nos reunimos para abordar el negocio que nos ha traido hasta aquí.

Tras llegar al lugar suspiro ante la idea de dormir en un sitio así de modo que tras cojer la llave con un gesto de agradecimiento entro en mi habitación y guardo la bolsa dentro de la bañera. Cierro la puerta y me bajo al bar del motel donde tomo un par de copas antes de subir a mi habitación de nuevo y dormir con un cuchillo bajo la almohada.

Os reunís todos a la hora indicada en la puerta del motel.

- Abríguense caballeros. Hoy hace bastante frío.

Bien provistos de ropa para el frío y para el asalto, os dirigís dando un paseo hacia un pequeño almacén donde se hará el trato entre los Americci y el desconocido del artefacto militar. El Yermo hace patente su presencia levantando un aire bastante frío y oscureciendo todo el pueblo; situación ventajosa para vosotros.

- Ahí está. Ya hemos llegado.

Los tres hombres comienzan a revisar los alrededores del almacén y, esquivando a un par de gorilas de la puerta, se acercan a una de las ventanas, donde se puede ver el interior y a cuatro hombres.

Veis a un hombre grueso de espaldas. Le reconoces de sobre, ya que pertenece a la familia rival: los Americci.

- ¿Y este cacharro para que sirve? Menuda memez, pero bueno…Enséñale la pasta...

- Parece que esto está a punto de terminar. ¿Entramos por detrás, Mikail?

Asentí a mi compañero mientras miraba al objetivo. Con tanta carne por donde pinchar, no debería haber ningún problema.. Si tan solo no hubiera mucha gente, esto podría terminar antes de que nos diéramos cuenta.

En silencio avanzáis por fuera del almacén hasta encontrar una pequeña puerta sin vigilancia. Con un poco de maña y fuerza la conseguís abrir y entráis en una especie de despacho. Makarov te hace una señal para entrar por una puerta al almacén interior; te indica que él entrará por la derecha y tú por la izquierda.

Dicho esto, saca su puñal para matar en silencio al que pueda.

Tras asentir a mi compañero saco un cuchillo y tras pensarmelo también saco mi Beretta.

Entro sigilosamente en el almacén.