Partida Rol por web

-¿Que te mentí? es posible lo admito, pero ese comite de recepción no era humano y por tanto no era Abta. ¿O acaso habrías preferido pasar la noche ahí fuera a ver si había mas invitados al baile?

Athanasius se arremanga para comenzar el descenso  de vuelta a las cuevas.

Cuando Marcell echa mano del cofre, Becher lo coje con fuerza recuperándose de golpe de su leve vahído (está cerrado y no se ve llave alguna a la vista)

-Gracias amigo.., pero lo llevaré yo...contiene la clave para librarnos de Grald y sus hombres para siempre -mira a Marcell condescendiente-Lo abriré en la destilería...creo recordar donde está la llave.

Tose y en las comisuras de sus labios aparecen manchas de sangre.

-...Si este asunto se soluciona,  no habrá problema en que se establezca una logia en Railford...-se queda pensativo-eso le gustaría a mi difunto padre...Dominicus era un gran amigo suyo..habrá que hacer documentos detallándolo..

Una lágrima se desliza por su rostro mientras se recupera del esfuerzo..

En la choza no hay más que trastos y utensilios de caza y cocina sin valor

Vamos a la destilería entonces. Puedes apoyarte en mí para caminar.

Y no te preocupes por los demás. Por suerte o por desgracia, ya no volverán a levantarse.

Athanasius tiene medio cuerpo en el túnel descendente cuando un par de gritos y gruñidos horribles e inhumanos desgarran la quietud de la noche provenientes de las profundidades del agujero en el que está a punto de meterse.

Algo se acerca desde las grutas...y avanza hacia la cabaña inexorablemente....aún esta lejos, probablemente justo en el principio, en la oficina de las grutas donde estaba la carta de Abta.

Athanasius! No bajes, podemos volver una vez que llevemos a Becher al pueblo. Prometo acompañarte para dar supultura a Abta.

Rapido bloquead la trampilla!

Cerráis la trampilla y colocáis un mueble encima para bloquear el acceso. Abajo los gruñidos se multiplican y se acercan poco a poco a la cabaña. Vuestro corazón se dispara ante el caríz que toman los acontecimientos.

Así iremos más rápido.

Dice Valeros mientras se sube a Becher a caballito a su espalda. Tras hacerlo, hace gestos con la cabeza hacia Marcell, apuntando a la puerta de la cabaña.

-Perfecto, Maese Marcell ¿seria tan amable de iniciar la marcha? creo que no les ha gustado nuestra presencia.

Sin mas dilacion Marcell emprendio la marcha, atento a cualquier signo de problemas.

Durante la marcha se dio la vuelta en un par de ocasiones para cruzar unas cuantas palabras de animo con el hechicero. Marcell era una persona que comprendia y entendia otras costumbres, un hombre tradicional, que estaba mas que dispuesto a ayudar a su companhero a que le diese el merecido descanso a su compatriota.

-Te tomo la palabra Marcell, volveremos tan pronto hayamos acabado en el pueblo y dejemos a Becher a buen recaudo o haciendo lo que se haya de hacer. Recuerda que tan importante es para tí instaurar la logia en Railford como para mí dar sepultura al bueno de Abta. Sin más dilación sigo el camino junto a Marcell sin hablar más que lo necesario.

Estáis cansados, hace frío y tenéis hambre,  pero los gruñidos y horribles gritos que se escuchan tras vosotros en la lejanía espolean vuestro paso.

Becher está muy débil , al borde del desmayo, pero consigue daros indicaciones para encontrar un sendero de vuelta a Railford. A veces parece que está muerto, apoyado sobre Valeros, sin moverse en absoluto. Pero el sudor y los débiles jadeos que emite indican que aún no ha llegado su hora.

El bosque  resulta tétrico de noche, está helando y no se puede ver  nada moverse entre los árboles excepto por las ocasionales rachas de gélido viento que agitan las ramas . Teméis encontraros con algún animal de la región, como los temibles hongos vivientes, pero por suerte no será esta noche.

El cielo está medio despejado y una luna menguante ilumina levemente vuestra senda.

Tras un par de horas aparece a lo lejos la reconocible colina en la que se asienta Railford. Becher os señala sin mediar palabra una cañada en la que encontráis un acceso a un túnel, similar a la entrada a una mina , pero en miniatura.

Os parece oir gritos , pero no podeís determinar si es tras vosotros o es vuestra imaginación y el ulular del viento lo que los produce.

Una sensación extraña de que vuestra aventura está a punto de tocar a su fin os invade.

Sin mirar atrás os internáis en el pasaje con destino a la destileria.