Partida Rol por web

El mago real Aldo esta a la derecha del rey, bajo su capucha podeis ver el brillo de una curiosa diadema con detalles vegetales.

El alguacil Vignaard esta junto el Capitán de la guardia Gerald, ambos os mirán con interes.

Dragonbane esta en un rincón, sacandole brillo a su hacha de batalla, os mirá de reojo, como escudriñandoos.

Y el más importante, el Rey Arnwald II, esta sentado en su trono. Es un hombre que supera la mediana edad, por su aspecto podeis deducir que no es uno de esos reyes que cabalgan al frente de la batalla sino uno de los que cada día comen las nuevas tonterias que idean los cocineros "con clase" en su mesa calentitos.

- Me complace ver como se han reunido tantos valientes para combatir al terrible Krystellion. Es un dragón rojo muy feroz y cruel. Su infinita codicia no puede seguir siendo tolerada más tiempo, se debe actuar. Decidme ¿Teneis experiencia luchando con dragones?

Su majestad, Digo haciendo una floritura. No nos hemos enfrentado nunca a un dragón, pero sí a otras cosas. Además, estoy seguro que un hombre apodado "matadragones" tendra suficiente experiencia para llevar esta misión a buen puerto.

El rey no parecia muy inteligente, pero sí lo suficiente como para rodearse de gente capaz. Miro a cada uno de los presentes, intentando discernir su valor y poder reales.

Sus ojos claros relucen, observando la corte y sus personajes. Es especialmente el cazadragones quien atrae su atencion, pero cuando el rey habla, desvia la mirada hacia el monarca. Al igual que Richard, le ofrece una reverencia educada, para luego mirarle fijamente.

-Mis saludos, majestad. Lo que mi compañero desea expresar, es que si bien carecemos de experiencia en tales proezas, podemos suplirla por la voluntad de asistir a alguien que la posea, en todo lo que nuestra capacidad nos permita. Magia, habilidades, conocimientos, o simple y llana fuerza. Lo que se requiera de nosotros que ayude a librar a este bello reino de esta insidiosa criatura, lo intentaremos.

Nanuk, de costumbres mas bien sencillas, se sentía bastante incómodo ante tanta pompa y boato.

Así que, sin el mas mínimo refinamiento, dijo:

-Ya que vos nos preguntáis acerca de nuestra experiencia, ¿podemos preguntar nosotros acerca de la "generosísima recompensa"?

Todos se quedan en silencio tras el comentario del bárbaro. Nadie esperaba una pregunta tan directa.

- Diez mil piezas de oro a cada uno -dice el rey rompiendo el silencio- Y todo lo que encontreis en el botín del dragón, excepto, por supuesto, mi hija... y cualquier otra doncella que encontreis,desde luego.

- Y el tomo de Aether -interrumpe Aldo- El tomo de Aether fue robado por el dragón y debe ser devuelto.

- Ah, por supuesto - responde el rey- Y el tomo de Aether. Es un libro muy peligroso y deberia ponerse a buen recaudo.

Con suspicacia miro a Oswald. ¿Nosotros nos quedamos con el botín?¿O hay algo en concreto que pertenece directamente al señor Oswald? Dudaba mucho que el famoso cazadragones no se llevara la mejor parte.

¿En caso de aceptar, cuando saldriamos? Tal vez necesitaramos unos dias para entrenar un poco, mejorar nuestro trabajo en equipo, aprender las mas y los menos de la profesión de cazadragones y todas esas cosas.

¿Podriamos tal vez pedir un adelanto de ese oro? Todo el equipo que podamos comprar nos ayudara en nuestra tarea, estoy seguro.

Con esta panda de bufones no me extraña lo más mínimo que un dragón esté campando a sus anchas por la zona. Lo raro es que no haya media docena de ellos compitiendo por riqueza y presas tan fáciles. Parece un mercadillo de ocasión...

Pero Drokern calló, porque sabía que tenía tendencia a decir cosas que no gustaban a la mayoría, y si en determinado caso por ejemplo este, "mayoría" significaban un rey, un mago chungo y un ogro, o semiogro, o cuarto-de-ogro, este era un motivo adicional para tener en cuenta el dicho "calladito estás mas guapo". Los muertos, por lo general, son feos.

No había tenido oportunidad de abrir la boca siquiera (lo cual siempre era un logro), cuando sus compañeros se pusieron a discutir cual avaros las condiciones del trato. Parecían... parecían enanos, y eso le hacía despreciarlos. Menos la mujer. La mujer no parecía un enano. No se sabe de ningún enano que se parezca a una mujer. Ni siquiera un enano mujer.

"...y el tomo de Aether" -pensó-. Ah claro, ahora todo cobraba más sentido.

Mientras sus compañeros seguían regateando. "Más tiempo" -sí, claro, es lo que sobra a esta gente. Total, qué prisa corre matar a un dragón. Esos bichos son totalmente inofensivos. Dejadle esa montaña de ahí al lado, que ni molesta ni estorba. Esperad un par de años y hasta os acostumbraréis a su presencia. El día que se muera (dentro de unos... 3500 años), hasta le echaréis en falta... "Dinero por adelantado" -¿oye, y por qué no? Si les acaban de vaciar las arcas reales, pero seguro que algo tenían bajo el colchón pa' ir haciendo trato. Señor Rey, pues yo quiero un poni, ¿me daría usté un poni? O mejor un unicornio. Dos. Y rosas...

Definitivamente, Drokern no estaba muy de acuerdo con las tornas que tomaba la conversación. Y por eso calló como una manceba de mala vida.

- Cuando digo que os podeis quedar con el botín, en el vosotros incluyo a Oswald, no hay ninguna diferencia en el trato hacia ninguno de vosotros seis. Saldriais inmediatamente, el asunto no puede demorarse, Kystellion es demasiado peligroso. Y deasgraciadamente, no, no puedo pagaros por adelantado.

Casi se golpea la frente, al oír las estupideces de Richard... negociando con el rey como si de un herrero de segunda se tratase. Si no fuera sin duda un gesto que podría hacerles ver peor, le cerraría la boca con su libro de conjuros. Por ende, intento al menos paliar el daño a su imagen que las palabras del tonto traían.

-Es perfectamente comprensible, Majestad. Sin duda, la suma combinada de vuestra paga con la de una porción del tesoro de un dragón, satisfarán ampliamente cualquier codicia. No obstante, en las impulsivas palabras de mi compañero hay cierta verdad. Al menos requeriríamos de una noche antes de partir, para dialogar con el señor Oswald, trazar algunas líneas estratégicas referidas al mejor uso de nuestras aptitudes, y cualquier compra de equipo de último momento que haga falta. Desde luego, los detalles lo puliríamos en el camino, pero partir así sin más para enfrentar a Kystellion habiéndonos apenas conocido, atenta contra todo lo que dicta la prudencia. Si bien nuestro deseo de ayudar a vuestro reino es honesto, tambien lo es el deseo de sobrevivir al encuentro.

"y cualquier otra doncella que encontreis,desde luego."

¡Vaya, lo que hay que oir! Estos monarcas tienen menos moralidad que los codiciosos banqueros. Menudo ejemplo para su pueblo...

A Nanuk no le gustaba estar ante una persona que, por su cargo, estaba posicionada por encima de los demás. Es decir, en su aldea había un jefe, como es natural, pero era el más sabio, y casi siempre el mas anciano del lugar. No un fantoche, como el que tenía delante, que ni tenía la valentía suficiente de unirse a la compañía que va a ir al rescate de su propia hija.

Menudo ejemplo para su pueblo...

Nanuk no quería estar mas tiempo del imprescindible ante dicha presencia, por lo que trataba de ir al grano, y terminar con aquello lo antes posible. Sin embargo, se le ocurrió una pregunta cuya respuesta quizás les fuese útil en un futuro próximo. Así que dirigiéndose a Aldo, dijo empleando su diplomacia para tratar de averiguar si existian intenciones ocultas:

-Maese Aldo, dígame vuesa merced: ¿hay algo en particular en ese libro que lo haga tan especial? ¿Acaso su perdida puede acarrearle algún trastorno al pueblo de su gallarda majestad, aquí presente?

- Es peligroso, tanto como para el que lo utiliza como para el resto del mundo si cae en malas manos.