Partida Rol por web

Día 2 (16 de julio) las 7:00 h., hace un bonito día de verano, no hay nubes.

En el salón de la posta desayunáis y vosotros diréis cuales son vuestros planes y a donde iréis.

El primero en llegar a la posta no había sido otro que Schwartz von Liechtenstein Lohengramm el cual estaba dormitando encima de una mesa rodeado de botellas de licor que le habían servido y que, probablemente, fueran a costas de los impuestos del contribuyente... Quizás ni siquiera se había ido a dormir a las camas...

-.  .  .

Al igual que el día anterior, este no había dicho absolutamente nada, con tal de contener el vómito que, tarde o temprano, iba a salir a la libertad del exterior una vez que se pusieran en marcha y escalaran por el esófago del gran Schwartz von Liechtenstein Lohengramm.

Hadron se estiró. Había descansado si, pero no de la mejor manera. No era ni el lugar más cómodo ni el tiempo suficiente, pero en peores plazas había toreado. 

Tras un bostezo inicial y lavarse la cara con algo de agua de su propia cantimplora, buscó a sus compañeros y se sentó a la mesa, donde esperaba poder desayunar algo que no fuera una ración de viaje.

Vio al guerrero sentado en silencio, parecía taciturno por algún motivo, y se sentó con él, pues los demás parecían aún durmiendo o empezando a despertarse. Saludó a Schwarz:

-¿Qué tal la noche? ¿Habéis conseguido descansar en concidiciones? Parece que hoy nos espera otra larga jornada.

Dicho lo cual estableció un poco de conversación banal, esperando a estar todos reunidos para comentar lo que sabía.

-Veréis, compañeros, ayer, Ralf y yo, fuimos a dar una vuelta por el pueblo y poner un poco la oreja. Entre unos y otros hemos descubierto algo de información. Al parecer la antaño tranquila Valdecillo, en sus alrrededores, está plagada de bandidos. Se suceden desde hace un buen tiempo los robos en general, incluso de ganado llegando a cometer asesinatos en el proceso. Pero no solo eso, si no que de vez en cuando, en medio de la noche, desaparecen familias completas y arden granjas hasta los cimientos. 

Se rumorea que son bandidos, pero también que hay ciertas criaturas verdes que bajan de las montañas, para comer carne humana. 

También sabemos que la caravana desaparecida sospechaba de uno de los conductores, que al parecer, tenía cierto parecido con un líder bandido, que ya había asaltado caravanas antes. 

Son piezas de un mismo puzzle, pero hay que ver como encajarlas. Si me preguntáis a mi, todo apunta que tenemos una banda especializada en robar carretas que ha sido ambiciosa y ha ido a por la de los impuestos. Todo esto, en medio de un clima de descontrol e inseguridad por la proliferación de bandidos. Esto me preocupa, pero me preocupa más que el rumor de criaturas verdes comiendo carne humana sean ciertas. Sea como fuere, creo que ayer ha sido la última jornada que estaremos completamente a salvo. A partir de ahora el peligro es más que real.

Hadron se quedó pensativo, con cara seria, mirando a sus compañeros por si alguno podía aportar algo más a aquella conversación.

Después de agradecerle simpáticamente a Judith su atención al habernos dado de comer y beber, nos llevaron a unas buenas habitaciones para pasar la noche.

Al día siguiente, bajé al gran salón a desayunar, totalmente descansada. -AAAAAhhhhmmm~ - bostecé mientras me estiraba los brazos, totalmente relajada. -Que bien se duerme en una cama decente... - sobre todo después de haber dormido entre macetas la noche anterior, seguido al agotador viaje a pie + burro de carga. Judith volvió a servirnos y nos trajo el desayuno -Oh, gracias Judith eres un encanto! - pero en cuanto empezaron a llegar los demás miembros del equipo, mi cara se agrió nuevamente. 

*Mastodontes. - excepto cuando llegó la arquera Green. - Buenos días Green! - a ella sí que la saludé con una sonrisa.

No tardaron en llegar Hadron y Ralf. Al parecer con noticias sobre las habladurías del lugar. Supuse que debía compartir lo que escuchamos ayer, asique sin ser demasiado específica hablé con mi chirriante voz, lo más bajo que pude (quien sabía, había oídos en todas partes). 

-El comandante Tomasu está obviamente enamorado del Sargento Berracus - puse los ojos en blanco. Cómo si no podía alguien tener buenos pensamientos de aquél cerdo engullidor gigante  - ...aparte de eso, nos ha descrito la caravana: 3 grandes carretas más una cuarta carreta con los suministros. Eran 2 conductores por carreta, todos armados. La escolta era liderada por Cardeno, buenos caballos. Con la escolta y todo eran 15 hombres armados. Mucha defensa en mi opinión, para una simple desaparición. *Todos hombres. Menuda panda de inútiles.

-Nos ha dicho que tengamos cuidado, el camino a Valdecillo es peligroso. - dicho todo, seguí comiendo felizmente.

Tras descansar apaciblemente y sobre todo reponer  fuerzas con el desayuno escucho la información de mis compañeros. 

Bueno quizás sea una buena pista, los secuaces que buscamos seguramente se ocultan cercano a Valdecillo, tienen que ocultarse en alguna zona cercana, alguna cueva o interior del bosque. Sea donde sea que estén daremos con ellos y les daremos caza, vivos o muertos, pero cumpliremos nuestro cometido.

Me sentia con ganas y reconfortado, el haber dascansado me daba mas confianza en poder conseguir el objetivo.

Acabemos de desayunar y reponer fuerzas y partamos hacia esa zona, parece un buen sitio donde buscar. 

El mediano se despertó con el ruido de los más madrugadores. Estiró su espalda y movió sus hombros al tiempo que emitía leves quejidos. El lugar en el que le había tocado dormir no había sido el más cómodo. De pronto su estómago rugió. --¡Qué hambre tengo!-- le dijo una vocecilla interior. Se rascó la barriga y fue a reunirse con sus compañeros.

Una vez todos reunidos Ralf escuchó a Hadron contar la información que habían conseguido, solo lo interrumpió una vez para decir —así nos lo contaron, "criaturas verdes que comen carne humana"— abriendo los ojos en tono de sorpresa.

Mientras Ralf pensaba la comida del desayuno continuó oyendo a Fiduchia. Soltó una carcajada —¡Ha!— cuando hizo el comentario jocoso sobre el comandante Tomasu, pero después la sonrisa se le apagó en cuanto supo que la caravana desaparecida estaba formada por 15 hombres.

--..si han sido capaces de derrotar a quince hombres armados ¿Qué podremos hacer nosotros?..-- pensó preocupado el mediano

—Green, la banda de ladrones debe ser bastante grande si han podido con 15 hombres armados. Yo iría con mucho cuidado— respondió al arquero. 

Dicho esto buscó a algún camarero para que le tomara nota de su desayuno.

Desde el borde de la mesa donde desayunaba inadvertido, se me ocurrió una posibilidad inquietante:  - ¿Y si en realidad no existe ningún ataque de bandidos? Es muy extraño que ni siquiera los hombres a caballo hayan podido escapar para pedir ayuda. Son quince soldados armados y entrenados, un grupo de asaltantes de caminos buscarían piezas mas fáciles. Y si los ataques a granjas de los que han hablado a Hadron y Ralf son ciertos, ¿Qué clase de bandido quemaría una granja hasta sus cimientos, quitándose la posibilidad de robarla de nuevo en el futuro? Quizás los rumores de los pielesverdes devoradores de hombres tengan algo de cierto.

De repente los huevos con tocino del desayuno me empezaron a parecer bastante menos apetecibles. Comí un poco más mientras intentaba quitarme de la cabeza que quizás a esos pobres soldados los habían asado como al cochino de donde salió el bacon. Donatello, si te pones verde solo por aprensiones los demás van a pensar que eres un blando, sé fuerte.

- Compañeros, algunos sois viajeros avezados, ¿os suena alguna tribu de humanoides caníbales por estas tierras o pensáis que son sólo rumores? Yo desde mi desconocimiento, creo que deberíamos prepararnos para lo peor y afrontar esta investigación con sigilo y mucha prudencia.

Día 2 (16 de julio) 7:30h salón principal de la posta de Carduelo

Una vez que desayunáis y comentáis los resultados de vuestras indagaciones de la pasada noche, parece claro que algo está pasando en Valdecillo y sus alrededores. Y como esa es justo vuestra siguiente parada en vuestro viaje, hacia allí os encamináis.

Todos conocéis, al menos de nombre al comandante Cardeno Carolis, y los más veteranos saben que es uno de los mejores comandantes de la ciudad, competente y muy capaz. Así que algo gordo le ha tenido que pasar a la caravana. Y estando esta protegida por 15 hombres armados, no habrá sido algo casual, sino planificado y ejecutado por una fuerza importante.

Comenzáis sobre las 8:00 h. en un camino mucho menos transitado que el día anterior, de hecho, a penas veis a nadie caminando en solitario, ni carretas que no vayan al menos en grupos de 3 o 4. Podéis ver a lo largo del día hasta dos correos, marchando rápidos en sus rápidas monturas, así como un grupo de 8 soldados a caballo, que viene en dirección contraria, y con prisas.

El terreno es mucho más árido, hace mucho calor y poco a poco van ascendiendo, a la su derecha ven un grupo de colinas que se extienden hacia una enorme cadena montañosa. El paisaje se torna cada vez más montañoso y escarpado, y son frecuentes los desniveles en el gran camino. Pasando al medio día, se encuentran cerca de unas montañas, que, aunque grandes, no son sino una precordillera, de las enormes Montañas Afiladas, que en la lejanía destacan como titánicas moles de cumbres nevadas en mitad del verano. Hay muy poco tránsito en el camino, y apenas se distingue alguna granja aislada en la lejanía. En algunos casos, os parece que en estado de abandono. Tras hacer un alto, a un lado del camino para comer y descansar un rato a reponer fuerzas, retoman la marcha.

Por la tarde, aunque la temperatura sigue siendo muy agradable, incluso demasiado cálida, sobre todo en los frecuentes repechos del camino, algunas nubes comienzan a cubrir el cielo. Os vais a cercando a vuestro destino, y podéis ver con mayor frecuencia, granjas, pero muchas de las cuales han sido abandonadas, algunas han sido quemadas, y no hace demasiado tiempo.

Finalmente, sin mayores contratiempos avistáis la posta de Valdecillo, es muy similar a la que habéis dejado atrás en Carduelo. La posta esta, de nuevo junto al camino, y no muy lejos podéis ver un gran pueblo, en el que no hay mucha gente por las calles. En la explanada de la posta, hay un grupo de 4 carretas, y otro de 5, estando el resto completamente vacío. Sabéis que no es normal, que, en una ruta comercial de tanta importancia, esto no esté lleno en esta época del año. Pero coincide con lo que habéis podido observar durante el camino. El transito ha bajado mucho en la zona, el camino ya no es tan seguro.

Día 2 (16 de julio) 21:15 h, buena temperatura, algunas nubes en el cielo, que dan un color rojizo a la inminente puesta de sol.

Posta de Valdecillo, veis varios mozos, y un par de soldados, así como algunos comerciantes que se dirigen al salón principal de la posta.

Además de los servicios típicos de todas las postas, a unos centenares de metros tenéis un pueblo grande, donde posiblemente haya casi de todo. Pero en el que no veis, desde donde os encontráis, mucho movimiento en sus calles.

Su turno, damas y caballeros.

Habiendo parado un rato a vomitar las raciones que habían comido, Schwartz von Liechtenstein Lohengramm no parecía estar mejor de salud por el resto del día, a decir verdad, ya tenía unos añitos y la resaca le estaba afectando más de lo habitual, o al menos de lo que era habitual en su juventud... más aún cuando era el segundo día seguido...

-Paremos a descansar. -Sugirió el hombre- No sé vosotros, pero tengo los pies y las piernas destrozadas... como ayer, pero peor... -En esta ocasión iría a una posada, pues la cerveza de la posta anterior le había sentado mal.

Ralf se mantuvo alerta al llegar a la posta de Valdecillo. Tal como le contaron Javier y Antonia, antiguos residentes de este pueblo, parece que sus habitantes lo están abandonando, pues desde aquí se percibe la ausencia de vida en sus calles.

--Ralf, abre bien los ojos-- se dijo para sí.

—Voy a echar un vistazo por aquí— les dijo a sus compañeros —Por cierto, esta vez preferiría dormir en una posada, que aún tengo la marca de los tablones en mi piel, de la posta de anoche. Avisadme si os marcháis—

A continuación, el mediano decidió acercarse a los mozos que estaban trabajando en la posta para intentar sonsacarles alguna información sobre los misteriosos seres verdes que acechan Valdecillo, o sobre importantes bandas de asaltantes, pues de las pistas que habían obtenido se suponía un enemigo numeroso y bien armado. Prefirió hablar con ellos y evitar a los soldados, pues aún se le hace extraño acercarse a gente de la que siempre había huido.

Miré a Schwartz von Liechtenstien Lohengramm, el gigante canoso, a lo largo del camino. Vomitó hasta la papilla. Creo que no era la primera vez que lo hacía. Le miré con los ojos entrecerrados  y el entrecejo fruncido en cuanto llegamos a Valdecillo.

-Oye, pero tu'stas bien? - le pregunté con mi típico chirrido agudo de voz. Cuantos años tenía este tipo? no sería un jubilado, o estaría enfermo?.

Visto que el gigantón decidió irse a beber de nuevo, esta vez a una posada, yo acompañé a Ralf después de amarrar al burro en la posta. Al ver que iba directo a hablar con los mozos yo hice lo mismo que el día anterior, preguntarle a los soldados. Quería preguntar especialmente sobre ese grupo de 8 soldados a caballo con el que nos cruzamos al venir hacia aquí.

-Ey, vosotros! - les dije al acercarme al par de soldados que allí habían, para llamar su atención. - Venimos en misión especial orden del Sargento Berracus. Todo bien por aquí? - y me dispuse a preguntar sobre las carretas, el lamentable y abandonado estado del camino y el pueblo, y sobre los 8 soldados que parecían irse a toda prisa por donde nosotros habíamos venido.

El hombre llamado Schwartz von Liechtenstien Lohengramm, decidió que marchar hacia la posada más cercana era la mejor idea que podían tener, pues allí había gente con información extraoficial que podían preguntar y enterarse de cosas que en otros lugares no sabían había alcohol y necesitaba un buen trago, o dos, o muchos...

-Sí. -Comentó secamente con una mirada cansada, hundida y amargada. - ¿Por que lo dices?.

Viendo que el mediano y la gnoma se iban a interrogar a los mozos y a los soldados, decidí buscar a los jefes de las caravanas a los que pertenecían las carretas. Con un poco de suerte, quizás en el camino se habían fijado en algo que nos pudiera ayudar, u oído algún rumor sobre los soldados desaparecidos. Y quizás les pueda comprar alguna medicina a los comerciantes para el señor Von Liechtenstein, tiene pinta de que va a necesitar un restituyente más pronto que tarde.

Mientras busco a los caravaneros, intento leer un poco el ambiente del pueblo, a ver porqué hay tan poco animación, y si resulta que el ambiente es tan triste debido al bandidaje.

Hadron estaba cansado del viaje, no lo podía negar. Sus compañeros empezaron a desperdigarse nada más llegar, la verdad es que el término "equipo" hacía un poco aguas. No le gustaba tampoco la que parecía ser una adicción al alcohol del guerrero más veterano del grupo. Si había intuido bien, solo había tres, contándose el mismo, que sabían defenderse con armas en todo el grupo, y si una caravana con 15 hombres armados había caído, un grupo de "rescate" con 2 y uno de resaca...poco podría hacer. Siempre podían sorprenderle los de las dotes mágicas, o alguno de los que no parecían duchos en las armas, pero aún en el mejor de los casos, no le gustaba el panorama.

Suspiró. El día anterior no había dado importancia a separarse, el camino y la misión no entrañaban demasiado problema, pero las cosas se habían puesto mas serias, al menos en apariencia. Los 8 soldados al galope en dirección contraria, junto con la bajada de afluencia de tránsito...no auguraban nada bueno. Hubiera esperado una reunión informal antes de decidir que hacer, pero parecía que esa era la dinámica del grupo. Lo intentaría durante el desayuno, allí estarían todos. Aún así, habló para los que quedaban presentes, que era, básicamente, el arquero.

-En fin, Markus, parece que nos hemos quedado solos,  pero personalmente, creo que deberíamos procurar actuar en grupo a partir de ahora, las cosas tienen pinta de no tardar mucho en torcerse. Y si un grupo armado de 15 hombres ha desaparecido, nosotros, que somos menos, y no todos armados, deberíamos andarnos con mucho ojo, por que si juntos podríamos tener problemas, separados aún más. De todas maneras, supongo que, como ya parece que nos hemos separado la gran mayoría, no queda más remedio. Yo iré hablar con los paisanos. Sinceramente, agradecería la compañía, por lo que te acabo de comentar.

Dicho lo cual, Hadron se aseguró que sus espadas estaban en perfecto estado para ser desenvainadas, solo por si acaso, y se puso en marcha. Fue hacia las granjas quemadas, y llamó a la puerta de las viviendas más cercanas.

--Hola, buenas tardes, discúlpenme la molestia. Soy de la guardia de la ciudad, y aunque a otros pueda no parecerles urgente, creo que este problema de las granjas quemadas y los granjeros desaparecidos, es lo más urgente que tiene el reino. Acabo de llegar y solo sé lo que los rumores han acercado a la capital ¿podríais ponerme al día para que pueda investigar en condiciones? Se lo agradecería enormemente. Valdecillo debería volver a ser un lugar seguro, como lo era antaño. Me crié en los alrededores y me apena verlo así.

Día 3 (17 de julio) 5:45 h. Aun no ha amanecido.

Os despierta el ruido de gritos, varios vecinos se han acercado hasta la posta pidiendo ayuda. Cuando os levantáis, podéis comprender que el caos formado, alerta del ataque a una granja cercana. Ya sabéis que la guarnición de la posta, no puede dejar abandonada la zona. Entre disculpas y excusas, los soldados les dicen que no pueden ir a prestar ayuda a los vecinos. 

¿Qué hacéis?

Levantándose con cierto dolor de cabeza, pesadez en sus ojos y una más que clara hipersensibilidad a la luz y a los sonidos, Schwartz von Liechtenstien Lohengramm no se encontraba en condiciones para ir a socorrer granjas atacadas por bandidos en estos momentos.

-.  .  . -Pero tampoco pudo negarse, a fin de cuentas si hablaba era más probable que echara la pota.