Partida Rol por web

El Páramo

CAPÍTULO 1: Todos tenemos un precio

Cargando editor
23/06/2018, 02:28
Lia Davis

"Ese" es un enano. Nos ha seguido desde que salimos de la posada.- Aclaró Lia ante la pregunta del gigantón del norte.

Tras escuchar atenta las indicaciones de Camil asiente varias veces sin añadir más preguntas. Al ver que el giganton coge el sobre y se va, la muchacha de piel broncínea le sigue.

Ya fuera, coge el sobre que le ofrece Rurik y tras echarle un vistazo por si hay algo escrito fuera del sobre lo guarda.

¡Tranquila! No voy a abrirlo. No es el momento ni el lugar. -dice al ver la exagerada reaccion de la clériga. Sólo miraba si había algo escrito por fuera. Ya habrá tiempo de ver su contenido si nuestra aventura se torciera.

Aún así me quedaré yo la carta, la puedo guardar a buen recaudo donde no le pasará nada... ni al sobre ni al sello.

Deberíamos ir a descansar y preparar todo lo necesario para el viaje. Lo que ha dicho.... mmmm... la mujer "empotravasos contra la cara", no sé tu nombre. Lo siento -se encoge de hombros -Yo soy Lia, por cierto.

En fin, lo que ha dicho, tiene sentido. Podríamos acordar un lugar donde quedar al alba antes de partir. Y salir de la ciudad ya todos juntos

Cargando editor
23/06/2018, 03:57
Ridgern Cabezayunque

—Ridgern está de acuerdo, nos encontramos al alba en la posada dónde estábamos más temprano. Ridgern, al menos, piensa dormir ahí. Piensa que siempre hay que aprovechar una cama cómoda cuando sea posible.

Miró como pasaba el sobre de manos, y Lia lo guardaba.

—Ridgern espera que nada le suceda a esa carta, no quiere que su cabeza termine de adorno sobre la puerta de Robledo.

Cargando editor
23/06/2018, 11:05
Director

Lia puede apreciar que no hay nada escrito en el exterior de la carta.Era de color ligeramente amarronado, y estaba doblada de tal forma que la única manera de leer su contenido, era rompiendo ese sello de cera roja con el símbolo de Robledo.Varona se calmó tras escuchar las palabras de la maga, y asintió a la otra propuesta del enano, quedar en la taberna también era buena idea.La clérigo se presentó al grupo como Varuna, guardiana de la luz y la justicia, y les prometió ayudarles en todo lo que pudiesen mientras no violasen las leyes de la paz y el orden que tanto regían su vida.

Ya comenzó a atardecer, y los aventureros que tenían algo de oro encima, se dirigieron a la taberna a pasar la noche, a no ser que hubiese un tugurio mejor donde caerse muertos.No tardó en hacerse la hora acordada, y el cielo aún oscuro y estrellado en los huecos que había entre los inmensos nubarrones, reclamaba la presencia de los héroes.

Cargando editor
23/06/2018, 11:13
Varuna

No pudo dormir del todo bien, preocupada por el estado de la carta.Dio vueltas en su cama de paja, intentando conciliar el sueño entre trueno y trueno.El sonido del agua caer sobre la calle empedrada que pasaba por la taberna, le ayudaba a relajarse, pero aún así, no quería echar a perder la oportunidad de ayudar a esa gran ciudad debido a alguna estupidez.

Las gotas chocaban contra su ventana, tiñendo con un velo acuático el panorama de la ciudad aún a oscuras, iluminada por algunas ventanas con luces tenues de alguna vela a medio apagar.

-Ya está bien...- se incorpora, dándose por vencida, se asoma a la ventana y mira hacia el cielo, sintiéndose resguardada y asegurada de aquellas terribles inclemencias del tiempo-.Menudo comienzo...- resopla indignada, sabiendo que en cuestión de minutos será ella la que esté bajo esa lluvia.Empaca sus cosas, coloca su escudo a la espalda y enfunda la maza.

-Lista...- abre la puerta de madera provocando un constante pero débil chirrido, y la cierra tras de si, dejando aquella estampa de la habitación vacía, a medio hacer, con la luz de la Luna entrando parcialmente e iluminando lo que sería una de las comodidades que quizá tardaría días en volver a vivir.

Cargando editor
23/06/2018, 20:05
Rurik

Rurik miró a la clérigo, que a todo eso, ni sabía como se llamaba, ni sabía que carajos hacía una santurrona con los rajabolsas a los que hacía compañía. Simplemente, no pegaba. 

-No iba a dejar que la abriera. Como dijo ella, quizá pudiera verse algo poniéndola a contraluz o algo así. Da igual, nos pagan para llevarlo no para leerlo.

Hizo ademán de coger la carta, y frunció el ceño mirando a Lia, cuando la guardó ella.

-¿Como se que no te la quedarás para ti y harás el trabajo sola? ¿o con otros socios?

Inquirió el desconfiado norteño. Pero tras pensarlo mejor, se respondió a si mismo.

-Da igual, tiene sentido que la lleves tu. Además, si te escapas, mi amiga sabe rastrear bien.

Señaló a Earwën y torció la sonrisa hacia un lado.

-De acuerdo, en la entrada al amanecer. Nos vamos.

Le dijo a la elfa, de camino a la taberna de nuevo, camino que compartieron con el enano.

-Ridgern ¿eh? ¿Así se llama tu hacha o tu? Te llamaré Ridgern igualmente, si no te importa. Teníamos a un tipo de Larm que hablaba con su arma también, en mi antiguo pelotón. La besaba incluso. Y corrían rumores de que también se la llevaba al lecho con las rameras que contrataba. La cosa es que estabamos asediando una ciudad y cayó una piedra del tamaño de siete u ocho hombres cerca de donde estábamos parapetados, con tan mala suerte, de que ese idiota besaba su arma, y acabó con el acero en la cara. Fue su último beso. Lo gracioso es que seguramente el tipo no querría otro final que ese.

Contó, tanto al enano como a la elfa (y quien los acompañara) moviendo la cara de un lado a otro, gesticulando mucho con las manos y los codos (codazos que solían recibir sus interlocutores, cuando estos perdían el contacto visual con él o quería enfatizar algo importante)

Rurik volvió a la taberna para cenar y tomar algo, mientras charlaba de cosas con todo aquel que quería escuchar, contando anécdotas y batallas, que se iban incrementando en detalles y erotismo a medida que las jarras de vino iban cayendo.

Siquiera se acordó de comprar provisiones, ya lo haría al día siguiente.

Al caer la noche, subió a la habitación que habían contratado, con más vino que sangre entre pecho y espalda. Al llegar, se sacó las botas y se acostó en el lecho y no se despertó hasta el dia siguiente con un ronquido propio, tal y como había quedado al acostarse.

Gruñó cuando la luz mañanera golpeó su cara como el peor de los puñetazos y se incorporó. Bostezó y miró hacia Earwën para comprobar si estaba despierta e inquirió, con la voz más ronca que de costumbre (su voz mañanera como gustaba llamarlo)

-¿Que te pasa? llevas desde ayer rara.

Rurik agachó para ponerse las botas con pereza.

-Habrá que comprar las cosas al posadero. Por suerte podemos comernos a la burra si las cosas van mal jejeje

Bromeó. O no.

Cargando editor
24/06/2018, 20:59
Lia Davis

No ganaría nada "escapándome". Además fui yo quien os buscó a vosotros. No quiero estar sola otra vez. Dice la muchacha poniendo morritos algo molesta.

Sí, claro que tiene sentido. Yo soy la mejor para llevarlo porque nadie pensaría que la llevo yo. Todo el mundo pensará que la tiene o el guerrero más fuerte, o si acaso, la sacerdotisa de la luz y la justicia. Y eso suponiendo que alguien sabe de la carta. Explica su argumento colocándose un dedo en la sien y guiñando un ojo pícara.

Antes de dirigirse a la posada, se separa del resto y se dirige a los establos donde le da un poco de forraje y zanahorias a su caballo y le cepilla con cariño. Mañana partiremos- le dice a su caballo mientras- Esta noche descansa. Iremos de aventuras. Cómo las que leía cuando estaba en la casa del viejo. Y con un grupo de verdad, incluso con un enano y una elfa. Será estupendo.

Justo cuando empezaban a caer los primeros goterones fríos de la tormenta, Lia salió de los establos. Sin embargo, a pesar de que se dio una carrera, no pudo evitar la tormenta y tuvo que refugiarse en un portal. Viendo que no iba a amainar, aprovechó entre chubasco y chubasco para darse otra carrera hasta la posada.

Cuando llegó a la posada, la mayoría de los parroquianos se habían ido a dormir, aunque pudo ver a Rurik, junto con Earwën y el enano sentados en una mesa. Ella no se acercó, tenía los pies mojados y los zapatos llenos de barro. No tenía ganas de entablar ninguna conversación. Pidió al posadero la cena caliente, dejó sus zapatos al lado de la chimenea y se subió a su habitación sin más dilación, descalza.

Cogió el sueño enseguida, olvidando el mal rato bajo la lluvia y con una gran ilusión por lo que sería su primera aventura.

Antes del amanecer se despertó impaciente por empezar. Bajó a tomar un desayuno ligero y aprovechó para comprar algunas provisiones para el viaje y recoger sus zapatos ya secos. Y esperó a que bajaran el resto, mientras miraba por la ventana. Parecía que no iba a llover como por la noche. Eso sería bueno.

Cargando editor
26/06/2018, 00:09
Earwën

El grupo, si es que todos se mantienen juntos hasta el final, se darán cuenta de que no es muy habladora, y menos con desconocidos. Antes que hablar con alguien, se lo dirá a Rurik para que hable. No es porque sea una chica timida, sino porque es algo bruta y más de una vez una respuesta sincera de ella, ha terminado con ellos en la calle en la puerta de una posada. Por eso, ella le dice lo que piensa a Rurik, y él que tiene más labia, lo adorna para que suene bonito. A veces es demasiado impulsiva y en ocasiones es problemático.

Siguió al grupo y se decidió que al dia siguiente quedarían en la posada para comenzar su aventura. Cenaron, bebieron, más Rurik que ella, y se fueron a dormir. Ella estaba despierta antes del amanecer, no necesita dormir mucho, cuando siente que se mueve de la cama él y le mira, hasta que le pregunta que le pasa.

- El raro eres tú, que parece que te ha caído en gracia la nueva y quieres agradarla. Creía que eramos amigos, a parte de compañeros. Solo tienes que decírmelo, y no aparezco por la habitación, como he hecho otras veces.

Se pone en pie para empezar a vestirse.

- Ahora compramos las provisiones. A cuantos días estamos del lugar de la misión? En las paradas puedo ir cazando, pero sería bueno llevar algo de carne seca.

 

Cargando editor
26/06/2018, 17:57
Ridgern Cabezayunque

Ridgern se levantó al día siguiente, cuando la primera claridad se coló por las rendijas de los postigos. Estaba bien descansado, y pronto para la larga jornada, aunque con algo de resaca, cosa común en él, por otra parte. Vació la vejiga enérgicamente, y arrojó el contenido a la calle sin mirar muy bien dónde caía.

Luego bajó a la sala común, a esperar a que sus compañeros bajaran. 

Cargando editor
26/06/2018, 18:07
Director

A la mañana siguiente, temprano, comenzáis vuestro camino rumbo al norte, hacia las Quebradas de la Ciénaga. Desde ayer, el tiempo está siendo muy desapacible, llueve intermitentemente y hace demasiado frío para la recién inaugurada cosecha en la Marca del Este. La luna se resiste a abandonar el cielo, mientras el sol ya despunta por entre las lejanas lomas de los Páramos del Pasto, allá en oriente. El viento sopla gélido y la lluvia comienza a arreciar, transformando la vereda en un barrizal que dificulta el paso de la compañía. En los campos circundantes, el ganado se refugia bajo los grandes robles y árboles.

Los granjeros ya comienzan a despertar, y sus gallos cantan en los gallineros. Desde algunas chimeneas de las haciendas del campo ya se levanta un hilillo de humo de lumbre, que os hace añorar el calor de un buen fuego recogido en el hogar, más aún en un día tan duro como el de hoy. Algunos velones y fanales rielan tras los ventanales, en las casas cercanas a la cañada del norte. Un poco más a vuestra izquierda, tras un hilera de fresnos y sauces, corre paralelo a la cañada el Arroyosauce. Podéis distinguir, en la lejanía, la silueta chata y rechoncha de las quebradas. Al atardecer llegaréis a las inmediaciones de la ciénaga.

Hacia el final de la tarde, cuando el sol ya corre presuroso a descansar, arribáis a los humedales y prados próximos a las ciénagas. El camino que seguíais se pierde hacia el oeste, más allá de un valle boscoso que se adivina a lo lejos, muy lejos. Aunque durante todo el día ha llovido, según avanzaba la jornada, la temperatura ha ido suavizándose, y la lluvia ha ido disminuyendo en intensidad hasta convertirse en un ligero chispeo. Justo delante de vosotros el terreno se hunde en una depresión cubierta por agua estancada donde crece el mangle y los juncos de ribera.

El Arroyosauce, cuyo cauce discurría siempre a vuestra vera, se precipita pausadamente en la depresión, estancándose en varias hectáreas a la redonda. La espesura comienza una o dos toesas* más abajo, el ambiente es húmedo y hay numerosos insectos revoloteando por doquier. Justo en medio de esa jungla pantanosa, en algún lugar de la ciénaga, se encuentran las pequeñas y chatas quebradas. Una de ellas tiene por nombre la Colina del Muerto, cerca de allí, debe encontrarse la vivienda de Mara.

Justo cuando todos miráis hacia abajo del bosque cenagoso, a vuestra espalda, de entre los arbustos y la hierba alta del camino, una voz os llama...

Notas de juego

*Toesa: Antigua medida de longitud equivalente a 1946 mm

Cargando editor
26/06/2018, 18:38
Riselna

Llevaba días esperando en su posición.Cazaba para alimentarse, dormía en los árboles, se cobijaba de la lluvia bajo las frondosas ramas y conseguía su agua potabilizada mediante la ebullición en pequeños fuegos que hacía, aunque estaba entrenada para no comer ni beber en días.Sus órdenes eran claras, vigilar el perímetro y su sector, y esperar la presencia de unos aventureros mandados por su mismo señor.Finalmente, ve acercarse algo en la lejanía, y grita lo suficientemente fuerte como para que le oigan y le localicen.

-¡Eh, viajeros, ¿quién anda allende la ciénaga?!

Cargando editor
26/06/2018, 18:43
Director

Una silueta pequeña humanoide se recorta contra el cielo anaranjado de la tarde. Levantado sus manos, en señal amistosa, avanza hacia vosotros.Era una elfa de considerable belleza aunque su aspecto, a primera vista, sea algo salvaje y desaliñado. Viste una gruesa capa marrón oscura, vieja y desgastada- seguramente sería antaño una lustrosa piel de un feroz animal-.Sus faldones están hechos jirones, sucios de tierra y fango. Calza unas botas de caña baja, fabricadas en cuero flexible engrasado y encerado para impermeabilizarlas en lo posible. A partir de ahí, sus piernas siguen desnudas hasta toparse con un vestido verde oscuro, también desgastado por el uso y la suciedad y parcheado en alguna zona. Utiliza como armadura una cota de cuero tachonado que parece muy ligera y cómoda. En su cintura porta un limpio y lustroso fajín rojo.

La semielfa está armada hasta los dientes, por detrás de su espalda asoma un espada larga envainada, un arco largo compuesto, un pequeño escudo y un carcaj repleto de flechas con penacho negruzco. En su mano derecha lleva una lanza corta de cazador que le sirve de vara de caminante. Colgado de su brazo izquierdo pende un pequeño hatillo con una manta de viaje enrollada. Riselna posee sus cabellos castaños sueltos y salvajes, casi hondeando por la suave brisa que corría. Su castaño cabello, como madera de roble, rivaliza en belleza con sus ojos inmensos, de un brillante verde esmeralda. Su piel se presentaba toda tatuada con tintes naturales y en parte manchada por el barro.

Cargando editor
26/06/2018, 19:49
Rurik

Aquella avalancha de respuestas de fiera sinceridad fueron como una cascada de rocas que le caían encima una tras otra, dejándole en shock (la resaca tampoco ayudaba por Thorn)

-¿Yo que? espera ¿lo dices en serio? ¿que le caigo en gracia? pues claro que somos amigos ¿a que viene eso?

Inquirió defendiéndose como podía. Al final quedó tan petrificado que se limitó a hacer lo que tocaba cual muerto en vida: comprar, cargarlo en la burra y esperar al grupo. Hoy estaba especialmente callado con todo el mundo. La lluvia intermitente no ayudaba demasiado, aunque no se quejaba, había luchado en plazas peores.  De vez en cuando echaba una mirada furtiva a Earwën más no se atrevió a decir palabra.

Iba en vanguardia, cargado con su escudo enbrazado, la lanza en la diestra, que hacía el papel de "bastón" para el camino. A la espalda llevaba su mochila y se intuía bajo las pieles la armadura cuyo nombre era "escama de Gork" en honor al basilisco que había encontrado la muerte bajo su lanza.

Habían caminado todo el día y empezaba a anochecer. Al norteño no le gustaba demasiado andar a oscuras por una apestosa ciénaga, pues sabía que era hogar para horribles peligros. Solo esperaba encontrar la casa de la vieja pronto.

La voz de una mujer les detuvo. Hizo una seña al enano y la clériga, para que se pusieran en guardia. Rurik levantó el escudo, pegándolo al pecho.

-Salve. No acostumbro a dar mi nombre al primero que pregunta, y menos cuando está armado.

La voz reveló sus sospechas: era una elfa, o quizá una mestiza, bastante bella, pero ya no le sorprendía, pues convivía con una elfa pura desde hacía tiempo. Al igual que como encontró a Earwën, la chica iba asilvestrada, más no parecía buscar problemas.

-A no ser que estos parajes sean tuyos, témome que debemos seguir nuestro camino hasta el hogar de Mara la ermitaña, sin pedir permiso y sin más demora.

Cargando editor
26/06/2018, 22:54
Lia Davis

En cuanto el grupo se reunió, fue a por Perchita y guió a la yegua percherón por las calles de la ciudad hasta la puerta, donde la montó. Dado que madrugó por la mañana tuvo tiempo para preparar el equipaje.

Para evitar calarse como la noche anterior, Lia, decidió ponerse una capa pesada de viaje que no solo la mantendría alejada del frío incipiente, si no que también la mantendría seca bajo la constante lluvia. Por desgracia, no tenía calzado adecuado para la lluvia y sabía que los pies se le volverían a calar si iba andando. Aunque, afotunadamente para ella, Perchita impediría que se mojara los pies.

Lia disfrutaba de la travesía. Iba en medio de la comitiva, detras de Rurik y viendo por encima de su cabeza, gracias a la altura que le confería ir montada sobre su yegua. Comentaba y señalaba alegremente todo lo que veía: Que si las velas de esa casa le dan un brillo precioso, que si los animales de esa granja eran especialmente grandes, o especialmente pequeños, que si había un arcoiris a lo lejos,...

A medida que iba pasando el día y se acercaba la noche, su entusiasmo se fue apagando. Hasta que cerca del fin del día se cruzó la mestiza y vio su momento de actuar.

Mientras Rurik hablaba, Lia desmontó y con cuidado de no pisar los charcos mas profundos, pasó al lado del gigantón a la vez que levantaba las palmas en señal de reconciliación.

No seas borde con ella, Rurik. ¿No ves que es aliada? Si nos quisiera hacer algo no se mostraria. Yo soy Lia -Se presenta- Y este gran guerrero de mi derecha es Rurik.

Nos dirijimos hacia la Colina del Muerto. ¿Qué tal están los caminos hasta allí? ¿Podrías darnos algunas indicaciones o consejos para atravesar la ciénga?

Se ve a la legua que eres toda una experta en esta zona y la conoces como la palma de tu mano. ¿Conoces de algún sitio seco donde se pueda pasar la noche? Podríamos compartir historias junto a una buena lumbre.

Cargando editor
28/06/2018, 00:33
Earwën

Las prisas por la aventura y el no tener nada listo, no dejaron que ambos terminaran la conversación. No respondió a su pregunta y le ayudó a preparar todas las cosas, como si no hubiera pasado nada.

Salieron de viaje, iba a ser largo, pero no era nada nuevo, estaba acostumbrada a hacer viajes largos y a pie. La mula llevaba todo lo que necesitaban y ella portaba sus propias armas. Iba tras Rurik, prácticamente a su lado, pero Lia con su caballo la adelantó y se colocó delante de ella. La cara de la elfa mostraba que eso no le había hecho mucha gracia, si ya desconfiaba de ella, aún más.

Miró al enano, e hizo un gesto con la cabeza a modo de saludo, pero no sacó ningún tema de conversación. No era muy habladora, y menos con un enano, pero debía ser lo más agradable posible. Mientras caminaron, no dijo ni una palabra más. Pero al cabo de un rato se detuvieron porque encontraron a una elfa a lo lejos y, por supuesto, Lia fue a mediar entre ellos. Colocó la mano sobre el pomo de su arma y miraba a su alrededor, por si aquello pudiera ser una emboscada, mientras el resto hablaba.

Cargando editor
28/06/2018, 14:19
Ridgern Cabezayunque

Ridgern no estaba acostumbrado a cabalgar, los enanos preferían marchar a paso firme y seguro, sin embargo sería dejado atrás por los demás y no estaba dispuesto a sufrir tal agravio. Así que cabalgaba en silencio, intentando cambiar de postura cada tanto para que no fuese siempre la misma nalga la que sufriera el castigo.

Habían llegado a una encrucijada, cuando una voz entre los árboles lo sacó de su concentración. Se aprestó a sacar alguna de sus hachas de la abrazadera, pero se contuvo hasta no ver que hacían los demás. La voz resultó pertenecer a otra elfa, que se acercaba hacia ellos en actitud amistosa, o al menos no hostil.

Otra elfa, perfecto. Con lo que a Ridgern le agradan los orejas en punta.

Cargando editor
29/06/2018, 17:43
Riselna

Una vez llegan a su altura, comienza una relajada charla con ellos.Primero parece hablarle aquel grandullón humano con pinta de bruto, borracho y maloliente.Parecía ir de jefe de aquel grupo, aunque acto seguido, se acerca una mujer de piel bronceada y de un aspecto mucho más elegante y refinado que el hombre.

-En efecto, señor, la seguridad de estos parajes y de todo lo que lo habita, me pertenece- confirmó las palabras de Rurik, las cuales parecía usar como un escudo infalible en el cual apoyarse y derrotar dialécticamente a la elfa.

-¿Habéis dicho Mara?- se queda pensativa mirando ahora al grupo entero-.Os envía el burgomaestre de Robleda supongo, ¿tenéis alguna prueba que lo demuestre en caso de que sea cierto?- preguntó ahora cruzándose de brazos.Miró de reojo a la elfa pelirroja, analizándola de arriba a abajo intentando guardar la discreción.Parece que la mujer humana tenía más luces, y podía percibir la posición neutral e incluso pacífica que tenía para con ellos.

-Así es, soy una guarda de vecería, y como dije antes, los caminos, campos y todo tipo de fauna y flora que lo habitan, están bajo mi protección- le responde a Lia. Posa ahora sus manos sobre sus caderas, dejando caer el peso de su cuerpo sobre una de sus piernas, y relajando la otra.Se quedó pensativa ante las palabras de Lia, parecía juzgarla bien a través de su aspecto, y su opinión era bastante acertada.

-Ahora mismo, soy le encargada de la linde norte de los vados y podría guiaros hacia la Colina del Muerto sin problema alguno.Pero cómo ya dije, primero debo saber quienes sois y quien os envía con una clara muestra a ser posible..- volvió a recalcar.

-Hoy en día los caminos son peligrosos, los saqueadores, ladrones y bandidos abundan por doquier.Espero que entendáis mi precaución- aclaró por último poniéndose la mano como visera sobre sus ojos, y mirando hacia los alrededores, vigilando el horizonte momentáneamente.

Cargando editor
29/06/2018, 20:07
Varuna

El día se hizo largo.El peso de su equipo y armadura ya empezaban a hacer mella en su cuerpo.La tarde se les había echado encima, y el Sol ya se ponía en el horizonte, anaranjado aquella bella estampa repleta de árboles y monte.A lo lejos, cerca ya de la ciénaga que seguramente tendrían que atravesar para proseguir su camino, había una elfa que se les presentó como una guardia de vecería, tal y como les informó el burgomaestre.Mostró en todo momento una actitud amigable y solmene, escuchando la conversación de sus compañeros.Aún no había entablado mucha habladuría con ellos, y había cierta distancia emocional, pero estaba segura que con el tiempo se irían conociendo mejor.

-Excelente, me llamo Varuna- le dijo a la elfa recién aparecida-.Así es, nos envía el burgomaestre de Robleda, nos encomendó una importante misión, y la anciana Mara es clave para completarla.Amigos míos, mostradle la prueba, de que no hay engaño alguno en nuestras palabras e intenciones- invitó a sus compañeros a que mostrasen la carta, una clara prueba de que ese sello real les daba total garantía y seguridad en aquellas tierras.

Cargando editor
30/06/2018, 18:07
Rurik

A Rurik no le gustaba demasiado esas confianzas de la elfa con el resto. Torció el gesto y negó con la cabeza a lo que dijo Varuna. Golpeando la lanza contra el escudo, oyéndose un golpe autoritario de madera contra madera.

-¿Por que deberíamos enseñarle nada? por lo que a mi respecta, os fiáis demasiado de la primera fulana que aparece. Les enseñáis y reveláis cosas importantes ¿y ella qué ha hecho? ¿tiene pruebas, a caso, de lo que dice ser?

Rurik apartó a la joven mestiza con el asta de su lanza, apoyándola en su hombro y haciendo fuerza hacia un lado para que se apartara del camino. Miró un segundo a Lia.

-No soy borde, soy práctico y añado: no se le pueden poner vallas al bosque. El campo es de todos.

Gruñó el norteño de malas pulgas.

-Hasta que no me enseñes una prueba de que eres una guardia, para mi tienes la misma autoridad que cualquier guijarro del suelo.

Hizo un gesto al resto con el mentón, para que le siguieran y poder seguir con el viaje.

Cargando editor
01/07/2018, 12:53
Lia Davis

Lia mira alternativamente a todos los que van hablando.

Aunque las formas de mi gran amigo norteño no sean las adecuadas, es cierto lo que dice. ¿Puedes demostrar quien dices ser? Nosotros podemos demostrar que somos los que decimos.

Como podriamos estar aquí desconfiando unos de los otros durante días enteros y a mí no me apetece nada pasar ni una noche aquí, por nuestra parte, vamos a confiar un poco y te diremos que la prueba es una carta con el sello del mismísimo burgomaestre. -Observa a la elfa atentamente para ver su reacción -Y esa es toda prueba que te vamos a ofrecer, no te la vamos a enseñar. Tendrás que fiarte. -Finaliza con un encogimiento de hombros.

Ahora es tu turno. ¿Cómo demostrarás que eres quien dices ser?

Mira a la elfa, esperando una respuesta por su parte.

Cargando editor
01/07/2018, 16:57
Rurik

-O matamos al mensajero original y nos quedamos la carta.

Aguijoneó el norteño, torciendo la sonrisa a un lado, mostrando los colmillos, mirando a la semielfa de forma maliciosa. No ayudaba, pero su sentido del humor era especial. Se permitió la broma ante aquellas chanzas en mitad del camino.