Partida Rol por web

Joy ve como Richard y Caroline se lanzan contra los médicos llenos de rabia, pero Maia se acerca hasta la camilla donde está su cuerpo  y comienza a quitarle todos los cables que la mantienen unida a las máquinas, comprobando su respiración y su pulso de todas las maneras que conoce mientras siente como las lágrimas recorren sus mejillas.

Maia pasa sus manos por el cuerpo de la niña para cogerla en brazos y suspira.

En ese momento Joy comienza a sentir una fuerza que tira de ella, que la arrastra, y aunque su primer impulso es resistirse al no entender lo que ocurre, le resulta imposible hacerlo. La pequeña está inmersa en la oscuridad de nuevo, pero a diferencia de antes ahora parece haber una ligerísima claridad. Una agradable sensación de calor recorre su cuerpo y poco a poco comienza a sentirse fuerte de nuevo. Esta vez, cuando Joy abre los ojos está en la camilla, acaba de incorporarse y mira a la chica asiática que se muestra estupefacta.

Cuando Maia pasa las manos por el cuerpo de Joy siente un ligero cosquilleo, quizá es el estremecimiento de tocar el cuerpo de la niña muerta. Cuando coge las manos de la pequeña, los dedos de la pequeña se cierran sobre las manos de Maia, y apenas un instante después ante la atónita mirada de los presentes la niña abre los ojos, y se incorpora sonriendo a la chica asiática.

Richard, Caroline y Maia apenas pueden entender lo que está ocurriendo. El tiempo parece haberse detenido mientras la pequeña Joy sonríe con una expresión de sincera alegría. Antes de que ninguno sea capaz de reaccionar, los dos cirujanos que aún estaban allí aprovechan la confusión para salir huyendo como si les persiguiese el mismísimo diablo.

Joy mira a su antiguo compañero sin entender muy bien qué le quiere decir, dónde están, por qué está ahí y qué está ocurriendo. Mira su cuerpo tendido en la cama, con los ojos cerrados... ¿Qué quería decir eso? ¿Qué cosas horribles iban a pasar? No entendía, ¿cómo se crecía rápido? Ella lo había intentado más de una vez, se había estirado todo lo posible, pero eso no hacía que creciese ni un solo centímetro. ¿Doleria crecer tan rápido como le decía Carlos? Seguro que sí, tenía pinta de doler por su expresión. 

El caos se apodera de la sala y Joy retrocede, aunque es consciente de que no saben que está ahí, no de esa forma. Los médicos huyen, tienen miedo, pero Joy no sabe por qué ni a qué. 

Ve como Maia comienza a desconectarla de todos esos cables, sabía que estaba comprobando su pulso, lo había visto hacer a los médicos de los hospitales un montón de veces, la habían enseñado a medirse el pulso desde pequeña, por si acaso. Eso la asustó. ¿Cómo no iba a tener pulso? ¡Estaba ahí mismo! ¡Estaba viva! Un momento... ¿Y si no lo estaba? 

Cuando esa terrible duda comienza a asaltar su cabeza, una extraña fuerza comienza a tirar de ella. Asustada, grita sin que los demás puedan escucharla, pero esa fuerza acaba arrastrándola al lugar de donde vino. Abre los ojos, confundida, en los brazos de Maia. El miedo comienza a irse poco a poco, y Joy sonríe, cansada pero alegre. 

- He visto a Carlos-murmura, súbitamente muy seria-. ¿Qué está pasando? ¿Por qué se van los médicos? ¿Por qué estáis enfadados? ¿He hecho algo malo?-pregunta muy de seguido, preocupada y confundida por no entender qué es lo que está ocurriendo. 

Ahoga un grito de sorpresa y pánico y sus manos tiemblan ligeramente bajo el cuerpo de la niña, cuando ésta, decide abrir los ojos, mirarla y hablarle.

Comienza a respirar agitadamente, mira a sus compañeros estupefacta, daba gracias a que su primera reacción no fue soltar a la pequeña de golpe por el tremendo susto que acababa de darle y solo se ha sobresaltado.

Arquea la cejas compungiendo el gesto de su rostro lentamente, y las lagrimas brotan con mas facilidad de sus ojos, comenzando a llorar pero en cambio, sonríe ampliamente mirando a Joy, en un gesto lleno de terror y felicidad, muy extraño por lo que trata de calmarse. Todo esto le parecía tan surrealista, tan anormal, que no podía asimilarlo todo, pero así fuera que Joy fuera un experimento extraño y que no le latiese el corazón, el simple hecho de verla viva y hablándole le valía más que todo el oro del mundo.

La escucha al decir que ha visto a Carlos y oye culpabilidad en su voz acerca de todo lo que está ocurriendo.

Se sorbe la nariz, traga saliva y mocos, y niega con la cabeza sonriendo mirando a la niña con toda la dulzura del mundo - ¡No! no es tu culpa cielo... es que... ha saltado una alarma y... todos nos hemos asustado un poquito. Así que el ambiente es muy tenso, tenemos que tener cuidado ¿vale? - Por un instante sube la mirada tanto a Richard como a Caroline sin dejar de llorar, aún le tiemblan las manos pero en su voz se nota que mantiene la compostura por la niña.

- Te cogeré en brazos y saldremos de aquí ¿Te parece? no sé si puedes andar pero si te llevo yo podremos ir más deprisa a ver si... podemos conseguir un helado o... alguna chuche ¿Tienes hambre? ¿Te duele algo? ¿La cabeza quizá?

Aún le parecía fuera de este mundo que la niña estuviera viva, pero iba a reaccionar de la forma mas natural posible. Aquello era como una pesadilla mientras su subconsciente trataba de decirle que todo estará bien, resucitando a Joy de entre los muertos.

Tras la impresión inicial, comienzas a tener una sensación de angustia. Sabes que algo malo va a suceder.

Joy había vuelto en sí y Caroline se quedó boquiabierta al ver a la niña. Aprovechando la confusión del momento, los médicos salieron, pero Carol no soltó su presa, manteniendo el bisturí en el cuello del médico.

-Joy, ¿estás bien, peque?- le preguntó, con los ojos aguados de la emoción, pero no había tiempo para más. La joven miró a Richard y a Maia -Tenemos que salir de aquí cuanto antes- entonces, apretó un poco la fina cuchilla contra la piel de su rehén -. Dinos cómo salir de aquí o exhalarás tu último aliento, hijo de puta- masculló entre dientes, en voz baja para que Joy no escuchara los improperios de sus labios. Caroline estaba cansada, dolorida y furiosa... una mezcla volátil y, viendo su expresión, parecía que no se estaba pegando un farol.

El hombre había estado a punto de zafarse, pero Caroline apenas relajo su presa lo suficiente para que lo intentase, y rápidamente había reducido de nuevo al aterrorizado cirujano. Este incapaz de mantener el control de su vejiga acaba vaciándola en sus pantalones.

- No por favor - dice entre lagrimas - el… el ascensor… está a trav… través del pasillo…. a la derecha….  – el hombre responde con voz entrecortada y vacilante, evidentemente demasiado asustado para expresarse con mas claridad – A través de la puerta – dice mientras señala la puerta por la que se han ido los tres médicos – el pass… pasillo… a la derecha… ascensor…

Richard estaba demasiado centrado en la situación como para darse cuenta de que Maia esta junto a Joy y que esta despertó.

No fue hasta notar el movimiento que la niña hizo cuando se incorporó que este se dio la vuelta con los ojos abiertos como platos.

Zombie!

Aquella no tan descabellada idea se le pasó por la cabeza pero perdió el sentido cuando de la boca de la niña salieron palabras. Aun así no tenía muy claro que aquello fuese muy normal y menos tras lo ocurrido en la otra sala.

No sabía muy bien que decir o hacer ahora, así que habiendo escapado el médico dió un par de cautelosos pasos hacia la niña esperando que respondiese a las preguntas de Maia.

Por lo menos Caroline había conseguido mantener a raya con el bisturí al otro e incluso le hizo cantar por donde salir.

-Bien. Coge... -dudó entre decir que cogiesen a la niña o cogerla él, algo dentro de él le decía que no era muy seguro, pero...- cogeré a Joy, vámos, no lo sueltes Caroline, por si miente.

Dio otro par de pasos esta vez más rápidos hasta Joy y la levantó con cuidado contra él.

En el mismo momento en que Maia permite que Richard cargue con el pequeño cuerpo de la niña, el inconfundible sonido de unos pasos llega a la sala desde el otro lado de la puerta por la que entraron los tres pacientes.

El tiempo parece ralentizarse mientras todos esperan a que alguien entre, pero esto no sucede. En su lugar se ve el rostro de un hombre asomándose por la ventanilla y un instante más tarde el sonido de algo colocado contra la puerta.

- Están aquí. – Dice una voz cargada de nervios desde la habitación donde despertaron Richard, Carol y Maia – Están despiertos, y tienen un rehén. ¡Rápido!

La voz se funde con el silencio, pero la sensación de urgencia invade a los presentes. No pueden seguir en este lugar.

Algo distinto llama la atención de Joy, una puntito negro baja por el brazo de Richard. La niña dibuja una sonrisa involuntaria en su rostro al ver que se trata de una pequeña pero decidida hormiga, que tras recorrer el brazo del joven, pasa al de Joy, y continua hasta situarse en la palma de su mano, donde comienza a dar pequeñas vueltas a toda la velocidad que le permite su minúsculo tamaño.

Joy no entiende qué esta pasando, sin embargo, se siente algo aliviada al saber que no es su culpa todo ese lío. Maia parecía muy nerviosa, como Carol y Richard, pero ella tenía los ojos rojos y sorbía los mocos como hacía ella cuando lloraba... Los adultos se empeñaban en mentirle y hacerle creer a la niña que todo estaba bien y que no pasaba nada pero ella no era tonta. Frunció ligeramente los labios, iba a responder, pero prefirió callar un momento... Maia estaba mal, quizás era mejor hacerle creer a ella que se lo había creído lo del helado y las alarmas y el susto...

- Claro, vamos a por un helado...-dijo la niña con una sonrisa-. No, no me duele nada. Estoy bien.

Entonces vio como Carol amenazaba con un bisturí a uno de los médicos y Joy no pudo evitar gritar y agarrarse a Maia con fuerza. No entendía como alguien tan bueno como Carol estuviese haciendo algo tan malo, el médico tenía mucho miedo. 

Otras manos cogieron a Joy, esta vez era Richard. Dejó que el chico la cogiese y se acomodó entre sus brazos, inquieta. Una hormiguita comenzó a descender por el brazo del hombre hasta llegar al de ella y de ahí a su mano. No pudo evitar sonreír risueña al ver a la hormiga.

- Tenemos que irnos de aquí, hormiguita, ¿te ha traído mi amiga la mosca?-le pregunta, cogiéndola con cuidado. Cierra las manitas, dejando huecos para que la hormiga pudiese respirar. Ahueca el interior, como si sus manos fuesen un fuerte escudo para la hormiga.

Se queda fría mirando la escena de la hormiga. Sube la mirada a Richard automáticamente con gesto desconcertante.

Oye las voces fuera y parada y quieta en el mismo sitio, siente el corazón como le va a salir del pecho. Muchas cosas a la vez y mucho peligro inminente como para asimilarlo. Observa a Joy y observa a Carol y niega con la cabeza.

- ¿Qué hacemos...? ¿Por donde salimos? - Dice con gesto dudoso, en un hilo de voz y algo asustada, pero decidida. Se lleva una mano a la boca, mordiéndose las uñas, mirando alrededor buscando por donde era mas seguro salir y como.

¿Sufriendo un ataque de pánico? Es posible que sí, pero aún era los suficientemente autoindependiente y consciente como para dejarse llevar por lo que sentía. Las ganas de salir y estar a salvo eran prioritarias.

Caroline asintió con la cabeza a Richard mientras agarraba, con toda la fuerza que podía su maltrecho cuerpo, al médico.

-Tranquilo... va qa ser nuestro billete de salida- dijo, con determinación -. Por su bien, espero que colabore, doctor- Caroline nunca habí actuado con violencia, menos amenazando a alguien con un arma, pero el instinto de sobrevivir, parecía reavivarse en ella a medida que su cuerpo la traicionaba, enfermando y, ahora, torturado por los experimientos.

Entonces las voces detrás de la puerta alertaron a la joven, que arrugó la nariz, molesta. -Necesitamos una alternativa- miró la botella de oxígeno... no, sería una idea explosiva y posiblemente su sentencia de muerte. Caroline apretó los dientes y amenazó a su rehén -Si no salimos vivos... tú tampoco- le espetó. 

Caroline no se fijó en la hormiga, pero empezó a mirar alrededor en el quirófano. Las instalaciones estaban bajo tierra... conductos de aire. Abrió los ojos de par en par y miró a Maia -Busca un conducto de ventilación- dijo en voz baja -y bloqueemos esas ventanillas y la puerta, para que no entren ni nos vean.

El cirujano se estremece al escuchar las frías palabras de Caroline.

- No, no, por favor… podemos salir por aquí – señala a la puerta por la que huyeron los otros dos médicos, la única salida visible de la habitación aparte de aquella en la que se encuentra el guardia de seguridad. – Los conductos no son una opción, nos encontramos a medio kilómetro del suelo, no creo que podamos subir por ellos.

Pese a la desconfianza que genera la palabra de alguien que se disponía a abrir en canal el cuerpo de una niña, sus palabras suenan sinceras. Es evidente que tiene suficiente miedo para obedecer lo que le digan.

El tiempo corre y pronto llegaran más refuerzos para el guarda que esta fuera, eso si no han bloqueado ya la otra ruta. No pueden perder el tiempo y no parece que haya otras opciones.

La segunda puerta del quirófano se abre a otro pasillo con tan solo unas pocas puertas. Muchas están cerradas pero hay un par abiertas que muestran estancias dedicadas a laboratorios y despachos. Tras un centenar de metros el pasillo gira a la izquierda. Según el grupo se acerca hasta ese lugar se dan cuenta de que más allá de la esquina no hay iluminación. El propio médico que les guía ralentiza su paso extrañado por este hecho. Según se aproximan comienzan a escuchar un suave pitido intermitente.

Cuando finalmente llegan hasta el giro, la escena que se muestra ante los ojos de Caroline y Maia resulta dantesca. El suelo está cubierto de sangre y cristales procedentes de las bombillas. Los restos mutilados de tres cuerpos siembran el lugar. El brazo de uno de los tres cuerpos, a varios metros del resto del cadáver, se encuentra en el camino de la puerta de un ascensor, que es la fuente del pitido que venían escuchando. Caroline reconoce en los restos de uno de los cadáveres las facciones de la Doctora Neville.

Richard y Joy un par de metros más atrás que el resto, se detienen en seco ante las exclamaciones horrorizadas del médico y las dos mujeres.