ELIOTT Y JERROD
Por unos instantes Eliott mira al recién llegado, luego a la anciana y tras ello pica espuelas en dirección adonde se ha oído el grito
Por San Jorge, que quien así mal obre tendrá su merecido, anciana!
Sin embargo, pese a ir en pos de los malvados que le habían mencionado como buen caballero, los ojos y demás sentidos de Eliott estaban prestos para detectar cualquier añagaza o emboscada...
GALLOWEIN Y WALDON
-Caballero luchemos juntos por el honor de la dama y el nuestro pues vergüenza caería sobre nosotros si estos viles mancillaran su honor-Mientras ataco al más cercano e intento desviar la atención de él.
Motivo: Espada
Tirada: 1d20
Resultado: 7(+5)=12
Motivo: Daño
Tirada: 5d6
Resultado: 14
ELIOTT Y JERROD
Miro con suspicacia a la anciana. Tan repentino suceso no me da confianza y trato de memorizar su rostro por si en el futuro me fuera de utilidad y sigo a mi compañero con mi fiel espada en la mano.
Seamos prudentes, hermano. No podemos negar ayuda a los necesitados pero no por ello debemos bajar la guardia frente a algún tipo de trampa.
EDGAR
Se había dirigido hacia Camelot, partiendo de su casa hace ya varios días. Tras recibir el sello del conde, Edgar solo pensaba en llegar al reino y poder disfrutar del torneo que se iba a disputar en el mismo. Al fin y al cabo, era una oportunidad para ver al resto de caballeros y poder aprender de sus habilidades en el combate.
EDGAR
Cabalgais raudo por el camino, amén de llegar cuanto antes a la corte, pero, el manto de la noche cae antes de llegar a refugio o casa amiga que os aloje.
Decidis acampar en un claro y proseguir a la mañana. El sueño se cierne mientras calentais un trozo seco de venado y una mujer anciana, de ropajes simples, aparece ante vos;
-Caballero de noble corazón, colocaos presto las armas, pues en la sazón de esta empresa, debeis partir hacia el norte sin demora.-
La aparición de la anciana sorprende a Edgar, puesto que no la había oído llegar. Sin embargo, sus palabras le extrañan aún mas.
¿Que decis, señora?- le pregunta, extrañado e intrigado por sus palabras- ¿por que debo de ir hacia el norte sin demora?
Simplemente haces eso, los echas hacia atrás obligandolos a permanecer a distancia, le chocas las armas para desviarlas, ect... Pero has sacado en la segunda tirada un 5, igual que la habilidad que tienes actualmente o sea que has sacado un crítico y tiras daño. Tú en especial tiras 6 dados, por arma a dos manos.
-Eso poco importa ahora caballero,-dijo dulcemente la anciana con voz angelical.-Tomad el camino de la siniestra a dos leguas y continuad al trote, listas las armas y armado el corazón de valor, que allá os esperan aquellos con quienes quebrarás escudos y celebrarás las victorias. Y, al oir un grito de auxilio, espolea tu montura sin miedo a perder paso en la oscuridad y acomete, fiero con la lanza. Ahora caballero, despertad.-
Te sobresaltas contemplando el fuego y el consumido trozo de venado por las llamas.
Con una habilidad digna de un notable caballero, acometes con tu maza la cabeza del villano, cayendo el cuerpo sin vida de éste en la fresca hierba.
Otro caballero, armado con espada y a caballo, acude en vuestra ayuda.
-Sea, Hermano, que estos asaltadores paguen su acto barbárico con sus vidas, pues no merecen nada más -su expresión estaba seria, con el ceño fruncido y no varió aún cuando el nuevo caballero se unió a su empresa-
Motivo: Daño
Tirada: 6d6
Resultado: 17
17 de daño para el pobre diablo que recibió el mazazo xDD
Continuad marcandoos solo vosotros.
Ves el escudo del caballero en su caballo pues él está defendiéndose con una maza que empuña a dos manos. Un grifo rampante sobre campo verde con un jefe de color azul turquesa. El escudo era de Gumret de Berwick, caballero notable que murió en la batalla de Badon y debido al jefe del escudo debe ser su hijo, Waldon de Berwick
O he leído mal, o la anciana ha sido una especie de aparición en mis sueños? sino es así y sigue ahí posteo en consecuencia
Adelante en el camino, observais a dos bribones como apalean a un fraile que yace en el suelo yruega estas palabras;
-Señor, perdona mi alma y la de aquestos que me acometen, que no hay maldad en los hombres sino la incertidumbre del diablo.-
Un carro tirado por dos mulas es la causa de su desgracia, donde lleva provisiones y pan fresco.
Marcaros solo vosotros dos.
Tu crees? Ha sido un sueño?
La anciana no está allí, ni hay señales de haber estado nunca.
Teneos, malandrines! Rendíos de inmediato o deberéis responder de vuestra maldad ante la justicia del Rey o la de Dios! truena Eliott, mientras avanza lanza en ristre contra los malhechores
Al ver la escena con la que nos topamos, desmonto d eun salto y levanto mi espadón amenazante.
-¿Como osais atacar así a un hombre de fé? Rendíos ahora a la razón o lo hareis al filo de mi espada.
Había sido extraño: ¿había estado una anciana allí realmente? ¿o lo había soñado? desde luego, no había notado haberse quedado dormido. Pero lo mas raro de la situación son las enigmáticas palabras de la mujer.
Viaja hacia el norte... y me ha dado unas indicaciones claras- piensa aún con la mente puesta en el anciano rostro. ¿Que hacer ahora? suspirando con resignación, se levantó y apagó el fuego. Tras recoger su equipo se montó en su caballo y puso rumbo hacia el norte, siguiendo la dirección que le había dado la anciana mujer- veremos a ver que encuentro en mi camino
Al ver como el caballero montado atraviesa a otro villano, estos, echan a correr como si el diablo les persiguiera para dar funesto destino a su alma. Más, hay de aquel que enfrentose a Waldon de Berwick, pues, el infortunio o la voluntad de Dios quiso que tropezara cayendo de bruces, en la fresca hierba. Revolviose y mirandoos os hablo con estas taimadas palabras;
-Piedad caballeros, que el hambre es mal compañero de viaje y ya no atendía a razón alguna.-
Al veros los bribones, bien armados y decididos, ruegan a Dios se apiade de ellos mientras se dan a la fuga.
Eliott, tu eres el primero en llegar hasta ellos, tú decides si los persigues (podrías dar alcance a uno) o no. Si Quieres dar alcance a alguno, tira lanza de caballería.
Jerrod, tu desmontaste con lo cual, o persigues a pié o no podrás alcanzar a ninguno.
Decideme que haceis.
Waldon observó como el resto de hombres se dispersaba, tenía claro que no iría en pos de ellos, pues no merecían aquello, sin embargo, el altísimo quiso que aquel hombre que se encarara con el caballero recibiera su castigo. Llevando su maza al hombro se acercó con pasos tranquilos al hombre que yacía tumbado en el suelo.
-Decidme, ¿acaso no os advertí de que abandonarais la empresa, os fuerais y olvidaría esta ofensa? ¿Acaso no os dije que no mostraría piedad una vez empezado todo? ¿Porqué ahora debería tenerla? -agarró la maza con las dos manos y la alzó por encima de su cabeza, su rostro sereno no mostraba expresión alguna, ni siquiera pena-. Pero no seré yo la mano ejecutora, no -bajó la maza al suelo-. Vuestro funesto destino será decidido en Camelot, no puedo sesgar la vida de un hombre desarmado, aunque así lo prefiera...
-Hermano -se giró para hablar al caballero que llegó tras él-, os agradezco vuestra ayuda, pero temo pediros un último favor, si teneis cuerda, atad a este hombre, lo llevaremos a rastras hasta Camelot. Sino teneis cuerda, en las alforjas de mi caballo encontrareis.
Tras decir aquello, se encaminó hacia donde la dama yacía. Se arrodilló ante ella, descansando la maza en el suelo, junto a él.
-Siento que os haya ocurrido esto, ¿os encontráis bien?, ¿os ha herido ese miserable? -le tendió una mano para ayudarla a levantarse-. No temáis, ya no os hará daño alguno.
-Gracias señor, el divino os recompensará por perdonar la vida a este siervo vuestro.-Después mira al otro caballero aún en su montura.-No me ateis muy fuerte caballero, pues padezco de una enfermedad en las manos y temo se agrave.-