Partida Rol por web

Edgar acompaña a Elliot en la supervisión del carruaje. Por lo que ha podido apreciar, todo se encontraba en orden y no tenían que preocuparse por el momento del mismo.

Tras esto, va a cenar. No se había dado cuenta de que se encontraba bastante hambriento, y el olor de la comida habría aún mas su apetito.

Pese a que la conversacion de Elliot con sir Ulbert me interesa, alguien tiene que hacerse cargo del carro. Acabo rapido mi cena y me dirijo alli sin mas dilacion, al levantarme hago una reverencia y me despido de mis camaradas

-Si me dispensan caballeros, ire a hacer mi turno sin mas retraso.

Mostrandome firme, respondo a Sir Ulbert con la mejor educación.

-No malinterpreteis mi gesto, mi señor, pero debeis comprender que el pensar en que el carro carezca de la escolta de uno de nosotros no me dejaría disfrutar de su hospitalidad. Pero le aseguro que en terminar mi cometido regresaré y daré buena cuenta de su generosidad y compañía.

Si nadie tiene más que decir, me dirijo donde el carro para hacer la primera guardia.

La noche iba entrando mientras sir Ulbert os contaba como los pictos rebeldes habían estado asaltando poblados y creando revueltas en el norte. Al parecer, las noticias de la insurrección habían llegado hasta el logres sajón y ellos también habían protagonizado alguna revuelta de poca importancia. Por ese motivo los ladrones y asaltadores habían proliferado como las setas. La iglesia aumento el diezmo, pues la fé de Dios había adquirido un gran número de hemanos.

- Como si teniendo fé librásemos nos de comer -comentaba Sir Ulbert- Por San Jorge y San Juan, agotador el año sido ha, tanto para el Alto rey, como para sus súbditos. Al norte pictos, al sur sajones y sequía, asaltadores de caminos planeaban males en los caminos....mal año para gobernar Logres, muy malo. Afortunadamente, el invierno llega y calmadas las revueltas serán con el frío y las nieves.-

Después de charlar y hablar los unos de la corte y el otro de la actualidad del reino, marchose a dormir Sir Ulbert con la Dueña y quedose la Doncella a acomodaros en el salón. Llegó el momento y Gallowein fué a relevar a Waldon junto al carro. 

Eliott escuchó atentamente las nuevas que le proporcionaba Sir Ulbert, y se despidió de él cortémente en cuanto llegó la hora de irse a descansar.

En cuanto la doncella le buscó acomodo en el salón, Eliott se arrebujó en su manta y durmió hasta que llegara su turno de guardia, el último justo antes del alba...

Os acomodais mientras la doncella echa un último leño al fuego. Pronto el cansancio y las emociones de estos dias os deleitan con un profundo sueño. Un sueño turbio del que despertais.

Te encuentras en el palacio del rey Arturo, el salón está magníficamete decorado. Los invitados hablan y rien sin parar gozando de la fiesta que organiza el rey. Sir Robert te alaba en tu investidura de caballero y te das cuenta que llevas el escudo bordado en la túnica. Eres caballero del rey, tu gozo es inmenso, no tienes palabras para describirlo. Arturo Pendragón no solo es rey, sino también un amigo en quien se puede confiar. Te acercas al trono y te arrodillas ante Arturo y Ginebra. Pero al levantar la vista en el asiento del rey, hay una armadura negra que te mira con ojos invisibles. Su pié esta pisando la corona de Arturo manchada de sangre.

-¿Quién es el bufón que se arrodilla ante mí?.- Al mirar tus ropajes ves que son los de un bufón de la corte.

Os acomodais mientras la doncella echa un último leño al fuego. Pronto el cansancio y las emociones de estos dias os deleitan con un profundo sueño. Un sueño turbio del que despertais.

Te encuentras en Burcombe, observando desde la ventana de la abadía. El hogar de tu familia, cedido por la iglesia a cambio de protección y asilo a los pregrinos e hijos de Dios. La intensa lluvia no deja ver el horizonte. Detrás de ti la puerta se abre entrando uno de los monjes que residen en la abadía. Su cara no se vé, pues la capucha la tapa, al igual que sus manos enfundadas en las mangas.

-Tu conciencia está turbia igual que la lluvia no deja ver el horizonte. ¿Que crees que haces mal?-

Os acomodais mientras la doncella echa un último leño al fuego. Pronto el cansancio y las emociones de estos dias os deleitan con un profundo sueño. Un sueño turbio del que despertais.

Abres los ojos lentamente, estás cansado, muy cansado. Los hombros te duelen y ves sangre en el suelo. Instintivamente te tocas la cara y la frente. La sangre no es tuya. Te levantas en medio de un campo de batalla. Los cuervos devoran los ojos y las entrañas de hombres y bestias por igual. Caminas entre los cadáveres hasta un alto donde un caballero, recostado sobre una roca y armado con armadura de mallas y yelmo cerrado, sujeta con fuerza un estandarte caído, desgarrado y manchado de sangre. Aun así puede verse la magnificencia de su acabado y su belleza. Es de un azul cielo que parece brillar cuando el viento solpa asi como las olas del mar. Tres coronas de oro una encima de otra adornan el fondo azulado pudiendo despedir algún destello dorado y unos flecos de plata ribetean toda la bandera produciendo bienestar con su jugeteo en el viento. 

-Cobarde. Ni siquiera tienes fuerzas para sostenerlo.-

Al darte la vuelta ves como tu compañero, con media cara desfigurada y una lanza clavada en las costillas se levanta.

Os acomodais mientras la doncella echa un último leño al fuego. Pronto el cansancio y las emociones de estos dias os deleitan con un profundo sueño. Un sueño turbio del que despertais.

El camino se hace largo y frío. Cabalgas con tus compañeros hacia tierras desconocidas, a lo lejos puedes ver un castillo. Un castillo que se hace más grande a medida que te acercas. De pronto empiezan a desprenderse rocas y trozos de muralla que caen al suelo amontonándose. Pero, al acercarte lo suficiente a sus murallas ves que no son rocas lo que se desprende de ella, sino soldados y caballeros que caen al vacío. Puedes distinguir uno de tus compañeros como cae perdiéndose entre la montonera de cadaveres del ensangrentado suelo.

-Te gustará.-Dice una voz.-Dentro de poco suplicaras clemencia y te concederé saltar.-

Te das la vuelta, estás en la muralla, todos tus amigos están en el borde, de pié a punto de caer. Una armadura negra te observa a pocos metros de distancia. Te fijas y llevaba la corona del Alto rey Arturo Pendragón.

Eliott apenas puede dar crédito a lo que ven sus ojos. Por fin ha conseguido la tan ansiada meta, ser no sólo caballero, sino ser honrado con la amistad del mismísimo rey Arturo!

Sin embargo la felicidad se desvanece como por ensalmo al alzar la vista... ¿Qué clase de pérfida hechicería es ésta? piensa el joven, apretando los dientes para contenerse y no hacer nada hasta calibrar la magnitud de lo ocurrido...

Pese a todo, al ver a aquel sayón mancillar con su pie la corona del Alto Rey fue demasiado para él

No sé de qué retorcidos trucos de magia os podéis haber valido, pero levantad de inmediato vuestro infame pie de la corona del Alto Rey, u os lo tajaré y colgaré del cuello, para que todos vean lo que les ocurre a quien osan cometer semejantes tropelías! ruge el muchacho, cuando de pronto escucha las palabras del ser siniestro, y se mira a sí mismo, sin dar crédito a lo que ve

Ante vos se arrodillarán los gusanos cuando festejen en vuestra carne, que no importa qué encantamientos uséis para disfrazar la realidad. Un caballero del Rey Arturo lo es de corazón y éste que aquí se alza está dispuesto a arrancaros el vuestro si no cesáis en vuestras viles perfidias! truena Eliott, alzándose desafiante

Observaba la lluvia, ensimismado en sus pensamientos. Solo las palabras del monje le hicieron volver a la realidad. 

No lo se- responde finalmente. Y era verdad- a decir verdad, tampoco se si he hecho algo malo. ¿Puedes tu ayudarme a responder a este dilema?- le pregunta.

Confuso y agotado, me esfuerzo por recordar algo d elo que aquí ha sucedido, pero mis recuerdoas están ocultos tras una nube opaca. Waldon tiene mal aspecto pero parece si saber dónde nos encontramos.

-Waldon, estás... ¿Que ha pasado aquí? ¿Contra quienes hemos luchado?

Veis una lágrima caer del rostro de la hermosa Ginebra, el cual, está como petrificado sin moverse.-Valientes palabras para un bufón.-Veis como coge a excalibur y se acerca a vos.-Mantente arrodillado ante mi o de lo contrario os decapitaré.-

-El dilema en sí no es lo importante, comprueba tu corazón, esta aquí guardado.- El monje se aparta y aparece detrás de él un baúl de madera con un candado abierto. Es el baúl donde la reina depositó el presente del torneo. Te acercas a él paso a paso. No sabes que encontrarás, ¿tu corazón?, no lo sabes. Abres despacio el baúl temeroso de encontrar algo desagradable. Cuando lo terminas de abrir, está vacío. El monje comienza a reir malignamente y tus dedos se deshacen convirtiéndose en polvo, observas impotente como todo tu cuerpo se deshace mientras el monje saca una daga de los pliegues de su túnica. Una daga con tres coronas manchadas de sangre. -Mantente arrodillado ante mi y encontrarás tu corazón.-

Noto como mi cuerpo comienza a deshacerse nada más abrir la caja... mis manos se transforman en polvo, el cual cae al suelo. Mientras, el monje ríe mientras saca una daga de entre su túnica. Edgar le mira con incredulidad mientras pronuncia esas palabras.

¿Arrodillarme ante ti?- pregunta, mirando al monje con desprecio- ¡Jamás! Mi deber es con mi rey mi reina- responde, iracundo. Su grito de furia e indignación le ayuda a recuperar su compostura. Su cuerpo deja de deshacerse, y lo que era mejor, vuelve a su normalidad. 

Tras esto, Edgar se levanta y mientras mira al monje desafiante, su mano busca la empuñadura de su espada.

No se que o quien eres, mas esta claro que eras una criatura maligna. No saldrás vivo de aqui.

Contra lo que parece esperar el sinistro personaje, Eliott se levanta con una facilidad y agilidad pasmosa y, al mismo tiempo, sus ropajes vuelven a ser los de un orgulloso caballero

Soltad esa espada que no os pertenece, u os la meteré por esa boca fementida hasta la empuñadura! truena desafiante el joven que, mirando a la sin par Ginebra, añade

Nada temáis, mi Señora, que vuestros caballeros desfacerán este burdo encantamiento cueste lo que cueste!!!

-Luchamos contra nosotros mismos y perdimos. Si hubiera sabido el destino de mi muerte no me habría levantado-. De repente bjas la mirada y ves la cabeza de Arturo, tu rey, a tus pies. Instintivamente te arrodillas y la recoges mirándole a los ojos.

Cuando te das cuenta waldon a desaparecido y una armadura negra con la corona del Alto rey Arturo tiene a excalibur, la espada del rey en alto preparado para cortarte la cabeza.-Mantente arrodillado y jurame lealtad.-

Dejo la cabeza de mi rey en el suelo, suavemente y me levanto.

-Mi lealtad no es para la espada ni la corona, si no para el hombre que las merece.

Pronuncio las palabras con rabia y aprieto el puño de mi espada con las dos manos.

Entonces el hábito del monje desaparece dejando ver una armadura negra. La daga crece hasta convertirse en la espada legendaria del rey, Excalibur, y la alza describiendo un arco. -Muere entonces.- Antes de que puedas reaccionar la espada baja hacia tu cuello...