Partida Rol por web

Edgar sabe que si iba a por su espada, su enemigo tendría un blanco fácil para golpearle. Asi pues decide esperar a que ataque para esquivar su golpe y así ganar algo de tiempo para recuperar su arma. 

La carga del soldado te pilla por sorpresa pero interpones tu escudo. La fuerza del golpe hace retroceder la defensa pero la malla de tu armadura detiene el agudo filo.

Edgar consigue esquivar la espada del guardia y acercarse lo suficiente hacia su arma. El fuego de la chimenea refleja las sombras de la lucha en la pared, mientras el suelo se tiñe de sangre...

Esta vez, la espada del escudero consigue alcanzar a su adversario, aunque sin causarle todo el daño que querría...

Probad el acero leal a Arturo, pérfida carroña!

Edgar, tras esquivar el ataque del guardia, recoge su espada. A pesar de que no tiene el escudo en sus manos, se encuentra cómodo  mas seguro. Lanza una rápida estocada hacia el pecho de su adversario.

El soldado traidor sabe como manejar una espada, pero mi hoja está guiada por la nobleza y la fé. Repitiendo la maniobra de antes, lanzo un nuevo golpe, esta vez con mayor velocidad y precisión.

-¡Detén ésta, bellaco!

Grito justo antes de que el filo de mi espada alcance al guardia.

El guardia blande la espada intentando alejaros con sus golpes. Pero deja muchos huecos en su defensa.

-Muere bellaco, que mancillas la casa del rey.- Balanceando la pesada maza Waldon asesta un tremendo golpe en el pecho al guardia que se queda aturdido unos segundos antes de caer.

-Gran valentía y habilidad habeis demostrado escuderos pero de nada os servirá. En cualquier momento mis leales abrirán las puertas dejando pasar a los mercenarios y vive Dios que conseguirán el presente del ganador otorgado por la reina. Arturo Pendragón será desprestigiado y su honor mancillado.-

Por la puerta lateral se escabulle el rechoncho caballero espada en mano. La puerta coonduce hacia las almenas y oís voces desde fuera.-Rápido estúpidos, daos prisa en matar a la guardia del rey y abrir la puerta.-

Los guardias del rey combaten valientemente pero vais perdiendo terreno ante la puerta. Si no conseguis hacerlos retroceder hasta el arco del portón, nada se podrá hacer.

El soldado levanta la espada con tanto ímpetu que, al estar atrapada en tu escudo, sale volando hacia atrás. El soldado se ve desarmado.

Eso no lo verán vuestros ojos, pomposo traidor! truena Eliott

Por un instante está a punto de ir en pos de Sir Ulbert, pero el deber de proteger el presente de la reina puede más, y sale hacia el exterior, gritando como un poseso

Rendíos, felones! Vuestros camaradas han muerto y pronto les seguiréis vosotros si no deponéis las armas!

Por Arturo y por Ginebra, sus y a ellos, compañeros! dice cargando contra los enemigos que acosan a Gallowain y a los soldados del rey

-Ya habrá tiempo de dar caza a ese traidor. Ahora debemos proteger el presente de Ginebra, por nuestro honor y el nombre del rey.

Aunque perseguir a Sir Ulbert es tentador, mi deber me empuja a salir en ayuda de Gallowain y en defensa del presente.

Hay que ir cuanto antes a donde dejamos el premio de la reina- grita Edgar por encima del tumulto- e intentar salir de aquí cuanto antes.

Tras decir esto, sigue a Elliot hacia la salida.