Partida Rol por web

Por un motivo u otro, todos estuvieron interesados en esa beca y apuntaron la dirección de correo electrónico donde debían escribir para postularse para la beca. Cada uno tenía sus motivos, escapar de algo, vivir aventuras, conocer el amor, o simplemente tratar de madurar y hacer currículum. Todos escribieron esa misma tarde a la dirección tratando de ser original, divertido pero serio, trasmitir pasión, en una especie de flirteo, donde uno muestra solo la cara buena, se aplica algo de maquillaje y se parece mucho mejor de lo que se es.

Cinco minutos después de enviar el correo les llegó una respuesta automática desde el departamento de Egiptología de la UAB.

Benvolgut alumne/a de darrer curs,

Estamos muy agradecidos por la gran acogida que ha tenido la beca del proyecto XVIII reinas en la comunidad estudiantil. Estamos completamente desbordados y emocionados por las muestras de cariño hacia nuestra pasión, el antiguo Egipto, y por los currículums que estamos recibiendo, pero, en una excavación lo más importante es el compañerismo, el arrimar el hombro, por eso os emplazamos al siguiente sábado a las 10 de la mañana en el despacho 45 de la facultad de humanidades. Está situado en el primer piso, entre la biblioteca y el aula multimedia, y os estaremos esperando los profesores Garau y Masfurroll para haceros una entrevista corta y responder todas vuestras dudas.

Para agilizar la cita, y dado vuestro interés, os podemos contar que el proyecto XVIII reinas tiene como objetivo encontrar a alguna de las reinas de la XVIII dinastía, muchas de las cuales están perdidas. En el estudio de una compañía que salió como spin off de nuestra facultad, factum arte, de la tumba del faraón Tutankhamón se descubrió en la pared norte mediante sofisticados radares la presencia de una apertura detrás del muro. Nuestras sospechas es que detrás de ese muro puede haber una cámara funeraria no descubierta hasta el momento, y de acuerdo con las costumbres de la época, probablemente nos encontremos a alguna reina o princesa realmente importante. Nuestros sueños se encaminan a encontrarnos a Nefertiti, la bella esposa del faraón hereje, Akenatón, pero es un misterio, un misterio que esperamos desvelar con vuestra ayuda. En la siguiente dirección web podréis ver detalles de la citada tumba

https://highres.factum-arte.org/Tutankhamun_html/

Los horarios de trabajo empiezan a las 5 de la mañana y se acaba de trabajar a las 12, por el calor, el resto del día lo tendréis libre para descubrir las bellezas de Luxor. Es una de las ciudades más cosmopolitas de Egipto, una ciudad que merece la pena la visita. Nuestro trabajo será el de romper el muro norte, clasificar las piedras, inventariar, y rehacer el muro a posteriori. Tendremos unos dos meses de trabajo, pero no hay problema para que os comprometáis por menos tiempo siempre que al menos podáis dedicarle tres semanas.

Esperamos que os sea atractiva esta beca y para cualquier duda os emplazamos al siguiente sábado.

Cordialmente,

Albert Masfurroll y "Charly" Garau, profesores de Egiptología en la UAB

Aquello era grande, trabajar en la tumba de Tutankhamón era una de las cosas más importantes en las que se podía trabajar. No hacía falta ser un experto para saber que aquello podía ser lo más grande desde el descubrimiento de esa tumba, algo enorme, algo por lo que la gente pagaría en lugar de cobrar. Debía haber algún tipo de gato encerrado, porque, quien no iba a querer ir a gastos pagados a hacer historia? Como una facultad relativamente pequeña como la UAB había conseguido la concesión para trabajar en esa tumba?

Llegó el sábado y el pasillo que llevaba a los despachos de los profesores exhibía una larga cola de alumnos. Allí había de todo, chicas guapas y llamativas, cerebritos con cara de tener cinco carreras, de todas las procedencias, de todos los credos. Iba a estar muy difícil ser seleccionado, mucho. Allí se había reunido la flor y nata de la universidad, algunos que se pasaban la vida en la biblioteca, los populares, alguna chica que no tenía problemas en llevar escote y falda corta. Difícil, muy difícil.

Bueno, Mariona se había esmerado mandando el correo al departamento de Egiptologia sobre no tener apenas conocimientos sobre Egipto, más allá de las plagas bíblicas y cuatro chorradas más que sabía gracias al cine y los documentales. No era la candidata ideal para ir a la expedición, pero oye si se trataba de picar piedra, dos manos sí que tenía. Se puso un "poquito" nerviosa ese día, pensando que sacar de su armario para dar una buena impresión a los profes entrevistadores. Ir de indepe o no ir de indepe. Porque claro, igual los profes eran indepes en silencio, y sufrían tanto como ella y el resto del país (catalán por supuesto) per la "llibertat". Fuish, Fuish, Estado español. Pero como no lo sabía, mejor dar una imagen de chica seria, bien, y pija de Madrid. Que eso seguro que funcionaba. Y si no, pues mira, se cachondearia luego en Instagram con sus colegas de colla indepe y su novio Patxi, alegando que era Halloween e iba disfrazada de Isabel Ayuso. 

Bueno pues ya está. Así voy mona ¿no? 

Se dirigió a la facultad, bajando un poco la vista, no como iba ella normalmente, mirando a todo dios como una nazi indepe a todo aquel que no mostrase signos claros de independentismo en su persona. No sé, una estelada, un look perro flauta, alguien tarareando las letras Pablo Hasel... Esas cosas, joder. Detalles inequívocos de lluita por los países catalanes. 

-fuck, doncs, aleshores, si que hi ha gent convocada... Aixo no te bona pinta. Tinc que trucar al Patxi per a dir-li que no ens anem a poder casar... -todo, menos hablar en castellano. 

El pasillo estaba a tope de companys con ganas de pirarse a Egipto. Y ella también, por amor y por hacer currículum. Que había estado mirando en la web de national geographic la que se había liado en la tumba de tutankamon en los años 20. Una pasada, tío, Mariona tenía que tirar la foto que la convirtiese en la nueva promesa del periodismo catalán. ¿Qué que tenía que ver Cataluña con Egipto? Nada, pero ahí estaba ella. Sólo esperaba no morir por una maldición egipcia o las esporas de los hongos milenarios que se escondían en los puñeteros sarcófagos. 

Mis notas no eran las mejores, pero si de las más altas a pesar de que el 90% de la materia ni la conocía. Era lo bueno de ser lo suficientemente inteligente como para sacarme la carrera sin dar un palo. El problema del último año fue que mis padres optasen por traerme a un lugar donde el idioma me era completamente desconocido y hasta que logré tener a empollones que me hiciesen los trabajos y demás, mis notas mermaron un poco. Al menos el tema del problema con el idioma funcionó y que mis padres donasen aquella cantidad de dinero a la universidad funcionó algo mejor... lo suficiente como para que recibiese las clases en castellano o compensaciones de algún tipo.

Vamos, lo que se conocía como un enchufado.

Al menos un profesor consiguió hacer despertar en mí la curiosidad por Egipto y me animó a seguir con ello y, aunque tarde y manteniendo a "mis chicos" trabajando, algo me había empapado de la materia. Evidentemente nada comparable con lo que debería saber tras tantos años de carrera. Pero al menos ahora sabía que tenían dioses y todo y los nombres de algunos de ellos... incluso de algunos faraones. Pero claro, que no me preguntasen por las dinastías, que de esas ni idea ni más allá de la pirámide de Keops.

Dudaba que con eso fuese elegido para la expedición esa, pero quizás con ayuda de papá y mamá... hasta que vi que el correo lo firmaban mi profesor favorito y aquel que pasaba de mí tanto como yo de él. Aquel que creía que acabaría vendiendo hamburguesas. Así que, entre vender hamburguesas y quitar piedras consideré que era más complicado darle ese puntillo a la carne y mi discurso iría por ahí, pues estaba casi seguro de que al profesor Garau le tenía en el bote.

Sabía que debía cuidar mi vestimenta para aquella ocasión, pero no iba a salirme de mi línea, eso lo tenía claro. La camisa roja con el chaleco negro hacía que las niñas se girasen al verme pasar y cuando las sonreía las veía derretirse por mí. Eso me hizo ganar algunas plazas en la inmensa cola.

Y es que en tiempo que llevaba allí, salvo servidumbre para sacar buenas notas, no había logrado hacer amigos. Eso de no saber catalán y decir que eras de Madrid era como lanzar una bomba de humo donde todos desaparecían menos tú.

Eso sin tocar el tema de la independencia.

Así que en silencio y jugando nuevamente con mi físico y mi sonrisa, adelanté unos puestos más. No estaba dispuesto a pasarme todo el día allí para que al final me dijesen que no. - Debí traerme la guitarra... - La española, por supuesto. Con la tontería de ir tocando, seguramente hubiese adelantado más plazas y no que tenía que ir jugando a ligarme a la primera niña que me mirase más adelante para poder estar a su lado en la cola, buscar la siguiente y espantar a una para poder ir a por la otra y adelantar posiciones.

Aquel día iba a ser pesado y no sabía si me quedarían fuerzas para la entrevista con los dos profesores. Lo que si era seguro era que mi vestimenta y mi sonrisa no iban a funcionar con ellos.

¡Tenía que conseguirlo! Era demasiado bueno para dejarlo escapar. ¡Pero la cola era tremenda! No le preocupaba la posición, se había colocado justo donde quería. Contó los alumnos que tenía delante: 13 personas, así que ella era la número 14. Por detrás, una hilera inmensa. Había mucha competencia, aquello era una lotería.

Por una parte estaba tranquila. Se llevaba muy bien con Charlie y sin duda el profe la conocía, pero el Masmussol... uff. Era un hueso duro de roer. Ares nunca le había puesto mala cara, pero tampoco tenía trato con él. No era santo de su devoción y esperaba que el hombre no se hubiese dado cuenta. De hecho, ¿se llevaría bien con alguien? Apostaba a que en toda la cola, como mucho, el investigador podría hacer buenas migas con uno o dos, pero seguramente ni eso. Ni le gustaba enseñar, ni los alumnos.

Ares guardaba su posición, emocionada y nerviosa a la vez, pero iba a por todas. Sí, estaba entusiasmada y convencida de que conseguiría una plaza, y con esa actitud iba a entrar. Mientras esperaba a que abriesen la puerta para comenzar a entrevistar, sacó el móvil de su bolso. Navegaba por internet, pero siempre atenta a todo cuanto ocurría a su alrededor.

Bueno, bueno, bueno... tanta gente y aún no han empezado las entrevistas. Lo tengo relativamente fácil, en mi opinión, con Charlie, porque nos llevamos muy bien y sabe que soy trabajadora y buena compañera, tal como valoran en el mensaje. También he de tener en cuenta que por su perfil, se lleva bien con la inmensa mayoría de alumnos, así que cuando entre no puedo dar nada por sentado y mucho menos dejarle de lado dando nada por hecho. Le tengo que convencer, sobre todo a él, de que soy la mejor opción.

Y luego está el Masmussol... ¡No podrían haber puesto a otro, no! En fin, no hay feeling con él pero tampoco lo tiene con nadie. Lo que sí voy a hacer es convertirme yo en la investigadora, a ver si me da tiempo de encontrar algo interesante.

Ares, móvil en mano, comenzó a buscar el perfil del profesor en redes sociales. No tenía mucha fe puesta en encontrar algo. No le veía compartiendo su vida, pero quién sabe, igual era un friki de algo. ¿Y si creía en los ovnis, le apasionaban las maquetas o era un buscador de tesoros? Hizo otras búsquedas por nombre y apellido en google. Si no tenía perfil público tal vez sí figuraría como usuario en algún portal especializado. Y después buscó también en foros relacionados con su carrera. No le parecía un tipo interesante, pero sería genial encontrar algo sobre él, saber qué cosas le gustaban y qué otras podía detestar.

Ares tecleó frenéticamente el móvil en busca de encontrar algún punto en común con el profesor Masfurroll, algo que le permitiera empatizar o, por no decirlo claramente, ganárselo. Nada en twitter o facebook, de instagram o tinder ya mejor no hablar, pero sí que tenía un perfíl en Linkedin, aunque de momento decidió no entrar, si entraba el profesor sabía que había entrado a cotillearle, y tal vez el remedio fuera peor que la enfermedad.

Los resultados en Google fueron más o menos igual de intrascendentes: Su página como profesor en la facultad, con una foto donde se insinuaba una sonrisa rancia y desganada, reseñas de sus libros, tildados como enciclopédicos pero aburridos y poco pedagógicos, alguna participación en un congreso, y a parte de eso nada. Parecía vivir por y para Egipto, sus libros, sus clases, poco más parecía interesarle, porque, ni siquiera se dignaba y lanzar miraditas a las chicas, o a los chicos, no, el ponía la misma cara de acelga a todos, y no sería porque no hubiera chicas guapas en la clase.

—Joder, equivoqueme de fila —dijo Ayalga sin poder contenerse al llegar, casi de las últimas, a la enorme cola que se había formado para ganar aquella beca.

Había muchísima gente, demasiada como para tener alguna posibilidad de poder hacer aquel viaje. Pero lo que más le llamó la atención fue comprobar que todos iban de punta en blanco. ¡Coño! Si más bien parecía que iban a hacer un casting de alguna de esas series de moda de estudiantes adolescentes… En cambio ella iba vestida con unos simples vaqueros, una camiseta de tirantes negra, sus deportivas y una cazadora, por si refrescaba, que llevaba en la mano. Un bolso de tela multicolor cruzado sobre el pecho completaba el atuendo.

Al ser su primer año en Cataluña, ya que había pedido traslado de matrícula desde la universidad de Oviedo persiguiendo al gilipollas de Xurde, aún le resultaba difícil aclimatarse al lugar, al idioma, a la comida incluso… Y encima aún no conocía a nadie lo suficiente como para echarle morro y así poder colarse.

Deseaba hacer aquel viaje; necesitaba hacer aquel viaje. No solo por todo lo que le gustaba conocer sitios nuevos y Egipto entraba dentro del apartado de «viajes a realizar en cuanto pueda», sino porque necesitaba alejarse del traidor de su ex. Ni dos días había tardado el muy castrón en buscarse a otra desde que supo que Ayalga cursaría su último año de carrera junto a él.

Conseguir la beca era una buena oportunidad para no ver a Xurde en una buena temporada, por lo menos hasta que a ella se le pasara el monumental cabreo que traía encima. Eso sin contar con la posibilidad de conocer gente y ganarse algunos créditos de cara a finalizar la carrera.

No es que de historia egipcia estuviera muy puesta; apenas recordaba alguna cosilla de los primeros años de carrera. Ella quería dedicarse al alto Medievo, que era lo que de verdad le interesaba así que, como en la entrevista que iban a tener le hicieran preguntas sobre sus conocimientos sobre Egipto estaba apañada.

Pero quería hacer ese viaje. Lo deseaba, lo necesitaba. Aunque, mientras miraba a todos los que tenía por delante, muchos de ellos con pinta de cerebritos, se daba cuenta de las pocas posibilidades que tenía.

Abrió su bolso, sacó el teléfono móvil y los cascos y buscó alguna canción que la ayudara a pasar el rato; poniéndose a tararear la canción.

— ♪♫♪Y por ti taremos xuncíos
na estaya d'afirmanos,
de vociar los nuestros nomes
colos nuestros apellíos... ♫♪♫

Había nervios en la cola, casi como si fueran a afrontar un examen final. Los nervios cada uno los combatía como podía, algunos bromeaban con conocidos, se entregaban al móvil o simplemente miraban a la competencia, algunos con arrogancia, otros con curiosidad y no pocos con cierto agobio. La puerta se abrió puntual, a las 10, y un hombre alto y delgado salió de ella. El tipo tenía percha, vestía una camisa impecablemente planchada, tenía una penetrante mirada y una sonrisa tranquilizadora. Tendría pasada la cincuentena, pero se conservaba muy bien, e incluso, se podía decir de él que era bastante atractivo. Levantó una mano y silbó con potencia para pedir silencio, sonriendo de forma juvenil y llena de energía

- Buenos días a todos y perdonad por el madrugón - dijo con una sonrisa - sabemos el esfuerzo que es venir un sábado por la mañana después de estar estudiando durante todo el viernes noche - dijo con una sonrisa pícara que despertó alguna carcajada en el público - pero intentaremos hacer esto lo más rápido posible. Os vamos a entrevistar a todos, de acuerdo, y os prometo que no hay ninguna plaza que esté otorgada a priori, d'acord?. Yo soy el profesor Garau y mi compañero es el profesor Masfurroll, d'acord? Pero el que me llame profesor, señor o algo así se llevará una puntada de peu en el culo. Charly, así me llaman todos. Pues eso, más o menos esperamos estar cinco minutos con cada uno y, aunque no lo haya dicho el correo, si alguno por lo que sea tiene antecedentes penales y no puede sacarse el pasaporte no podrá ser considerado. Los egipcios no juegan con eso, y si os meten en la cárcel poco podríamos hacer. Sí? Bueno, iremos llamando de uno en uno, y empezaremos por el que está primero en la cola ya que os habéis organizado.

El profesor miró con una sonrisa a alguno de los alumnos que había tenido, como Ares y Enzo pero a muchos más, y les dijo antes de entrar.

- Recordad, enfocadlo como una charla de bar con unos amigos, unos un poco más viejos que vosotros pero iguales. No solo valoraremos el currículum sino que también tendremos en cuenta la afinidad personal. Van a ser muchas horas fent feina junts y mejor llevarnos bien...

Entró por la puerta, pasaron unos segundos y una voz desabrida, como unas uñas arañando una pizarra, dijo de forma autoritaria

- Siguiente!

- Siguiente

La misma voz carente de cualquier tipo de empatía anunció la llegada de su turno. No había tenido que esperar mucho, de hecho menos de lo esperado, pues varios estudiantes no habían consumido sus cinco minutos. Alguna chica que le antecedía había salido llorando, algún chico había salido pálido, pero le tocaba, y tenía cinco minutos para brillar, y si podía rascar un poco más de tiempo mejor.

El despacho parecía la torre de babel, cubierto de estanterías llenas de libros en todos los idiomas, pequeñas figuritas de ambientación egipcia y una única ventana por la que se colaba un rayo de sol que daba en una silla que estaba frente a unas mesas puestas en V. Aquello parecía más un interrogatorio que una entrevista, aunque al menos uno de los interrogadores, Charly, la miraba de forma amable. El otro, Masfurroll por eliminación, era mucho más viejo, enclenque, con gafas y una mirada de esas que mezclan entre desdén y aburrimiento. Con un gesto impaciente le pidió que se sentara aunque Charly lo verbalizó

- Siéntese por favor.

Tras darle unos instantes para sentarse el profesor Garau le dijo

- Bueno, cuéntanos, como te llamas, que estás estudiando y un poco tu experiencia sobre Egipto, lo que te gustaría conseguir al final de la beca. Hablanos un poco de ti en general, y si quieres hacernos alguna pregunta estamos abiertos a contestarla.

Masfurroll gruñó en lo que parecía ser una amenaza mientras Charly con una sonrisa le dijo

- Adelante, no seas tímida, como si estuvieras tomando un café con los amigos.

Lo de siguiente a ella le sonó a next, en inglés. Porque claro, su cabeza traducía al instante el idioma del Estado español, para no sufrir un colapso indepe de nervios, ya que no lo soportaba. Era el idioma del Estado soberanista español opresor. 

Así que muy contenta, entró en el despacho, su mecanismo de defensa funcionaba a la perfección y los profes eran catalanes de cepa, se notaba por el acento. Además que estaban en Cataluña, lo suyo era que le hablasen en catalán, collons. 

Sonrió a ambos hombres sentándose como una buena chica en la silla, sacando de su bolso una estampita de la geperudeta que le había dado su madre, como buena valenciana, y un pequeño álbum. Al menos eso parecía, porque en la portada ponía claramente en catalán "fotos", que también podría ser en castellano pero una indepe como ella jamás lo aceptaría. 

Escuchó a ambos señores, callada y mirando con cierta curiosidad el despacho, aquellos libros amontonados, lo carca y polvoriento que parecía todo incluido el profe de gafas, desganado de la enseñanza seguro. Estaría hasta los huevos de toda una vida aguantando a estudiantes y lo que querría sería jubilarse. Garau tenía mejor aspecto y más ánimo de enseñanza y colaboración, esa impresión le dio a Mariona. Y de atractivo físico nada, como mucho atractivo intelectual que a su señora o si era soltero a su novia, le daría morbo. 

Colocó las manos sobre su regazo, y se dispuso a presentarse tranquila, la moreneta no era tímida, tenía bastante carácter, pero si que era muy respetuosa con la gente mayor. Ahora bien, se cuidaría de llamarlos señores, no fuera que se lo tomasen a mal. Hay gente que no aceptaba bien su edad y eso le podía restar puntos.

-bon dia, em dic Mariona i tinc 24 anys. Estic cursant l'últim any de periodisme. - una sonrisa para los dos, que no fueran a pensar que era muy seria, del PP o del opus, porque con lo de la estampita, y el modelito de Cayetana, madre mía. -doncs, si sóc sincera la meva experiència amb l'antic Egipte es llimitada, mai he estat a aquest país, encara que tinc interès per conèixer les seves costums, i sobre tot admirar l'obra dels antics egipcis. Em resulta molt emocionant tot això, la seva forma de treballar, els monuments de les piràmides, la espiritualitat, també l'art... 

Se tomó un momento para parar y observar a los dos hombres, a ver como estaban acogiendo sus palabras. Todo el mundo soltaria el mismo rollo claro, pero bueno, Mariona iria de menos a más, como una mascletá. Sinceridad ante todo. 

-m'interessa molt aprendre, aquesta és una bona oportunitat per a que puga fer currículum, els he portat unes fotos per a que observen que m'agrada la fotografia. Algú deu de admirar tota la bellesa de aquest país, i la seva obra, així que a mi m'encantaria poder viatjar allí i fotografiar tots els secrets que descubrisca a cada pas. Sóc una noia treballadora i enèrgica, estic en bona forma física i se que necessiten estudiants amb iniciativa. Els meus coneixements sobre la cultura egípcia són els que he acumulat al llarg dels anys gràcies als articles del national geographic, i altres documentals o inclús pel·lícules. Se que això por correr en la meva contra, però no em sembla sincer mentir a dos professors que están tractant de fer un bon càsting de estudiants per a aquesta expedició. 

Oh si, humildad, muy bien. A ver qué tal caía su discurso así de primeras. 

- Buenos días. - Dije nada más entrar con una cálida sonrisa en mi rostro, la cual no dudaba que el profesor Masfurroll trataría de robarme del rostro. - Gracias. - Añadí a la invitación de hablar "con amigos".

- Ya sé que diciendo esto, no ganaré muchos puntos, pero con mis amigos solía beber cerveza o calimocho. ¿Lo ha probado alguna vez Masfurroll? Debería hacerlo, eso sí, con vino barato. En cuanto a que no soy muy trabajador, deberían ver mi casa, limpia como una patena. - Claro, que no les dije que mis padres me pagaban una asistenta. - Además, es una buena forma de demostrar a quienes no creen en mí, que estas dos manos, sirven para algo más que tocar la guitarra. - Y a las mujeres. - Pensó con una pícara sonrisa. - Sobre todo puedo demostrarle a mis padres que puedo cuidarme por mí mismo, que parece que hacerme venir de Madrid a Barcelona no ha sido suficiente. En esa expedición podré demostrarles y demostrarme a mí mismo de que material estoy hecho y que no solo soy una cara bonita, con una sonrisa encantadora que acabará vendiendo hamburguesas en un McDonalds.

Y es que todos sabíamos la opinión de Masfurroll sobre la mayoría de los alumnos. - Por otro lado, me muero de ganas de aplicar lo aprendido con el prof... perdón, con Charly en sus clases y ser el primero en leer un pedazo de un jeroglífico de miles de años de antigüedad. Debe ser algo verdaramente fascinante. No solo tener esa pieza en las manos, sino ser el primero en traducirla después de tanto tiempo oculta. - Dije verdaderamente emocionado con eso. - Realmente creo que sería muy productivo para mí y descubriría cosas de mí mismo en ese viaje que ahora mismo ignoro. - Añadí al final y miré a ambos hombres, esperando que mi pequeña charla hubiese servido de algo, aunque Masfurroll sería el más duro de roer.

Se podía decir que Ayalga estaba nerviosa relativamente. Deseaba hacer aquel viaje, no solo para alejarse del imbécil de Xurde sino porque quería poner una nueva banderita en el mapa de todos sus viajes. Pero no era tan tonta de creer, vista la cantidad de gente que había en la cola, que ella fuera a ser una de las afortunadas. Si para colmo no tenía ni idea de catalán y eso en Cataluña… Se imaginaba que no estaría bien visto.

Poco a poco la fila fue decreciendo al contrario que su ansiedad, la cual fue en aumento. No tenía antecedentes penales, por suerte, aunque sí varias amonestaciones y trifulcas con la policía; manifestaciones que se fueron de las manos y, sobre todo, la revolución minera del 12 aunque realmente había sido una huelga. Pero… «Revolución», como le gustaba a Ayalga esa palabra.

Sumida en sus ensoñaciones a punto estuvo de no enterarse que por fin ya le tocaba el turno de entrar. No sabía muy bien que se iba a encontrar allí dentro, aunque esperaba que todo fuera rápido y, principalmente, que saliera bien.

Entró con una sonrisa mientras una de sus manos agarraba con fuerza su cazadora y la otra se sujetaba, con más fuerza aún, a la correa de su bolso. Echó un rápido vistazo, tan rápido que ni siquiera pudo apreciar los detalles de la sala, y su mirada se centró en los dos hombres. Joder, qué distintos eran uno del otro. Parecía una versión académica del poli bueno y el poli malo, aunque hacía ya tiempo que Ayalga había dejado de fiarse de aquellos que iban con cara de niños buenos.

—Buenos días —saludó, sentándose tal y como le habían pedido.

Escuchó con atención lo que pretendían de ella, sonriendo ligeramente cuando escuchó lo del café. En su caso al menos las conversaciones eran mucho más fluidas delante de unas botellas de sidra.

—Me llamo Ayalga Barbón y soy estudiante de último año de Historia, que decidime hacerlo aquí en Barcelona —por mucho que lo intentara, ni siquiera se daba cuenta de que de vez en cuando la vena asturiana le salía en el habla, eso sin contar su acento—. Procedo de la Universidad de Oviedo y, como ya he dicho, he pedido el traslado para cursar mi último año aquí.

»Sobre Egipto, aparte de la actualidad política que suelo seguir, conozco lo que estudié los primeros años de carrera y poco más. Me estoy especializando en Historia Medieval, pero eso no significa que me dejen de interesar otras culturas, sobre todo cuando me dan la oportunidad de viajar. Viajar… Es que préstame mucho viajar, es una de mis grandes pasiones y esta beca es la oportunidad de aunar historia y viaje en uno solo.

No sabía si lo que estaba contando sería lo que los hombres querían escuchar, pero como a esas alturas ya no tenía nada que perder, contestó lo que le habían preguntado. Eso sí, contar sobre ella no creía que fuera buena idea. Dudaba que aquellos profesores supieran lo que eran las movidas de la cuenca o estar metida en cualquier fregao reivindicativo.

—Como ya comenté, lo que espero de esta beca es conocimiento, tanto de la cultura como de la historia de Egipto y, bueno… si se puede, también un poco de diversión. No se me caen los anillos por trabajar. Procedo de la cuenca minera asturiana y allí sabemos lo que ye el trabajo duro. He hecho algunos trabajillos de todo tipo para sacarme unes perres para mis viajes, porque no me gusta depender tanto de mis padres, así que cargar piedras o usar un pincel para quitar polvo no me resultaría demasiado molesto.

Dudaba que con lo que estaba contando fuera a caer en gracia a aquellos hombres, en especial al higo paso que me miraba como si quisiera estar en otra parte antes que aguantar a unos universitarios contando batallitas.

—Y no se me ocurre qué más contar. Preguntas no tengo, me imagino que aquellos que obtengan la beca tendrán todas las explicaciones necesarias… ¡Ah! Se me olvidaba… No, no tengo antecedentes penales.

A punto estuvo de que se le escapara la risa, no sabía muy bien si por nervios o porque seguía recordando las movidas en las que había estado metida. Como aquella sentada feminista que tuvieron que levantarlos a rastras…

Miró el reloj. El tiempo pasó rápido, pero no sólo era una percepción, sino que varios alumnos no habían consumido tan siquiera los cinco minutos de rigor. Las caras pálidas y húmedas de algunos entrevistados al salir extrañaron bastante a Ares. ¿Tan duros eran los profesores? Porque tanto el mail que enviaron como el amigable recibimiento allí mismo daba a entender que habría buen rollo.

Tal vez estaban ya anunciando algunos descartes o las lágrimas eran por darse cuenta de que no habían sabido aprovechar la oportunidad, pero aún así, la sensación que tenía era de que la entrevista podía no ser tan amigable.

Ares dejó estos pensamientos de lado, se convenció de que la plaza era suya y entró a por todas.

-Bon dia! -saludó con energía. Lucía una amplia sonrisa que compartió con Charly especialmente. El hombre era super educado y hasta se levantó de la silla para recibirla. Esa amabilidad no se veía ya en ninguna parte, por desgracia. -Gràcies -respondió tomando asiento tal como le había indicado. A continuación el profe expresó de un modo directo que quería contar con ella en la expedición. ¡Ares no podía creerlo! ¡Eso era fantástico! Estaba la mar de contenta. Miró a Charly todavía más sonriente, con una mirada de verdadero agradecimiento.

Entonces Masmussol respondió haciendo gala de su inteligencia. Ah, no, respondió como un auténtico mitja merda, comparándola con una prostituta. Intentó menospreciarla a ella y a las mujeres que ejercían esa profesión, una que seguramente él había solicitado, porque dadas sus escasas cualidades, no iba a convencerla de que cada vez que levantaba el teléfono era para encargar pizza.

Imbècil! Pallús!

Aunque no le gustó, en apariencia Ares se mostró indiferente con el comentario. Ya había previsto situaciones incómodas. ¿Qué se creía el carcamal, que no le habían soltado burradas mayores que esa en la disco o incluso por la calle? Si el dinosaurio pensaba que con eso le hacía jaque mate es que no la conocía.

-Molt bé -respondió sin perder la sonrisa cuando Charly le pidió que hablase de ella-. Soy una persona amable, activa y trabajadora -comenzó a explicar, sin pensárselo mucho-. Me encanta viajar y aprender de otras culturas maneras de ver y vivir el mundo. Estoy muy entregada a mi profesión y los estudios son muy importantes para mi, son una prioridad.

Tenía que hablar de su personalidad pero también enfocarse en el tema que les ocupaba.

-Creo que puedo aportar mucho en esta expedición: tengo mucho interés y soy una persona curiosa, no tengo inconveniente en hacer más horas, porque realmente disfruto con lo que hago. ¿Quién sería capaz de descubrir algo emocionante y no seguir investigando? -sonrió-. Además soy sociable y no causo problemas -miró a Masmussol, sin rencor, pero dejando claro que había escuchado su comentario-. En cambio sí doy ideas y soluciones para resolver los que encontremos.

-Egipto me apasiona -concluyó-. Espero formar parte de este magnífico proyecto, porque estoy realmente ilusionada y dispuesta a dar lo mejor de mi.

Sonrió y miró primero a Charly, luego a Masmussol, esperando sus reacciones.

El profesor Garau sonrió según Ares iba haciendo su explicación, asintiendo para darle confianza, mirando a su homólogo como diciéndole, ves?, es una crack, pero el profesor Masfurroll no parecía estar muy por la labor, alzó una ceja cuando la escuchó hablar en catalán y dijo

- Al menys sap parlar en català.... - La escuchó impasible, sin dejarse influir por su personalidad dinámica y vibrante, es más, mientras más hablaba más se crispaban sus labios y más miraba su atuendo. Ares estaba acostumbrada a captar la mirada de los chicos, pero es que no la estaba mirando en plan viejo verde que se te declara en un semáforo, no, la estaba mirando con asquito, como si fuera menos. Estaba segura que de haber existido, Lara Croft también habría soportado esas miradas, así que hizo de tripas corazón, esperando que las andanadas de Masfurroll se descargaran sobre ella. Aquello cuadraba, estaba segura que Charly no habría hecho llorar a nadie, debían haber sido los comentarios de Masfurroll, el muy mal lletat,  el que había provocado la estampida.

Charly miró serio al profesor Masfurroll y le dijo

- N'Arés vindrà amb nosaltres, té tota la meva confiança i el seu expedient parla tot sol...

Pero Masfurroll no parecía querer dar su brazo a torcer y le contestó

- Pero si lo único que va a causar es que los trabajadores se distraigan, que va de niña mona y no debe haber movido una piedra en la seva vida. Piensa en los egipcios y que va a pasar, ya sabes como son, que parecen que no ha visto una mujer en su vida....

El profesor Garau espetó

- Ares es capaz de ponerse un pañuelo para taparse el pelo, y puede vestir más discreto cuando salga del campamento. Por el amor de dios, que no es la primera chica guapa que viene con nosotros, y la gente siempre trabaja más a gusto con alguien que sonría y tenga don de gente. Es una excelente arqueóloga y el hecho de ser mujer no debería ser motivo de rechazo Albert...

El profesor Masfurroll renegó entre dientes, encajando de mala manera que le estuvieran tildando de machista. La miró, despectivamente y le dijo

- Molt bé senyoreta, la tindrem en compte. Gràcies per haver vingut.... - y el gesto hacia la puerta fue bastante explicativo. Charly la miró con una sonrisa que le daba esperanzas. Sabía que lucharía por ella y, la verdad, le había gustado mucho saber la buena opinión que el profesor Garau tenía de ella.

La espera fue larga, tres semanas en las que esperaba recibir un correo, una llamada, una carta, lo que fuera y un domingo, cuando ya no tenía fe de ser una de las seleccionadas recibió un correo desde el departamento de egiptología de la UAB. Las instrucciones eran sencillas, debía presentar un certificado de penales en los que decía que estaba limpia, una copia de su pasaporte y firmar el contrato indicando cuantas semanas estaba dispuesta a trabajar de las 8 semanas del proyecto con un mínimo de 3.

El avión saldría en 2 semanas, tenía tiempo de hacer los trámites, de sobra, avisar a las amigas y correrse un par de fiestas antes de irse porque allí, lo del alcohol, iba a estar algo más difícil.

El profesor Masfurroll se quedó mirándolo iracundo. Un alcohólico, en su expedición, intolerable. Charly sonrió, quitándole hierro y antes de que Masfurroll abriera la boca le dijo

- Vinga Albert, que solo está bromeando. - Miró hacia Enzo con una mirada en que le advertía que no debía forzar más si no quería irse de allí nada más empezar y le dijo - Creo que la culpa ha sido mía al referirme a una charla de amigos, digamos que, dentro del respeto que se le debe a unos profesores, la charla puede ser distendida.

El profesor Masfurroll lo miró por encima del hombro y le dijo

- Profesor Masfurroll, joven, tenga un mínimo de respeto. - Miró a Charly y le dijo - y de este también dirás que es el mejor intérprete de jeroglíficos que podemos conseguir. Això sembla ya una ONG. Este - dijo sin reprimir el desprecio - estudiante, no tiene notas brillantes, solo en tu asignatura. Ni siquiera ha venido a mis clases, lo he visto en algún examen y poco más. Llevemos a Pujol, a Segarra, buenos chicos, catalanes y que tienen mejores notas que.... este señor.

Charly lo miró y le dijo - Yo pongo la mano en el fuego por él, tiene un don, tal vez no para toda la egiptología, pero probablemente sea el estudiante más dotado para los jeroglíficos y ya sabes, si encontramos papiros y todo eso vamos a necesitar ayuda. Va a trabajar conmigo, tiene pasión y puede tocar la guitarra por las noches. Ya sabes que los campamentos son aburridos, nos puede ayudar a que el ambiente sea mejor...

Masfurroll lo miró y dijo - No creo que sirva para mucho más que para servir hamburguesas, de que nos servirá que lea si no sabe poner las cosas en su contexto? Sabe quien es Ptah? Sobre la eneanogía de Tebas?, además, seguro que tiene antecedentes penales, fíjate bien, si es que tiene toda la cara de....

Charly se enfadó. Nunca lo había visto enfadado, y se estaba enfadando por protegerle. Elevando la voz dijo - Ja està bé. Si no el tractes amb respecte et denunciaré per discriminació amb els madrilenys. És un estudiant com un altre i és el meu candidat, punt...

No sabía que había dicho Charly, pero aquello no había sonado a una invitación para el té. El profesor Masfurroll farfulló algo entre dientes y le señaló la puerta

- Ya le llamaremos joven. Acostúmbrese, lo va a oír muchas veces en su vida....

La espera fue larga, tres semanas en las que esperaba recibir un correo, una llamada, una carta, lo que fuera y un domingo, cuando ya no tenía fe de ser seleccionado recibió un correo desde el departamento de egiptología de la UAB. Las instrucciones eran sencillas, debía presentar un certificado de penales en los que decía que estaba limpio, una copia de su pasaporte y firmar el contrato indicando cuantas semanas estaba dispuesta a trabajar de las 8 semanas del proyecto con un mínimo de 3.

El avión saldría en 2 semanas, tenía tiempo de hacer los trámites, de sobra, avisar a las amigos y correrse un par de fiestas, seducir a un par de niñas y tocar las guitarra hasta que le sangraran las manos.

Charly lanzó una mirada divertida, burlona diríase, hacia el profesor Masfurroll, que se acercó hacia la mesa para ponerle más atención. El viejo profesor esbozó algo parecido a una sonrisa, no demasiado profusa, un asomo, no se fueran a resquebrajar sus labios después de tantos años con la cara de acelga. Por la actitud de ambos profesores se veía que Charly no podía ser culpable de las huidas del despacho, y que el que debía ser más duro de satisfacer debía ser la vieja urraca de Masfurroll.

Charly puso cara de inocencia, le guiñó un ojo sin que Masfurroll se diera cuenta y dijo - Això está molt bé, però no té experiència, no podria fer la feina en condicions i....

Masfurroll saltó furibundo y dijo - Això es pot apendre, a més necessitam gent que tengui un bon sentit artístic, que pugui fer fotos que siguien atractives i que pugui dur el tema dels articles, les xarxes socials, i es jove, i pot escriure en català en castellà i fa pinta de ser eixerida, a que saps escriure una micona en anglés reina?

Aquello era inesperado. El profesor Garau parecía estar negándole la oportunidad, o eso parecía, mientras que el hueso se agarraba a ella como un clavo ardiendo. Charly parecía estar disfrutando haciéndole pasar un mal rato a Masfurroll pero la miraba tranquilizador, como si aquello solo fuera un teatrillo en contra del profesor, no contra ella. Chasqueó la lengua, aparentando contrariedad y dijo - Bueno, podemos echar un vistazo a las fotos, a ver que tal...

Las fotos le encantaron a Masfurroll, eran fotos en catalán, como tenían que ser, pero Charly no parecía muy convencido y arrugó el morro. Masfurroll le dijo - Aquesta nina vindrà, i no hi ha més a dir, té talent, és catalana i si ha de venir el venedor d'hamburgueses aquesta nina vindrá.

Charly sonrió. La cuestión era esa, él quería a un vendedor de hamburguesas y Masfurroll no, y se la estaba devolviendo, aunque tal vez ese guiño quería decir que él también la quería. Charly volvió a mirar las fotos y dijo

- Bé, esperarem a veure si tenim un altre fotograf...gràcies per venir senyoreta, tindrà noticies nostres al més aviat possible.

La espera fue larga, tres semanas en las que esperaba recibir un correo, una llamada, una carta, lo que fuera y un domingo, cuando ya no tenía fe de ser una de las seleccionadas recibió un correo desde el departamento de egiptología de la UAB. Las instrucciones eran sencillas, debía presentar un certificado de penales en los que decía que estaba limpia, una copia de su pasaporte y firmar el contrato indicando cuantas semanas estaba dispuesta a trabajar de las 8 semanas del proyecto con un mínimo de 3.

El avión saldría en 2 semanas, tenía tiempo de hacer los trámites, de sobra, avisar a las amigas, decirle a Patxi que sí, que iba a haber boda y correrse un par de fiestas antes de irse porque allí, lo del alcohol, iba a estar algo más difícil. Y tenía que dejar al Patxi servido para que no se olvidara que en aquella relación la independencia no era una posibilidad.

La dinámica de aquella extraña pareja parecía evidente. Charly era el profe bueno, y no es que el profesor Masfurroll fuera malo, pero después de tener que aguantar a toda la cola ya estaba hasta las narices. La miró y la catalogó con un solo vistazo, una provinciana, una no catalana. Charly en cambio le sonrió, intentando que se sintiera bien a pesar de las caras de acelga recocida de su compañero.

- Historia, eso es muy interesante. No solemos llevar estudiantes de historia pero siempre tenéis habilidad para establecer relaciones que a veces a los especialistas se nos escapan. Es difícil tener tanta suerte, pero a veces, si que se encuentran documentos en otras lenguas, griego, cretense, hitita, y siempre es útil tener a alguien que nos eche una mano en eso, no cree profesor Masfurroll?

Masfurroll la miró y le dijo a Charly - Per l'amor de déu, Història Mitjaval, que en pot fer una estudiant d'història mitjaval?, que espera trobar un castell? armadures?

El profesor Garau lo miró y le dijo - La señorita no habla en catalán, así que le hablaremos en castellano - No se lo dijo en voz alta pero parecía que Garau era el que llevaba la voz cantante - Yo creo que Ayalga - la miró sonriéndola -podría aportar mucho a la expedición. Los estudiantes de historia por lo general son muy buenos en la clasificación de elementos, son buenos en búsquedas bibliográficas y en escritura de ensayo. Además, es asturiana, tiene experiencia en minas, es perfecta, no tendrá problemas de claustrofobia ni nada de eso. No tenemos nadie de la carrera de historia, y ya sabes que el decano quiere que sea una expedición inclusiva....

Masfurroll la miró, desganado y le espetó - Al menos sabrá hacer cachopos, no?

Charly lo taladró con la mirada y le dijo - No están allí para hacer cachopos, están allí para aprender y ayudarnos. - Miró a Ayalga y le dijo - Señorita, perdone a mi colega, creo que le ha perdido el estómago o algo así. Tiene muchas posibilidades, pero le recomiendo que estudie culturas mediterráneas de la época, fenicios, sumerios, hititas, persas, romanos...ya sabe, todo lo que ande entre el siglo XV antes de Cristo y el siglo I después de Cristo. Muchas gracias por venir Ayalga. - Le señaló la puerta amablemente y el profesor Masfurroll volvió a decir un desagradable - Siguiente!

La espera fue larga, tres semanas en las que esperaba recibir un correo, una llamada, una carta, lo que fuera y un domingo, cuando ya no tenía fe de ser una de las seleccionadas recibió un correo desde el departamento de egiptología de la UAB. Las instrucciones eran sencillas, debía presentar un certificado de penales en los que decía que estaba limpia, una copia de su pasaporte y firmar el contrato indicando cuantas semanas estaba dispuesta a trabajar de las 8 semanas del proyecto con un mínimo de 3.

El avión saldría en 2 semanas, tenía tiempo de hacer los trámites, de sobra, avisar a las amigas y correrse un par de fiestas antes de irse porque allí, lo del alcohol, iba a estar algo más difícil. Lo había conseguido, Xurde había dicho que nunca conseguiría nada en su vida y allí estaba, camino de Egipto, a punto de hacer uno de los mayores descubrimientos del mundo. En cuanto se enterara el Xurde..... al plato vendrás arbeyu... al plato vendrás.