Partida Rol por web

- Miedo no tendremos más que a los dioses que reinan los siete mundos -dijo haciendo caso a la niña- Pero antes de subir bien vendría que soltaseis una cuerda para amarrar la barcaza, no queremos quedarnos transporte con el que volver -le comentó al "marinero" de cubierta como pretexto para hacer tiempo, y luego en voz baja algo airada a sus compañeros- ¿subiremos al barco sin siquiera ver una de sus caras? Ya no es cosa de que sea algo sobrenatural o no, subir a este barco que no conocemos de nada es una imprudencia. No conocemos sus intenciones y bien podrían ser las de sajarnos el cuello en cuento pisemos cubierta -se tranquilizó un poco ya que no quería que la oyesen los del barco- sea lo que sea confiaré en la palabra de la volva, mi acero te protejerá niña -dijo mirando a Herdis.

- Buenas marineros - intervino Audun aclarandose la voz - ¿serían tan amables de ayudarnos a subir, pues fría es la noche?¿Con quiénes tenemos el placer de hablar?

- Pero si no subimos habremos perdido la oportunidad de saber qué está pasando. En una ocasión le oí decir a alguien que el que no arriesga no gana, así que no nos queda otra que subir o... huir, y esto último no entra dentro de mi vocabulario. -Le susurró la mercenaria a sus compañeros.- Pasará lo que los dioses hayan decidido para nosotros.

El scalda está nervioso al igual que todos nosotros...  Le dio un codazo a Audun señalándole la escala que les habían lanzado y la sujetó dispuesta a ser la primera en subir, pero antes de hacerlo se agarró el amuleto con fuerza, rezó una desesperada oración a los dioses y esperó a que los de arriba les lanzaran un cabo para amarrar su barca.

La determinación de la mujer era digna de admiración pero a encomendarse así a los dioses, sin más... a ojos de Bjondir era signo de poca experiencia. No obstante si ella quería ser la primera en subir y entregarse al arbitrio caprichoso de seres comandantes no sería él quien la detuviera.

- Como sea... -dijo en tono de rendición- subiré tras de ti. Niña, ven tu detras y que Audun nos acompañe tras atar la barca -no entendía que hacía aquel músico siguiendoles en tal misión, pero de algo debía servir.

Un cabo sale del flanco del barco para que pueda atarlo a la nave, Bjondir puede fijarse que esta putrido y mojado como si hubiese permanecido demasiado tiempo en el mar. Poco después una escala baja para que podais acceder abordo del barco. Según vuestras elecciones Thyra va delante del grupo seguida por Bjondir, Herdis y finalmente Audun que esta escamado por el silencio con el que han acogido sus palabras.

En la cubierta la niebla es más pertinaz, pero se pueden vislumbrar una docena(quizás alla más en el interior del barco) de figuras en ella, con unos ojos luminosos de un color amarillento, que parecen ser lo único que da cierto brillo al lugar, en tanto os embarga un olor a mojado y descomposición que parece provenir de todo el barco, haciendo grandes esfuerzos no os tapais la boca. Una voz cavernosa que fue la que os hablo hace poco os pregunta:- ¿Habeis venido a pagar lo prometido? Nuestro descanso depende de que vuestra promesa sea cumplida.-

Heldir se adelanta, sobreponiéndose al pánico que la llena por dentro. El frío de la noche en el agua no es nada comparado con el que emana de aquel lugar. Aquellos tenían que ser dragus, como ella sospechaba y necesitaban de algo para lograr llegar al Valhalla.

-Estamos aquí para ayudaros alcanzar ese descanso que tanto anhelais. Decidme hermanos de qué pago hablais y haremos lo que esté en nuestra mano para entregároslo y haceros llegar al reino del Valhalla. Contadnos, por los dioses, vuestra historia.

Audun quedó mudo por el terror. Esperaba encontrarse con rudos marineros y no esos seres de ojos luminosos. ¿Qué demonios estaba ocurriendo? ¿¿De qué pago hablan? Audun se sentíua engañado, como si no le hubiesen contado toda la verdad. Ahora no tenía dudas acerca de la culpabilidad del Thing, a menos un traidor moraba en sus filas. Tenía la impresión de que pronto sabrían de qué estaban hablando.

Una vez que se encontraron en la cubierta Thyra intentó fijarse en el mayor número de detalles posibles, pero la niebla impedía ver gran cosa. Sabía que había más seres como el que los había recibido pululando por ahí y necesitaba saber sus posiciones para intentar tenerlos controlados. El fuerte olor a descomposición y podredumbre golpeó con fuerza su nariz, desde luego aquel barco llegaba con su cargamento fantasmal de las entrañas del fondo marino.

Escuchó las palabras que se cruzaron la voz profunda del ser y la cantarina de la volva, temblando ligeramente bajo su capa de pieles y con su mano reposando indolente sobre la espada.  ¿Pagar? ¿Promesa? ¿De qué está hablando?¿ Quién habrá osado hacer tratos con estos draugar? Aquello cada vez le estaba resultando más extraño a la mercenaria. Parecía como si alguien quisiera utilizar a los caminantes después de la muerte para conseguir sus propios fines.

Las sombras se quedan en su sitio, sin que la niebla os permita ver más de su horrenda figura, lo cual puede ser lo mejor, pues la presencia de uno de esos no muertos puede hacer que un hombre enloquezca de terror, aunque vosotros no sois especialmente debiles, no son los musculos sino la mente la que tiene que resistir el aura de horror que cerca a estas criaturas.

Tras las palabras de la Volva, el ser se queda en silencio, parece ser el más grande de todos los seres que hay en cubierta para que su voz cavernosa os ofrezca este trato:- Ya que no ha venido quien debe pagar, nuestros labios están sellados por la promesa, pero si ofreceis un tributo demostrando vuestra utilidad puede que os pueda dar una pista, sin poner en peligro nuestro trato, pues los mismos dioses vigilan que se cumpla hasta la última palabra. Si dos de vosotros pueden derrotar a dos de mis compañeros de suplicio os lo dire.-

Bjondir, henchido el pecho, sabía que era su momento de demostrar a sus compañeros y a los dioses su valía. Dando dos pasos adelante empuñó el gran hacha que llevaba colgada a la espalda, carraspeó y escupió al suelo:

- Si uno de tus compañeros cadáveres tiene el valor de enfrentarse a mi ya tenéis contendiente -dijo mientras apoyaba el mástil del hacha sobre el hombro- ¡Es más! me enfrentare yo a los dos ¡Ja! -sujeto el hacha con las dos manos y se puso en posición de combate, con la pierna izquierda adelantada y el acero algo más arriba de la cabeza dispuesto a dar el primer golpe- ¡¿A que esperáis espectros?! ¡dadme una cálida vienvenida!

A pesar del frío sobrenatural que se metía sin piedad en los huesos y del miedo y los temores ocultos que aquellas criaturas despertaban en la mercenaria, ésta, armándose de valor, dió un paso tras su compañero. Sujetó del brazo a Bjondir en un intento de calmarlo, transmitiéndole el mensaje de que ella también estaba a su lado, y se dirigió a los draugar.

- ¿Y qué clase de tributo proponéis? Nosotros dos estamos dispuestos a enfrentarnos a tus... compañeros, pero ¿de qué clase de combate estáis hablando? ¿No habría una mejor manera de llegar a un acuerdo sin tener que emplear métodos violentos?

Thyra siempre había oído hablar que a los draugar no se les podía vencer con armas convencionales y eso la tenía preocupada, si con sus armas no podían entonces ¿qué posibilidades tenían de vencer?

La voz entre la niebla se carcajea y dice:- Nosotros no morimos, mujer, si somos derrotados a las pocas horas volvemos a nuestra forma, por lo que si es por piedad y no por miedo por lo que has dicho eso, te puedo decir que a mis hombres no les importa la muerte, pues es ahora su existencia, ojala esta nos pudiera dar el descanso debido. - El viento sigue soplando aunque la niebla no se mueve un apice, pero los ojos del ser destellan iluminados por un fulgor sobrenatural-Pero si esta pensando la Volva que puede buscar ese descanso por metodos expeditivos, os dire que tendriais que enfrentaros a todos nosotros y rezar por que los dioses os sean benevolentes. ¿Aceptais esta simple ordalia u os marchais antes de que pierda el humor para seguir manteniendo esta conversación superflua e innecesaria?- Dos formas salen de la niebla, quizás en otro tiempo fueran hombres, ahora son dos cadaveres putrefactos con los restos de sus armaduras oxidadas y con unas armas herrumbrosas que parecen que se caen en pedazos, aunque su aura de miedo os atenaza el corazón y teneis que tragar saliva solo de pensar en enfrentaros a tales enemigos.

Tenacidad es un atributo, para protegerte de ataques mentales tiras los dados indicados por tenacidad y sumas tu defensa mental.

Al ver avanzar a aquellas dos criaturas una extraña opresión se cerró sobre el estómago de la joven Volva. Todo su espíritu reverberaba con la fuerza sobrenatural que los impulsaba y Heldir tuvo que luchar por combatir las ganas de echar a correr.

Al ver a las espantosas criaturas el gigante guerrero tragó saliva y se detuvo a pensar un momento mientras asía su hacha con más fuerza aun. La bravuconería siempre le salía antes de tener tiempo a pensar, un defecto que también él conocía de si mismo, pero ya no había vuelta atrás. Lo que lo inquietaba aún más era tener que pelear codo con codo con una mujer, pero vistas las bestias a las que se enfrentarían mejor sería unir fueras y callar.

A pesar del frío reinante y del miedo que aquellos espectros le infundían congelándole el corazón, a Thyra le empezaron a sudar las manos, sólo de imaginarse enfrentada a aquellos seres conseguía que todo su temple y confianza se vinieran abajo. Pero tenía que reponerse como fuera así que tragó saliva, sujetó con más fuerza el pomo de su espada y clavó firmemente los pies en la inestable madera de la cubierta.

A pesar de la horrenda presencia de los no-muertos la mayoria de vosotros aguantais con entereza, excepto la Volva. Herdis deja escapar un pequeño lamento horrorizado ante la tetrica presencia que emanan dando unos pasos hacia atrás sujetandose en el flanco de la nave, apenas si siente sus miembros agarrotados por el miedo, solo el pensar que son unos simples guerreros del rango más bajo para hacer una pequeña prueba, te dice lo grande que puede ser el aura de terror que emane del capitán de este tenebroso navio.

Los guerreros no muertos sacan sus armas y sisean de una forma similar a la de una serpiente, a la espera de que apoyeis lo de seguir la prueba o en su defecto dejar por patas este barco antes de que el resto de no-muertos os salten encima. La voz del capitán retumba:- Es la última vez que lo repito ¿Ordalia o muerte? Eso es vuestro destino si os quedais en este barco.-