Partida Rol por web

-Entiendo que pueda creer eso, al fin y al cabo soy bibliotecario-dijo Charles-Pero lo cierto es que primeramente se descubrió la desaparición del señor Bremont. Fue siguiendo sus pasos con el fin de saber qué había sido de él, que se relacionó con la desaparición de un libro del área de acceso restringido de la biblioteca. Para la Universidad, la prioridad es el muchacho. Si me pregunta a mí,...le ruego no me malinterprete, pues apreciaba al señor Bremont y espero de corazón que aparezca sano y salvo, pero me preocupa más el mal que pueda hacer ese libro si cae en malas manos. 

- Señor Dupont. - James utilizaba el mismo tono de voz respetuoso que utilizaba con todos los miembros del sector académico de la universidad. - Quizá si se sienta, pueda tranquilizarse y contarnos sobre la relación que tiene con esa sala y ese libro...

Señaló una de las sillas para reforzar la invitación, ya que veía al joven alterado y lo último que quería era una situación tensa en los terrenos universitarios.

-Sí, por favor. Sentémonos, y hablemos tranquilamente. Como ya le ha dicho Miss White, nuestra prioridad es encontrar al Sr. Bermont. Lo malo es que su desaparición y la del libro han sido conjuntas, con lo que hay que seguir ese hilo tanto si nos gusta como si no. Y si el libro es tan peligroso como usted mismo insinúa, hay que ponerse en marcha cuanto antes. Por el bien de Isaac, y del de quien lo haya tomado. O, quizá ¿es que usted cree que es el mismo Isaac quien se lo ha llevado? 

Hizo una pausa para que se sentaran todos, se cerrara la puerta a oídos indiscretos, y el joven Tom se calmara un poco. Luego siguió, sin prisas, para no atosigar al muchacho.

-Bien, cuéntenos lo que crea que puede sernos de ayuda, por favor. Todo, lo que se le ocurra. Desde el principio. 

El muchacho se sentó en una silla de la primera fila mientras los demás lo rodeaban formando un semicírculo. Volvió a mesarse su leonina melena tomando aire, como pensando por donde empezar con aquella locura:

—Isaac estaba preparando una tesina sobre cultos antiguos, religiones olvidadas, esas cosas... Siempre ha sido alguien aplicado. Desde siempre. Estudiamos juntos en el Boston College y siempre destacó sobre todos los demás. Le apasionaba sobre todo la historia de la religión, pero no de la Católica a la que pertenecen nuestras familias, ni tampoco la hebrea o incluso las anteriores conocidas como la griega o romana. Él se interesaba por las otras. Las que habían desaparecido por el camino... Por eso cuando se matriculó aquí en Arkham en Historia de las Religión y Teología Comparada no fue una sorpresa para nadie. Pero con la tesina, ahí la cosa se puso más...— dudó buscando la palabra correcta —intensa. Como es lógico solicitó acceso a la Sección de Literatura Reservada o como comúnmente se le llama la Zona Prohibida. Yo prefiero un nombre más directo: la Sala Maldita. Lo que hay en esa sala... debería ser quemado.— lo dijo sin ambages, totalmente convencido —Por culpa de la prohibición del profesor Machen tuve que solicitar el acceso. Y lo que transcribí del Unaussprechlichen Kulten todavía me provoca pesadillas... Ojalá pudiera olvidarlo... ¿Sabían que existen cultos que no están ni mucho menos olvidados? Todavía aquí, en Nueva Inglaterra, se siguen venerando a entidades que habría sido mejor dejar en las brumas del pasado. Isaac lo entendía perfectamente y quería saber más. Saberlo de primera mano. Por eso me pidió ayuda para sacar el Necronomicon de la Sala Maldita. Todavía ahora no sé como pudo convencerme.

El chico parecía derrumbarse por la culpa. Ni siquiera negaba sus actos, hablaba como si aquella conversación pudiera liberarlo de secretos todavía más siniestros.

—Estaba obsesionado. Luego comprendí por qué Machen le había prohibido el acceso al Unaussprechlichen Kulten. Pero él decía que si lograba las pruebas sobre lo que estaba buscando pararía. Que necio fui... pensé que si sacábamos el Necronomicon de la sala y se lo llevaba a casa todo terminaría. Como esos borrachos que una vez logran caer saciados reniegan de la bebida... Pero ahora me dicen que ha desaparecido... ¡Qué ingenuo fui!

El relato fue desgarrador para Elizabeth, más aún cuando se trataba de su novio y la insana obsesión que llevaba consigo, en parte jamás afectó a la relación en sí, pero a hoy en día es un interrogante más en esta situación. 

- ¿Y que sucedió después con Isaac? Sacaron el libro... ¿Fueron a su casa? ¿Lo dejó solo? ¿En qué han quedado?- preguntó un tanto nerviosa. 

Es que no sabía nada de su novio, hacía una semana de esto y ya era cuanto menos preocupante. Más que nada porque lo relatado por Dupont era verdad, Isaac solía ser tan convincente cuando se lo proponía, que nadie era capaz de negarle nada. 

- ¿Cree que pudo haber ido por su tío? Digo, a visitarlo. - dijo la Estudiante, un tanto pensativa mientras buscaba un punto hacia donde seguir con todo esto. 

Con gesto tranquilo Jeremy iba asintiendo, y anotando al mismo tiempo alguno que otro dato en su libreta. Esperó paciente a que Tom acabara de hablar, sin interrumpirle, aunque en alguna ocasión habría querido hacerlo. Las preguntas surgían, ya las haría. Finalmente fue Elizabeth quien empezó con ellas.

Cabeceó, de acuerdo con la mujer, y sumó las suyas a las de ella.

-Esos cultos que dice usted que aún quedan aquí, en Nueva Inglaterra, ¿son los concernientes a Dagon en la población de Innsmouth? ¿Cree que Isaac pudo haberse llevado el libro allí? ¿Ayudado o asesorado por su tío de la Marina Mercante del que habla Miss White?

Tableteó con el lápiz, pensativo, y recapituló.

-Usted tomó apuntes del libro que le había sido negado a Bermont, y comprendió que estaba tomando un cariz peligroso. Pero Isaac sí tuvo acceso al segundo libro, y empezaron a surgirle ideas. Supieron del culto a Dagon, actual, y Bermont le pidió ayuda a usted para sacar el Necronomicon de la Sala Maldita y llevárselo a casa. Lo hicieron, entonces, imagino que por algún  pasadizo oculto -no quiso confirmarle que ya lo habían comprobado, para no acorralar al joven- y se lo llevó consigo. ¿Qué cree que quería hacer con él? Y, reiterando las preguntas de Miss White, ¿cuándo y qué hablaron del tío de Isaac? ¿Qué sabe usted de él, y de Innsmouth?

James no pudo ocultar en su rostro el escándalo que sentía ante las palabras del joven Dupont. Algo tan antinatural, allí, en el propio Arkham. Llegó incluso a santiguarse cuando se habló de cultos y entidades.

Su preocupación era para con la universidad e iba a preguntarle sobre la procedencia de la llave pero el señor Greystone optó por una aproximación más cauta, él hizo lo propio y guardó silencio, moviendo su gorra entre las manos, sin gustarle el cariz que estaba tomando aquel encargo...

—¿Su tío? Habló de un familiar sí... pero no en Dunwich... sino en Kingsport si no me equivoco. Un tío abuelo. Dijo que podría saber algo sobre cierto culto a las deidades antiguas. Me pareció muy raro. Pero fue muy críptico con eso. Creo que había estado buscando un listado de cultos actuales y me pidió que le presentara al señor Peabody, de la Sociedad Histórica de Arkham.

Se volvió hacia Elizabeth:

—Sí, la última vez que hablé con él lo dejé en su pensión. Me avergüenza confesar que le ayude. Sucedió tal como cuenta, señor Gresystone. No sé como pude acceder a ello pero estaba todavía impresionado por lo que había leído en ese otro tomo maldito. Me dijo que quería tomar unas notas del Necronomicon para devolverlo antes de que lo echasen en falta.

Miró hacia Charles:

—Imagino que después de esto mi carrera universitaria se irá al traste.— de pronto pareció reaccionar —Pero eso da igual ahora. ¿dónde está Isaac? Si ustedes lo están buscando puede que esté en peligro...

Charles estuvo a punto de decir algo cuando el joven sugirió quemar todos los volúmenes de la "sala maldita", pero consiguió contenerse. Tampoco era cuestiòn de derivar la conversaciòn hacia discusiones que no tenían sentido. No debìan olvidar que estaban aquí para que Dupont les ayudase a desvelar dónde estaba Bremont y el libro. Y lo cierto es que Greystone estaba desempeñándose con gran habilidad para tirar de la lengua al muchacho. Así que decidió no decir nada más de momento y se limitó a escuchar y a tomar notas.

El detective frunció el ceño, y siguió apuntando. Pero finalmente se permitió responder al estudiante aunque la pregunta la había dirigido a Charles, con intención de seguir con el hilo anterior.

- No sabemos donde está, por eso le estamos pidiendo su ayuda. Y nos la está proporcionando, con sus datos. Por ejemplo, investigaremos acerca de ese tío abuelo en Kingsport. En cuanto al Sr. Peabody... -se giró enarcando una ceja para mirar a los demás, por si le conocían. Y prosiguió volviendo a Dupont- ¿...llegaron a hablar con él? ¿Qué clase de información esperaba que le diera la Sociedad Histórica? ¿Era acerca del culto? ¿del Libro...?

- ¿Pero cómo supieron como acceder a la sala maldita? - dijo por fin James, incapaz de aguantarse la pregunta al ver que ni las respuestas del estudiante ni las preguntas de sus acompañantes proporcionaban más información al respecto.

De alguna forma tenían que haber conocido por dónde acceder y cómo llegar a la sala. Y no solo eso, ¡alguien les había facilitado la llave adecuada!

Ante la explicación ofrecida, Elizabeth frunció ligeramente el ceño mientras algo en su fuero interno le decía que faltan detalles en aquel relato. Pero ante la pericia de Jeremy, ella le permitió obrar desde esa capacidad innata que parece tener el hombre mientras sacaba sus propias conclusiones. 

- Habrá que ir a su pensión. - respondió segura. - ¿Le presentó al Señor Peabody al final?

Es que tras apuntarse todo lo necesario, si Dupont no tenía nada más que decir, el paso siguiente sería ir hacia ese punto en cuestión. Estaba ese tío abuelo... ¿Estará con él? 

—¡No lo se!— contestó Dupont a la pregunta de James —No sé de donde sacó Isaac esa llave ni como conocía esos pasadizos de mantenimiento. Me los enseñó un día y me dijo que recorrían toda la universidad.

Después se volvió hacia Greystone:

—Sí, le presenté al señor Peabody. De hecho creo que Isaac se hizo miembro de la sociedad. No sé si el señor Peabody estaba al tanto de cultos extraños, pero desde luego sí que sabe mucho de los túmulos que hay en ciertas zonas rurales alrededor de Arkham. Pero es una persona muy pragmática, no creo que Isaac le contase nada de sus sospechas sobre los cultos en activo. Aunque esos túmulos...— guardó silencio durante un momento —Había tribus indias que le rendían pleitesía a deidades ancestrales... ¡Todo está conectado!
 

-Tranquilo, le creemos y agradecemos su colaboración-dijo Charles intentando calmar a Dupont mientras seguía haciendo anotaciones en su libreta-Bien, supongo que deberíamos entrevistarnos con el señor Peabody y visitar el cuarto de Isaac. Viniendo de la universidad no creo que haya inconveniente en dejarnos pasar, pero no nos conviene levantar sospechas ni sobre el muchacho ni sobre el libro. Y sé que podemos contar con su mayor discreción; ¿verdad, señor Dupont?

Sin nada más que añadir Jeremy simplemente asintió a lo que estaba diciendo Charles, cerró su libreta y se levntó de la silla con una sonrisa. Efectivamente, los pasos siguientes debían pasar por ver el lugar donde Isaac residía, visitar a Peabody, y en una tercera instancia buscar al tío abuelo en Kingsport. Tampoco descartaba Innsmouth, pero lo dejaba para después.

Parecía que aquel interrogatorio llegaba a su fin pero James seguía preocupado por la integridad de la universidad en todo este asunto y no quiso irse sin tener la conciencia tranquila.

- ¿Usaron algún otro pasillo de mantenimiento en algún momento? - esta vez usó un tono de voz más calmado, esperando no alterar más aún al joven Dupont.

Quizá, si habían usado algun otro pasillo, quizá encontraran alguna otra pista sobre lo sucedido

 - Así es, muy de acuerdo estoy con ello. - respondió a Dupont convencida. 

De momento ella no tenía más preguntas para hacer, pero al menos quiso dejar una cuestión en claro. 

- Si por algún motivo, algo más recuerda o lo que sea... No dude en buscarnos o contactar conmigo. Realmente esto es muy serio y temo que en su afán de ir tras su ambición de conocimiento, se haya perdido en el camino. No me perdonaría en absoluto el no haberlo evitado o al menos el no haberme dado cuenta. - dijo en un tono apesadumbrado. 

Ya sin más que decir, aguardó paciente a los hombres que están con ella para continuar con el siguiente destino. 

—No, no usamos ningún otro pasillo.

Se acercó a Charles.

—Seré una tumba. Por favor señor Smith: interceda por mi ante sus superiores. Sé que lo que hice es imperdonable pero lo hice en honor a la amistad de un amigo. Me doy cuenta de que le he causado más mal que bien y quiero subsanarlo. Colaboraré con ustedes en todo lo que necesiten.

El muchacho tenía motivos de sobra para estar preocupado. Su intervención en el robo del Necronomicon significaba la expulsión directa y una mancha en su expediente que ninguna otra universidad el Estado iba a pasar por alto. Charles le dio una palmada de aliento mientras abandonaban la habitación.

-Haré lo que pueda, tiene mi palabra-dijo Charles intentando mostrarse empático con el muchacho-Sea consciente de que tendré que informar de todo esto al señor Armitadge, pero puede ter por seguro que haré constar que ha colaborado usted y que se siente arrepentido por lo sucedido, cosa que realmente creo. No obstante, será todo mucho más fácil si Bremont y el libro aparecen sanos y salvos. En ese caso a la Universidad le interesará enterrar todo esto, más que cualquier otra cosa y que no se sepa nada de lo sucedido. Y si nada ha sucedido, tampoco debería haber represalia. Bien, por mi parte, no tengo nada más que preguntarle. Si recuerda cualquier cosa que pueda ser de utilidad, déjeme una nota en el buzón de la biblioteca ¿de acuerdo? 

James se mantuvo en silencio, no pensaba prometer nada a aquel muchacho que se había saltado las normas del centro sin preocuparse de si habría podido dañar propiedad de la universidad.

Si fuera por él, estaría expulsado inmediatamente pero sabía que su tío solía preocuparse de la imagen que ofrecían al exterior y se tendría que conformar con algún tipo de castigo menor.

Miró al señor Greystone, esperando que confirmara que la reunión había acabado y diera el siguiente paso para solucionar el robo del libro.