Partida Rol por web

"Mahir, venga con nosotros, seguro que una escapadita con camellos el haría ilusión."

"Por cierto, aparte de tiendas grupales quiero una tienda individual y un camello extra, por si al del pobre sobrino le ha pasado algo" y con cara de chiste acaba "bendito animal!"

- Tenéis acceso a todo el palacio - asiente mirando hacia Jall - Y estoy de acuerdo en que deberías investigar sus amistades en la ciudad. El desierto es muy grande y pudo ir a cualquier lado, antes de perseguirlo a ciegas, es mejor intentar descubrir a donde ha ido - añade clavando los ojos en Bethel. - Creo que es mi deber insistir en que lo más importante es hacer una investigación en palacio y en la ciudad en primer lugar. - hay un ligero tono divertido en esta última frase, apenas disimulado.

- Abandono el palacio solo, lo que es extraño, ya que siempre solía acompañarlo alguno de sus criados. - tras dudas un rato contesta - No se porque puerta salio, pero de todas formas no creo que seguir el rastro sea factible, en la ciudad entra y sale mucha gente. De todas formas os tendré preparados camellos, tiendas y víveres para mañana, - duda - o mejor pasado por la mañana. Os dejaremos tres extra para la carga.

Dorwas se acercó a Jaali y, colocándose a su lado, se fijó dónde guardaba el papel, sin disimularlo.

Después le dijo. Bien, humano, entonces vayamos a sus aposentos, ¿no?

Jaali se vuelve a dirigir al consejero cuando menciona a los criados

Por favor, mande a todos los criados de Omar a sus aposentos tambien, puede que tengan alguna pista

Despues nota algo demasiado cerca y ve que es el Skar, mirandole amenazante. Jaali aparta dos pasos.

Cita:

Haciendo un esfuerzo para no parecer asustado y sabiendo que el enano mantendra las formas en palacio dice:

Bien, enano: comer, beber... Y ahora mirarme y decir que vayamos a unos aposentos? Los Skar sois realmente unos hedonistas, eh? - Señala hacia una de las puertas - Seguro que no prefieres buscar en la cocina? Estoy seguro que encontraras algo de interes ahi...

 Viendo que a pesar de ser un consejero, Nashi, es de ánimo cambiante, pasando de la diversión al enfado con facilidad, decide no darle más importancia al tono de su respuesta acerca de los conocimientos del desierto del joven Omar.

 Luego los demás miembros congregados para la misión sugieren y apuntan ideas interesantes acerca de como proceder con la investigación. La joven Jono asiente claramente con los comentarios acerca de dar un vistazo a los aposentos y preguntar a los criados.

Este hombre es extraño, es el pensamiento que ronda en la cabeza de Raffius durante toda la escena. Su ánimo ha mejorado... si le van a dar monedas y con ellas puede comprarse un dragón, pronto tendrá uno para él solo, y sobrevolará la tierra entera para asombro y envidia de los que miren desde el suelo. Ya casi puede sentir el soplo de la brisa en su cara, y el rugir del enorme reptil...

- Mmm, yo puedo ayudar si ustedes, señores... -comenta timidamente- ...quieren buscar por la ciudad. La conozco bien y es muy probable que alguien le haya visto salir. No sería demasiado extraño, aunque podría haber pasado desapercibido. Pero si necesitan un guía para la ciudad, estaré encantado de ayudarles... por una moneda de cobre para mi dragón, claro -y sonríe de oreja a oreja

Mahir asiente, hace un gesto hacia la puerta y un criado se acerca. El visir dice unas palabras al oído y el joven criado se marcha rápidamente, casi corriendo. Mahir se levanta de la silla de forma un poco cansina.

- Seguidme - dice mientras sale de la habitación.

Seguís al viejo consejero por varias estancias del palacio, hasta llegar a una habitación grande. En ella hay una cama, dos baúles, una colección de armas extrañas colgadas de la pared y tres personas, dos hombres y una mujer, vestidos al estilo de los criados de la casa, esperándoos en posición de firmes.

Mahir hace un gesto:

- Todo vuestro - dice - os dejaré solos, acordaros de pasar a cobrar por la tesorería, si me necesitáis estaré en mi despacho, cualquier de ellos os puede guiar. - añade señalando a los criados. - También tienen ordenes de acompañaros a la ciudad si fuera necesario.

El enano sonrió a Jaali y le dijo. Humano, la próxima vez que quieras bromear con un Skar, espero que seas capaz de soportarlo.

Tras las palabras de Mahir, avanzó con paso firme por las estancias del Palacio hasta llegar a los aposentos.

Echó un vistazo por encima a los sirvientes, sabiendo que él no iba a sacar nada en claro de ellos, y se dirigió a la colección de armas.

Bueno, humano. dijo a Jaali por encima del hombro. Sorpréndenos a todos y veamos si esa inteligencia acompaña a esa osada lengua.

Si necesitais ayuda para mover esos baúles. añade al resto. Dorwas es vuestro enano.

Dorwass inspecciona las armas con curiosidad. Hay una docena de armas ordenadas por tamaño de izquierda a derecha, desde una lanza hasta una daga con dos puntas. Todas son curiosidades, espadas retorcidas, arcos con dos cuerdas, y muchas de ellas muy antiguas. Alguna esta en un estado pésimo de conservación pero otras parecen listas para usarse en combate, afiladas como el primer día.

- Señor, Omar(*) coleccionaba armas, estas son las que más apreciaba de su colección. - comenta uno de los criados con ganas de ayudar. - Cuando iba a la ciudad solía llevar alguna como adorno.

Raffius observa la habitación, extrañado. En realidad, no hay mucho que el chiquillo pueda deducir, pues las costumbres de gente tan ostentosa se le escapan... Al fin y al cabo ¿qué sabe un vagabundo de lo que hace el sobrino del emir cuando sale de palacio? Sin embargo, como nadie parece haberse dado cuenta de este pequeño detalle, Raffius aprovecha para saciar su curiosidad, mirando con aire distraído (aunque mucho más agitado interiormente) cada detalle de la habitación.

No os engañaré, no lo hace por el tal Omar, pero tal vez haya algún detalle que le resulte particularmente interesante.

Así pues, Raffius pasea aquí y allá, curiosea con las armas, por la cama y por el resto de rincones de la habitación, sin orden prefijado. Cuando termina, se acerca a una de las criadas y llama su atención tirando de sus ropajes:

- Quisiera saber qué hay en esos baúles, señora -dice, mientras la mira con insistencia

Jaali, haciendo caso omiso al enano, pero asegurandose de estar a un par de pasos de el, se encamina hacia los aposentos. Una vez alli, echa un vistazo rapido sin ver nada de interes. Evidentemente, no se va a poner a rebuscar entre los trastos como si fuera un esclavo de sus compañeros.

Observa a los tres criados y escucha como uno se dirige al enano, aparentemente con ganas de ayudar, con lo que intentando ser lo mas amable que puede le dice:

Asi que vosotros sois los que atendiais las necesidades del sobrino del Emir... Os trataba bien? Era una buena persona o se hacia enemigos con facilidad? - Espera a que le respondan y continua - Ya veo... Teneis alguna idea de donde puede haber ido? Comento algo estos ultimos dias? O quizas recibio algun comunicado sobre el que actuo de forma extraña...

 Jonova acompañó al resto a las dependencias del sobrino, Omar. Allí aguardaban los asisitentes personales de Omar, se fijó en ellos y sus semblantes. Y mientras  Jaali les preguntaba ella dió un vistazo por la habitación, atendiendo a las preguntas y respuestas que se formulaban.