Partida Rol por web

El reinado de los Strigoi: Capítulo I

Capítulo 3: Lobos con piel de cordero

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21/05/2018, 20:07
Director

El profesor fue a la basílica ortodoxa que era todo un espectáculo, aún con los años pasados y la situación actual mundial. Era una obra de grandeza de la humanidad que estaba en pie desde el año 360. Sancta Sophia era famosa por su enorme cúpula y por ser el culmen de la arquitectura bizantina. Parte del camino os acompañó Tobías y Syria, parece que lo más bullicioso de la ciudad se encontraba en esa dirección, luego quedaron atrás.

Los alrededores se encontraban tranquilos, poca gente tenía la suficiente fe en dios como para pasearse a deshoras para rendirle culto. La noche no era de los humanos, ya no. Por suerte tampoco vieron de momento ningún strigoi por el camino. Ambos se encontraban a las puertas del lugar, el cual era espectacular.

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21/05/2018, 20:08
Director

Heiki y Damon llegaron a Üsküdar, Kuzguncuk Mahallesi. Era un lugar humilde ya cuando la humanidad vivía sin parásitos, ahora si cabía estaba más en decadencia. Algunos edificios humildes se alternaban con arquitectura muy antigua que se encontraba en ruinas, o adecuada lo justo para poder vivir en su interior. Por la zona se habrían cruzado con al menos diez mezquitas desde que dejó el barco buscando una zona donde alimentarte. También se habías cruzado con algún strigoi que otro, pero gracias al dominio de las sombras de Heikki habían podido pasar desapercibido.

Alguna luz podía verse desde el exterior de alguna ventana, pero las puertas habían sido parapetadas. Seguramente los barrios obreros y más probes de la ciudad sufrían más del descontrol de los strigoi que las zonas comerciales. Es por ello que no solo había más sino que sus ciudadanos trataban de guardarse más de una noticia nocturna inesperada.

Notas de juego

No encontré fotos nocturnas de la zona :(

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21/05/2018, 20:10
Director

Syria y Tobias llegaron a Sultanahmet Meydanı habían ido parte del camino con Danica y Richard. La basílica no estaba muy lejos, pero a ellos les interesaban las calles y las zonas más comerciales y con cafés de la zona. No encontraron muchos strigoi por allí y la otra pareja continuó hasta acercarse a la mezquita dejándoles atrás.

Las maravillas arquitectónicas que les rodeaban eran la ostentación de las capacidades del ser humano. Sancta Sophia, la basílica con su cúpula característica, era espectacular. Los edificios de alrededor no quedaban atrás en ostentación y antigüedad. No había strigois por aquella zona e incluso algún café tenía alguna luz encendida aunque hubieran echado el cierre de fuera.

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21/05/2018, 20:11
Fred Merkel

Dutch se quedó con Fred en el barco. Él no estaba cómodo del todo, la nueva condición de sus compañeros era el molesto elefante en la habitación. Sin embargo seguían siendo ellos de alguna forma, o eso quería pensar. Trató de hablar con confianza.

-Y bueno… ¿duele y eso?- preguntó con cierta incógnita. –Yo no leí mucho de vampiros, pero Setrakian parecía fascinado con ellos, digo vosotros…-  carraspeó ligeramente. –Si necesitáis salir y eso, por mí no os cortéis.

Fred era un hombre que sabía defenderse, en caso de querer salir podría hacerlo. No sería la primera vez que se enfrentaba a strigois y sobrevivía, ya tenía cierta práctica.

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22/05/2018, 19:35
Richard Collins

El profesor no había dejado de hablar mientras era acompañado por Syria y Tobías, contando emocionado diferentes etapas de la historia de la ciudad, pero se quedó en silencio y pensativo en el momento en el que ambos dúos se separaron. Para cuando estaba frente a la basílica ya había vuelto a su actitud habitual. Y ahora no tenía que coger aire para hablar.  

Sabes – Comenzó, dirigiéndose a Danica con una sonrisa – En el 1453, las tropas otomanas del Sultan Mehmed II tomaron al fin Constantinopla, tras años de guerras y conflictos contra los Bizantinos. Como era costumbre durante la época, los soldados victoriosos tenían permiso para saquear la ciudad a voluntad durante 3 días, y la catedral no quedó exenta, y obviamente, al ser un edificio emblemático, fue uno de los mayores objetivos de los asaltantes. Durante el asedio había servido como refugio para cientos de personas, hombres demasiado jóvenes, viejos enfermos o heridos para luchar y mujeres de todas las edades. Las oraciones que lanzaron durante los días en los que estuvieron atrapados durante la batalla no les ayudaron de mucho, puesto que en cuanto las tropas musulmanas derribaron las puertas, violaron a las mujeres y esclavizaron a los niños… a los hombres simplemente los mataron. Tres días después, entro el Sultan y exigió que el edificio se convirtiese en una mezquita. Seguramente el suelo aún estaría manchado de sangre cuando lo hizo. Hace un par de días me hubiese horrorizado solo de imaginar la escena, pero ahora… Ahora me entra hambre.

Se quitó las gafas y se las metió en el bolsillo de la chaqueta, mientras observaba la zona, curioso, aún con un rastro de la sonrisa en su rostro.

La verdad, pensaba que iba a pasar la noche solo… No puedo decir que me moleste que tú hayas decidido acompañarme, pero tenía ganas de perder de vista al resto. No puedo confiar en ninguno de ellos. Lo supe desde el momento en el que vi lo que ahora hay en ellos, desde el momento en el que los escuché  discutir con Verddatha.  Ahora estamos unidos por la tarea de eliminar a los strigoi, y por los retazos de nuestra propia conciencia que aún conservamos, pero en el momento en el que nos libremos de los Strigoi, en el momento en el que “Ravana, “Baal”, “LaSombra”  devoren el ser que eran Syria, Tobías y Heikki, se echaran los unos contra los otros. Lo sé porque yo mismo noto como me pasa a mí, noto la vanidad y el orgullo que nunca antes había tenido. Y noto la unión que teníamos en el pasado.

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22/05/2018, 19:35
Richard Collins
Sólo para el director

Suprimió gruñidos de irritación mientras hablaba sobre Constantino, Justiniano y los sultanes otomanos. Se recriminaba a sí mismo el fallo de no haber dejado claro que quería ir solo. Al menos sólo era Danica quien realmente iba con él, y los otros dos eran cargas temporales.  Podría haber sido peor, al menos en Danica no desconfiaba… No del todo. Ya no eran hermanos, no eran Malkav y Arikel (al menos él se negaba a convertirse en esa mujer si iba a mantener ese cuerpo) pero aún notaba la conexión. Lo suficiente como para estar más abierto a ella, pero no lo bastante como para fiarse ciegamente.

En otra ocasión, la mera idea de visitar Estambul en persona le hubiese hecho mojar los pantalones de la propia emoción, pero esa noche no le importaba lo más mínimo… él quería probar sus nuevos poderes. Quería volver a controlar a una de esas agusanadas bestias con un simple pensamiento, quería probar a hacer lo mismo con humanos, pero a la vez no quería demostrar todo su potencial frente a Danica. Pero no iba a dejar pasar la noche sin hacer nada útil para el futuro… La mejor manera de ganar aliados es tener un enemigo en común – Se dijo a si mismo mientras comenzaba a conversar con su “hermana”

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22/05/2018, 19:48
Danica Dvorák

Durante el camino que hicieron en común con Tobías y Syria, Danica permaneció en silencio, caminando un paso por detrás del grupo. Vigilaba con la mirada a los pocos humanos con los que se cruzaban y no notó la cháchara del profesor hasta que se separaron y la detuvo. La ausencia de su voz la hizo mirarlo con una preocupación que no iba a poner en voz alta. Que hiciese el resto del camino callado era raro en él. Y a la exploradora nunca le habían gustado las cosas que se salían de lo normal, solían ser peligrosas. 

Así que cuando se decidió a hablar de nuevo al llegar a la basílica, los músculos de sus hombros se relajaron un tanto. Sus ojos recorrieron el lugar, impresionante incluso para alguien como ella que no valoraba en demasía las creaciones de la humanidad. Al principio no tenía mucha intención de escuchar lo que Collins decía, pero para su propia sorpresa, se dio cuenta de que su discurso la atraía. No a ella, la exploradora, sino a esa parte de ella que rebullía desde su sangre. Para cuando quiso darse cuenta estaba escuchándolo con atención y hasta dibujó una media sonrisa llena de ironía cuando terminó de contar la historia. 

Pero fue cuando cambió de tema cuando los ojos de Danica lo buscaron y una pequeña arruguita se formó entre sus cejas. Escuchó todas sus palabras sin dejar de mirarlo y cuando acabó su mirada se debatía entre el desaliento y la esperanza. Entendía a qué se refería Collins, no de una forma racional, pero podía sentirlo ella también, esa esencia que cada vez ocupaba más de ella misma, que se abría hueco sin contemplaciones, pero que, al mismo tiempo, le abría los ojos a cosas que antes no habría podido ver, mucho menos comprender. 

Podemos hacerlo mejor —dijo, sin estar del todo segura de si esa afirmación venía de su cerebro o de su sangre—. El mundo es grande, podemos separarnos cuando todo termine. Cada uno podría tomar su camino. 

Desvió su mirada hacia las columnas de la basílica. Hizo una pausa y sus dedos tamborilearon sobre su cinturón en un gesto que le recordaba la humana que era, que había sido. En el silencio exterior podía notar su mente funcionando con eones de voces al mismo tiempo, había algo que quería decirle al profesor. 

Tengo que darte las gracias —dijo, volviendo a mirarle con un poso de afecto en sus pupilas que no había mostrado antes—. Por Nissiku. Por respetar su nombre. Tú lo entendiste.

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22/05/2018, 11:04
Tobías Quinn

—La ciudad es preciosa, ojalá podamos visitarla en un futuro sin Strigoi, toda ella para nosotros —la vida había seguido adelante, si a ser esclavos de los strigoi se le podía llamar vida—, busquemos mercados abiertos o cerrados donde podamos conseguir bastantes provisiones. 

Reflexioné —Si no están abiertos, seguro que con nuestras nuevas habilidades podemos colarnos y conseguir comida y bebida disimuladamente. 

—Veamos si encontramos alguien del que alimentarnos. Debemos practicar y tratar de hacerlo sin causarles demasiado daño. Espero que podamos controlarlos y no cambiemos unos amos por otros. 

Seríamos menos repugnantes pero no mejores si no podíamos hacer eso. 

- Tiradas (1)
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24/05/2018, 22:39
Syria Keogh

Caminó hasta el punto de separación con el grupo, siendo una cuadrilla. Ensimismada en los edificios que descubría por primera vez, ante sus nuevos ojos. Cuando el otro par se macha, no se molesta en despedirse, siguiendo su camino junto con Tobias. Mantiene las manos metidas en los bolsillos de un abrigo, pese a que ya no siente frío, ni calor. Era increíble lo maníatico que era el cuerpo mortal. 

Podremos - contestó a Tobías, con un aire seguro en la voz, contundente. Le hizo gracia lo que comentó después... - ¿Nuevas habilidades? ¿De verdad sigues pensando algo así? Hemos soñado lo mismo.

Miró alrededor, pensando que no debía ser muy complicado encontrar comida, mortal y no mortal, en una zona comercial como aquella. Aunque era tarde...

Es tarde, si hay algo abierto, mejor. Si no... tendremos que hacerlo por la vía menos habitual. - siguió mirando alrededor, aunque con la cabeza en mil cosas. ¿Temia no poder controlarse a la hora de comer? Si. Pero una parte de ella sudaba de eso... Otra, en cambio, sentía miedo.- Quizá haya un 24h de esos. Y para nosotros... cualquier sitio con gente. Incluso un pub o similar.

 

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25/05/2018, 00:29
Richard Collins

Collins escucho con atención lo que Danica tenía que decir. Lanzó una triste sonrisa cuando le dio las gracias por el asunto de Nissiku, pero no dijo nada sobre el tema, simplemente se limitó a asentir. Tras dar unos segundos de silencio para dejar ese tema de lado, volvió al anterior.

Podemos hacerlo mejor – Dijo parafraseando a la exploradora, para luego asentir con firmeza, repitiéndolo, convirtiéndolo en un juramento – Podemos hacerlo mejor. Nosotros, lo que queda de las personas que acudieron a Prípiat arriesgándolo todo para… intentar salvar el mundo, con lo dramático que suena. – Otra vez la sonrisa tristona vuelve al rostro de Collins – Mírame, melancólico por unos hechos que pasaron hace apenas una semana… Pero… Aunque nos separemos, aunque nos dividamos el mundo a trozos como los generales de Alejandro, me temo que los seres… los demonios que hay en nosotros no nos van a permitir olvidarnos los uno de los otros. Lo siento, filtrándose desde mis venas a mi mente y alma, como una enfermedad, la desconfianza y el miedo, el odio y el desprecio. Es pura maldad, una bestia egoísta, y no quiero ni imaginarme lo que habrá dentro de ellos – Suspiró, pese a que le era anatómicamente innecesario, para dar por finalizado su discurso.

Ojala pudiésemos quedarnos varios días, me gustaría visitar todos estos lugares con tranquilidad, pero creo que no podemos distraernos demasiado. Vayamos a algún barrio con más actividad. Al fin y al cabo le prometí a Merkel intentar hacerle llegar algo de comida, y creo que nosotros también necesitaremos alimentarnos

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25/05/2018, 23:31
Danica Dvorák

La cabeza de Danica se movió imitando el asentimiento del profesor, como si así pudiera afianzar esa idea y darle más consistencia. Después lo escuchó con esa atención que aún no le pertenecía del todo. No sabía quién era ese Alejandro ni qué habían hecho sus generales, pero no le pareció más relevante que la cascada de datos que aquel hombre podía liberar a cada paso.

Sin embargo, cuando empezó a hablar de esa presencia que fluía desde sus venas, su ceño se frunció en desacuerdo con los adjetivos que le dedicaba. Ahí empezó a negar con la cabeza. 

¿No sientes su belleza? —preguntó, con un brillo distinto en la mirada, uno que se asemejaba al de aquel joven demasiado sabio—. Puede ser la más egoísta entre ellos, pero también es capaz de crear y sus obras elevan el espíritu. Sus creaciones tienen alma, tienen ingenuidad, van más allá de la vista. Son una parte de ella, la mejor. 

La exploradora detuvo esas palabras tan poco propias de ella con una mueca extrañada en los labios. Pensó en Jarek y creyó comprender el vínculo que sentía atándola a Collins. Creyó ver un atisbo de lo que podía pasar... ¿o era algo que ya había pasado? Cuando habló de nuevo su tono volvía a ser tan seco como siempre. 

Pero la soledad sacará lo peor de ti. De ella. Lo que sea. —Hizo un gesto con la mano y sus ojos lo miraron con determinación cuando expuso lo que le parecía la única conclusión lógica—. Me quedaré contigo. 

Echó un último vistazo a aquel rincón tranquilo del mundo y asintió con la cabeza, dispuesta a seguir al profesor adonde quisiera ir. 

Quinn dijo que le llevaría provisiones a Merkel. Vayamos a alimentarnos nosotros. 

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27/05/2018, 19:15
Tobías Quinn

Hemos cambiado, eso no había ni que decirlo. Yo trataba de seguir siendo ¿humano? O tratar de proteger a los humanos. Ahora tendríamos que alimentarnos de ellos. Danica estaba segura de nuestra capacidad de conseguir provisiones. Sólo tuve que pensar un poco y asentir. 

—Sí, sigo pensando así. Me siento Tobías y aunque tenga sueños que me aterran, sigo pensando lo mismo. Quiero ayudar a mis seres queridos y a todos los que sufren. No hay derecho a que te arrebaten la vida y te transformen en una aberración sin mente. Siempre ha habido personas más y menos poderosas, mejores o peores, pero odio a los monstruos informes. Nadie ha creado tanto sufrimiento como ellos. 

Menuda parrafada —Joder, parezco Collins. ¿Cómo te sientes tú? ¿Sigues siendo Syria o notas algo más? —dime que sigues siendo humana, algo, al menos algo, joder... yo nunca decía tacos...

—Será mejor ir primero a un pub, o bar, como dices. Puedo fascinarte a alguno. Podremos robar o comprar mejor si estamos... no sé, ¿saciados? No quiero que luego no haya nada abierto y aparezca alguien y pase otra situación de estrés como en la cueva. Joder, eso es lo que me preocupa más, la cueva... lo que pasó allí. No las estatuas, sino los pobres de los que nos alimentamos. Eran de los nuestros.  

—Por alguna razón estoy seguro que todo saldrá mejor si no tenemos Hambre. ¿Por qué me da miedo esa palabra?

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27/05/2018, 22:30
Director

Las calles no estaban demasiado pobladas de gente, la razón era más que evidente. De noche el peligro era mayor. Tras retroceder unos pasos Richard y Danica se encontraron con Tobías y Syria que parecían buscar lo mismo: Algo que comer.

Apenas tuvieron que caminar demasiado entre los cuatro para encontrar una calle con terrazas y un ligero alboroto de humanos hablan, riendo y disfrutando de una comida y una salida nocturna. Era fácil adivinar entre los comensales que aquella gente tenía recursos, los sacaran de donde los sacaran, por lo que se creían con cierta inmunidad para encontrarse allí sentados.

Lo extraño era que no hubiera strigois cerca, de alguna forma se libraban de sus visitas en la terraza y de sus ataques repentinos cuando tenían demasiada hambre y no había nada que los controlara. Apenas pasaban coches por la calle, ni gente caminando, pero aquellas terrazas de aquella calle eran como una zona vip de la que disfrutar de la noche, como antaño hicieron millones de humanos si así lo deseaban.

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31/05/2018, 14:40
Syria Keogh

Estuvo a punto de darle la razón a Tobias. Sí, estaba tomando tintes de Collins y ella tuvo que enarcar una ceja cuando se puso a divagar en modo paja mental sobre moralidad o ética, o como mierda deba nombrarse. Por supuesto que ella misma tenía tales dudas existenciales, pero no se ponía blandita con nadie, no con cualquiera al menos. Porque, en cualquier caso, él era lo que era en el fondo: un casi extraño con el que había compartido viaje y experiencia, pero al que en el fondo no conocía.

Agradeció el hallazgo con Dánica y el rey de Roma, pues le evitó tener que contestarle a preguntas incomodas. No era de eso de lo que ella quería hablar, sino del sueño. Sueño al que, por cierto, nadie parecía dar importancia por más que ella había sacado el tema.

Saludó a la pareja con la mano.

¿Todo bien? - preguntó, tras lo cual seguimos caminando en busca de un objetivo común. La caminata parece dar sus frutos y damos con algo que es, por mucho, curioso. 

La falta de strigoi es cantosa, al igual que la tranquilidad de los mortales que parecen disfrutar de una apacible velada. Es como si supieran que estaban a salvo, o lo creyeran al menos.

¿Pero qué tenemos aquí...? - acaba preguntando, ante la peculiar escena.

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31/05/2018, 14:51
Tobías Quinn

La respuesta de Syria se perdió, si es que pretendía dármela, en el encuentro con Danica y Collins. Los habíamos reconocido en seguida, desde lejos, gracias a nuestros nuevos sentidos. 

Nos juntamos, Syria saludó brevemente y yo mismo levanté una mano. Ahora sólo importaba la cacería, y la información. 

—No se lo que ocurre aquí pero es extraño. Voy a agenciarme a algún humano y preguntar. 

Ya les llamaba "humanos". Me sorprendí por un momento pero apreté los dientes.

Miré alrededor y busqué algún adulto, hombre o mujer de más de cuarenta años que avanzara sólo o que paseara por la zona, me acerqué a él y con una sonrisa lancé mis poderes. Quería encantarle y sonsacarle. ¿Cómo demonios estaban tan alegres en la zona sin strigoi? ¿Que pasaba allí? y ¿Había venido con alguien? 

A fin de cuentas me iba a alimentar y era importante conocer la zona de caza. 

- Tiradas (2)
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03/06/2018, 00:17
Richard Collins

Collins se reencontró con Tobias y Syria, sonriendo encantadoramente mientras se limpiaba los cristales de las gafas. Se las colocó mientras conversaba.

Al parecer, el hambre gana a la curiosidad y me he visto obligado a abandonar el turismo cultural que tantas ganas tenía de llevar a cabo.

Collins también observaba a los humanos con ligera curiosidad, y sonrió abiertamente cuando Tobias fue a encandilar a uno de ellos.

El profesor se acercó a uno de los que parecía ser nativo de la ciudad, aunque cuando comenzó a hablarle, pese a la atención que le prestaba, parecía no lograr entenderlo. Cambio de objetivo, y paró a uno de los camareros, un muchacho joven que parecía necesitar un descanso, y que por su trabajo tenía unos conocimientos básicos del idioma más universal en ese momento de la humanidad.

Perdona, siento interrumpir – Dijo, parando al muchacho, que se quedó mirándole embobado. Collins lanzo una sonrisa al que parecía el jefe del chiquillo, y le hizo un gesto apaciguante con la mano, asegurándose de que les dejase en paz unos minutos – Estoy un poco perdido en la ciudad, y me gustaría que me señalases el camino hacia la mezquita del Sultan Ahmed. ¿Te importaría acompañarme un trecho y darme direcciones? Tengo un sentido de la orientación terrible.

La última frase la dijo llevándose ya al chico hacia una de las calles menos transitadas. Desde ahí tardó poco en quedarse fuera del alcance de visión de sus compañeros.

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03/06/2018, 00:18
Richard Collins
Sólo para el director

Una vez perdidos de vista Syria y Tobías, Collins siguió lanzando preguntas al chico, que entendía lo básico para responderle.

¿No hay Strigoi aquí? ¿Es una zona segura? ¿A qué zonas no debería acercarme para no toparme con ellos?

Una vez sus dudas fueron resueltas, y en la soledad de la oscuridad, Collis se alimentó del chaval, Lo justo para no dejarlo demasiado débil y que pudiese volver a su puesto de trabajo.

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03/06/2018, 00:18
Richard Collins
Sólo para el director

Otra vez se encontraban con esos dos. Collins había esperado no tener que volver a verlos durante lo que quedaba de noche, pero parecía que alguna fuerza superior se empeñaba en juntarlos. Bueno, pues no iba a quedarse mucho rato con ellos… Quería alimentarse, y no era algo que fuese a hacer delante de un público, por lo que tenía la excusa perfecta para alejarse y buscar algún strigoi con el que practicar sus poderes. Se preguntó hasta qué punto era necesario tanto secretismo, pero solo fue durante un breve instante antes de que algo en su interior lo acallase. Sí, ahora eran todos compañeros con un fin común… pero su sangre estaba pútrida de egoísmo y vanidad, y luchar contra ello iba a suponer un gasto de energía inútiles.

Miró como Tobias usaba sus nimios poderes con uno de los humanos, y no pudo evitar mostrar una sonrisa condescendiente. Él podía tener toda esa terraza de gente postrada literalmente ante el con solo dejar fluir su sangre. Eso, lo sabía, pero lo que necesitaba descubrir es si podría hacer lo mismo con los Strigoi. No perdió más tiempo y comenzó su caza… por ahora, la de alimento. Pronto vendría la de conocimiento.

Notas de juego

Activo Auspex 2 y la Presencia necesaria pa encandilar al tipo. DUH 

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03/06/2018, 17:27
Damon Gates
Sólo para el director

El pasado-presente estaba hablando para Damon-Saulot y Saulot-Damon estaba complacido. Las piezas iban tomando las posiciones que se esperaba de ellas.Unas arriba. Otras abajo. Algunas juntas. Otras, rotas. Todo cobraba sentido.

Incluso cuando Damon todavía no recordaba todo sobre su pasado Saulot, y Saulot todavía no recordaba todo sobre su futuro Damon, la Rueda estaba girando y lo que estuvo abajo volvió arriba y lo de arriba, abajo y todo volvía a su posición.

...lo que es, sera y fue...

Y para Damon eso era extraño y lógico al mismo tiempo. Observando las luces de Estambul, el palpitar de la sangre, entendió cuál había sido el sentido de su camino. El porqué de su búsqueda durante años. El porqué de su rabia y el del desprecio.

El porqué de las pesadillas. La explicación de aquello. Lo que se escondía dentro del huevo negro* rezumante. Ese huevo que había creado él mismo para protegerse de su mismedad. La cáscara se estaba resquebrajando y pronto toda la sangre se vertería en la ópera.

El creía en los monstruos, pero no en sus máscaras. Lo que antes no comprendía ahora le era claro: no veía el juego de máscaras porque ese teatro se inició milenios antes y necesitaba de su propia memoria dormida para quitar los lazos a los antifaces. Y, entonces sí, entendería que el juego se había maquinado con engranajes de tal tamaño que él no podía verlos, del mismo modo que el hombre no puede ver el universo en el que está inmerso.

Pero, con Saulot susurrando, los engranajes ya eran claros. Y Damon sabía quién era, qué hacía y cuál era el sentido de todo aquello. Empezaba a entrever lo que Saulot quería de él. Y lo quería incluso antes de haber sido devorado por el monstruo-santo. Por eso había dedicado años la búsqueda de la verdad. Porque, en realidad, ya era Saulot. Era el Padre antes de que el Padre devorara al Hijo que era. Así había sido preparado.

Era uno de los Puros, de los Elegidos, de los Destinados. Y nadie como Saulot para manejar los hilos de lo que se ha visto y lo que se verá, la tercera dimensión detrás del velo y la palabra final. La Ascensión y el Misterio. El tercer ojo veía y sabía. Damon había nacido y sido con todo el peso de su propia realidad, sin haberlo sabido, porque él mismo era uno de esos engranajes titánicos. Él siempre había sido Damon Gates, la puerta del espíritu, del protector, del ángel. Del demonio. La puerta se había abierto al fin y el demonio protector, el santo, la atravesaba en su viaje proyectado a través de las eras.

El momento había llegado. La humanidad, la perdida, maravillosa, terrible y estúpida humanidad, necesitaba un guía. Un defensor. Saulot lo supo y lo previno y lo preparó y, así, se retiró con los suyos, esperando que la Rueda girase hasta que llegara la hora de la siega.

Una hora en la que, por fin, Damon pudiera hacer lo que siempre había buscado. Eso que le devoraba por dentro.

Acabar con la suciedad del mundo y guiarlo hacia una nueva luz.

La luz de Saulot. Con una nueva Primera Ciudad, pero esta vez una Ciudad del Espíritu, del Alma Santa, del daimón de la sangre, no de la piedra y el oro. La humanidad a salvo bajo el protector amor de Saulot y su progenie. Una humanidad limpia, pura y feliz.

Purificada. Agradecida. Servicial. Sumisa. A salvo.

Y, para alzarse, dominarla y salvarla, había que tomar decisiones.

Notas de juego

*De su propio diario, una pesadilla recurrente:

[…] volví a soñarlo. Mi Yo de 12 años le tendía a mi Yo actual aquel gran huevo negro, que de inmediato se ponía a rezumar sangre. Sé que ese huevo esconde lo que pasó, pero no me atrevo a romperlo. De hecho no sé si mi Yo actual podría romperlo si lo intentara. Y no sé si debe hacerlo. He sobrevivido sin saber qué esconde y si mi cerebro ha puesto aquello dentro del huevo negro es por algo. Me he protegido a mí mismo cerrando el camino a un recuerdo que me podría matar.

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03/06/2018, 17:35
Damon Gates

Makela y Gates llegaron a la orilla oriental de Estambul en el distrito de Kuzguncuk Mahallesi. El dónde y el cómo no tenía importancia para Gates. No conocía la ciudad y no distinguía un barrio de otro. Pero aquella zona era claramente distinta de la que se veía en las postales del Estambul más esplendoroso.

Como todas las ciudades con historia, Estambul tenía su gloria y sus sombras. Su espacio histórico y sus restos. Y los dos renacidos estaban en una de esas zonas donde la gloria no había pasado o, si lo había hecho, hacía mucho que borró su esencia. Bajo el gobierno de los strigoi las ciudades se habían polarizado como nunca antes, en espacio y en el tiempo.

Y allí, en Kuzguncuk Mahallesi, podían ser testigos de ambos fenómenos. La pobreza del suburbio, alejado del brillo que llegaba desde la otra orilla, y el espanto de la noche. La plaga de la nictofobia no entendía de idiomas. Cada noche, en cada ciudad y pueblo del mundo, el terror llegaba y la gente se estremecía. No era un trastorno mental, era psicosis de guerra.

Un terror que era mayor en las zonas pobres, por supuesto. Porque la defensa siempre era menor y la vulnerabilidad y le desprecio de las autoridades mucho mayor. En Estambul, mantener encendidas las luces de la diversión en la calle Istiklal era más rentable que dedicar esfuerzos a proteger barrios periféricos.

El silencio lo decía todo. En otros tiempos la noche habría llamado a cierto público alérgico a madrugar. Pero desde hacía mucho tiempo, lo seguro era esconderse. El lumpen, los rateros, los delincuentes, las putas… eran más frecuentes a la luz del día que bajo la luna. Las ciudades se emborronaban y todo se mezclaba, porque aprovechar las horas de sol era lo único que podían soñar muchos. La noche era para los atrevidos y para los ingenuos que creían en los mensaje de seguridad y tranquilidad de los gobiernos. Creer que los depredadores estaban controlados era de imbéciles.

Sobre todo aquella noche. Damon no necesitaba ver a la gente. Casi que podía sentir la vibración de su presencia en las casas, como si el barrio bullera en su escondite. A pocos metros a un lado y otro «olía» a vida, a sangre. Gente dormida y gente insomne, aterrorizada, temerosa de que un strigoi decidiera salir a cazar y eligiera la peor puerta.

Caminaban por una calle oscura y la visión en grises, negros y blancos de Damon presentaba la noche como un escenario de película antigua, distorsionada y deforme, como si ese Estambul de edificios inclinados y doloridos fuera una simple esquina más de El gabinete del dr. Caligari.

Entonces, en mitad del suelo, Damon vio algo. Algo distinto. Un charco de roja sangre. Roja. Rojo. Color. Se detuvo y lo observó con deleite. Sonrió, limpio y alegre. La señal. El mundo estaba cambiando y lo haría aún más. No volvería a ser gris, negro. Venían los tiempos del rojo.

Era el momento. Sí. Un nuevo tipo de depredador estaba despertando en el mundo. Un protector, un guardián, un santo. ¿No debían los protegidos rendir homenaje?

—Busquemos el rojo.