Partida Rol por web

-"Venga tíos, vallamos a ver... el mariscal no está de muy buen humor" exclamo a los demás mientras echo a correr hacia la dirección señalada por Laern

Rápidamente me alejo del mariscal y me adentro en la arboleda en busca de más mercenarios.

El hombre que corría a toda velocidad se para en seco.

Soy un campesino de Nolvil, ¡Necesitamos ayuda!

Sigue plantado en medio del camino, esperando una respuesta. En este tiempo te ha dado tiempo a observarlo mejor, y al parecer no lleva armas a la vista y sus ropas son de campesino.

- Sube pues a mi caballo, buen hombre, y muéstrame el camino hacia aquellos que necesitan guerreros- dice mientras se acerca al hombre trotando y le ofrece compartir montura. Aún subsistía el riesgo de una emboscada, pues los bandidos prefieren no atacar a viajantes en mitad del camino cuando lo pueden hacer fuera de él, mediante un cebo; sin embargo, el elfo considera que no acudir a una llamada de auxilio con tantos visos de ser real equivaldría a no merecer haber salido del bosque en busca de aventuras.

Ireth observó sin ninguna expresión en el rostro cómo el mariscar ejecutaba al mercenario. El malviviente no había tenido misericordia con sus víctimas así que no merecía ningún trato. De hecho, bastante barato había pagado su maldad.

Cuando Laern ordenó que buscaran más cómplices, la elfa levantó una ceja extrañada. ¿Qué le pasa que actúa tan impulsivamente? ¿Y su razón dónde quedó? Pero se guardó estas dudas para ella y se puso en marcha, suspirando, tras los pasos de Anioz y de Zarek. Al parecer, la noche sería muy larga y ya podía despedirse de la cena.

-Hey, vosotros dos, ¡esperadme!

El campesino se subió a tu caballo y te guió hasta el pueblo de Nolvil, y una vez allí...

Jilban y Laern se dirigieron a la casa del primero, donde supuestamente les estaría esperando el hobbit Morz. Por otro lado Anioz, Zarek e Ireth se adentraron en la arboleda en búsqueda de más mercenarios.

Antes de cruzar la plaza para llegar a la casa de Jilban os detuvisteis, el motivo no era otro que el regreso de todos los campesinos. Junto a ellos estaba el bueno de Görg.

Todos hablaban de lo cerca que habían estado del desastre y todo ese tipo de cosas, mientras otros daban efusivamente las gracias al enano y luego al mariscal.

Os adentráis en la arboleda en busca de más mercenarios, aunque nada os había hecho sospechar que pudieran haber más el mariscal os lo había ordenado.

La arboleda no era demasiado grande, o eso parecía desde fuera, pero suficiente como para que varias personas se escondieran. Y encima habían dos dificultades añadidas, la primera es la escasa luz que ofrecía hoy la luna, y la segunda es que la arboleda es bastante frondosa, y moverse por ella es algo difícil.

Laern saluda a Görg con la mano antes de verse abordado por los aldeanos.

-¡Tranquilo, está todo controlado! ¡Es sólo nuestro deber! ¡Hay que permanecer vigilantes todavía, no sabemos si siguen ahí, quédense en la plaza!

Con cada frase, consejo y orden va dando pasos hacia la casa, y su terrible humor comienza a diluirse en el jolgorio general. Se había enfurecido profundamente con otra derrota ante un enemigo esquivo que se le antojaba inalcanzable... Pero lo que importaba por ahora estaba ahí, rodeándoles. Al fin, cuando consigue reunir un poco de tiempo, llama la atención de su viejo amigo.

-¡Tú! ¡Huraño enano! ¿Dónde te habías metido, maldito?

Intenta fingir un tono duro e inmisericorde, pero le falla a mitad y se nota la chanza. Se había parado enmedio de la plaza, como si hubiera cambiado de propósito.

tiro percepcion, por cierto le dado al F5 sin querer y me ha hecho varias tiradas y muy raras por cierto, el caso que no me valen ninguna  xD

Puf, este Laern nos manda a hacer el trabajo pesado mientras él y el enano se van seguramente a cenar y emborracharse hasta las manijas de cerveza... Más le vale a los mercenarios haber dejado alguien atrás con quién desquitarme.

Ireth no estaba para nada feliz con tener que patrullar ese bosque. Desde afuera se veía inofensivo e incapaz de ocultar nada, pero una vez que se hubieron internado, se dio cuenta de que transitarlo iba a ser difícil, sin contar con que, al parecer, la luna no brindaría su calidez habitual, dejándolos casi en la total oscuridad.

Con atención, comenzó a recorrer los serpenteantes caminos, buscando alguna pista sobre la existencia de más mercenarios por allí. 

Tras un rato por la arboleda explorando os dais cuenta de que es bastante improbable de haya nadie por allí, el motivo es que no habéis encontrado ninguna huella, pisada, hoja rota, ni nada extraño, todo es de lo más normal.

-Bueno amigos, al parecer, es más que obvio que no quedó ninguno de la banda. Volvamos y tomemos una buena comida caliente que creo que ya nos la hemos ganado... -la elfa se notaba fastidiada. ¿Cuanto tiempo hemos perdido buscando fantasmas? laern no debería alterarse tanto... cada vez que lo hace actúa impulsivamente y nosotros terminamos pagando el pato.

Ireth dio media vuelta y emprendió el camino de regreso a la cabaña. Quería comer algo y tirarse un rato antes de que le tocar hacer guardia.

-"Si, mejor, volvamos, aquí ya está todo el "pescáo vendío" como dicen los lugareños..."

La sencilla conversación con los lugareños y su alivio ante los relativamente escasos daños sufridos no me distraen totalmente de la ausencia de aquel que busco. Parece que tenemos una rata escurridiza.

Cuando vuelvo junto a mis compañeros veo que todo está listo ya y encuentro a Laern de camino a nuestro provisional alojamiento. Todos nos saludan efusivamente, especialmente al mariscal. Dejo que pasen con una sonrisa para luego contestar las lindezas de mi "jefe".

Me pareció una injusta pelea y decidí buscar un enemigo de mi "talla" pero ese sucio animal nocturno que parecía gato resultó ser escurridiza rata.

Laern endurece las líneas de su rostro, el mal humor vuelve a imponerse.

-¿Ese renacuajo con pinta de alimaña? ¡Sabía que tramaba algo! Pero no... Tuve que soltarle, había otros en peligro.

Mira al suelo con su excusa barata en el aire y luego echa un vistazo a los bosques de alrededor.

-He mandado al resto de la tropa a rastrear los bosques, con un poco de suerte...

No sigue la frase. En sus ojos está esa derrota de hoy. Una casa arruinada, un montón de cadáveres... Y nada.

Mirando y señalando a la gente que nos rodea y sus rostros esperanzados no puedo por menos que recordarle que están ahí, vivos, sanos y salvos por hoy.

No todo es malo Laern, no todo. Quien intenta extorsionarlos emplea manos baratas e ignorantes. Será difícil quitar todas esas manos de su alcance, tendremos que pensar cómo hacerle dar la cara. Pero eso lo haremos mejor mañana. Hoy deberíamos descansar y vigilar, luego pensar.

Me pongo a retirar los cadáveres de los bandidos que han pretendido hacer daño a estos inocentes. Aún debo mantenerme ocupado un tiempo, la batalla siempre me excita y necesito continuar activo hasta que pueda descansar.

Las palabras del enano no convencen para nada al mariscal. Sigue con la misma expresión abatida y la mirada turbia, como si hubiera bebido. El problema es que no había probado gota. Tras unos momentos en silencio, observando los árboles como una estatua vigía, vuelve la cabeza hacia Görg.

-Volverán... No le hemos tocado un pelo a los responsables, no hemos cortado las verdaderas manos detrás de todo este asunto. Y no tenemos ni idea de or dónde volver a comenzar. Voy a casa de aquel aldeano. Si le encuentro, le interrogaré largo y tendido sobre ese cobarde amigo suyo, y cuán amigo es.

Dichas estas palabras, marcha hacia la casa de Jilban.

Me preocupa el estado de ánimo de Laern. Aunque no considere esto una victoria tampoco hay que mostrar a los aldeanos rostros preocupados, debemos darles ánimo.

Laern, no olvides quién es el enemigo. No debemos crearlos allá donde no los hay.

Es un pensamiento que durante mucho tiempo medité, sobre todo al poco de empezar a vivir en la comunidad humana. Si por mi fuera en aquel momento habría acabado con al menos la mitad de los habitantes de Talona por incumplir una u otra ley pero afortunadamente no estaba en mi mano semejante juicio. Yo mismo pronto me encontré incumpliendo con alguna norma incluso desconocida para mi.

Ahora es más fácil no juzgar. Basta y sobra con encontrar a los malos. A algunos incluso hay que llevarlos ante la justicia repetidas veces pero si se toma con suficiente humor puede ser divertido. Salvo que haya víctimas.