Partida Rol por web

Se lleva la mano derecha a la empuñadura de la espada, listo para desenvainar, pero deja la persecución en las manos de los que van delante de él, quedándose inmóvil al lado de los detenidos.

En algún momento mira de reojo al espía, esperando algún tipo de emoción en su cara al divisar a sus posibles compañeros.

Elladan intenta indagar algo en el rostro del preso, pero este permanece inexpresivo, de hecho estaba así desde hacía un buen rato.

Ya está, es suficiente. Con Görg hinchado de rabia y él mismo ardiendo en una fogata de odio, ya no le hace falta husmear el suelo y  perseguir como un buitre la carroña... Están ahí delante, y pronto no serán más que eso, comida para los cuervos.

-¡A la caaaaaaaaaaaarrrrgaaaaa!

Agita su espada hacia los asesinos y se lanza a la batalla.

Por otro lado el pobrecillo Morz intentaba relajarse de alguna forma, y una de las pocas formas que el pobre hobbit sabe relajarse es...

¡Ahhhhh! ¡Yo no he hecho nada!

Gritar.

¡Bastardos! Comencé a notar la escasez de vegetación. Al tiempo, laern gritó. Vimos a las figuras huyendo como ratas de navio.

¡La sucia desgana de la vida será el placer que esta noche probaréis! ¡¡AaAaaaahh!!

Y cabalgué tras el líder empuñando mi espadón.

Ya tenía ganas de escuchar esas palabras, ya era hora.

Tras el grito de Laern dejo correr a mi montura tras los otros seleccionando con la mirada mi objetivo, buscaré alguno que no sea perseguido por los demás, no quiero provocar confusiones ni encontronazos. Y esta vez nadie ha dicho que deba preocuparme por mantenerlos con vida. ¿O sí? Mmmmmm, terrible duda y ya no hay oportunidad de resolverla, habrá que improvisar.

¿A muerte?

Es lo único que llego a gritar mientras arreamos los caballos.

Ireth estaba un tanto avergonzada por haber perdido el rastro. Por suerte para la compañía, el mariscal había dado con él rápidamente y al espolear un poco los caballos el rastro los llevó a ver unas siluetas que se recortaban en el horizonte. Siluetas de seres corriendo, como si huyeran de algo.

En un abrir y cerrar de ojos, Laern, Görg y Zarek se lanzaron a la carga contra los posibles enemigos. En un rapto de prudencia, la elfa sostuvo firmemente las riendas de su montura, evitando que se contagiara del entusiasmo de las otras bestias y saliera a la carrera también.

-Alguien debe vigilar a los prisioneros- le dijo a Elladan. -También es un buen momento para que tengamos una conversación con el mediano.

-Morz... ¿por qué no nos cuentas qué es lo que está ocurriendo aquí? Realmente me gustaría oir tu versión antes de que interroguemos al espía. Después de todo, eres de los nuestros-

Los que se han adelantado no llegan a escuchar las palabras de la elfa. Laern encabeza la punta de lanza que había formado el grupo, a su lado marchaban Görg, Zarek y Anioz.

Con cara de pena y preocupación contesta el hobbit.

Pero si yo no sé nada, no conozco a este hombre, lo único que ha dicho de verdad es que soy de Tharion, pero eso ya lo sabíais porque os lo dije al conocernos.

¿Os tiene embrujados con sus "encantos"? dice con rintintín el espía.

Sabe mentir muy bien la verdad, además de mago seguro que valdría para espía.

-Cállate espía, a menos que tengas intenciones de largar todo ahora mismo. La relación que tenemos con el hobbit no te incumbe. Si realmente esperas mantener la acusación, comienza a dar pruebas... y con él presente. ¿O acaso le tienes miedo?- Ireth comenzaba a irritarse. Entre la persecución al culto y el espía que les había estado pisando los pasos por quien sabría cuanto tiempo, su paciencia estaba colmada.

El ruido de los cascos sobre el terreno pedregoso, su grito sostenido y los latidos de su corazón, que golpean sus tímpanos como si de tambores de guerra se tratara, hacne que el mariscal no escuche las palabras de sus compañeros. Quien vea sus ojos (su propia presa, pues va el primero) podrá notar dos llamas de puro odio y furia justiciera.

Escucha la conversación entre Ireth y los detenidos mientras vigila los alrededores, por si los séis que huyen tienen compañeros cerca, y de reojo se fija en que los tres atacantes del equipo no tengan problemas.

No le entusiasma el interrogatorio que Ireth pretende hacer justo en este momento, pero no tiene ni tiempo ni ganas de detenerla.

La pregunta de Ireth no obtiene una respuesta, ya que el espía gira la cabeza en busca del combate que va a dar comienzo.

¡A por ellos!

Me limito a gritar y empuñar con fuerza mi arma mientras nos acercamos al enemigo.

Los asesinos habían decidido dar media vuelta, pues iban a pie y no podían escapar de ninguna forma, y pelear hasta la muerte, o hasta la victoria...

Uno de ellos destacaba ante el resto debido a su altura y corpulencia, lo cierto es que si fuerais unos tipos normales os intimidaría bastante, pero no lo sois.

El terreno era plano en su totalidad, una llanura en toda regla, y además muy pobre en vegetación. Las rocas que pisabais hace rato también habían desaparecido, dejando paso a la tierra.

máster si me creo ahora una armadura de fuego, podría durarme para el combate?? (lo pregunto por si puedo ahorrar un posible turno si es que lo convoco en el turno de batalla)