Partida Rol por web

-Casi.-Respondió el clérigo.-¿Hay algo que puedas darnos que nos sea de ayuda durante el viaje? Como comprenderás, salvar tu vida después de hacer tratos con ellos vale algo más que tu ayuda...

El clérigo miró a su alrededor en busca de algo que pudiera "redondear" el trato, tal y como había hecho Zhaelin.

Pero, pero... Eso es mío! - Se quejó tímidamente el mercader aún sabiendo que su réplica caería en saco roto. ¿Con qué podré sobrevivir? Necesito algo para salir de aquí o no podré ponerme a salvo de ellos! ¿No lo comprendéis? - Su búsqueda de comprensión no encontró ningún puerto en el que amarrar. Mejor que les dé lo que quieren y que salgan cuando antes de aquí o veo que estas sabandijas me robarán incluso los calzones. Malditos aventureros de los infiernos. - Se quejó mentalmente Basrim sin pararse a pensar que aquello mismo que estaba sufriendo era lo que que durante tantos años había utilizado sobre otras personas. 

¿Te parece poco ese dinero? - Preguntó algo enojado al clérigo quien aún parecía no sentirse satisfecho con ello. Percatándose de un ligero movimiento del martillo que reposaba junto a sus pies el mercader se apresuró a suavizar el tono. Lamento decíos que me habéis dejado sin una moneda de bronce muchacho. Tendré que mendigar para poder poner tierra y agua de por medio si quiero volver a ver la luz del sol. - Comentó mientras extraía una llave de acero del bolsillo y se la cedía a Grasp. Es la llave de mis almacenes. Podéis quedaros con los dos caballos y con la carreta. Allí encontraréis trigo, cebada, avena, maíz y algunos embutidos si no se los han comido los ratones. Es todo lo que mis hombres pudieron recuperar después de que los zombis atacasen a mis muchachos y matasen incluso hasta las mulas.

Y ahora bien...si me permiten, tengo un largo camino que preparar. - Se apresuró a decir abrochándose el abrigo y estirándolo para suavizar las arrugas. Con gesto distraído se dirigió a la puerta.

Y entonces aturdido el monje levantó de su meditación. Se sentía renovado espiritualmente. Se pasó la mano por su calorosa y vio como el gordo guardaba silencio, parecía que el interrogatorio había terminado. Al menos para él pensó cuando vio recuperar la conciencia su agresor,al cual había dejado magistralmente ko.

Aldo se sintió satisfecho...... por el momento, la monedas que encontró la Elfa podrían servir, claro, Aldo y sus amigos no eran unos vulgares ladrones, pero algún castigo debía recibir aquel regordete de malas mañas.

Admiró su espada nueva, esperaba no tener que utilizarla nunca, pero era realista y sabía que por su hoja correría sangre, al menos hasta rescatar a su pequeña y adorada hermana.

Suspiró y miró de reojo a los bandidos que aún vivían y se le ocurrió una idea: -Grasp, Yenian, lleven a ese hombre a la otra habitación y manténgalo callado. -Dijo señalando con su boca a Nister que empezaba a recobrar sus sentidos. -Yo intentaré sacarle información a este otro!

Aldo esperó a que Tanek volviera en si, toda la información que necesitaban, pero conseguir información extra siempre era beneficioso.

-Señor Tanek -Dijo en tono seco cuando el hombre recobró la conciencia y Nister ya estuviera afuera -He conocido bien a tu amigo Nister, un hombre colaborador, él nos ha brindado una información bastante valiosa acerca de su organización y sus líderes, entre ellos Hulmar, nos ha dicho todo! a cambio de dejarlo libre. Por supuesto, soy un hombre justo y de palabra honorable, así que vamos a ofrecerte el mismo trato que a tu amigo, pero sabré si me mientes, y si me mientes....... Bueno, digamos que es mejor que no lo hagas, al menos si quieres salir de una pieza de aquí.

Respiró un poco más tranquilo. -Ahora escupe todo lo que sabes, o enfrenta las consecuencias!

Con la situación más que controlada, Yenian prefirió no decirle nada a Nü sobre su forma de actuar. Estaba enojado con él pero prefirió dejarlo pasar y no echar más leña al fuego, más tras su cruce con Aldo.

De este modo, el paladín quedó prestando atención a todo lo que fue diciendo Polter, el gordinflón estaba largando de lo lindo y toda esa información vendría al grupo como anillo al dedo. Por otra parte, la propuesta de Zhaelin le pareció muy acertada y sin duda la mejor opción a tomar… además las facilidades que estaba dando el mercader en cuanto a equipamiento e información invitaban a ello.

- ¡Eso está hecho, Aldo!, contestó a la petición del bardo por sacar de la habitación al guardaespaldas que quedaba con vida.

- ¡Vamos, aaaaaaaarriba!, tú y yo nos vamos a ir a dar un paseo, ordenó al maniatado guardaespaldas mientras le ayudaba a incorporarse y lo acompañaba a la habitación principal de la tienda. Una vez allí lo acomodó, por así decirlo, en una de las esquinas de la habitación, lo suficientemente alejado del resto para no poder escuchar con claridad la conversación que se daría lugar con Tarek.

- ¿Te vas a portan bien, verdad?, luego hablaremos contigo…, dijo mientras le frotaba la cabeza como si se tratase de un chucho. Acto seguido se alejó y se posicionó en la entrada entre las dos habitaciones para no perder detalle de la conversación con Tarek y poder vigilar mientras tanto al guardaespaldas.

Zhaelín volvió junto a su hermano mientras observaba la manera de actuar de Aldo. Se alegraba mucho de haber encontrado a un grupo tan capaz. Yenian se llevó al matón a otra habitación para que no estropeara el buen hacer de Lenguafilada. Por otra parte, Grasp se había hecho cargo de la profunda herida del inconsciente del mago. Miró a Nü con cara de enorme preocupación que contrastaba con la serenidad que emanaba en ese mismo momento el monje. Se forzó a sonreírle, aunque lo que deseaba era estar a solas junto a él y su madre, y vivir como habían vivido, felices a su manera. Si el plan que había propuesto salía bien puede que pronto Aldo recuperara a su hermana y eso, al menos, la reconfortaba. Pero aún sentía la desazón en su interior,lo que había visto la marcaría para siempre.

Sally sonrió, cómplice, a la elfa cuando encontró aquel pequeño tesoro. Desde luego aquella chica no paraba de sorprenderla.

La idea de hacernos pasar por agentes de aquellos payasos estaba bien, pero a Sally le preocupaba lo de los muertos que atacaban las caravanas de Polter. Ellos pasarían a ser objetivos de aquellas criaturas. La joven pícara nunca se había cruzado con ninguno de esos seres pero no tenía ninguna intención en hacerlo.

Ayudó a Aldo a incorporar al cabecilla, comenzaba el interrogatorio de verdad. Sally sacó su daga, completamente dispuesta a usarla si fuera necesario.

El monje terminaba sus plegarias y sus meditaciones, mientras sus compañeros seguían interrogando a sus compañeros. Por suerte no había visto a su hermana coger el dinero del mercader y cuando le diesen su parte no preguntaría. Era mejor así. No preguntar...

Jonas continuaba en la parte exterior aun, no estaba de más tener un ojo en el exterior verificando la zona, Aaron y Melk estaban al lado de él, todos juntos muy tranquilos.

Ajeno totalmente a lo que ocurría allá adentro estaba más que seguro que sus compañeros tenían la situación controlada.

El soldado abrió los ojos víctima de un intenso dolor de cabeza. ¿Qué había pasado? Al momento las difusas siluetas de Aldo y Sally se materializaron frente a él en actitud desafiante. Intentó moverse pero las heridas le recordaron porqué yacía en el suelo. Cuando estuvo lo suficientemente centrado escuchó lo que Aldo tenía que decirle. Asombrado por el detalle de que Nister lo hubiese traicionado miró en derredor con los ojos desorbitados. Arrrrggg hijo de mil padres!!!! - No sólo lo había traicionado a él, si no a la organización entera, incluido a Hulmar. - Maldito hijo de puta...o sea que esa rata ha vendido nuestro pellejo para escarpar como lo que es ¿verdad? - Tanek no cabía en si de rabia porque aquel que había considerado un leal aliado los hubiese dejado en la estacada. ¿Cómo ha podido hacerle eso a Hulmar? ¿Y más en estos momentos? - El hombre negó con la cabeza - No sé qué te habrá contado esa sabandija pero Hulmar no tiene nada que ver con lo de las mujeres ¿Me oyes? Nosotros sólo nos encargamos de proteger el Colmillo Oeste para que nadie moleste a los Xorlaii mientras realizan sus rituales. Trabajamos por dinero, ellos pagan y nosotros no preguntamos. Y para tu información, pagan muy muy bien. - Dijo con una sonrisa maliciosa. - Pero ahora la situación es crítica, nuestros hermanos  siguen allí encerrados, asediados por un enemigo invisible. Incluso los Xorlaii se han encerrado en las cámaras más profundas como ha ordenado su señor, el Gran Loraed, hasta que lleguen los refuerzos.

Las palabras del tal Tres fuegos impactaron en Zahelín como una bofetada en plena cara.

Horrendas criaturas carentes de sentimientos.- De repente las palabras de su amada madre la venían a la cabeza. Miró a su hermano con gesto serio y de preocupación. Era una locura ir al Colmillo Oeste. Pero por otro lado estaba la hermana de Aldo.

¿ Y si...? No, no puede ser.

Agachó la cabeza dejando que su pelo liso y rubio le tapara el rostro.Era arriesgarse demasiado pero a la vez tenían que saber. Se adelantó unos pasos hasta el prisionero.

-¿Y qué han hecho con las mujeres? Vamos, responde.- Apremió la elfa perdiendo la paciencia por momentos.

¿Las mujeres? - Preguntó con una mueca de desprecio en el rostro. - Las mujeres que traen al Colmillo Oeste son trasladadas una dekhana después de que los Xorlaii las examinen, o los dioses sepan qué más haecn con ellas. Las llevan a una celda en la parte inferior de la fortaleza, pero yo no suelo ir por allí si no es necesario. No me gusta el olor a muerte de esa zona. - Su rostro se contrajo al rememorar el olor. Es asqueroso, he oído que aquellas mujeres que no sobreviven a la bendición...son arrojadas a las cloacas para que los gusanos carroñeros se alimenten con sus entrañas y con la carne de sus bebes. - El mercenario sonrió sinceramente al ver el desagrado en las caras de sus captores. ¿Nunca lo habéis visto verdad? - Negó varias veces y bajó la mirada hacia el suelo - No sabéis dónde os estáis metiendo. He visto a los Xorlaii abrir en canal a un hombre sólo por tocar a uno en el hombro. - Rió de manera forzada.

 No sé cómo habéis llegado hasta aquí ni quién demonios sois, pero por mucho que Níster os haya dicho, ese patán no sabe nada. Nunca conseguiréis acceder al interior de la fortaleza.

Las tripas se revolvieron en el interior del Bardo al escuchar a Tresfuegos, de inmediato su rostro se tornó más pálido de lo habitual (y eso era mucho decir). Tragó saliva y abrió la boca, pero no supo que decir, por primera vez, su elocuancia había desaparecido, su lengua perdió su filo por el peso de las emociones fuertes que recorrían todo su cuerpo. Imaginar a su hermana en una de esas cloacas...... 

De repente se sintió nauseado, todo fue muy rápido y no alcanzó a llegar a la puerta cuando empezó a expulsar todo lo que había comido hace unos instantes en la posada, todo estaba sin digerir aún y el olor que expedía era peor que el aliento de un orco.
Cuando terminó, se limpió la boca con el sucio guante de la mano de la espada, sentía su estómago vacío y la piel fría como una mañana de (mes) Mazho. Miró por última vez a aquel hombre que no quería volver a ver en su vida y salió apresurado hacia afuera de la casa, donde aguardaba Jonas, debía tomar aire. Una bocanada previa al viaje que los aguardaba hasta el colmillo oeste...

Sally aguantó el tipo ante las palabras de aquel cerdo. Su idea cada vez estaba más clara. Miró al resto de sus compañeros

Deberíamos atarlos y amordazarlos y dejarles aquí. Así si alguien los encuentra tendremos tiempo de haber salido de aquí, y si nadie lo hace... habrán tenido un justo final. Id saliendo que yo me encargo de las ataduras. Traed al otro que yo me encargo.

La joven agarró una cuerda y unos trapos y se dispuso a atar de manera que no pudieran desatarse solos y a meterles un buen trozo de tela en la boca. 

Los ató rodeando por completo sus piernas, sus brazos fuertemente atados en su espalda, un buen trozo de trapo en la boca, uno de espaldas al otro mientras los demás la iban dejando sola con ellos.

Entonces Sally sacó su nueva daga, pensó en la cantidad de sangre inocente que aquel arma había derramado, en la cantidad de mujeres y niños que habría asustado o la cantidad de viudas y huérfanos había dejado.

Había llegado la hora de vengarles, sangre con sangre se paga. Agarró del pelo a Tanek y de un rápido movimiento le segó el cuello. Un pequeño hilo de sangre se produjo en su garganta pero antes de que la cabeza tocara el suelo un charco de sangre comenzaba a prepararse. Después se acercó al cerdo de la puerta y repitió la operación. 

Limpió la daga con las mugrientas ropas que Zhaelin le había dejado al quitarle la armadura y se alzó para salir de allí.

Un pensamiento cruzó su mente, no, no se sentía mal por haber asesinado a dos hombres a sangre fría, no se sentía mal por haber asesinado a aquellos dos hombres. 

Salió del establecimiento donde estaban los demás. Ya están a buen recaudo. Sólo una mirada cómplice con Aldo pudo dejar ver lo que allí dentro había ocurrido.

El paladín entró en cólera al oír hablar a Tanek del trato a todas aquellas mujeres con tan poca delicadeza y entre risas…

- ¡Se acabó!, creo que ya hemos oído suficiente, exclamó mientras se adentraba de nuevo en la habitación e iba directo al preso con cara de muy pocos amigos. Claramente enojado, Yenian cogió del cuello a Tanek y lo levantó con fuerza. Por suerte éste pudo ayudarse con las piernas para incorporarse…si no, probablemente le habría roto el cuello.

- Escúchame malnacido, por suerte o por desgracia jamás sabrás como nos fue en la fortaleza…¡pasarás el resto de tus días entre rejas!, gritó el paladín a un palmo de la cara de Tarek al que ya le saltaban las lágrimas por el dolor. – ¡Andando!, le ordenó tras soltarle y empujarle hacia la salida.

- Oídme, yo me encargaré de estos dos. Si alguien quiere acompañarme será bienvenido. Nos encontraremos en los almacenes de Polter, haceos con todo el equipo necesario para salir cuando antes, concluyó mientras agarraba por la espalda al preso y se disponía a salir de la tienda.

Sally aguantó el tipo ante las palabras de aquel cerdo. Su idea cada vez estaba más clara. Miró al resto de sus compañeros

Deberíamos atarlos y amordazarlos y dejarles aquí. Así si alguien los encuentra tendremos tiempo de haber salido de aquí, y si nadie lo hace... habrán tenido un justo final. - Con gusto la muchacha les hubiese dado su merecido pero la pronta intervención de su amigo hizo que sus planes se desbaratasen. Resignada por el hecho de que aquellos malhechores no sufriesen su merecido castigo, levantó al otro guardaespaldas y a empellones lo sacó de la tienda tras Yenian. La mirada que aquella pequeña muchacha lanzaba a los dos soldados del Colmillo Oeste les hacía saber que su destino habría sido otro muy distinto de no haber intervenido su amigo.

Al escuchar a Yenian y ver como sacaban a los sujetos Jonas imagino que ya el interrogatorio había terminado, era raro ver al paladín tan fuera de sus cabales.

Mas atrás la pequeña Sally quien no parecia estar tan alegre, definitivamente algo tiene este sujeto para lograr ese efecto...

A Jonas solo le quedo decir los acompaño mientras acomodaba su cimitarra y hacia una señal a sus amigos para que estos le siguieran, un poco de protección desde las espaldas no caería mal y menos en este pueblo.

¡Maldito!

Entendía perfectamente las reacciones de los demás. Sobre todo la del pobre Aldo. Las probabilidades de supervivencia de su hermana embarazada eran cada vez menores y, la informaciones vertidas por el rufián que tenían delante, no eran nada halagüeñas. Zahelín apretó los puños para contenerse y mantuvo, esta vez, la sangre fría. Asintió a Yenian y se dispuso a salir junto con los demás. Allí ya habían acabado su trabajo. Tenían un plan y poco tiempo para llevarlo a cabo.

- Debemos darnos prisa. Me haré con algo de equipo y nos vemos allí.- Salió sólo echando la vista atrás para ver i Nü iba con ella.

Una vez decidido el curso de actuación para el resto de la jornada, el grupo se separó para hacer los preparativos a fin de partir hacia el Colmillo Oeste cuanto antes. Aunque en términos de distancia no quedaba demasiado lejos, el problema radicaba principalmente en cruzar los escarpados pasos montañosos que en esta época del año podían ser un desafío en sí mismo mucho mayor que los combates que habían sufrido durante su viaje hasta aquí. Desde luego los peligros que allí encontrasen serían otro cantar del que podría conversarse larga y detenidamente, pero por desgracia no había tiempo para ello. Así pues Yenian, acompañado por Sally, Jonas y sus compañeros caninos, pasaron largo rato entregando a los prisioneros y asegurándose de que estarían a buen recaudo. Por supuesto tuvieron que dar cientos de explicaciones sobre cómo habían logrado capturarlos y por qué motivos lo habían hecho. El hecho de que la Alegre Sally se encontrase en ese grupo fue de gran ayuda ya que fue la encargada de derivar las pesquisas de las autoridades por lo derroteros que ella quería, a fin de mantener en el secreto la misión principal. Nunca podrían estar seguros acerca de dónde la Organización tenía depositados sus ojos y oídos atentos a cualquier posible ataque contra ellos. 

Los hermanos elfos tampoco pasaron el resto del día dedicándose a la molicie ya que había que buscar bien en la ciudad si se quería obtener buenas ofertas a la hora de comprar. Aunque normalmente su madre era quien se había encargado de realizar estas tareas las veces que cruzaban por pueblos y ciudades, Zhaelín no había perdido el tiempo cuando ella lo hacía y siempre estuvo atenta a las triquiñuelas que los comerciantes utilizaban para vender sus mercancías. Si alguien intentaba timarlos, tendrían que vérselas con ella. De paso, ese tiempo alejados del grupo les vendría bien para compartir sus preocupaciones y pareceres.

Por caminos separados pero no menos ocupados, el resto de compañeros, Aldo, Grasp y Al-Baridel, también aprovecharon el resto del día libre para dedicarlo a sus principales preocupaciones, ya fuese recopilar información, comprar o como en el caso de Al-Baridel, lavar sus ropas teñidas de sangre y adquirir diversos componentes de conjuros que podrían servirle más adelante.

A diferentes horas, los compañeros fueron pasando por la posada para recoger sus escasas pertenencias y dirigirse hacia la parte exterior de la ciudad, donde Basrim Polter había construido sus almacenes.