Partida Rol por web

-¿Y acogerse a sagrado? No como un malhechor -se apresuró Rui a aclarar-, que aquí, por supuesto, más honrados que somos, y nos hacen funcionarios de la corona, pero como si un lugar libre de la llegada de malos espíritus, libre de las malas intenciones de entes malignos. Yo propongo que el rector entre en la capilla de la universidad, que allí espere, y atender nosotros a la habitual impaciencia del demonio, que le hará cometer un tropiezo para el que estaremos preparados.

Contento con lo que consideraba una idea excelente, un plan sin fisuras propio de sus años más sobrios como estudiante, se pellizcó Rui los extremos del bigote, para acentuar su sonrisa.

De acuerdo con la idea.  Por lo del demonio suelto, masquenadamente.  

Ahora bien, Jonah, ¿que razón dieron los matones para querer finiquitar a nuestro rector? 

Lo dijeron, et da ígual el cómo -le respondí-. Pero esos hideputas durante la paliza lo confesaron... El caso es que el rector va a ser llevado a la tumba si no lo impedimos. Acogerse a sagrado no sé si funcionará... ¿Y si quien lo haga se vale de tipejos a sueldos que les da igual entrar en doquier por una monedas? Creo que debemos establecer puntos de vigilancia, o tal vez como dice el hermano Tolomeo.

Bien don Bernardo.  A seguir su rutina normal.  Claro, lo acompañarán unos nuevos "estudiantes" y ayudantes pues para la emboscada -les dijo con un guiño- lo mejor será ponerlos en un disfraz de unos debiluchos y nada amenazantes estudiantes.  

No que Payo y yo lo necesitáramos, jajaj.  -se rio de buena manera Tolomeo.

Vamos a las bodegas por unos de esos sayales blancos, que os disfrazaré alguacil de tal manera que hasta se querrán usté y sus ayudantes quedar acá en la Universiá a acabar los estuios.  

Lo mismo a usté Shamuel y Don Rui.  Claro que por su más edad y donosura -le dijo al segundo- de profesor irá disfrazao.  Que bien estaría, que seguro mucho que enseñar de la vida real podría usté a tanto imberbe inocente que aquí se pasea. 

Algo de diablo se coló, que su segundo disfraz, a Don Rui mismo, pues quedó o muuy bien, o muy mal.  Tolomeo no sabía.  Muy bien quedó, demasiado.  

¿Que me recuerda?  -pensó dudoso. 

-De acuerdo con el plan para el día-asiente Payo-No obstante, en lo que se refiere a la noche, creo que mi idea sigue siendo una opción a tener en cuenta. Pero bueno, ya lo veremos llegada la noche. Por lo de pronto, a ver qué pasa a lo largo del día. Quien fuere el asesino, parece que tiene prisa en lograr sus objetivos. Tranquilo, Don Bernardo. Yo no soy un gran combatiente, pero ahí mis compañeros sí. Yo por mi parte, aportaré mi buena vista para detectar a esos rufianes.

Para la noche, totalmente de acuerdo contigo, mi hermano. Le dijo a Payo mientras acababa el disfraz del alguacil.

EL rector siguió con su rutina habitual y dió un paseo por las inmediaciones de la catedral, por el patio de escuelas. pero seguido muy de cerca por un grupo de "estudiantes", que Jonah y Rui intentaban dar el pego, pero el alguacil no se hacía a eso de ir disfrazado y sus hombres se reían de el, de ellos y de la situación en general. Sea como fuere pasaron las hora y apareció un estudiante acompañado de seis matones equipados con mazas.

¿Quien es ese con los matones?  ¿Lo reconoces Payo? 

Tolomeo tomó una actitud valiente, escondiéndose detrás de Don Rui. 

Vaya,vaya,vaya. ¿Qué tenemos aquí? ¡Si es el bueno del rector! Estos amigos y yo pasábamos por aquí y hemos decidido hacerle una visita-Esto lo dice con gran teatralidad, como si estuviera hablando ante un público

¡¿Goyo?!  ¿Que se te ha metido el demonio? ¿O qué demonios ha pasado?  

Si el combate comenzaba, pensaba ir a un lado y engañar a un matón para que la quisiese atacar para que se tropezase en uno de esos hoyos que sólo conocen los que caminan por un patio todos los días pero que los visitantes ni idea tienen. 

-No parece en absoluto endemoniado-dijo Payo-Mas es evidente que su objetivo es poco amistoso ¿Qué te traes entre manos, rufián?¿Y qué tiene esto que ver con ese libro que has robado y los dos muertos que yacían en la casa de vuestra benefactora?

Payo no sabía gran cosa de pelear, mas adoptó una postura de combate, como si realmente supiese hacerlo. No parece que fuere posible disuadir al tal Goyo de sus intenciones, mas no iba a ser él quien diese el primer paso en esta refriega.
 

Rui se lamentó de no haber tenido tiempo de pedir un arma algo más llamativa, para disuadir a tramperos y ganapanes como los que les venían tan chulos. Con media sonrisa medida, deshizo de la vaina el cuchillo y esperó que la roña y la sangre seca de su filo hiciera pensarse a esos mentecatos la acción de seguir por el pasillo, y no parar hasta Toletum.

-Me da que lo que valga para él, vale primero para nosotros. Aquí en la mano tenemos la respuesta a vuestras preguntas, señores. Sean ordenados y pregunten de uno en uno, que serán más fáciles de atender. ¿Quién primero? ¿Quién se presta a cruzar palabras antes que otro?

Andábase el Goyo ya de una vez vistoso. Parecía que las suyas intenciones no eran claras, y las mías revelaciones bien ciertas: querían matar al rector. Había que impedirlo "de cuántas todas". Sería una buena historia que contar en las tabernas de Salamanca.

Gregorio parece alagado por las atenciones que le prestáis, pero nada dice. Tiene el cuchillo en la mano y una malévola sonrisa en el rostro.

Los matones por su lado, parecen tipos rudos y amenazadores. Miran a Gregorio cuando le preguntáis y luego, al ver que no dice nada, centran su atención en vosotros, lanzándose al combate levantando sus garrotes.

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Tolomeo sabe que lo suyo es la estudiada, no sabe de armas ni golpes ni nada.  Su mejor arma es la elocuencia, y eso hará. Se dirige a uno de los matones, al que ve más joven y dudoso. 

Tu no te quieres meter en problemas, que este es el rector y esta la Universidad.

Aquí el alguacil y sus dos cherifes, además del famoso Don Rui, al que las empuñaduras mismas de las espadas de Toledo se forjan con su nombre.  

Si bajas el garrote y te apartas, serás perdonado por Dios y la Ley.  De mi promesa está lo segundo.  En tu corazón está lo primero.