Partida Rol por web

La mujer te mira un segundo con curiosidad y te hace pasar adentro. - Oh. Por favor, pase. No se quede usted ahí afuera. Soy la señora Baines.

Te lleva al recibidor y y te ofrece algo. - ¿ Desea usted tomar algo, doctor Hammond? 

Casi sin dejar que contestes te acerca una jarra llena de agua fresca y  te ofrece un vaso.

- No se que va a poder encontrar, doctor. Ya ha estado la policia rebuscando por la casa. ¿Busca usted algo en especial? - Te pregunta la señora

El rector escucha atentamente la petición de Matthew. Cuando este termina niega con la cabeza.

- Como usted bien dice, la policía ya esta al tanto de la desaparición y desgraciadamente llegan tarde. Todos los documentos que había en el despacho del doctor Gofrey han sido requisados y como no sabía que pudiesen venir colegas del doctor no he puesto inconveniente en que se los llevasen. Lo lamento. - El rector hace una pequeña pausa como para que encajeis el golpe y prosigue - Quizá si van a hablar con ellos pueden sacarles algo.

-Vaya...-dijo el periodista sin poder evitarse sentirse un poco decepcionado- tiene razón, quizás lo mejor sea presentar nuestros servicios a las autoridades-comento sin mucho ánimo. Los policías no solían agradecer el trabajo periodístico precisamente y menos en una ciudad así pero se les acababan las opciones.

-Únicamente venía a recoger sus enseres personales. -Contestó con un tono abatido.- ¿Sabe algo de sus proyectos?, ¿qué hacía? ¿a qué se dedicaba?

- Entiendo. - Respondió Matt con resignación - Sí, quizás debamos contacatar con la policía por si podemos ser de utilidad. Un placer conocerle. 

Dijo saliendo del lugar de forma cortés pero fijándose al salir en el nombre en el despacho.

Al salir buscó la hora en su reloj preguntándose si había tiempo aún de visitar el periódico local.

La señora Baines se tomó unos momentos paara pensar y al fin te contestó. -No le puedo decir gran cosa. Yo sólo me dedico a cuidar que la casa esté siempre en condiciones. Hago la comida y procuro no meterme en los asuntos del doctor. Él,  como usted sabrá, tiene un temperamento enérgico y no es buena idea entrometerse.

-Entiendo. -Dijo Theodore Hammond mientras se retiraba las gafas para limpiar sus lentes. Tras colocárselas quemó su último cartucho antes de darse por vencido:

-Entonces no le molestaré más, ¿puedo entrar en su habitación para recoger sus enseres?

Después de la pequeña decepción que supuso no haber podido encontrar nada en la universidad decidisteis cambiar el enfoque de la investigación. Quizá en algún periódico pudieseis encontrar alguna información sobre las desapariciones.

Conseguís parar un taxi poco después de salir de la universidad y le pedís al chofer que os lleve a las oficinas del periódico más importante de Alburquerque. El Albuquerque Journal. Un periódico fundado en 1880 y que no se encuentra muy lejos de la universidad.

Tras una agradable charla con el taxista, que no tenía ni idea de quién era el doctor Gofrey, os posáis del vehículo y entráis en el vestíbulo del periódico. Una secretaria os recibe tras el mostrador de la entrada. - Bienvenidos al Alburquerque Journal. ¿En qué podemos ayudarles? - Os dice con una sonrisa.

-Entiendo. -Dijo Theodore Hammond mientras se retiraba las gafas para limpiar sus lentes. Tras colocárselas quemó su último cartucho antes de darse por vencido:

-Según ha dicho la policía no hay mucha esperanza… -Era esa una verdad a medias, sin embargo debería tirar por ahí si esperaba conseguir algo- Deberíamos. Espere un momento… -Pidió mientras se quitaba las gafas y se frotaba los lacrimales. -Debo decírselo a su viuda y seguramente me preguntará por sus pertenencias... 

- Está bien. Pase por aquí. - Te indica la señora Baines.

Sigues a la mujer hasta el estudio donde trabajaba el doctor Gofrey. Es un despacho no muy grande en el que las cosas están un tanto desordenadas. En el medio de la estancia hay un escritorio y, en un rincón, una percha con una de las chaquetas del doctor. A la derecha ves un pequeño armario de cajones y sobre el armario una vitrina con un barco. Detrás del escritorio hay un pequeño estante lleno de libros.

Matt avanzó con paso firme y una sonrisa amable plantada en el rostro para tratar de que su gran tamaño no intimidara a la recepcionista.

- Buenos días Señorita. Quería saber si este periódico tiene hemeroteca para consultar las noticias antiguas. Estaremos unos días en la ciudad y estaría encantado de poder conocerla a través de la mirada crítica del Alburquerque Journal.

Dijo adulador sin querer revelar el motivo verdadero de su investigación. Como Parker había mencionado, hasta que supieran mejor qué estaba pasando quizás era conveniente no armar mucho revuelo respecto a la investigación. 

-Muchas gracias señora Baines. -La contestó antes de seguir sus pasos hasta la que era la habitación de su colega. Su aspecto parecía más el de un estudio que el de un lugar de descanso, el desorden estaba presente allá donde mirase y papeles dispuestos de cualquier manera salpicaban el escritorio. Theodore se aproximó al mismo con timidez y con respeto como si temiese de alguna manera destruir la labor por la que su colega se había desplazado hasta aquel lugar. Entonces escogió un papel al azar y empezó a leerlo con calma, a continuación pasó al siguiente esperando encontrar un punto en común. Con esta operación comenzó una laboriosa tarea por la que empezó a ordenar toda la documentación del desaparecido Doctor

Allan se iba a presentar como reportero pero su compañero se le adelantó habilmente. Y casi mejor, no todos los periodicos eran permisivos con los periodistas de otros lugares. Al final a eso se reducia todo, en no llamar la atención. A veces se sentía como un investigador privado.

-Nos encanta conocer los sitios que visitamos, quizás un día escribamos un libro sobre Albuquerque, quien sabe-continuó la mentira de su compañero con una sonrisa dibujada en la cara.

La mujer te deja a solas y comienzas a husmear en el despacho del doctor Gofrey. Vas ordenando los papeles con la idea de que todo ese desorden lo hubiesen causado los policías al registrar la casa.

Después de un rato clasificando y ordenando los papeles que están encima de la mesa te das cuenta de que no hay nada relevante que pueda servir para saber dónde se encuentr el doctor.