Partida Rol por web

Frustrado por no haber podido conseguir la miel, cabalgué de vuelta hacia la mansión, donde esperaba encontrar a Diego. Ahora todo dependía de Mutamid... esperaba que aquel moro pordiosero consiguiera el maldito dulce, porque de lo contrario no tendríamos más remedio que volver a enfrentarnos con las abejas. Suerte había tenido yo de no llevarme ningún picotazo.

Mu´tamid cae como un saco de patatas sin ninguna gracia e impacta de lleno en el suelo con el pecho, cuando se gira en el suelo siente un dolor intenso en las costillas que confirma cuando se toca. Un dolor punzante le dice que tiene al menos dos costillas rotas.

-Vamos tenemos que huir de aqui antes de que las gentes nos descubran-

Ves como alguien salta desde una de las ventanas superiores. Primero un hombre con un turbante que salta con muy poca gracia y se estrella literalmente en el suelo y después una pequeña figura humanoide con dos grandes cuernos que salta y se queda al lado del que supones es Mu´tamid. La casa ha empezado a arder y las gentes del pueblo siguen en la entrada de la misma.

Guardo mi espada y me subo a mi caballo saco la lanza y me encamino hacia donde está el demonio , con escudo en la mano izquierda, mi intención es hacerle una carga mientras lo cojo desprevenido, teniendo cuidado de que no me vean los pueblerinos para que con su voz no alerten al diablo.

Te lanzas a la carga, pero este pequeño ser se ha dado cuenta de la carga a caballo que has hecho y justo cuando llegas hasta él, en un pestañeo desaparece.

Cuando salís del bosque veis que la casa está empezando a arder y que hay un grupo de al menos 20 personas en la puerta de entrada de la casa.

En la parte trasera de la casa fuera de la vista de los aldeanos veis como un caballo (que se parece mucho al de Diego) se lanza en carga hacia la casa.

Rachid, sin respiración y tremendamente dolorido agradece no estar muerto, y estar fuera de la casa. Más moverse le cuesta:

-Por fiavor, ayudame a mioverme, me he hecho daño, me cuesta ...

Y tras decir esto se incorpora, y se retira de la zona de la casa, como malamente puede.

A una distancia prudencial para que no nos vieran, primero esperé a ver lo que hacía el caballo; después observé al grupo de gente para ver qué hacían; y por último busqué con la vista a Diego.

-Aquesto non me gusta nada -le dije a Sixto, que aún debía estar doliéndose de los picotazos.

Antes de que se moviera Mu´tamid ve que un caballo se lanza contra el ser extraño. Pero justo en el momento en que va a impactar con la lanza, el ser extraño desaparece en un pestañeo. El jinete pese a la rapidez de la carga con la que iba, consigue dominar al caballo y no se estrella contra la pared. Cuando el caballo se tranquiliza Mu´tamid se da cuenta que es Diego el jinete.

La casa está en llamas.

El caballo se detiene con gran pericia justo antes de impactar con la casa. Aguzando la vista os dais cuenta que el jinete es Diego y que el que está en el suelo es Mu´tamid.

La casa cada vez está mas en llamas. Las gentes del pueblo están al otro lado de la casa, en la entrada principal viendo como arde la mansión.

Mu´tamid se alegró:

Al final los locos me acabarán ayudando.

-Dun Diego, no si alarme, este buen ser mi ayudio a salir di la casa en la qui los aldianos me querian quimar vivo. Vayámonus prestos, qui el pueblo quiere matarnus, a todos.

Venga monta Mu´tamid me alegro de verte vivo, así que esperé a que el moro se montara detrás, para encaminarme en dirección hacia nuestros compañeros, evitando pasar por donde estaban los ciudadanos.

Me aparezco junto a Mu´tamid de nuevo moviendome rápidamente, en un pestañeo, y teniendo cuidado del nuevo individuo que ha entrado en escena. Le digo a Mu´tamid en voz alta para que me oigan los dos.-Me prometiste protección y casi me matan nada mas salir de la casa. Ayúdame a llegar al bosque y te diré lo que te dije, y ademas te daré "la luz del hogar"-. Digo agitando la vara que le enseñé a Mu´tamid en el interior de la casa.
 

Mu´tamid hizo un esfuerzo, pues sus costillas estaban rotas, y aquello no era de broma.

Grasias don Diegu, pero iré andando, tingo las costillias rotas, el trotiar del caballo mi haría mal mas llevémosnos a mi buein amigo niuevo. Il sabi como ayudiarnos.

Hablando al bicho raro que encontró dentro de la casa dijo

Acababia de caer por una vintana, que querías qui hiciese, apenas tuvi tiempo di desir nadie, ven con niosotros, nos ayudiaremos, estos hombries nada tienen qui ver con los dil pueblo y nadia te harán. Verdad dun Diego..

-Pues adelante entonces, ¡cuidado con los lobos!- Digo agarrándome a los pantalones de Mu´tamid.

Diego espolea a su caballo y se dirige hacia la zona del bosque donde desaparecieron sus compañeros y deja a la criatura y a Mu´tamid en la casa que cada vez arde más.

Veis como Diego se dirige a caballo hacia el bosque hacia la zona donde estabais vosotros y Mu´tamid queda solo en la casa.