Partida Rol por web

El Segundo Advenimiento.

1. El Monasterio de Caedus - Orígenes.

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16/08/2012, 12:46
Dariel

Sonriendo -casi se podría decir que orgulloso- por las últimas palabras de Kael, Dariel asintió enérgicamente- Le pedí que fuera a ver como estaba Elohim... es muy buena, siempre me hace favores -sus ojos se desviaron un instante en la dirección por la que se había ido Arly, pero enseguida volvieron hacia su compañero- Y tú... ¿Puedes ver cualquier cosa? ¿Desde cuándo puedes hacerlo? -el entusiasmo empezó a invadir su voz- ¿Puedes ver tras esa pared? -señalando un muro cercano- Eso sería genial... ¡Ah! Casi se me olvida... antes te has quedado mirando a una de gemelas, ¿has visto algo?

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16/08/2012, 12:59
Kael

Kael no pudo evitar sonreir ante lo de ver a través de las paredes.

-No puedo ver a través de los muros... solo... creo que veo lo que la gente es en realidad... no lo sé, no sabría decirte qué es lo que veo en concreto, unos tienen luces, otros tienen como runas... y bueno... lo de las gemelas... -se encogió de hombros- no voy a decirlo igual que tú no querrías que dijera lo de tu hada, ¿no? -esbocé de nuevo esa sonrisa divertida.

-y... ¿arly? ¿desde cuando la conoces? ¿como la conociste? ¿porqué va contigo? ¿eres una especie de príncipe y ella es tu guía?

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16/08/2012, 13:06
Aclamado Director

Dariel y Kael se pusieron a cuchichear entre ellos, juntos pero no revueltos. A Judith no pareció importarle, y eso debía ser buena señal, pues significaba que no había peligro a que los niños se relacionasen entre si.

La cola ya se había acabado, pero, aún, así, todavía no comenzaron a moverse los tutores hacia ningún lado. Posiblemente estuviesen esperando a algo, o a alguien.

El bullicio en aquella explanada y en los alrededores de la fuente era cada vez más intenso. Los niños, los guardias y los tutores hacían ruido. No en vano, eran decenas de personas esperando, haciendo tiempo.

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16/08/2012, 13:14
Charlotte Bourgeois
Sólo para el director

¡Oh,Parece que alguien lo ha encontrado! Ya creía que me perdería el final. El libro se titulo "La historia del rey transparente", es muy bonito, si quiere se lo presto cuando lo acabe.

Dijo emocionada

¡He de agradecérselo!

Acto seguido, la comunicación se cortó, dejando la mente de Judith su intimidad habitual.

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16/08/2012, 13:21
Charlotte Bourgeois

El chico cabizbajo se acercó un poco a la zona donde se encontraban Judith y las gemelas, tendiendo el brazo hacia delante sosteniendo lo que parecía un libro.

-Charlotte, antes en el tren se te cayó esto. ¿Que tal es? ¿Lo lees para prepararte para la escuela?

Charlotte dió un respingo y se acercó un par de pasos hasta Gilbe, que se había detenido a lo que parecía una distancia prudencial. Se acercó sin pudor alguno pues había recuperado su libro, estaba agradecida; no apartaba la mirada del misterioso muchacho.

Al tomar el libro de las manos de Gilbe, rozó ligeramente con los dedos el dorso de su mano y una leve brisa hizo revolotear su larga melena, haciéndole cosquillas en la cara; desprendía un suave aroma a lavanda. Agachó la cabeza, curiosa, intentando desvelar el misterio.

Tras un breve instante delante del chico, se acercó tímidamente hasta tocar levemente con los labios su mejilla, acto seguido, se marchó ruborizada, escondiéndose tras Juliette.

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16/08/2012, 13:23
Aclamado Director

Kael y Ace, una vez más, pudieron ver aquellas extrañas "líneas" horizontales de caracteres vaporosos, completamente ininteligibles y cambiantes. Aquellas que siempre tenían algún tipo de relación con Charlotte. En esta ocasión, surgieron de la cabeza de Dirke. Los caracteres se formaron y se desvanecieron lentamente al moverse en dirección a Charlotte.

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16/08/2012, 13:18
Charlotte Bourgeois

La dulce voz de la niña se dirigió a Gilbe durante un momento, pero era extraño, no parecía percibir vibración alguna en sus oídos, aquella voz era distinta a las que había escuchado anteriormente; ténue, sutil, éterea, resonaba dentro de su cabeza.

No es para clase, cuenta la historia de una aventurera...

Le contestó.

...si quieres...puedo "leértela" algún día...

expresó con palabras cargadas de bondad.

Muchas gracias, Gilbe.

Dijo con cierta vergüenza, a la vez que se acercaba a darle un beso de agradecimiento en la mejilla.

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16/08/2012, 13:40
Dariel

Dariel hizo un puchero al ver que Kael no le contaría lo de las gemelas, pero no insistió más- Hace mucho tiempo que está conmigo -respondió a sus preguntas sobre Arly- La conocí en el sótano de mi casa... tenía mucho tiempo libre y me aburría mucho, y entonces ella apareció para jugar conmigo -otra sonrisa apareció en su rostro al recordarlo- Es mi amiga desde entonces, aunque estaría bien ser un príncipe como dices...

Lo dejaré para cuando sea mayor -decidió- Aunque no sé si me gustarán las clases de aquí -su mirada se posó en Judith, y su tono adquirió cierto aire de conspiración- Antes me ha parecido que ella también podía verla... podría ser una vieja bruja disfrazada, seguro que puede saber todo lo que hacemos y pensamos... ¿puedes saber si nos está lanzando una maldición?

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16/08/2012, 13:59
Gilbe Klimb

Gilbe estaba algo aturdido por lo que sucedía a su alrededor, sin embargo cuando sintió el contacto con su mano no se permitió mostrar sorpresa. También notó como el olor a lavanda le llenaba las fosas nasales conforme ella se acercaba, pero aunque al principio su instinto le gritó que se alejase, él permaneció en su sitio. La cercanía de Charlotte era incómoda y estaba a punto de echarse a un lado, cuando algo sucedió, le había hablado, en su mente. Él se sorprendió, y más lo hizo cuando la chica terminó de hablar, y se acercó.

La voz le había sorprendido, pero con la conversación que estaba oyendo ya estaba casi preparado para ello. Sin embargo nadie en su corta vida le había besado hasta el momento... Se sintió raro. Había oído como otras personas se tocaban con los labios y Maestro también le había hablado de ello, pero hasta ese momento jamás lo había experimentado. 

Le había besado. Visiblemente nervioso se acercó hacia ella para hablarle al oído.

Después Giró la cabeza hacia Altaír, Kael y Dariel, llevaba tan solo unos minutos en la escuela y no sabía si ya le estaban gastando una broma. Esperaba que Charlotte no se enfadara, tener algún amigo no le haría ningún mal en este lugar lleno de niños, crueles niños.

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16/08/2012, 14:00
Gilbe Klimb

- Ahm... Aprecio tu agradecimiento, Charlotte... Y me encantaría leer contigo, eres muy amable. - bajo su capucha se estaba sonrojando, le costaba elegir las palabras adecuadas - Pero... Bueno... No me gusta... Quiero decir, no me siento cómodo... - estaba siendo más dificil de lo que esperaba - Por favor, la próxima vez dime gracias, con eso bastará - intentó que su tono fuera sincero y agradable, no quería asustarle y ella simplemente había sido amable con él.

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16/08/2012, 14:35
Kael

No creo que nos esté echando una maldición, a lo mejor es que ve las cosas como yo... pero aun así...

Kael giro la cabeza y miro hacia Judith, esperando no ver una sombra que alargaba sus brazos hacia ellos...

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16/08/2012, 14:46
Judith

Las pestañas de Judith parecían tener un extraño brillo dorado que nadie veía. Cada vez que parpadeaba, una suave capa de algo parecido a polen caía sobre sus ojos, desvaneciéndose al tocarlos. Sin embargo, Kael no tenía ni idea de qué podría ser.

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16/08/2012, 15:03
Kael

No parece que nos esté lanzando una maldición -dijo sonriendo- pero vamos... que ya tenemos listo a la "bestia"

Kael se puso de pie y contempló la obra suya y de Dariel.

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16/08/2012, 18:16
Aclamado Director

Elohim abrió los ojos.

Estaba tumbado en lo que parecía ser una de las camas de la enfermería. Al lado, la mujer de pecho prominente y cabello negro que había viajado con un maletín en el carruaje, estaba sentada con lo que parecía ser un artefacto aplanado y esférico con tres manecillas, un reloj moderno, de los que costaban una fortuna. Sostenía con dos dedos de la otra mano la muñeca izquierda del chico, contándole lo que debían ser las pulsaciones cardíacas.

Cuando vio que se había despertado, le sonrió y le preguntó que tal se encontraba mientras le ayudaba a incorporarse. Mientras Elohim mascullaba y se levantaba como buenamente podía, la mujer comenzó a hablarle, diciéndole que no se preocupase, que allí tendría toda la atención médica que necesitase, y que, en cuanto le diese otro de esos ataques, se lo contase corriendo a cualquier adulto para que lo llevase a la enfermería.

Sosteniéndole un brazo por detrás del cuello, le ayudó a caminar hasta una ventana, tras la cual podía verse un jardín, y al fondo, un claro rodeado de arbustos y rosas, donde un hombre se alzaba vestido con una túnica blanca. Los niños que habían salido de los carruajes estaban sentándose en semicírculo a su alrededor.

Renata, como dijo que se llamaba la mujer, ayudó al embotado Elohim a vestirse, pues llevaba puestos únicamente unos pantalones blancos, limpios y, al parecer, nuevos. Le dio un par nuevo de guantes blancos, una camiseta blanca de manga corta, y una capa negra con una cruz dorada detrás. Era una capa considerablemente gruesa, vaciada por dentro y abierta por el centro a lo largo de la columna vertebral. Ahí dentro Elohim podía esconder con facilidad sus alas si quería. Alas que, si sorprendieron a Renata, no lo demostró, al menos, no con el chico delante.

Finalmente, unos zapatos blancos, de piel, y un rosario, para que, si quería, se lo colgase del cuello.

Le revolvió el cabello y le tendió un vaso de cristal lleno de algo cristalino, seguramente agua limpia.

Cuando hubo acabado de acicalar al muchacho, le ayudó, aunque en realidad no fuese necesario, a salir de la enfermería. En la puerta estaba Kamus, el guardia que había "salvado", en cierto modo, al muchacho.

Le indicó que le siguiera.

Tras unos minutos caminando, salieron del monasterio por una pequeña escalera de piedra, abierta en un pórtico, y se adentraron en el jardín lleno de rosales.

El césped era verde como en el bosque más frondoso, y en el ambiente se respiraba el olor a agua, naturaleza y sobretodo, rosas. Se notaba que aquel sitio estaba cuidado a la perfección, y que debía de ser el orgullo de los jardineros. 

Cuando Elohim estuvo en la entrada del claro, Kamus le indicó que se sentase con sus compañeros, y que a partir de ahí, caminase solo para no llamar más la atención. No había llegado demasiado tarde.

El claro era circular, y muy espacioso, rodeado de arbustos y rosas rojas. El césped hacía de alfombra en el suelo, y al fondo, tal y como se apreciaba desde la ventana, había un hombre vestido con una túnica blanca y el cabello, de color castaño claro, recogido en una coleta que caía por la espalda hasta un poco más allá de los hombros.

Todos los demás niños estaban ahí ya, sentados, distribuidos en forma de abanico ante el hombre.

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16/08/2012, 18:38
Aclamado Director

¿Cuánto había pasado al final? Posiblemente más de media hora. Quizá una hora. Ya era mediodía, y posiblemente acabase de pasar la hora de comer. Los más voraces ya debían de tener hambre.

Todo seguía igual en aquel lugar intermediario entre las puertas y el jardín, donde la gran fuente era la única decoración si se excluía al conglomerado de gente que allí había plantada.

Pero entonces los tutores y unos pocos guardias comenzaron a moverse, haciendo señas a sus grupos de niños para que fuesen hacia el jardín.

Una vez dentro, mientras avanzaban, los niños descubrieron que el césped era verde como en el bosque más frondoso, y en el ambiente se respiraba el olor a agua, naturaleza y sobretodo, rosas. Se notaba que aquel sitio estaba cuidado a la perfección, y que debía de ser el orgullo de los jardineros. De entre las decenas de niños que había ahí, tres pequeñajas con el cabello de color verde resultaron ser las que más se alteraban por estar ahí dentro rodeadas de vegetación. Revoloteaban impacientes y sonrientes por el jardín, seguidas de cerca por una mujer joven, con el cabello negro, vestida con pieles de animal. Las pequeñas se dedicaban a oler las innumerables rosas y acariciar las hojas de los arbustos. Parecía que no hubiesen visto algo de color verde en meses.

Finalmente, llegaron a un pequeño claro en el jardín. Era circular, y muy espacioso, rodeado de arbustos y rosas rojas. El césped hacía de alfombra en el suelo, y al fondo había un hombre vestido con una túnica blanca y el cabello, de color castaño claro, recogido en una coleta que caía por la espalda hasta un poco más allá de los hombros.

El hombre les indicó con un gesto de la mano a los niños que, por favor, se sentasen en el claro formando un semicírculo ante él.

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16/08/2012, 18:46
Leonardo

El hombre esperó pacientemente con una sonrisa mientras los que iban a ser sus alumnos se sentaban. Cruzó los dedos de las manos, colocándolas sobre el regazo, mientras esperaba.

Uno a uno, todos los niños fueron sentándose en abanico ante el hombre, tal y como él había indicado. El último de ellos fue, Elohim, que sin saberse muy bien de donde había salido, había conseguido aparecer para no perderse la lección.

Cuando por fin todos estuvieron sentados y el claro estaba sumido en un silencio casi absoluto, el hombre comenzó a hablar.

- Me llamo Leonardo, aunque podéis llamarme Leo, y voy a ser vuestro maestro y profesor de Ciencia y Forja- levantó una mano y agachó la cabeza componiendo una amplia sonrisa, para luego recuperar su posición inicial-. No os asustéis, no va a ser algo difícil. Entiendo que estas son materias que muchos podéis considerar innecesarias y difíciles de aprender, pero yo estoy aquí para intentar inculcaros pasión por ellas.

Un guardia se acercó con una caja de marfil y se la tendió al profesor, que la aceptó con un "Gracias" y un asentimiento con la cabeza.

- Sé que muchos estáis deseando jugar y ver vuestras habitaciones, pero eso acabaréis haciéndolo tarde o temprano, no os preocupéis- balanceó la caja en el aire con una mano, colocando la otra tras la espalda-. Esta caja que veis contiene dieciocho tablillas. No os diré como funcionan, pero os diré que, aunque usan algún truquillo especial, pueden modificar, obedeciendo a leyes científicas, las cosas,... tal que así.

Otro guardia apareció, caminando con dificultad, llevando una pesada roca maciza de gran tamaño entre las manos. La sostuvo ahí, en alto, mientras Leonardo abría la caja de marfil y sacaba lo que parecía una tablilla de veinte centímetros de largo. Entonces, con un rápido movimiento, el profesor clavó la tablilla en la roca, y esta se deshizo convirtiéndose en un montón de fina arena cristalina que cayó desde las manos del guardia hasta el suelo. El guardia, tras la demostración, se fue, y Leo, satisfecho, guardó la tablilla en la caja.

- ¿Veis? Eso, aunque no lo creáis, forma parte de la ciencia- parecía realmente satisfecho, creyendo que, con ese truco, había conseguido que los alumnos se interesasen, al menos por ahora, con su asignatura-. Bien, ahora que tengo vuestra atención, os aseguro que superar mi asignatura va a ser muy fácil. Tendrá dos partes. La primera, Ciencia, y la segunda, Forja- obviamente-. Para subir nota, podéis, opcionalmente, presentaros voluntarios para que os enseñe Runas, Confección u Orfebrería, pero os aviso que eso consumirá vuestro tiempo libre, así que vosotros mismos- le tendió la caja de marfil a otro guardia y siguió hablando-. Os enseñaré forja de forma práctica. Vuestro examen de esa materia consistirá en crear algo, a mi lado, mientras os enseño a hacerlo. Creo que es una forma entretenida y útil de que aprendáis. Así pues, todos los días estaréis una hora conmigo, trabajando en lo que sea que estéis creando, mientras yo os dirijo- hizo una pausa para que los chicos asimilasen la información continuó hablando-. Luego está Ciencia. El primero que descubra cómo he convertido la piedra en arena, estará automáticamente aprobado de esa materia, pero aviso que tendréis que descifrar cinco transmutaciones más- sonrió-. Sólo uno, el primero. Los demás, tendréis que presentados a un examen escrito que, no os preocupéis, será bastante fácil. El que descubra el secreto de la caja, si es que alguien lo hace, podrá presentarse igualmente para subir nota.

Una vez completado su discurso inicial, cruzó los brazos en el regazo con los dedos entrelazados y aguardó la reacción de sus alumnos.

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16/08/2012, 19:49
Elohim

Elohim llegó al lugar con una sonrisa en sus labios. Su ropa había cambiado, y ahora portaba unos pantalones blancos en apariencia nuevos y una camisa corta, también blanca. A su espalda, una capa negra, bastante gruesa cubría su espalda. El dibujo de la cruz de Abel gobernaba dicha capa, destacando en su vivo dorado sobre el fondo oscuro.

Unos nuevos guantes también cubrían sus manos, y su calzado también era nuevo. A su vez, su cabello estaba ligeramente rizado. Como si en el tiempo que se había pasado en la enfermería lo hubiera invertido en juguetear con su pelo.

Se sentó en el semicírculo que habían dibujado todos los niños y comenzó a escuchar la lección. Absorto, contemplando todo lo que el profesor decía trató de acordarse de todas las cosas que comentaba. Tanto las bases de las asignaturas, como las condiciones para "aprobar".

En el momento en el que el guardia entró con la roca Elohim dio un pequeño respingo. No sabía lo que iba a suceder, y estaba bastante nervioso. Más cuando Leo hizo su demostración tuvo que contenerse para no empezar a aplaudir. No por montar alboroto, ni por parecer descortés. De hecho, pensaba que quizá aplaudiendo el profesor sonreiría. Era más bien porque tras haber tenido su "problema" no quería chocar una mano con otra.

Mejor en otro momento.

-¡Ha sido precioso!-se atrevió a decir-¿podrías hacerlo otra vez?-Dijo con la ilusión con la que solo un niño inocente podría.

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16/08/2012, 20:36
Kael

Estaba absorto con la demostración de Leo, Kael no podía ni cerrar la boca ni pestañear. Entonces agitó la cabeza y se centró, no quería parecer más tonto de lo que era.

-Entonces... ¿la ciencia es como magia?

Me quedé en silencio esperando la respuesta a mi pregunta y a las preguntas de los demás chicos

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16/08/2012, 20:53
Gilbe Klimb

Cuando eres ciego aprendes a ver con los oídos y el cerebro. El oído te ofrece pequeñas imágenes y el cerebro las une creando acciones. Por eso Gilbe se concentró tan pronto comenzó la demostración.

Cuando el profesor Leopoldo comenzó lo que posiblemente era un sirviente se le acercó. Traía algo pesado a juzgar por sus pisadas. El posterior sonido de la arena cayendo desde lo alto, el asombro de sus compañeros y que el sirviente volvía ya sin peso le hizo pensar que lo que había hecho El profesor había provocado que la arena cayera, algo espectacular por el asombro de los demás...

Esperaba enterarse de lo que había pasado exactamente con las preguntas y las respuestas... Pero tenía sus dudas así que se acercó a Elohim, posiblemente el más inocente de sus compañeros, y le preguntó en voz baja:

Me he despistado, ¿Que ha hecho con la tablilla? Y por cierto, ¿Qué tal estás?

 

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16/08/2012, 21:17
Elohim

-Ha convertido la piedra en arena. La piedra que ha traído el guardia.-dijo aún con la sonrisa en los labios.-Ha sido alucinante.

Elohim tragó saliva cuando Gilbe le recordó lo acontecido después de la aguja, y su tono cambió ligeramente. Seguía emocionado por lo que había visto, e iba a tratar de quitarle hierro al asunto, pero era inevitable un tinte de pesar en sus palabras. En voz baja, contestó.

-Yo... bueno... sí. Estoy mejor.-su tono volvió a mutar, enmascarando el anterior. Ahora solo quedaba la voz de un chico agradecido.- Gracias por preocuparte.-Dijo a la par que pasaba su enfundada mano por la espalda del chico, como muestra de complicidad.