Partida Rol por web

Dúnhere asintió con la cabeza a la pregunta.

- Es hermosa, Artamir, hermosa, y no hermoso. Gusto de llamarla Sigelthortu, Rayo del Sol en vuestra lengua.

*Me acerco con la capucha puesta, mano puesta en la empuñadura de mi arma, que se encuentra guardada en una vaina de derecha a izquierda en la espalda, a la altura de la cintura. Con la mano izquierda agarro el cordel de mi caballo, un caballo elfico precioso, blanco entero y delgado y muy agil, pero nada fragil, los dos se acercan sigilosamente a la plaza de bree mientras miro a los lados para comprobar que nadie nota mi presencia y me acerco a los primeros en llegar...

Saludos compañeros, he venido lo mas sigiloso posible para que nadie se percate de nuestra salida, espero que todos dispongamos de caballo asin se hara la travesia mucho mas ligera...

La comodidad del sillón era bastante aceptable y el sueño profundo. Desgraciadamente el sol empezó a hacer aparición y el pequeño Hobbit se despertó, sin embargo permaneció recostado. No tenía ninguna prisa. Escuchó a sus compañeros moverse de aquí para allá y él seguía haciendose el dormido... hasta que empezó a oler algo digno de levantarse... y lo tenía frente a sus narices.
¡Vaya! Muchas gracias por Y antes de terminar la frase, se metió el trozo en la boca por si acaso había dudas de quien era el dueño el de-fgfg-sa-fgfg-yuno.
Tras engullirlo todo, se levantó y se vio en la completa libertad de avanzar a la despensa de Eradan para susministrarse.
No sabemos cuanto tiempo estaremos fuera, y probablemente esta comida se eche a perder y cuando volvamos este podrida.
Dice mientras empieza a llenar la mochila de cosas de la despensa. No te preocupes compañero, no queremos que vayas cargado, yo te echaré un cable con esta carga. Dice muy alegre el mediano mientras la mochila prácticamente va a reventar.

Con la mochila hasta arriba, sale sonriente a la calle y se dirige a la plaza. Allí se encuentra con los primeros y tras saludarlos, se aparta para que no parezcan un grupo (y para no tener que compartir su segundo desayuno) mientras comienza a comer.
 

Me pongo a ver el amanecer y.. Parece que solo falta Elan.. Ya que al vagabundo nos alcanzaba una vez que saliéramos de Bree... Luego se tomo unos segundos.. No podemos perder mucho tiempo acá, cuanto antes salgamos mejor..

Cuando llego, con mi caballo élfico también (un obsequio de los elfos noldor de Rivendel), me quedo mirando a la preciosidad de Dúnhere (me refiero al meara xD). Luego miro al caballo de Derathan y le digo:

Menuda preciosidad Derathan. ¿Donde lo conseguiste?

- En Rohan- respondió lacónicamente a Eradan.- Vuestros caballos son bellos también. Aunque no son de mi estilo. Algo flacos, quizá, pero de piernas largas y ligeras, y no menos valor que Rayo del Sol, por lo que puedo observar en sus ojos. Cough, cough... Tal vez no todos tengan monturas, pero seguro que podemos aligerar el peso de las espaldas de los demás.- Dúnhere se agachó e invitó con una mano al hobbit a que le entregase su pesada maleta. Su rostro quemado no mostraba cortesía apenas, pero sus ojos eran, no amables quizá, pero si no hostiles.

*Miro un instante a Eradan, y luego acaricio a mi caballo mientras le digo...

Es un regalo de mi señor Elrond, es una preciosidad, Escarcha es su nombre..

*Veo que el rohirrim tambien comenta algo sobre escarcha le miro y sonrio mientras le digo...

Famosos son los Mearas en la Tierra Media Dunhere, aunque nosotros los elfos preferimos su velocidad y su gracia cuando cabalga, cuando inicia la carrera es como si un viento frio le empujase a su destino, es una maravilla disfrutar de la compañia de estos buenos ejemplares...

Contemplando mi caballo con su pelaje castaño dorado miro hacia Derathan y digo:

-Mi caballo se llama Rochallor en honor a la noble montura de Fingolfin. Mi prometida me lo regaló.

Escuchando las alabanzas a las monturas, se percata que están perdiendo mucho tiempo. Cree que ya es el momento de partir, así no nos ven partir... Les propongo partir, ya estuvimos demasiado acá.. Les habla observando a sus compañeros.. El camino es largo, y no hay que perder mas tiempo... Se queda observandolos para ver que opinan...

-Nos falta un compañero

La espera por Elan se hacía larga y Bree empezaba a despertar, un gran incoveniente. La noche anterior ya se había decidido que partirían al amanecer, evitando ser vistos por cualquier persona.

Elan seguía sin llegar... un imprevisto, la noche anterior, tras el fin de la reunión, dijo que se iría en su posada, pero no especificó en donde era.

La gran puerta empezaba a abrirse lentamente. Tras una breve discusión, habían decidido partir sin Elan.

Avanzaron con calma, ocultando cualquier nerviosismo, sabían que debían aparentar tranquilidad para no llamar la atención. Cuando por fin llegaron hasta la gran puerta, hubo un intercambio de saludos entre el variopinto grupo y los guardias, pero ninguna pregunta de ningún lado.

La compañía cruzó la puerta y los dos guardias veían cómo iban desapareciendo a lo lejos.

—Creo que el no dormir me está haciendo mal, pues creo que vi a un caballo rohirrim y a dos caballos élficos...

Ambos ríeron fuerte, qué improbable era eso, y más en Bree.

El sol ya empezaba a despuntar en el horizonte y la claridad iba comiéndole terreno a la noche cuando el grupo empezó el viaje de partida. Salieron de Bree y apenas habían dejado atrás la ciudad cuando vieron un bulto a un lado del camino. Estaba tirado fuera de la calzada, y unos pasos más tarde vieron que se trataba de una persona que dormía allí cual mendigo.

No era otro que su compañero Agonar, el vagabundo, quien siguiendo con su papel se había puesto a esperarles en esa posición para evitar llamar la atención de los viandantes. Cuando sintió los pasos del grupo acercándose abrió un ojo y los miró por debajo de la capucha que le cubría la cabeza.

-Habéis tardado. -Les dijo con una sonrisa.

Se incorporó de un ágil salto y se sumó al grupo tras recoger sus cosas. Pocas posesiones parecía llevar: apenas un petate que cargaba al hombro y un arco que se echó a la espalda junto a su correspondiente carcaj. Aparte de eso llevaba al cinto una espada de la que no se habían percatado la noche anterior, pues no la llevaba consigo y la mantenía oculta en un lugar seguro.

-¡Vaya!. -Exclamó al ver el precioso ejemplar que montaba el rohir, fue lo primero que le llamó la atención aquella mañana. -¿Qué clase de caballo es este?. -Le preguntó asombrado por la belleza del equino.

-Agonar, sube

- Una yegua- Respondió Dúnhere, con su laconismo habitual. Observo a la espalda, la entrada de Bree.- Nos vieron. Pero no importa. Somos demasiados para que nos intenten parar.

Hago trotar a Rayo del Sol y lo llevo hacia delante. Oteo el horizonte, tratando de buscar la ruta.

Al fin habían salido del pueblo. Artamir tenía una mezcla de emociones, pues nunca la habían encomendado semejante misión. El sabía que ahora tenían que ir con cautela y discreción, aunque un grupo tan numeroso y con caballos tan majestuosos no iban a pasar desapercibidos.. Sentía una gran emoción de poder mostrar sus habilidades en combate también, pero a la vez estaba con temor por lo que podrían llegar a encontrar...

El Hobbit agradeció a Dünhere su detalle con la maleta, con una inocente sonrisa.

Cuando ya estaban fuera de Bree, observó hacia atrás. Estaba acostumbrado a salir de la ciudad, pero no con un grupo tan grande y menos aún sin ser él el lider y sin saber a dónde se dirijían. Ese cosquilleo de nerviosismo le encantaba y ahora lo sentía.

Debía ir a un ritmo más rápido que los demás porque sus piernas eran más cortas, pero estaba acostumbrado. Aunque claro, en trayectos más cortos. Si querían llegar a dónde pretendían, acabaría destrozado a esa velocidad.

Observó a Agonar e intentó ir a su ritmo. ¡Con qué agilidad se movía!

Señor Agonar, ¿es usted entonces un montaraz no? Lo observaba con admiración. Yo me llamo Nasred, por si se le ha olvidado. Soy también explorador en esta región. Señalando hacia atrás como si fuese el dueño de esos reinos. A mi me encantaría aprender de un montaraz. Me gustaría viajar junto a usted, así podríamos aprender los dos de las técnicas del otro. ¿Qué le parece? Y concluye con su picaresca sonrisa

La respuesta de Dúnhere estuvo cargada de suspicacia hacía su pregunta, por lo que Agonar declinó seguir la conversación y asintió levemente con la cabeza con gesto serio limitándose a admirar en silencio al magnifico animal. También recibió con el mismo gesto las noticias de que les habían visto marchar. De momento no tenía importancia, se mantendría atento a la retaguardia por si alguien cometía la estupidez de intentar seguir al grupo.

Declinó amablemente la invitación de su compañero con un gesto de la mano y dibujando una sonrisa en los labios. -Gracias Eradan, pero no te preocupes, prefiero caminar. -Y así era, de todos modos el grupo tendría que mantener el ritmo de los que iban a pie y eso le ayudaría a conocer a quienes iban con ellos.

Fue entonces cuando se le acercó el hobbit del grupo para ponerse a su marcha. Agonar andaba a largas pero gráciles zancadas y al llevar unas botas ligeras sus pies casi no producían sonido alguno al pisar el suelo; pese a eso las pisadas del hobbit eran mucho más silenciosas a pesar de que tenía que acelerar sus pasos para mantener el mismo ritmo. Agonar apostó mentalmente a que cualquiera de los dos podría escapar en silencio si se lo proponían.

-En efecto, soy uno de los montaraces del norte que cuidan esta región. -Respondió el hombre sonriendo al hobbit, todavía no estaba claro si sonreía porque el hobbit le hacía gracia o porque estaba siendo amable. Agonar tenía una de aquellas sonrisas misteriosas que podían significar cualquier cosa. -Es todo un placer señor Nasred y por supuesto que me gustaría enseñarle mis técnicas y aprender de las suyas. Estoy seguro de que es todo un profesional, su nombre se comenta mucho en las posadas de Bree cuando alguien pregunta como puede dirigirse a la Comarca. Aunque sinceramente me esperaba que fuera un Brandigamo o uno de esos locos Tuk. No había oído de ningún otro hobbit que le gustara tanto abandonar la protección y el calor de su confortable smial. 

Bergess da pasos animados por comenzar una nueva aventura sobre la que contar historias.

- En el amanecer de aquel día Bree parecía como siempre era Bree tranquila, como si no fuera a despertar nunca... - musita - creo que esta podría comenzar así....