Partida Rol por web

Dejo de prestarle atención a Prue en cuanto veo a esa pequeña figura en la oscuridad. El primer recuerdo que viene a mi mente es aquel ¿sueño? en el que esos seres de pesadilla se acercaban a mí y a Melor. Espero que este no sea otra criatura de esas...

- Prue... -le toco el hombro para que se detenga y señalo a la figura. Acto seguido desenfundo mi espada y cojo una antorcha.

Espero a que mi compañera haga lo mismo y, con el mayor sigilo del que soy capaz, me acerco a ver lo que es.

Al ver la figura que me indica Alreen desenfundo mi espada y le hago un gesto para acercarnos en silencio ¿Que será aquella cosa?¿Tendrá algo que ver con mi sueño?¿Cómo entraría en el campamento?

Tenía que bloquear mi mente para dejar a un lado el torrente de preguntas que se me venía y concentrarme para que nadie saliera herido.

Según os acercais os dais cuenta de que es algo alargado, y vais distinguiendo la figura de un hombre, lo que disuade de vuestra mente los temores sobre las criaturas de vuestras pesadillas. Esta tirado en el suelo, parece que intentando arrastrarse, aunque no parece tener ni siquiera fuerzas para ello.

Al notar la luz que se acerca cesa sus esfuerzos esperando que alguien le ayude. Os mira con ojos cansados. Esta claro que ha salido mal parado de un combate, esta sucio y ensangrentado, pero de momento no conseguis ver ninguna herida.

- Crecio...- dice a duras penas.

- Debemos ayudarlo - dije envainando mi espada y agachándome en espera de que mi compañero me ayudara a trasladarlo con Crecio. 

- ¿Qué os ha pasado? - le digo al hombre.

No envaino la espada, pues esas heridas parecen indicar que hay algún peligro cerca. Intento divisar a otra persona o escuchar un sonido. Podría ser cualquier cosa, y espero que no sean de vuelta esas criaturas de mi sueño.

Con el brazo libre ayudo a Prue a trasladar al herido con Crecio.

- ¿Qué te ha pasado? ¿Quién te hizo eso? -acerco la vista a sus heridas para ver si son graves.

Contra todo pronostico no hay nada en los alrededores que suponga peligro alguno, ni ruidos extraños, ni figuras acechando en las sombras... nada. Aunque eso no llega a tranquilizaros del todo mientras cargais costosamente con el herido, que mancha vuestras ropas con su sangre. Cuando lo levantais si veis un tajo bastante largo en su pecho.

- Era... una trampa... - habla costosamente, y tose, escupiendo sangre.

Creeis que es preferible que no hable y él también es consciente de ello. Se deja cargar hasta la tienda de Crecio, y conseguis que no se desplome en varias ocasiones, no tiene apenas fuerzas.

- ¿Que que...-

Las palabras de Crecio se cortan cuando ve la escena y se levanta acelerado hacia vosotros. Se gira y pasa sus manos por encima de la mesa, tirando todo lo que encuentra a su paso.

- Tenderlo aquí, voy a buscar ayuda-

Escuchais la voz del anciano llamando a otro hombre y enseguida vuelve dentro con vosotros para comprobar el estado del herido. Le pregunta lo mismo que vosotros, pero esta vez no es capaz de contestar nada.

No tardan en llegar un hombre y dos mujeres corriendo hasta la tienda, cargando un par de cestas y una jarra. En cuanto entran por la puerta analizan el corte del pecho y empiezan a trabajar en el, sacando varios utiles y potingues de las cestas, asi como usando el agua de la jarra.

Crecio se hace a un lado dejando que sus compañeros se encarguen del herido.

- ¿Donde lo encontrastéis? ¿dijo algo? -

- Lo encontramos dentro del campamento entre varias tiendas. - Apresuré a contestar - Todo lo que acertó a decir fue que había sido una trampa, aunque no sabemos lo que ni donde.

Ver a las mujeres trabajando con tanto ahinco me hacía pensar que podía ser muy grave. - ¿Se recuperará? - mi voz denotaba gravedad y preocupación por el hombre que habíamos hallado.

- Apenas dijo unas palabras. Le tendieron una emboscada. Crecio, ¿hay posibilidades de que seamos atacados ahora, por alguien? ¿Quizás por los Caballeros del Faro?

Mis ojos siguen los movimientos del herido. Espero que sobreviva, aunque no parece ser así.

- Entiendo...- acaricia con una mano su larga barba blanca - Hace tiempo mandamos a un grupo tras la pista de una de las piedras de nuestro antiguo dios, las que necesitamos para derrotar al Adversario. Todo ha sido una trampa y... - se calla de repente, parece que dandose cuenta de algo, mostrando bastante preocupación en su rostro. Rodea vuestra posición y sale de la tienda con movimientos acelerados, aunque no demasiado rápidos para vosotros.

Ante la preocupación que Prue muestra por el herido una de las mujeres se gira hacia ella y habla.

- Aun es pronto para saberlo. Haremos lo que este en nuestra mano y el tiempo dirá -

 Cuando noto la preocupación de Crecio, frunzo el ceño. Sin decir nada más dejo al herido y a las mujeres y sigo al anciano hacia afuera, seguro de que algo malo ocurrirá.

Asiento ante las palabras de la mujer con verdadera preocupación. La verdadera batalla aún no ha empezado y ya tenemos bajas.

Al ver a Crecio salir con preocupación y a Arleen seguirle, salgo de la tienda tras ellos en silencio y esperando averiguar algo más.

El anciano levanta la entrada de la tienda para salir, sin preocuparse demasiado si venis detrás o no. Mira a los lados, estudiando los alrededores con detenimiento.

- ¡Jeremy! - llama a gritos mientras avanza hacia otra de las tiendas cercanas - ¡Jeremy! -

En la tienda se notan movimientos y se escucha levemente un "dime". Crecio no menciona nada hasta que el tal Jeremy aparece ante vosotros. Es un hombre bastante alto y ancho, de brazos fuertes, curtido en la batalla. Tiene la nariz algo desviada a la derecha de manera desagradable, intuis que fue a causa de algún golpe en combate. 

- Ha llegado Dermon malherido, les tendieron una emboscada... Es posible que lo hayan dejado con vida por algo... No deberiamos temer por un ataque pero es mejor prevenir, dobla la guardia y que todos esten alerta...-

El hombre asiente con la cabeza y, sin mediar palabra, se retira. Se introduce primero en su tienda, de la que sale armado y dispuesto a cumplir las ordenes que Crecio le ha comunicado. El anciano se gira con gesto de preocupación, con una mano sobre su barba, cuando os ve. En principio no dice nada, os observa.

- ¿Podría decirnos qué ocurre? - pregunté con toda la educación que me fue posible dadas las circunstancias.

No entendía nada, acababa de llegar y ya se sucedían los acontecimientos, era demasiado para mi cabeza.

- ¿Qué sucede, Crecio? -sigo con la vista los pasos del tal Jeremy. En situaciones normales soy una persona alegre, cargada de optimismo; sin embargo esta situación no es normal, y no puedo si no temer un ataque enemigo-. ¿Quieres que ayude a montar guardia?