Partida Rol por web

Dominique solo veía piedras oscuras colocadas de manera irregular desde donde estaba. Entonces una gota de agua cayó sobre su cara y entendió que lo que estaba mirando era el techo del túnel. De pronto lo recordó todo: los monstruos, la pelea, el vagón viniendo sin control hacia ellos. Se sentó con lentitud en el suelo notando cómo todos los huesos de su cuerpo pedían descanso. Pero los gritos de Hécate le devolvieron a la realidad: sus amigos necesitaban su ayuda.

Es Dominique quien se hace cargo de la complicada situación en la que os encontráis. La médico esta atenta a todos, y tras comprobar que lo más grave es el delicado estado de Jean y Jonah, logra estabilizarles utilizando para ello el pequeño botiquín que es su inseparable compañero de aventuras. 

Hécate vigila ya que ha quedado como nueva tras los primeros auxilios de Dominique,  pero no parece que vayan a tener más sorpresas, al menos de momento. Tras escuchar el terrible golpe del vagón de metro contra el final de la vía, a unos cientos de metros en el túnel, lo extraño es que todos hayáis logrado salir con vida, ya que faltó muy poco para que Dominique también cayese, y eso habría supuesto el final del grupo.

Hécate improvisa una camilla, con restos de la puerta de otro vagón. Y se dirige a donde se encuentra Dominique, que en esos momentos termina de coser un feo corte que Jean presentaba en la parte posterior de la cabeza.

Donde están no tienen cobertura, por lo que tendrán que salir hacia la superficie, en la esperanza de que pronto puedan llamar y solicitar ayuda. Pasan un buen rato, y encuentran finalmente la forma más rápida de salir, antes de llegar al parque ya han solicitado una ambulancia a la parada de metro de Saint Dennis, la más cercana. 

Llegan agotados al exterior, ya ha caído la noche, una ambulancia traslada cada uno de los más graves (Jean y Jonah) mientras que otra lleva a las dos amigas hasta el hospital más cercano, el Hótel Dieu, esta a unos pocos minutos. No es solo el hospital más antiguo de París, sino el más antiguo del mundo, fundado en el año 651, y que ha pasado por numerosas ampliaciones y restauraciones, continuando en funcionamiento en la actualidad. 

Pronto os atienden, parece que Jean se recuperara bastante bien, también lo hará Jonah. Tras atenderos todos quedáis en dos habitaciones una para las chicas y otra para los chicos. Donde podréis descansar hasta la mañana siguiente. 

Tras una larga noche, en la que los sueños no son siempre agradables y se mezclan pesadillas con algunas imágenes del día, llega por fin una nueva mañana de primavera en vuestra bella ciudad de Paris. 

Tras haber desayunado, todos os reunís en la salida del antiguo hospital, donde os acaban de dar el alta, con la sugerencia de que descanséis, cosa que no os podéis permitir. Dais un pequeño paseo y llegáis hasta la orilla del Sena, donde os sentáis los cuatro en un banco, mirando al río. Tenéis que pensar en lo que haréis a continuación.

Paris 8:50 del 20 de abril de 2019.

Vuestro turno

El funcionamiento y la velocidad de reparación del cuerpo humano era en verdad increíble. Un día casi los mataban unos gouls y un vagón de tren, y al otro estaban casi como nuevos. ¿Viendo esas cosas, cómo era entonces que a la gente le costaba tanto creer en lo sobrenatural?

_Gracias, chicas, no lo habríamos contado sin ustedes. ¿Llamo a la inspectora, a ver si hoy tenemos más suerte? O podríamos volver directamente al lugar donde vimos por última vez al goul. Es peligroso, pero si dejamos pasar el tiempo la pista se enfriará. También podemos ver si Jonah consigue alguna copia del libro en internet y ver si eso nos da alguna pista, mientras descansamos al menos unas horas más. ¿Qué opinan?

Tuvieron que repetirle hasta tres veces como salió de aquella situación en la cual no veía retorno. De hecho, al llegar a la entrada de la luz, tras saludar a parientes y amigos, vecinos y conocidos que salieron a darle la bienvenida, una poderosa voz le dijo: "no es tu hora". Jonah sintió en ese momento un tirón muy fuerte hacia atrás y se vio arrastrado a su cuerpo. Recordaba abrir los ojos y ver a Dominique a su lado, para luego cerrarlos de nuevo y al abrirlos encontrarse en el hospital ingresado.

Cuando escuchó a Jean hablar con las chicas y darles las gracias, recordó el resto de lo que dijo e hizo antes de que el vagón le arrollase. En ese momento se puso como un tomate y sin mirar a nadie, simplemente al suelo, dio la gracias a las chicas con su tartamudeo más disparado que nunca.

- Q-que, que de-deberíamos ir a-al pi-piso y reco-recoger de nu-nuevo el equi-equipo. Mi lin-linterna, la pis-pistola que-quedaron en el lu-lugar y se-seguramente in-inservibles. Mi-mientras pre-preparáis to-todo de nue-nuevo y Do-Dominique re-repone el bo-botiquín, pu-puedo hacer la bu-búsqueda. - Alcanzó a decir al final, no sin varios tropiezos de por medio y evitando en todo momento la mirada de Hécate.

Excepto las dos chicas que parecen perdidas en sus pensamientos, el resto expresan sus sentimientos, sensaciones y dudas. Volvéis a llamar a la inspectora pero no os es posible contactar con ella, lo que no deja de pareceros sospechoso. Es como sino quisiera saber nada de vosotros. No solo el haber pasado algunas importantes huellas por alto, como si no existieran, es chocante el poco caso que les ha hecho, ninguno de hecho. Y están investigando su caso, es como sino le importase lo que pudiesen descubrir, como si ya tendría pensado como continuar y finalizar aquella investigación.

Pero no se ponen de acuerdo en sus siguientes pasos, ya que no es sencillo volverse a meter en las catacumbas, en las que ya sabéis que podéis encontraros con guls. Así que tal vez podríais ir a vuestro local, descansar un rato, recoger equipo y pensar en volver otra vez a los túneles.

La mañana va pasando, el tiempo corre y no precisamente a favor de Françoise, tenéis que poneros en marcha. Es necesario continuar con vuestra investigación. Jonah no encuentra nada, alguna referencia pero no esta el libro. 

Tras un buen rato hablando y pensando con calma en cuales podrían ser vuestros siguientes pasos. Volvéis y recogéis todo lo que podáis necesitar para regresar a las catacumbas.

Tenéis claro que hay que regresar a las catacumbas, seguir el rastro del gul que tenía el signo amarillo, que todos pudisteis ver. El podría ser la clave para solucionar esta compleja investigación en la que os habéis visto implicados. Aunque quiere llevar más armas, y potentes, cosa compleja para aquellos que no saben usarlas. Jean cree que podría conseguir algunas armas, y tras un par de llamadas logra que le dejen dos escopetas y una pistola. De hecho, en un momento se las vienen a dar a vuestro local.

Y también hay dudas sobre la inspectora Mace, esta de hecho ni ha devuelto la llamada, ni os ha dejado ningún mensaje. Casi podría parecer que se hubiese olvidado de vosotros. Jonah trata de nuevo de buscar información del libro, del signo amarillo, pero poco o nada nuevo aparece. Son temas de los que nada se ha puesto en la red. 

Una vez os equipáis, y tomáis un café podéis poneros en camino hacia las catacumbas (Si hay consenso). 

Paris 9:50 del 20 de abril de 2019.

Vuestro turno

Hécate cruzó una mirada con Johan y le sonrió con ternura durante un corto momento. Se sentía halagada, aunque no quería darle falsas esperanzas. Cargaba con demasiadas cosas a cuestas como para tener una relación honesta. Lo cierto es que su don era una tortura y era aterrador. Nadie se merecía eso en su vida. Prefería centrarse en resolver lo que tenían ante ellos. Oscuras fuerzas parecían danzar en torno a ellos y el símbolo amarillo y su señor innombrable tocaban la siniestra melodía. Tenía el funesto presentimiento de que si no desentrañaban la madeja de aquel asunto un oscuro agujero se los tragaría para siempre. Guls, monstruos, bajo Paris.

—Amigos, hay que averiguar qué sabe la inspectora Mace y por qué nos evita. Pareciera hechizada. Y ese gul amarillo ha demostrado ser un poderoso hechicero. Lo que me lleva al siguiente asunto: necesitamos buscar ayuda mística antes de volver a internarnos en el subsuelo —dijo con firmeza mirando a los ojos a sus compañeros—. Sugiero que nos separemos en dos grupos, para ir más rápido. Jean y Dominique para encontrar a la inspectora y ver qué sabe, y Johan y yo para ver si podemos buscar ayuda mística. Podemos encontrarnos en el acceso al metro en 3 horas. ¿Qué os parece?

Cuando Johan vio como le miraba Hécate, se sonrojó y apartó la mirada, sintiéndose más nervioso que nunca.

- Q-que, que tenemos qu-que ca-cargar con u-na es-escopeta al menos pa-para mí y n-no qui-quisiera pa-pasear p-por por todo París co-con ella. - Respondió a Hécate procurando no pensar en ir con ella solo por la calle. Si con su presencia se ponía así a solas... simplemente querría morirse.

- Pe-pero yo e-estoy dis-puesto a se-separarnos s-si así a-avanzamos más y-y la in-inspectora pu-puede qu-que así pi-piense qu-que ya so-solo qu-quedais dos in-investigando. - Aunque tampoco sabía si habría ayuda mística a la que recurrir. La gente creía que todos los hackers por ejemplo se conocían entre sí y estaban equivocados, conocían los nick, no sus rostros, así que en el mundo del ocultismo debería pasar algo similar.

A pesar de las sospechas de que algo no marchaba bien con la inspectora Mace, el que no tan siquiera estuviese en la comisaría era cuando menos algo extraño. Allí estaba pasando algo más de lo que parecía, tanto el anticuario como la inspectora sabían cosas que no os decían. Y esta dura bofetada de la realidad, os dejo algo confusos. Ya no sabíais cual era el papel de Mace o del anticuario en el asesinato de la modelo, y la incriminación de Galle. 

No pensáis que ir a la tienda y robar el libro sea una buena idea, no sabéis si os podría ayudar, y de meter la pata, os meteríais en serios problemas, incluso cárcel.

Y el hecho de ir armados como mercenarios por las calles de Paris, no era cosa de bromas, era algo muy serio que de salir mal, podría acabar con vuestros huesos en prisión una larga temporada. Así que lleváis vuestro equipo en bolsas y tratáis de no llamar la atención. 

Y finalmente os reunís los cuatro frente a la entrada de las catacumbas. (Tenéis que hacer una tirada de destreza para que el hecho de llevar armas no os cause problemas).

Paris 13:30 del 20 de abril de 2019.

Vuestro turno

No sabía el pobre Jonah si estaba más nervioso por estar todo el tiempo con Hécate a su lado o por la escopeta que guardaba debajo de la ropa sucia en la alargada mochila de deportes aquella que se compró una vez para ir al gimnasio cuando se apuntó a este y que nunca usó porque jamás fue.

El joven estaba seguro de que era imposible que le pillasen puesto que no era nada raro ver a gente con mochilas de esas por las calles de París y al no ser un criminal buscado, no le pasaría nada... pero el destino estaba ahí siempre... para jo**r.

En un primer momento Jean había decidido no llevar más armas que las reglamentarias. Iban a estar en un lugar en el que no debían estar con armas que no debían tener. En un lugar turístico, era prácticamente autocondenarse. Sin embargo al ver que Jonah había llevado un arma que sin dudas no tenía cómo justificar su portación, decidió también él ir armado. Al fin y al cabo, mejor ver acabada su carrera que su vida. Cargó una mochila similar a la de Jonah con una ametralladora que le permitiera acabar con varios gouls a la vez si se les volvían a echar en conjunto y se reunión con sus compañeros.

Hécate llegó junto a Jonah, tratando de disimular el nerviosismo que le ocasionaba el llevar un revolver en el bolsillo del abrigo. No tenían mucho, después de las tres horas, pero repartió una pareja de tapones de colores pastel a cada compañero.

—Tomad, son tapones de audición, amortiguará los ruidos elevados, pero no dejaremos de oírnos —les explicó al tiempo que se ponía los suyos—. Por si esa cosa vuelve a chillar. 

Hécate sacó un puñado de talismanes de aspecto barato de un bolsillo del abrigo y otorgó uno a cada uno. Un colgante de un Ojo de Ra para Johan, uno de Nudo de Brujas para Dominique y un Tetragrámaton hebreo para Jean. La medium tomó una Mano de Fátima y la colgó alrededor de su cuello.

—Que estén en contacto con la piel. Es cuanto tenemos —se disculpó encogiéndose de hombros—. 

Encendió un cigarrillo y tras dar una profunda calada encaró la oquedad del pasadizo a las catacumbas.

—Bueno, vamos allá, mes amis —dijo expulsando el humo y encendiendo la linterna para ver por donde pisaba.

Al llegar al parque cercano a la estación de Saint Dennis, un par de gendarmes se fijan en vosotros y tenéis que cambiar de aparcamiento en un par de ocasiones. Finalmente parece que les habéis despistado, y os lanzáis al parque hacia la entrada a las catacumbas de la ciudad.

Al llegar al interior, Jean se da cuenta de que se le ha caído una de las bolsas, y nadie lo ha visto con las prisas. Mientras tanto Jean pasa con tranquilidad y lleva una ametralladora en una bolsa, además de su pistola reglamentaria. Hécate con las prisas se deja la pistola, aunque no olvida unos tapones para tratar de evitar sonidos tan desagradables como aquel grito del líder gul que os paralizo, y otra serie de talismanes. Mientras que Dominique con bastante suerte, logra llevar una pistola.

Os adentráis en la red de túneles (tirada de ingenio para orientaros, como tenéis mapas y ya habéis estado es fácil. Tenéis un +2).

Paris 16:10 del 20 de abril de 2019.

Vuestro turno

Tras evadir ojos indeseados el grupo llegó finalmente a la red de túneles. Jean sintió un escalofrío al llegar allí. La última vez casi no había salido con vida.

_Bueno, ya sabemos que debemos tener cuidado. Al menos esta vez estamos mejor armados que antes.

Se colgó al cuello el talismán que Hécate le dio.

_Gracias, Hécate. ¿Esto qué es lo que hace?

Nervioso, Jonah miraba a todos lados y aquel gendarme que no parecía quitarles el ojo de encima le hacía seguir con ese estado de nervios tan grande. Minutos más tarde, una eternidad para el joven informático, llegaron a la entrada de las catacumbas. Jonah se puso a mirar a su alrededor.

- Cr-creo que co-conozco el ca-camino. - Dijo nervioso y, cuando se fue a agachar para coger la bolsa de deportes con la ropa sucia sobre el arma, se dio cuenta de que no estaba.

- ¡Ma-maldita sea!- Exclamó, perturbado por aquello. - No-no tengo la bo-bolsa. Es-estoy de-desarmado. - Con la linterna poco podía hacer, así que esperaba que Jean y alguien más tuviesen algún arma decente o iba a ir mal la cosa.

En cuanto el amuleto, a Jonah se le iluminó la mirada al recibirlo y no tardó nada en ponérselo. - Gra-gracias. Es pre-precioso. - Le dijo a la mujer. - Como tú. - Pensó para sí antes de centrarse en la misión de nuevo.

—Son amuletos de protección. A veces los uso en mis sesiones —aclaró al inspector—. Quién sabe si funcionan, pero toda ayuda es poca cuando navegamos entre poderes que se escapan a nuestra comprensión.

Tras las palabras de Johan, Hécate fue a rescatar su arma del bolsillo para tendérsela.

—Sacrebleu! —maldijo mujer para si mientras palpaba el bolsillo vacío donde había guardado el revólver—. Yo estoy igual que Johan —dijo mostrando el forro roto del bolsillo. Supongo que me toca alumbrar.

Dio una calada al cigarrillo y expulsó el humo con cierto nerviosismo.

Dominique recogió el obsequio de la médium con agradecimiento. Llevaba consigo una pistola. Aunque odiaba las armas, sería de necios volver a internarse en las catacumbas armada sólo con su escalpelo médico.