Partida Rol por web

Surges justo por detras del marinero antes de que este pueda reaccionar cogiendole por sorpresa y colocandote tras el con el revolver apuntandole en la sien.

El intenta forcejear un breve instante hasta que tus palabras le detienen y notas como su miedo se hace patente.

- Va... vale, tranquilo...

Arroja su rifle al suelo con un sonoro golpe y permanece quieto con las manos en alto.

-¡Marie!- exclama Julián.

Al tiempo que deja caer el cuchillo, corre hacia la mujer y la sujeta para ayudarle a mantenerse en pie. Con delicadeza, le aparta la mano de la cabeza y comprueba si está herida.

-¿Qué ha ocurrido? ¡Maldita sea!, no debí dejar que fuera sola...ha sido culpa mía.- se lamenta mientras, pese ser algo poco recomendable, centra toda su atención en ella.

Con la mirada perdida, Marie aparece por el pasillo. Aún sigue desconcertada, parece no asimilar lo que ha ocurrido.
Julián aparece y la agarra. La mujer se deja caer en los brazos de Julián, y como despertando de su aturdimiento, no puede evitar echarse a llorar.

Viendo que la mujer parece no poder hablar, abre la puerta de nuevo y enciende la luz del camarote. Tras una inspección rápida, seguro ahora de que no hay nadie dentro, deposita a la mujer sobre la cama.

Por unos instantes, la observa con una mirada muy extraña e inquietante, mezcla de preocupación y rabia.

-¿Dónde está su pistola? - pregunta en voz baja y con cierta impaciencia mientras se agacha sobre ella para que le pueda escuchar sin problemas. Aunque ha cerrado la puerta y si se abriera lo oiría con claridad, echa un vistazo de reojo a la misma.

Una vez dentro de la habitación, la mujer se desahoga durante unos minutos sin hablar sin hablar. Pasado este tiempo, se seca las lágrimas de los ojos, y aunque con esfuerzo, empieza a hablar de lo sucedido.
-No, no pude verle... me, me empujó y me caí, me golpeé contra la pared y... y se fue, no pude verlo, no pude verlo... repite casi para sí misma lamentándose.

Cuando Julián le pregunta por su arma, Marie señala con la mano la cabecera de su cama.

La habitacion esta oscura pero Julian rapidamente enciende una debil luz de una palmatoria cercana con una covertura de cristal.

Una vez en la cama veis que el interior (que no habiais visto hasta entonces) esta totalmente revuelto y destrozado como si alguien, quiza varias personas, hubiesen entrado alli registrandolo todo en busca de algo.

La ropa por el suelo, los cajones abiertos y demas muestran la dantesca situacion pero parece que no hay rastro del arma. Tras las indicaciones de Marie, Julian parece ver un metalico brillo semi oculto.

La puerta del "excusado" esta entreabierta.

Julián extrae de su bolsillo un pañuelo de algodón limpio, pulcramente doblado y con las iniciales "J.V." bordadas, y se lo tiende a Marie.
Luego, haciendo gala de no estar excesivamente soprendido por el desorden, alarga la mano hacia la semioculta pistola y la coge.

Con la expresión de alguien bastante ducho en la materia, examina el arma y la manipula para sopersarla y asegurarse de que esté cargada. Satisfecho con las comprobaciones, empuña el pequeño revolver y dirige una mirada fría, de cazador, hacia el baño.

-Voy a echar un vistazo a mi camarote...- dice con un tono neutro mientras camina hacia la puerta que da al pasillo.

En el último momento, se detiene y da un fuerte empujón a la puerta del excusado para golpear con ella a quien quiera que pudiera ocultarse tras ella.

Nada. Tras el sonoro golpe en la puerta del baño no hay respuesta. Es pequeño y con la puerta abierta se entrevee el interior que no seria capaz de ocultar a nadie.

Julián suelta con un sonoro bufido el aire contenido y refrena las ganas de blasfemar a pleno pulmón.

Apretando los blancos dientes parece tener intención de, ahora sí, salir de la habitación hecho una furia. Pero algo le hace cambiar de idea y se detiene con la mano en el pomo de la puerta, recuperando la compostura. Tras unos breves instantes en los que mantiene silencio, se gira con una talante mucho más sereno, casi triste, y regresa para sentarse en la cama junto a Marie.

Dejando la pistola a su lado y sin dirigir la mirada a su compañera de infortunios, comienza a frotar lentamente las palmas de las manos mientras suspira sin dirigir la mirada a ningún punto en particular.

-Cuando esté más tranquila, le llevaré a que el médico la examine.- dice con abatimiento en su voz.

quien eres tu y por que estas por aqui digo agachandome lentamente para regojer su arma

Vaya locura se mueve por la zona. La cara de Crawford destaca por estar con la boca abierta y mirando en todas direcciones sin comprender nada de lo que ocurre a su alrededor.

Después de ver salir corriendo al alguacil, Crawford gira sobre sus talones mientras menea la cabeza de un lado a otro y se muerde el labio inferior.
Se acerca al centro de la sala y coloca su cámara fotográfica. La estabiliza bien sobre el trípode y prepara la mesita de trabajo con cosas de colores, que son agradables para los niños. Tachán, todo listo. Deja pasar unos segundos para que el ambiente se temple y empieza el espectáculo.

Foooo, foooo, fotografías. ¡Conserve a sus familiares para siempre, a sus amigos, a sus conocidos e incluso a aquello a quien más ame! La mejor manera y sin duda la más barata. 3 dólares por fotografía. Vamos caballeros y señoras, lo que les cuesta una comida, es algo más que barato. Anímense a tener el recuerdo de quienes fueron, cuando sean quienes serán.

Marie no se molesta en revisar sus cosas, en ver si alguna de sus pertenencias ha desaparecido. Sentada en la cama, permanace abstraída hasta que el empujón de Julián a la puerta la sobresalta.

-Su camarote -dice por fín apenas sin voz y hace una pausa-, deberíamos verlo primero. Marie suspira sin saber exactamente qué hacer y después se levanta de la cama con precaución.

Marie parece encontrarse mejor, pero de todos modos le ofrece el brazo por si se quiere apoyar para ir hasta su camarote.

-No tendremos la suerte de que ese malnacido haya vuelto al ver que usted se iba. - masculla mientras caminan.

Al salir del camarote se agacha a recoger el cuchillo y lo vuelve a guardar en el bolsillo de la chaqueta. En otro lleva la pequeña pero letal Derringer.

El hombre titubea.

- ...eh... usted... ha matado gente...

Te acercas al rifle y te agachas ligeramente, es entonces cuando el marinero se aparta rapidamente golpeandote la mano lo suficiente para desviar tu revolver y golpearte un puñetazo en el estomago haciendo que retrocedas y enzarzandose contigo en una lucha cuerpo a cuerpo por el arma que aun llevas en ella.

Suspiras aliviado al ver que el marinero armado ha pasado de ti; igualmente te das cuenta que la mujer y el caballero que esta con ella abandonan despues el comedor y escuchas ruidos de alarma por la huida de Dish... realmente es un estupido pero quiza, si le cojen, puedas aprovecharte de ello...

La gente de alrededor te mira, al principio un poco exceptica, luego una niña se acerca con su madre de la mano.

- Tu... tu eres el hombre raro no?- dice la niña mirando extrañada el artefacto.

La madre la mira tiernamente y luego te mira a ti.

- Seria tan amable de hacer una fotografia a mi niña?

Salis al pasillo y os dirigis nuevamente al camarote de Julian con una extraña sensacion de tension acumulada tras vuestra nuca. Aun el cuerpo parece dolerle a Marie, sin duda el golpe ha sido muy fuerte.

Cuando llegais al camarote veis que hay una clara marca de impacto en la pared de en frente del mismo, sin duda producida por el golpe de Marie en ella y la puerta del camarote sigue abireta pero ahora veis una pequeña luz que brilla en el interior.

despues de recibir ese puñetaso me agacho e intento darle un puñetaso en su estomago asi que me intento distraerlo con mi izquierda y le doy un puñetaso

Con una débil sonrisa, Marie agradece a Julián la amabilidad de prestarle su brazo. Agarrada a el, llegan a su habitación. Unos pasos antes de llegar a la puerta, la mujer comienza a caminar más despacio y al alcanzar la entrada, se detiene temerosa de entrar.
Allí, mira a los ojos a su acompañante de forma interrogante; ¿Y ahora...?

-Espere aquí un momento.

Desde el mismo pasillo, Julián se agacha para comprobar que no haya nadie bajo la cama*. Luego se levanta sacudiéndose el polvo de las perneras del pantalón y planchando con la mano la chaqueta. Las circustancias le han hecho perder momentáneamente la sonrisa cínica, pero no su afán de pulcritud y elegancia.

Despacio, intentando no hacer ruido y afinando el oido a su vez, se adentra en el camarote. Al pasar por el cuarto de baño, se asegura de que la puerta esté cerrada antes de proseguir. Preparado para lo peor, inspecciona el camarote.

Está bastante seguro de que no hay nadie, pero no descarta que puedan haber dejado algún indicio. Su principal objetivo, sin embargo, es el Colt Peacemaker del 45. Julián siente de manera urgente la necesidad de notar su peso en la cadera.

Claro que soy el hombre raro niñita, pero eso no es malo.
Veamos, nnggg (coloca la cámara), ponte allí. Si, muy bien, con tu mamá al lado. Será un recuerdo que tengan para siempre. Cuando lo vean tus nietos podrás contarles que un hombre raro te sacó esta foto mientras viajabas al nuevo mundo y cambiaba tu vida para siempre.

Crawford seguirá trabajando toda la mañana, sin preocupaciones de ningún tipo, pues sabe que tiene su mapa y tras su jornada laboral se acercará a la cocina. Necesita un limón.