Partida Rol por web

Espina no parecía estar concentrado o parecía desconocer la manera de atacar a aquellas criaturas, pues parecia fuera de lugar, sus ataques no surtían efecto y sus mantos de oscuridad parecían desvanecerse sin hacer el trabajo que debían, Espina se estaba desaxperando, eso no podía seguir así...

Mientras que el elfo despachaba a sus enemigos, Mariam y Espinas tenían problemas con los zombies que portaban sendos garrotes. Se movían con rapidez ante la aparente falta de gracilidad de los cuerpos muertos con vida artificial. Espina no lograba acertar su blanco, mediante un movimiento de mano invocó una especie de manto oscuro que apenas le afectó mientras la mujer monje trataba de golpearlo, pero no alcanzaba su objetivo. 

El explorador había acabado con la decapitación de sus enemigos cuando se percató de que sus compañeros se encontraban aún en problemas con dos de esas horripilantes criaturas que parecián mucho más fuertes que las que el mismo había despachado. Con el respiro que lanzó, se concentró un instante para sentir nuevamente lo que las arañas de los oscuros bosques de la Tierra Salvaje de las Hadas le habían enseñado. Las había estado observando durante semanas junto a sus compañeros druidas para aprender como cazaban, como se camuflaban, como aprovechaban cada error, por minúsculo que fuera, de su presa. Mientras avanzaba velozmente casi sin tocar la nieve, sus ojos brillaron un momento con un reflejo rojizo y su pose se volvió más baja, extraña. Cuando llegaba al final de la carrerilla, utilizó el impulso que llevaba para dar un salto como si fuera un arácnido inyectando sus colmillos de repente.

Ambas hachas cayeron sobre la parte superior de su enemigo no-muerto con un sonido siseante y metálico a la vez, desgarrando carne muerta y rompiendo huesos por igual. 

El elfo aparece como una sombra veloz oscuro y acude en ayuda de los dos compañeros. Sus hachas son apenas dos movimientos fugaces que impactan contra su objetivo. Se tambalea y abre la boca con una mueca sorda que no refleja dolor ninguno pero los mortales golpes no derriban a la criatura.  Mariam observa absorta como el elfo aparece y queda rezagada unos instantes. 

El zombie tras recibir el ataque del elfo se encara hacia él y lanza un golpe con su garrote describiendo un arco mortal. Ralfinder no parece tener problemas para esquivar el golpe y consigue arrancarle el garrote de su mano.

El otro zombie se mueve hacia el cambiante para arremeter con su garrote pero Espina consigue evadirlo arrancándole el arma de las manos que cae al suelo cerca de los pies de la criatura.

Espina había sido sorprendido y ahora era rodeado por las dos criaturas, pero estaba experimentado y había vivido situaciones peores, así que esquivó el ataque que una de ellas realizaba para contraatacar ejecutando un manto oscuro alrededor de uno de los zombies, para después con su cimitarra atravesarle su asqueroso cuerpo, justo en el instante que el manto explota cuando ya estaba cogida a la criatura, sabía que el golpe había echo su efecto así que Espina se desvaneció de repente y apareció delante de la otra criatura con una sonrisa maléfica para después sin comprensión Espina comienza a desvanecerse y parece como un ente extraño, es como si fuera insustancial...

Los dos enemigos que quedan han perdido sus armas y parece que la situación está controlada cuando una voz surge de la zona del embarcadero. Os permitís unos segundos para observar a los recién llegados. Parece que habla un joven algo extraño, ataviado con ropas oscuros con su rostro cubierto por una capucha. Le acompaña un viejo enjuto vestido con una túnica raáda. Parece que el joven habla unas palabras inteligibles:

- Será prudente que contestéis al anciano, ....

Ante vosotros se pued ver la zona costera de la aldea completamente cubierta de nieve. Hay algunasbarcas boca abajo y una hoguera apagada del cuál todavía surge un humo, ´parece que era reciente. Los tres individuos batallan contra unos cadáveres andantes que debieron de ser pescadores de la aldea.

Dándose cuenta en el acto de quienes eran los que estaban en peligro, Lombret desenfundó sus armas y se abalanzo sobre el necrosado marinero mas cercano. Mientras se acercaba  aulló:

- Vamos abuelo, demuestra de  que pasta estas echo!.-

Al acercarse al marinero, quedo codo con codo con un personaje de caros ropajes y perfil élfico. Lombert le dedico una sonrisa satisfecha y lanzó un golpe al necrótico enemigo. Su espada corta silbo en el aire helado intentando penetrar en le cuerpo del marino que atacaba a l grupo  vario pinto de aventureros.

- Las presentaciones después!.- ladró alegremente mientras se sumergía en el combate....

"No puedo creerlo, me... me han...¡Me han ignorado!"

El anciano no sale de su asombro mientras contempla atónito el combate. Entonces lo entiende. Están demasiado metidos en la lucha como para oirle. Casi algo le dice que debería ayudar. Este pensamiento es corroborado por su compañero encapuchado que se lanza presto al combate.

una sensación de emoción le embargo de arriba a abajo, la intensidad de lo que ve, el valor de los contendientes. El viejo toma una decisión.

-Muy bien valientes luchadores y asquerosos monstruos...- El anciano alza los brazos y se deja caer hacia el suelo, sentándose en el mismo lugar en el que se encuentra -...dadme un buen espectáculo.-

Mientras lo contempla, una sonrisa infantil se dibuja en su rostro, es mejor que ver una obra donde finjen luchar. Es muy emocionante. mientras observa, a tientas con la mano busca bellotas que llevarse a la boca y mientras come, lanza gritos de animo.

-A la entrepierna, atacad a la entrepierna-

Sorprendido por la resistencia de esos cuerpos putrefactos, el elfo retiró rápidamente ambas hachas de las grietas que se habían abierto, negras, borboteantes y hediondas. Las hojas otrora brillantes de aquellas armas, eran ahora láminas de acero sucias y malolientes que dejaban marcas negras en la nieve blanca del suelo.

Mientras sopesaba la situación aún en una posición baja, captó el movimiento de dos personas que se acercaban, y no tardó en enterarse de que se unirián a ellos en batalla. Al colocarse el humano encapuchado a su lado para combatir, respondió su sonrisa asintiendo levemente, pero sin girarse siquiera para mirarlo, estaba demasiado metido en la batalla y no era momento de dejar un flanco libre.

Volvió a incoporarse, de una manera orgullosa, como si fuera un carnero mostrando su osamenta. El cabello dorado caía enredado sobre su rostro, que era todo sombras. Repentinamente sus ojos relampaguearon como el anuncio de tormenta veraniega, como el resplandor de las hojas del bosque al amanecer. Su cuerpo atlético salió disparado en una carga impetuosa sin dar oportunidad de reaccionar al muerto viviente que tenía al lado, las hachas bailaban delante del centinela golpeando y cortando con la enorme fuerza con la que avanzaba. Su enemigo recibió tajos profundos mientras caía inexorablemente sobre el hielo sucio.

El cuerpo putrefacto de lo que debió de ser un marinero elfo en tiempos, retrocedió ante los golpes del elfo. El humano oscuro con capucho intervino en la batalla con un celeridad demostrando una destreza aguda, aunque no tanto con sus dagas, pues no consiguió acertar ninguno de sus golpes. La criatura abrió la boca, con un gemido inhumano carente de expresión ninguna volvió para tratar de agarrar al diestro elfo.

Los marineros putrefactos se tambalean y con sorprendente celeridad tratan de alcanzar el cuello de sus víctimas, una hacia el recién llegado y otro hacia el cambiante. Mientras el pícaro aparta de una patada a su agresor, Espina no tiene tanta suerte, su agresor se lanza sobre él. El cambiante abrumado por tan inesperada reacción levanta torpemente el escudo para protegerse. La criatura logra morderle en el hombro, el cambiante logra apartar el no muerto y da unos pasos hacia atrás aturdido.

La situación se pone tensa. los cadáveres andantes parecen resistirse y Espina ha sido derrivado y mordido por uno de esos seres. A duras penas ha conseguido quitárselo de encima. Los enemigos no parecen rendirse. El elfo Ralfinder lucha valientemente mientras un Lombert Crack se mueve con celeridad. Mariam se encuentra algo desconcentrada, se ha retrasado para tomar aire. El viejo de la túnica raída observa a cierta distancia.

La energía antinatural de esos seres parecía no acabarse nunca, incluso habiendo recibido un daño tremendo, los cuerpos mutilados seguían atacando con fiereza. Ralflinder observó como espina se tambaleaba adolorido y masculló promesas de decapitaciones sobre sus enemigos al tiempo en que se esfumaba como un borrón detrás de Lombert Crack y de los botes. Utilizando nuevamente su estrategia de caza basada en confundir a la presa, despareció por un momento del campo visual de sus adversarios y volvió a atacar con un salto repentino usando las hachas como si fueran dos colmillos.

Por el rabillo del ojo, observó los raudos movimientos del  elfo que asestaba golpes a las necróticas criaturas que antaño fueron marinos del lugar. esbozó una sonrisa pícara, ya que comenzaba a disfrutar de la compañía de experimentados  aventureros. Un gruñido del zombi que tenía delante  lo sacó de su ensimismamiento y  lanzó  con fuerza un nuevo golpe con su daga. Esta se hundió en la carne  putrefacta de la criatura, mientras Lombert reflejaba su satisfacción dibujando una nueva sonrisa aun mas afilada que la anterior.

Con un rápido movimiento, el pícaro, regresó a su pose de guardia, dsipuesto a  saltar contra su enemigo una vez mas...