La puerta parece no ceder. Está hinchada y está muy ajustada al marco, no obstante el elfo se apoya con todas sus fuerzas ayudándose con el cuerpo y éste cede unos centímetros. La puerta sigue rozando pero puede abrirse con un mínimo esfuerzo.
Si abres lo suficiente para mirar puedes ver una casa austera y no parece haber nadie. ¿Abres la puerta completamente?
Si bien no había escuchado nada, el elfo era consciente de que muchos peligros en este mundo y en otros eran capaces de más sigiloso que un elfo. Mientras terminaba de abrir la puerta de par en par, Ralflinder sostenía dos hachas ocultas bajo la capa, con las piernas en tensión y listas para hacerse a un lado de ser necesario.
Si, la abro completamente, preparado para lo que sea.
Ante la mirada atenta y agudizada del elfo explorador la puerta se abrió arrancando un quejido quejumbroso. Una amplia estancia se revelaba ante el héroe. Una mesa circular dominaba la estancia y varios muebles rudimentarios adornaban de forma precaria el lugar. Una alacena muy vieja, cuatro sillas carcomidas, un pequeño arcón y un pequeño hogar de leña conformaba todo el mobiliario. Los demás compañeros se arremolinaron junto la valiente criatura féerica. Una puerta medio abierta se asomaba un poco más a la derecha del arcón.
Me tomo la libertad de interpretar que el resto de compañeros acuden.
Desde el momento en que ponen sus pies en el lugar, algo preocupa al anciano, como un ligero picor que no puedes rascarte. Su primer impulso es correr, pero al ver como sus acompañantes mantienen la serenidad, decide que él no va a ser menos. Con lentitud, penetra en la sala. Cuando su vista se ha acostumbrado a la penumbra que baña el lugar, observa todo con detenimiento, buscando aquello que le mantiene en ascuas. No lo encuentra, pero ve la puerta entreabierta que da a otra habitación. La sospecha cada vez es mayor, y con rápidos movimientos, pasa la mirada por sus compañeros, pero ninguno parece reaccionar ¿Por qué? ¿acaso no se dan cuenta de lo mismo que él? ¿O es que por miedo a la disensión, todos guardan silencio? Su cuerpo se agita de tensión, su vista vuelve a la puerta entreabierta, mira a sus compañeros y regresa a la puerta. Finalmente algo explota dentro de él y sale corriendo hacia la habitación.
-¡Me pido la litera de arriba!-
Con grandes zancadas, recorre el espacio entre la entrada y el cierto, abre la puerta con una exhaltación y busca con la mirada, la litera que, sin duda, debía de haber en aquel lugar.
Era evidente que aquél anciano necesitaba de alguien como Lombert para poder sobrevivir en Faerun. Su mente divagaba constantemente, como si algún tipo de experimento fallido de hechicería se hubiera retroalimentado de manera crítica sobre su raciocinio. Por todo lo que había dicho, parecía que compartían el camino desde hacía poco, pero es posible que eso mismo formara parte del teatro cuasi de feria que interpretaban en todo momento.
No se que tan bueno es que se coloque a sí mismo de señuelo ante cualquier potencial peligro... reflexionó el centinela mientras el anciano alzaba nuevamente su voz y corría cual sátiro de los bosques, con aparente descuido. Dio unos pasos firmes pero no realmente acelerados detrás de "alguien" el "algo" sin pronunciar palabra y sin perder la firmeza con la que sostenía sus herramientas de combate. La madera crujía levemente bajo su peso, y su andar era como un desliz verdeoscuro, fundiéndose con la penumbra de la cabaña.
Sin previo aviso, unos golpes resonaron bajo los pies del piso de madera. Hasta ese preciso momento todo era silencio, en cuanto los pies del anciano pisaron el suelo y su voz se alzó, un golpe resonó como respuesta a los crujidos provocado por el peso bajo los pies del anciano. Al principio los golpes sonaron repentinamente y cesaron al instante. EL elfo levantó la mano para hacer callar al anciano y al resto. Volvieron a repetirse, esta vez sonaron un poco más alejado y luego un sonido como de unos pasos que ascendían desde algún lugar debajo del suelo, podía percibirse el crujido de la madera cada vez que uno de los pies se apoyaba en los peldaños de unas invisibles escaleras. Finalmente los pasos cesaban y comenzaban a oírse golpes violentos, provenían de más allá de la puerta entreabierta.
El anciano sacude la mano frente a él.
-Madre mía, menudas ratas gastan aquí ¿no?-
Apartando al elfo de su lado con la otra mano, el anciano, curioso por ver a la criatura causante de tanto ruido, se aproxima a la puerta entreabierta y la mira, buscando el origen del ruido.
Motivo: ¿De donde viene tanto alboroto?
Tirada: 1d20
Resultado: 1(+4)=5
era una tirada de percepción, pero visto lo visto, no creo que vea nada XD
Aunque se había tranquilizado al conseguir que el anciano aceptase mantenerse en sigilo mientras se acercaban a la cabaña, su cuerpo se tensó al cruzar su umbral.
Los extraños ruidos que amenazaban al sinpar grupo, alertaron al pícaro humano, mas que acostumbrado a desconfiar de cualquier lugar que no le pareciese seguro. Desenfundando sigilosamente sus dagas, clavó la mirada sobre el anciano y le susurro:
- Shhhh... viejo, vas a estropear la sorpresa.-
Poco a poco, el humano se fue acercando sin hacer ruido, con una de sus manos levantada para advertir al resto que se mantuviesen en silencio. Las sombras producidas por la escasa luz del entorno, molestaban lo suficiente a los ojos de Lombert para que no distinguiese nada...
Motivo: Percepción básica
Tirada: 1d20
Resultado: 8
Motivo: Sígilo
Tirada: 1d20
Resultado: 13(+9)=22
El cambio repentino de intensa luz y resplandor blanco de la nieve y la oscuridad de la habitación impide que tus ojos pueda enfocarse. Evidentemente no ves nada.
EL anciano se aproxima a grandes pasos al umbral refunfuñando incoherencias. El pícaro se interna tratando de controlar al demente. Entonces los golpes se repiten, son golpes tremendos que vienen más allá de la puerta entreabierta.
Al entrar en la sala, todo se vuelve de un blanco brillante, cegándolo por completo. Cualquiera diría que el cambio brusco entra la oscuridad de dentro del edificio y la claridad de fuera le han jugado una mala pasada, pero el anciano sabe la verdad y conmovido, cae de rodillas al suelo.
-He visto la luz- Se lleva las manos a los ojos -¡Me quema!-
Y así empieza a frotárselos con la duda de si alguna vez volverá a ver.
Ale, yo no solo no veo, me he cegado, así que tendrá que ser otro el que mire que es jeje
Ralflinder susurró para que oigan todos los que se encontraban cerca Podrían ser más criaturas no-muertas... o quizá prisioneros tratando de escapar... shhh miraba hacia el viejo mientras lo decía. Mientras tanto, su cuerpo se deslizaba nuevamente casi al ras del suelo, como si sus movimientos no tuvieran pasos, e intentaba nuevamente oir algo desde más allá de la puerta entreabierta.
Motivo: Sigilo
Tirada: 1d20
Resultado: 4(+11)=15
Motivo: Percepción
Tirada: 1d20
Resultado: 4(+12)=16
El sigiloso elfo escruta la penumbra y logra identificar el origen de los golpes. En medio de la habitación debe haber una trampilla bajo el arcón a los pies de la cama y bloquea su apertura. Puede ver como la madera tiembla bajo el mencionado arcón de madera.
Ralflinder abrió la puerta de madera vieja y agrietada con suavidad, deslizándose dentro de la habitación, como si fuera un can rastreador buscando el origen de los golpes. Llegó así hasta el arcón polvoriento que se encontraba a los pies de la cama, de madera de roble remachada con clavos de hierro oxidados por el tiempo. Se posicionó de tal forma que todos aquellos que estuvieran en la puerta pudieran observar la vibración que ocurría debajo del mueble. Alguien o algo estaba atrapado bajo una trampilla practicamente invisible en la penumbra. Elevando su voz más allá del susurro que hasta entonces había utilizado, habló ¿Quién pide socorro?
La humana siguio a su compañero elfo como si de una sombra se tratara, y no tanto por el sigilo, si no mas bien por su actuación, se mantenia a un distancia prudencial del mismo para no estropear su sigilo, pero manteniendole siempre a la vista, si el elfo avanzaba un paso ella también. Hasta que finalmente Ralflinder localizo el origen del ruido.
En ese momento Mariam se acerco al baul, la muchacha parecia tranquila a simple vista, pero una investigación mas concienzuda revelaba sus musculos en tensión, preparada para luchar si era necesario.
Durante unos instantes, los golpes se detienen. De forma repentina, los golpes continúan de forma frenética pero el elfo no recibe respuesta alguna.
Cansado de tanto tacto, Lombert se acerco con pasos seguros hacia el enorme baúl que descansaba ante el elfo rubicundo. Se deslizó entre la fornida mujer y el elfo mientras se agachaba ante el baúl y comenzaba a estudiar la situación.
Al rato, con un movimiento seguro, se levantó de un salto retiró el baúl con una de sus piernas, mientras afirmaba:
- Si vamos a estar pendientes de que nos respondan, perderemos un tiempo valioso.-
Motivo: Percepción al baúl
Tirada: 1d20
Resultado: 15
Motivo: Atletismo para mover el baul
Tirada: 1d20
Resultado: 7(+7)=14
El anciano estaba muy nervioso. tras unos segundos había recuperado la vista y ahora podía ver lo que tenía delante. Cada vez que el baúl daba un bote, él daba un respingo en el sitio. Una honda preocupación hizo presa de él. la voz del elfo se alzó ¿Estaba loco? ¿Qué esperaba conseguir? Los golpes continuaban. Sujetándolo con fuera, el viejo mantenía el bastón frente a sí mismo, listo para atacar si era necesario. Entonces vio como su criado se adelantaba, aproximándose a la fuente del ruido.
"¿Pero qué haces loco?"
Estaba a punto de saltar sobre él, pero fue tarde, el encapuchado sujeta el cofre, el viejo contiene el aliento... y el joven mueve el cofre, mostrando una trampilla en el suelo. El viejo lanza un hondo suspiro aliviado.
-¡Buf, una trampilla! jaja, por un momento había pensado que el cofre estaba vivo y... pero esto tiene más sentido, si señor.- Entonces da un codazo a la joven. -Vaya error tonto ¿eh? Esto me recuerda a cuando tuve que disfrazarme para entrar en un castillo y pensé que hacerlo de princesa era una buena idea. Veras, fue hace 15 años cuando...-
El viejo comenzó a contar una historia del pasado.
El personaje de oscuros ropajes empuja el arcón, que a juzgar por su peso está vacío. La trampilla entonces se abre y una figura de rostro descarnado se asoma enseñando unos dientes podridos. Clava sus cuencas vacía hacia los intrusos y gira la cabeza como si observara. Su rostro cadavérico está ausente de carne y restos putrefactos cuelgan flácidos de su cara. Su mirada vacía escruta a Lombert, que está próximo a ella y alzando sus brazos termina de subir con paso tambaleante lo que parece unas escaleras con los brazos cadavéricos extendidos hasta alcanzar el piso. Un vestido amarillento hecho harapos revela que era una mujer en vida y ahora, tiene ansia de hambre y busca frenética su comida.
Vamos a resolver este encuentro de forma narrativa, sin tiradas ni tablero.