Partida Rol por web

- Pero... estas loco? - le dice el médico al joven político - Crees que podremos con ella? No es solo una mujer, mírale los ojos. Mirale las manos. Para hacer lo que hizo es... es... un monstruo - completa preocupado. - Además deberiamos ver como está Elizabeth. Estaban juntas, recuerdas? -

El miedo ha envuelto el alma de Sydney que prefiere huir antes que enfrentar la situación. Sigue alejándose del lugar y acercándose a la puerta de la biblioteca, mientras en su mano la cuchilla con la que puede defenderse cuelga, casi olvidada por el médico.

Jefferey ,asustado por la sombra, tensa sus músculos y se aparta inteligentemente, no de la sombra si no del cuerpo que la proyecta. Mientras se distancia gira sobre si mismo interponiendo el estoque entre él y su supuesto oponente esperando verle. Consiguió refrenar sus instintos de asentar una finta giratoria sin saber a lo que se enfrentaba.

El conocimiento es poder… recordaba las palabras que su padre le había repetido una y otra vez …pues ¡conozcamos!.

Viendo la nula colaboración de sus primos, Jack llega a la conclusión de que no tiene ninguna ilusión de enfrentarse a solas con una mujer poseida y armada con un cuchillo.

Jack suelta el brazo de Sydney y le deja ir, mientras que agarra fuertemente a Harvey y tirando de él dice: - Vamos, Harvey, quítate de enmedio, rápido!!!, e intenta salir por la puerta detrás del médico, lo más rápidamente posible.

Harvey se deja arrastrar cual dócil corderito, farfullando protestas incoherentes.

Henrietta, cubierta de sangre, con un cuchillo en la mano y con todavía un trozo sanguinolento arrancado del joven cuerpo de Fiona -¡cuántas veces le cantó nanas para que se durmiese, en el pasado! - renquea con su paso característico hacia los tres hombres.

Sydney, tímidamente al principio pero luego con más decisión, sale corriendo. Detrás de él, Jack empuja a un Harvey estupefacto que se deja llevar sin aparentar darse cuenta de nada. No es muy rápido, pero Henrietta, a pesar de su horrible estado, no parece más rápida que de costumbre, así que tanto Harvey como Jack no ganan mucha ventaja, pero parece que no pierden la media docena de metros que los separan de la doncella.

Tanto Peter - sorprendido por el movimiento y el suave gruñido - como lord Jefferey - con el estoque en el mano, sin querer lanzarlo todavía hacia su atacante - se giran para enfrentarse con el atacante. Sin embargo, lo que ven les desconcierta totalmente. Allí donde esperaban encontrar un extraño, sólo está Jamison. El buen y viejo Jamison, el mayordomo que tantas veces cuidó de ellos cuando eran niños, ha sustituído su rostro serio y circunspecto por una máscara de ira animal. En su mano tiene una piedra que ha recogido sin que os dieseis cuenta, tan grande como dos puños cerrados, que blande amenazadoramente.

Aprovecha el momento en que os dais la vuelta, frustrado, para lanzarla con intenciones homicidas a la cabeza del más cercano, lord Jefferey...

... ¡y la piedra le alcanza! Le golpea en el lado derecho de la frente, y el noble siente inmediatamente cómo la sangre comienza a manar con la abundancia propia de esa zona. El golpe ha sido fuerte, pero parece que Jamison no tiene nada más en la manos...

...aunque no por ello deja de lanzarse, con furia homicida, hacia el noble.

El medico, sin dudarlo, dirige hacia la biblioteca, tratando de verificar si su otra prima, que también quedó en la mansión sigue en buen estado.

Aprovechando la ventaja que le sacó a sus primos y a la ex-doncella, abre la puerta en cuanto la tiene a la vista y hecha un rápido vistazo al interior de la habitación.

Irritada por perder tu oportunidad de explorar, te detienes un momento echando un último vistazo. Abajo, oyes la voz de Harvey, que grita:

- ¡Elizabeth! ¡Fiona! ¿Estais bien? ¿Dónde estais? ¿Qué ha sido ese grito?

¡Vaya! Pronto te estarán buscando por la casa. Tendrás que bajar. No respondes al grito inmediatamente, ya que entonces podrían subir y encontrarte aquí dentro... Tu último vistazo no descubre nada, aunque la puerta que une la habitación con el despacho de tu tío -donde seguro que se amontonan papeles interesantes, y quién sabe si algo más- te tienta a que te acerques.

No, podrás esperar. Seguramente tus primos suban corriendo de un momento a otro y, si no sales, te encontrarán aquí. Así que abres la puerta, la cierras con cuidado -esta vez sin llave- y te diriges a las escaleras.

Cuando llegas a la parte superior, oyes jaleo en la parte de abajo. Carreras, algunas expresiones ahogadas de miedo. ¡Algo está ocurriendo abajo! ¡Hay algo que está persiguiendo a tus primos! ¡Y también hay combate, abajo! ¡Sydney sube un par de escalones hacia ti, y te ve, pero luego vuelve a mirar abajo! ¡Un golpe con algo metálico, y un cuerpo cae al suelo!