Partida Rol por web

 Se quita la gorra y se rasca el cabello corto de la nuca con aire meditativo - Bien, señorita... pueden venir, pero me deben prometer que me obedecerán y no se pondrán en peligro en ningún momento. Dicho esto, le acompañáis hasta el coche patrulla.

 El tipo que aguardaba en una esquina os ve salir e inmediatamente se pone en camino. Se abriga bien, y cuando pasa cerca vuestro se choca "sin querer" con Eban. - Lo siento. - dice escuetamente antes de seguir camino sin volver la vista.

El agente simplemente lo mira irse, como tenéis prisa menea la cabeza y prosigue su andadura hasta el coche. Allí le espera otro agente al volante. 

 Eban nota que uno de sus bolsillos pesa más que hace unos instantes. Parece que el detective le ha dejado un regalo.

 Abbot intenta rodar para evitar el disparo pero no es posible, el tiro le golpea directamente en un hombro, exhala un grito de dolor al tiempo que cae de costado. La sangre salpica el vestido de Anne. 

En ese momento se le dispara la pistola.

¡Maldita zorra! - dice con una voz cargada de odio, mientras la sangre resbala hasta el suelo.

¿Ese era el detective Conell? me pregunto tras el choque ¿Que es lo que me ha metido en el bolsillo?, en que subamos al coche patrulla lo mirare, continuo caminando pero un par de pasos mas adelante caigo en la cuenta de que en este suceso nada es lo que parece, miro a los agentes Por dios, si no puedo confiar en la policía..... Discretamente meto la mano a mi bolsillo para comprobar que es lo que me ha metido, obviamente no se trataba de una ya que no habría notado el aumento de peso

Sonreí para mis adentros al salirme con la mía, pero mi preocupación reapareció casi al instante, haciendo pasar desapercibido mi pequeño logro en seguida. Si había algo que nunca fallaba era una cara de pena junto con una mirada de súplica, sino que me lo dijeran a mí, que gracias a ello había conseguido muchas de las cosas de las que podía gozar ahora mismo. Además al fin y al cabo, era actriz profesional, aunque en estos momentos no es que tuviera demasiados compromisos profesionales.

- No se preocupe, haremos todo lo que diga, no queremos molestar..

Me percaté del pequeño detalle del hombre al chocar con Eban, y al verle alejarse, no me pareció que fuera producto de la casualidad así que en un momento me acerqué a mi compañero para hablarle de forma que sólo él pudiera escucharme.

- Revísate los bolsillos y mira a ver si tienes algo que no estuviera o te falta alguna cosa.. - Murmuré ya que por alguna extraña razón mi intuición me decía que algo así habría sucedido.

-¡Maldito bastardo!- exclamo, cuando su revólver se dispara y me da de lleno en el hombro. ¡Qué dolor! Nunca había recibido un impacto de revólver. Por un momento estoy a punto de ponerme a gritar como una loca, y me habría quedado casi encogida de dolor, en el suelo, lloriqueando, de no ser porque mi vida estaba en peligro y lo sabía, lo cual me daba las fuerzas para continuar luchando que de otro modo no habría tenido.

 Intento volver a disparar, pero con el dolor se me nubla ligeramente la vista, y no sé si he acertado o no...

Abbot sonríe al descubrir que ha herido a la zorra de su compañera. ¿Duele? no te preocupes, dentro de poco dejará de doler. - lanza una carcajada que se interrumpe por un acceso de tos que le hace escupir sangre. Carraspea y te vuelve a disparar.

Sin embargo al apretar el gatillo no pasa nada. Maldiciendo su mala cabeza se intenta levantar, para ello usa la mano torpe que deja de cubrir la herida que le hicieras antes para encontrar un punto de apoyo en la pared.

La sangre mana por su costado y la pierna dejando un charco de sangre en el suelo cada vez más grande.

 El vehículo de los agentes se mueve a toda velocidad con las sirenas y las luces, moviéndose entre las calles.

Ya empiezo a hartarme de esta situación, así que decido tratar de terminar cuanto antes con ella. Abbot ha conseguido lo que nunca creí que fuese posible: siento ganas de matar a un ser humano.

Tomo el revólver al revés, y muevo mi mano, con la culata enfocada, hacia la cabeza de Abbot, a ver si logro darle un buen golpe.

¡Maldita sea! ¡Tan mayor, y tan ágil el cabrón! Pienso, al ver que esquiva mi golpe sin mayores problemas.

 Es una cajita no más grande que la que se podría usar para guardar un reloj. En la caja hay dos fragmentos de un material extraño. Presumiblemente los trozos de lámpara que os faltaban.

 En ese momento se escuchan las sirenas de la policía. Afuera se escuchan voces de un agente animando a sus hombres a entrar al edificio con las armas desenfundadas y preparados para disparar, aunque agrega un "quiero arrestos, pero no arriesguen sus vidas para conseguirlos!"

Al escuchar las sirenas pierde la poca compostura que tenía y amedrentado por la idea de que la policía le arreste (y que no pueda poner las manos en la lámpara) se pone medio en pie y haciendo de tripas corazón se mueve como puede hasta la puerta ignorando el hecho de que aún sigues viva.  

Tras comprobar el contenido de la caja la devuelvo al bolsillo de mi chaqueta y me acerco un poco a la señorita Adams Tenemos los fragmentos que faltan para completar la lampara ahora debemos decidir que hacer con ellos le digo casi susurrando

Al saber que la policía está presente, sonrío con sorna y tramo un plan para hacérselo pagar.

Me arrojo al suelo, impregnándome con su sangre, y comienzo a gritar desesperadamente.

-¡Auxiliooooooooooooooooo! ¡Socorrrroooooooooooooooo! ¡Han intentado matarme! ¡Y el asesino está huyendo!!!!! ¡Socorro! ¡Auxilio! ¡Por ahí va! ¡Deténganlo, socorro!

"Ya explicaré que traté de defenderme cuando vean que está herido. Ahora sólo me preocupa que no pueda ponerle las manos encima a MI lámpara".

Parecía que en aquella situación tan tensa mi intuición se había convertido en algo a tener en cuenta, ya que parecía que estaba fijándome más en las cosas, quizás, el saber que podríamos ser atacados en cualquier momento y acabar como " el viejo " me hacía estar observando todo con un mayor interés.

No respondí nada a las palabras de Eban, no era el momento. Tan sólo asentí con la cabeza y continué caminando tras el guardia. Debíamos de hablar con el resto para ver qué era lo que hacíamos a continuación.

Por la cabeza se me pasó el poder juntar todos los fragmentos y quizás así, podríamos acabar con aquella maldición. Sí, había dicho que no quería formar parte de todo aquello, pero ahora me parecía que ya era un poco tarde para echarse atrás así que tan sólo trataba de ser práctica y buscar una solución antes de que me dejara la vida por algo que ni siquiera había buscado.