Partida Rol por web

Volví a echar un vistazo a la primera de las salas, pero no encontré nada que pudiera servir para la segunda sala, aunque suponía que también faltaba algo en esta sobre los pedestales.

- Creo que las cosas que faltan en las salas tienen que estar en alguna parte. Quizás deberíamos subir a la tienda y registrarla, esta vez buscando algo más concreto, como algo que encaje para abrir el sarcófago o las piedras, sería algo por lo que empezar, quizás en algún libro haya algo de información al respecto de la estátua.. - Dije a Anne al ver que allí no estaba lo que buscábamos.

-Precisamente yo iba a sugerir lo mismo, señorita Adams. Me parece que estamos dando palos de ciego. Quizás deberíamos hacer algo útil, y entre las dos echar un buen vistazo a todo lo que hay en la tienda. Un vistazo con ojos inexpertos, me refiero, nada de analizar si esta es la estatua de "Gunesa" o como se llame, o de si es un fósil del parásito intestinal de Ramsés II, simplemente descubrir si en esta tienda hay algo que sea extraño, como este pasadizo. El contenido del baúl también me intriga- le digo, mientras saco el libro que tomé prestado de él, y que llevo en mi bolso- El contrato de la tienda y el inventario... Yo creo que ahí podemos sacar algo. Y el disco emitía los sonidos más espeluznantes que yo haya oído en mi vida. Y este libro...- le muestro el Livre d'Ivon- Quizás deberíamos echar un buen vistazo al contenido del baúl, con detenimiento. Y no dejar piedra sin remover en la tienda. Si vemos que alguno que no sea Abbot desea ayudar, mejor, y si no, pues como hasta ahora, señorita. Si me permite ser desagradable por un momento, le diré que nuestros compañeros no se molestan en ayudar en nada, y Abbot valdría más que no lo hiciese. Démosles, pues, una lección de lo que el sexo débil es capaz de hacer cuando se lo propone.

No pude evitar echarme a reir al escuchar las palabras de Anne, pero era una risa más bien cómplice.

- Por darle en los morros a esa panda de listos estoy dispuesta a remover hasta la última mota de polvo que haya en esta tienda. También me parece una buena idea volver a las cosas del baúl, ahora que sabemos alguna cosa más no estaría nada mal empezar a ojearlo todo desde el principio.. Vayamos arriba.

Comienzo a avanzar hacia afuera, hacia la escalera, dispuesta a subir a la trastienda de nuevo.

Sigo a la señorita Adams hacia el piso superior. Entre las dos, les demostraremos a esa panda de fósiles aburridos cómo se ha de investigar. Algo se nos ha pasado por alto, y descubriremos qué es.

El señor Abbott examina las joyas y, rascandose la barbilla, asiente para si mismo en un claro signo de confirmacion -Perfecto, estas joyas deben encajar. Se lo comentare a las intrepidas aventureras cuando suban de los pisos inferiores, seguro que arden en deseos de meter sus manitas en donde sea, jejeje- Mete las joyas en el joyero y las guarda en su chaqueta. Luego continua leyendo los diarios bastante concentrado, sentado en un divan de la tienda. A su lado descansa el señor Eban, recostado ligeramente sobre el apoyamanos del lado derecho del divan. La concentracion de Abbott solo se ve rota ligeramente al "sentir" como el inventario le habla. Alza la vista y le dice a Cottle:

- Mala idea lo de la sangre, señor Cottle. Ese libro .... nunca he visto nada igual. Es ...... inaudito- William alza las dos cejas en gesto de sorpresa, pero pronto vuelve a bajar la vista a los diarios y continua leyendo.

 Eban sigue inconsciente, situado sobre una silla antigua junto a una pared, detrás del mostrador. Abbot está absorto en la lectura de uno de los diarios de Daniel, junto al baúl mientras Cottle está revisando concienzudamente el libro del inventario.

Las chicas suben al piso principal de la tienda.

-¡Señor Cottle!- exclamo, al verlo leer el inventario- ¿Usted también...?

Para qué continuar. Él ya sabe a qué me refiero. Me acerco a él.

-Tengo un par de ideas sobre el Inventario, y sobre cómo complacer lo que pide. Si quiere, intercambiamos ideas a ver si sacamos algo en claro. De lo contrario, yo misma procederé con el plan que he establecido.

- Ya sabía yo que subir aquí arriba ba a suponer volver a sentirme fuera de lugar. - Pienso según pongo los pies en la trastienda de nuevo.

En silencio, esperando a que Anne se arreglara con el señor Cottle, al fi y al cabo, ya sabía cuál era la idea, traté de cerrar la trampilla que tapaba las escaleras por las que acabábamos de subir.

- Es mejor dejarlo cerrado, que nunca se sabe cuándo puedes tener una visita inesperada y n sé por qué, tengo la extraña sensación de que cuanta menos gente vea lo que esta tienda esconde será mejor para nosotros.

Me vuelvo hacia la señorita Adams, y le comento mi plan de acción:

-Ahora que prácticamente todos lo sabemos, le confiaré el secreto del Inventario, señorita- le digo.

Cita :

-Traigame el contrato de la tienda, se lo ruego- le pido con la mayor cortesía- Creo que quizás me lo esté pidiendo el inventario. Suena de locos, pero... ¿Qué opina usted, Cottle? Con el contrato en mano, quizás el inventario nos ayude a resolver este enigma. Creo que es un truco, un código que nos puede ayudar a dar un paso más.

William continua leyendo los diarios sentado comodamente. Los hojea una y otra vez, y de vez en cuando compara algunas cosas con varios garabatos escritos en su libreta. No ha sido consciente del tiempo que ha pasado desde que salió desde los pisos inferirores junto a Eban y tan solo una furtiva mirada es su unico saludo a las dos mujeres que acaban de subir, para acto seguido volver a encerrarse en la lectura de los diarios. Pero la estridente voz de la señorita Bradstreet le impide concentrarse en la lectura y, al oir su "plan" con respecto al inventario no puede evitar interrumpir:

- Demostrar que es la dueña de la tienda al inventario con el contrato? Umm, ya intente eso ayer, mientras ustedes me trataban como un loco... y no funcionó- se encoge de hombros y se rie levemente - Pero quizas nuestro libro "magico" le haga mas caso a una mujer atenta y bien educada como usted, señorita Bradstreet. Buena suerte!.- sonrie forzadamente enseñando sus dientes -Ah! El contrato esta en el baul- señala el baul con uno de sus puntiagudos dedos y vuelve a bajar la vista, concentrandose de nuevo en la lectura de los diarios. -Necesito mas tiempo... mas tiempo para entenderte...., maldito Daniel, cuantos caminos has escogido para alcanzar la inmortalidad?-

Levanto la cabeza y miro a Anne y a pesar de que todos no pueden estar locos a la vez, o eso creo, muestro una sonrisa divertida.

- Si quieres, Anne, puedo hablar yo con el libro. - Dije aunque mi expresión se mostraba divertida, pensando en que hablar con un libro iba a ser toda una experiencia única. Al menos, serguía pensando que el libro no me iba a responder nada.

Decidí ignorar totalmente las palabras de Abbot, al fin y al cabo era como el resto de la tienda y empezaba a pensar que hacía aquí exactamente lo mismo que los libros que decoraban las estanterías, única y exclusivamente coger polvo, aunque la idea de usar su cabeza para ponerla debajo de un mueble que cogeara empezaba a resultarme una idea verdaderamente agradable cada vez que abría esa bocaza de babosa desagradable que tenía. Era como acordarte de la última vez que tuviste una indigestión.. más o menos era eso, me empezaba a hacer sentir nauseas, ya que no veía el motivo por el que una persona pudiera comportarse como un auténtico cerdo durante tanto tiempo seguido..

Ignoro a Abbot por completo,, y me acerco a la señorita June...

-Yo... Temo que reciba una gran impresión, de verdad. no bromeo, se lo aseguro. No sé cómo hacerle ver que digo la verdad... Sé que una forma sería si leyese el libro, si abriese el inventario y lo viese con sus propios ojos. Pero... en el fondo parece usted infinitamente más resistente que yo a las impresiones, pero... No sé qué decirle... Sé que lo que va a ver, le va a impresionar... aunque uizás menos, sabiendo ya como sabe lo qu va a suceder.

Dejo a su criterio que abra o no el inventario. Tres lo hemos hecho ya, y los tres nos hemos quedado anonadados. Temo le resulte una gran impresión, pero también es verdad que es más avispada que yo, así que quizás se le ocurra alguna idea inteligente que nos lleve a resolver los misterios ocultos en este almacén. Cottle también podría ayudar, dada su incuestionable experiencia. Quizás entre los tres, lleguemos a averiguar lo que pasa con el inventario... Y con el resto de la misteriosa tienda.

Cojo el inventario y miro a Anne fijamente durante unos instantes, aunque aún sin abrir el libro.

- Vale, vamo a suponer que es un libro que habla. Total, si un disco puede dejar inconsciente a la gente.. por qué no puede hablar un libro.. - Digo tratando de convencerme de que el aire de la tienda nos está haciendo volvernos locos, o algo parecido, ya que mirando la cara de la mujer, creo que me está diciendo la verdad.

- Pues si habla tendrá que ser más fácil obtener información no? - Me encojo de hombros y abro el libro, esperando que me salude o algo así..

Me coloco a su espalda, por si se desmaya de la impresión, recogerla (si es que mis escasas fuerzas me lo permiten) para evitar que se desvanezca, golpeándose contra el suelo.

No creo que suceda, pues es fuerte de carácter y complexión, pero por si acaso, más vale ser precavidos y evitar que se dé un buen tortazo como el que me di yo al perder el conocimiento.

 Cottle, entre enojado y meditabundo permite a la señorita Adams coger el libro. 

Eban se levanta del sitio donde estaba sentado. Hace unos minutos que se había despertado pero estaba sacudiéndose el aturdimiento mientras se daba cuenta de dónde se encontraba.  

Saluda a los demás con un mudo gesto y se coloca junto a la señorita Adams - Gracias, parece que ustedes han cuidado de mí este tiempo que he permanecido inconsciente. - agradece a los demás - La verdad es que no sé realmente qué fué lo que pasó... escuché un sonido horrible y lo siguiente que recuerdo son fragmentos de lo que parece algún tipo de sueño y caer... caer por las escaleras. - comenta vagamente.

Observa el exterior del libro antes de permitir a June proseguir...

 Pues como le sucedió a los demás, y aunque a June se lo han explicado con cierto detalle, la sigue impresionando lo que a continuación sucede pues es completamente antinatural.

 Eban se queda ligeramente impresionado, por un momento parece que va a reirse pero se queda en una absurda mueca mientras mira a los presentes. Luego se aparta - Creo que por hoy he tenido suficiente... - se mueve hacia la silla y se sienta nuevamente mirando al suelo. -¿qué pasa con esta tienda? 

Estoy junto a Adams y Johnson mientras leen el inventario. Johnson parece más afectado, pero teniendo en cuenta que antes escuchó lo mismo que yo en el tocadiscos, no resulta del todo extraño. Lo veo retirarse, algo mareado, y concluyo que lo mejor es dejarlo descansar un rato.

Voy al arcón y extraigo el registro de propiedad de la tienda. Con él en mano, regreso junto al inventario  y lo abro. Leo el contrato, a ver si me sirve para algo.