Partida Rol por web

El tiempo de la Gehena

Capítulo 1: El despertar

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18/02/2010, 21:41
Director
Sólo para el director

Abres los ojos y lo primero que vez es luz...

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05/04/2010, 17:54
Director

Abres los ojos, y lo primero que ves es luz. Una enorme lámpara de quirófano, de esas antiguas que tienen varios bombillos, ocupa la mayor parte de tu campo de visión. Su cegador brillo ocupa el resto. Todavía tu consciencia no se ha recuperado del todo cuando el silencio se rompe debido a unas voces:

-Sí, sí, como te digo. Quieren federar a mi hijo con esto del fútbol. Al parecer es bueno, pero no sé... meterlo en el mundo del deporte tan joven es peligroso. No quiero que se acostumbre a ello y luego deje los estudios o algo así... ¿no crees?

- Hmmm - una voz femenina responde al varón anterior - Quizás sí deberías esperar. Yo prefiero tener un hijo estudioso antes que una estrella del deporte.

Sorprendentemente el idioma no te resulta para nada familiar, pero lo entiendes perfectamente... Qué extraño... En lo siguientes segundos vas probando la movilidad de tu cuerpo, hasta que notas un límite: tus muñecas y tobillos están atados a la mesa mediante fuertes grilletes de hierro y entonces caes en la cuenta de que estás en una mesa de hierro, como esas de las autopsias. Te sobresaltas, y la contracción de tus inertes músculos produce bastante ruido.

- ¡¡¡Mierda!!! - escuchas la misma voz masculina que antes - ¡¿Qué coño hace despierto?! - notas miedo en su voz, pero hay un sonido que resuena fuertemente por encima de todos.

Pumpum, pumpum, pumpum...

Dos corazones laten en la sala. No recuerdas cuando fue la última vez que escuchaste uno, pero ahora mismo este latido despierta un fuerte sentimiento de sed. Si puedas salivar, ya te habrías manchado toda la boca y la barbilla.

Al levantar la cabeza, ves un varón de rostro colorado y embutido en bata blanca, con mascarilla y gorro de quirófano. Lleva una jeringuilla en la mano...

Notas de juego

Bienvenidos todos a esta mi partida. Por favor, abrochense los cintures y no saquen brazos ni piernas fuera del vehículo. Para comenzar, preciso que me tiren de Autocontrol/Instintos, cada uno a su manera y que me interpreten los resultados. La dificultad va a ser 7, excepto para Aure que será de 9.

Recuerden que una tirada exitosa de autocontrol suprime a la bestia y la de instintos la "cabalga". Voy a comerme lo de los 5 exitos por ser esta la primera tirada, pero en futuras ocasiones lo haré. Tampoco habrá penalización de senda/humanidad. Estamos empezando y esto es pa dar ambiente.

Los que quieran romper los grilletes, tirada de fuerza contra dificultad 6, 4 si están en frenesí.

Mensajes sólo al director, hasta que se encuentren.

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05/04/2010, 23:18
Pjetro
Sólo para el director

Lo primero que inunda la mente del viejo Ravnos, que, aunque empolvada por el tiempo, sigue aguda como sus embustes; es la más profunda extrañeza. Lo despiertan palabras en un idioma nuevo que no sabe por qué entiende, pero que le resultan insultantemente banales. Pero ni siquiera puede abandonar el lugar, está amarrado, y la furia empieza a emerger, levantando consigo una profunda y desgarradora hambre, el hambre de años y años sin probar la vitae. Alimentada por los tambores a los que se asemejan los fuerte latidos que golpean sus tímpanos, la Bestia se revuelve en su interior sin previo aviso, imparable y a la vez tan coherente, tan necesitada de su atención... Ahora no es artera y mentirosa, sino que está ávida de sangre que la sacie.

Cuando una figura se posa en su campo de visión, sus ojos empiezan a inundarse con la furia bestial de lo más hondo de su ser maldito, y sus músculos recién despiertos gritan, contrayéndose en busca de la liberación, tanto de los grilletes como del Hambre.

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05/04/2010, 23:31
Pjetro
Sólo para el director

Sin poder hacer absolutamente nada por aplacarla, la Bestia toma el control de todo el cuerpo del zíngaro y todos sus músculos parecen tensarse con diabólica intensidad, su cara desencajada en la pura bestialidad, y sus colmillos dispuestos a desgarrar lo que sea que lo separe de su alimento. Con un rugido inhumano, abre los brazos y los grilletes se desencajan estruendosamente, pero con terrorífica facilidad.

Entonces, como un ser salido de pesadilla, el depredador se abalanza como una centella sobre el hombre vestido como un cirujano e ignora la presencia de ropa o cualquier otra cosa. Se lanza contra el ángulo que forman su cuello y su hombro, desgarrando piel y carne como si fuera simple algodón. El manantial de sangre que, entre gritos, se dispara con la fuerza de los latidos frenéticos del cuerpo del hombre, tan cercano a la muerte, mancha lo que ahora más que cara es el hocico de una bestia, y ésta comienza a beber con frenesí, como si el mundo fuera a acabarse si no lo hiciese. Pronto, la fuerza con la que mana la sangre disminuye, la piel del hombre palidece y se va secando al mismo tiempo que los músculos de Pjetro, el gitano, empiezan a relajarse, su cuerpo y su alma corrupta saciadas por la sangre robada, la esencia de la vida arrebatada para poder mantener en una vida maldita un cuerpo que debería haber muerto y ahora parasita a los humanos entre los que un día, hace mucho, nació. Un vampyr acababa de despertar de su letargo.

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06/04/2010, 20:44
Naia
Sólo para el director

Al escuchar aquel sonido sus sentidos se aguzaron. Notaba la fuerza y la sed cada vez más presentes mientras que perdía parte de su consciencia. En esos momentos solo había una palabra en su mente, que resonaba repetidas veces simulando una melodía atrayente: sangre. 

Al ver al hombre con la jeringuilla una sonrisa que dejaba ver sus colmillos se dibujó en su cara, aquella sensación era algo más que placentera para ser sólo su despertar. Elevó una de sus manos a la vez que comprobaba de nuevo su movilidad, destruyendo la cadena que la sostenía y asestándole un zarpazo al hombre, haciéndole perder el equilibrio un momento antes de caer al suelo llevándose algunos de sus intrumentos por delante y soltando la jeringuilla.

Un instante después soltó el resto de sus extremidades, colocándose en cuclillas sobre la camilla mirando al humano que intentaba descrifrar el modo de no perder la vida. La mujer por el contrario, más rápida de reflejos, intentó escapar por la puerta, a la vez que gritaba y soltaba todo lo que tenía en las manos.

El chillido resonó en los oídos de la Gangrel haciendola estremecerse antes de abalanzarse sobre ella cogiéndola del cuello a la vez que clavaba sus garras lentamente en su piel, notando como la respiración de la dama se aceleraba antes de dejar fluir aquel contenido granate sobre su mano. Lo olfateó con gula y entreabriendo los labios para catarlo, mas por el contrario, aquel hombre de blanco no parecía querer darse por vencido ya que en ese instante encaraba a la bestia. Creyó haber visto la jeringuilla de nuevo en sus manos, pero la expresión de terror en su cara nublaba los sentidos de Naia obligándola a no perder sus ojos de vista.

Elevó la mano manchada en sangre hasta sus labios, lamiéndolos de forma descarada a la vez que una risilla salía de lo más profundo de su ser, viendo como al hombre se le resbalaban las lágrimas por los ojos en su último suspiro, antes de recibir la perforación en su cuello y notar que su cuerpo se secaba por instantes.

Por el contrario, Naia no sentía el más mínimo reparo en su hazaña, lamía la piel y apretaba el cuello de su víctima, desgarrándolo de forma inconciente hasta dejarlo vacío. Miró con asco el cadáver y se giró acercándose al postre, algo derramado por el suelo. Sin embargo, poco le importó cuando clavó sus caninos en la carne dejándose embriagar de nuevo por aquel sabor fruto de su lujuria.

Al terminar, lamió los restos de sangre de sus manos a la vez que observaba a su alrededor de forma curiosa, ya observando los cuerpos como meros objetos decorativos de la sala. No sabía dónde se encontraba ni por qué y esperaba saberlo rápido.

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06/04/2010, 22:51
Director

La ira de la Bestia se apaga de tu ser, mientras la sangre chorrea por tu barbilla y cuello. Te das cuenta entonces que vistes una bata que, en un momento determinado, pudo ser blanca, pero ahora se tiñe de un apagado carmesí a medida que la sangre se coagula. Tus músculos se destensan mientras notas como cada gota baja por tu garganta, ansiosa por llegar al final, en un recorrido placentero y euforizante... pero algo lo estropea.

La puerta se tambalea a tu espalda y te percatas entonces de la otra voz... Hmmm...

¡¡AAAAHHHH!!! - un chiquillo llega a través de la puerta, a la vez que el cristal de esta se empapa en sangre salpicada, sin nada que envidiar a la mejor de las películas gore americanas. El sonido de un movimiento se oye al otro lado, un sorbido podría decirse...

Allí se halla, una bestia salvaje, acuclillada a 4 patas mientras bebe del nuevo cadáver. Un torrente de recuerdos te pasa por la cabeza... las tierras del Este durante los siglos antiguos, donde los humanos eran dominados por miedo. Los animales, los pueblos rústicos, las telas de lino y cuero... y nada es igual.

Naia te resulta conocida y familiar, despertado un seguro sentimiento de alianza dentro de tí. Viste la misma bata blanca, pero la suya está aún más manchada, si cabe. Te mira expectante, mientras te excruta con la mirada.

Notas de juego

Comenzamos a poner destinatarios.

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06/04/2010, 22:57
Director

Satisfecha de tu trabajo y de la sangre bien recibida, recuperas la compostura. La Bestia se apaga en tu interior, mientras tus músculos se relajan, al tiempo que notas que el vello de tus brazos se tiñe más oscuro. Ya conocías los efectos de la Bestia en tu cuerpo no-muerto y no-vivo. La sangre de Ennoia, sire de tu sire, maldita con la naturaleza animal.

Por tu cabeza pasan múltiples recuerdo: los bosques de las tierras griegas, las grandes ciudades-estado que tanto rehuías, las inmensas llanuras de piedra y arena alrededor de Troya, tu encuentro con el León de Nemea, los bosques de Artemisa,... ¿Dónde diablos estás ahora? Tus ropas salvajes de cuero y lino se han visto sustituidas por una bata que, aunque antaño fuera blanca, el color carmesí que poseía ahora se iba apagando poco a poco a medida que la sangre coagulaba.

Y unos pasos se oyen en el exterior.

Acostumbrada a la cacería, tu sigilo te hace invisible a los sentidos de la mayoría. Sales de tu "calabozo" a una nueva sala, totalmente blanca y de 5 puertas. Una de ellas se tambalea aún cuando una mujer, vestida de blanco como tus anteriores víctimas, intenta huir... pero se ve perfectamente que no se esperaba tu presencia.

Te avalanzas sobre ella sin piedad, dejándola seca rápidamente y manchando el suelo y las paredes con tu sangre, sin poder evitar que emita un grito.

¡¡¡AAAAHHHHH!!!! - y, cuando se apaga tu voz, su respiración, y su latido, una nueva figura entra en la sala.

Te pilla acurrucada, alimentándote de tu nueva presa, pero a este nuevo invitado lo conoces. Pjetro... no terminas de encajar su imagen en un recuerdo claro, pero despierta en tí fácilmente un sentimiento de simpatía y alianza, en un lugar ajeno a tu costumbre, un lugar que no conoces...

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06/04/2010, 23:15
Ilanah
Sólo para el director

Abrí los ojos y lo primero que mis pensamientos pudieron coordinar fue una pregunta: ¿Estoy "viva"?

Mis dudas se disiparon al oir el sonido de voces humanas. Miré alrededor y supe que me encontraba en un lugar desconocido, y que no sabía por qué. Además había un gran vacío en mi cabeza, pues no era capaz de recordar nada de lo que antes hubiese pasado.

Y antes de que mis divagaciones pudieran profundizar, algo llamó a mi instinto. El sonido de la vida, retumbando en mis oidos. Tenía hambre... ¿cuánto habría pasado sin tomar vitae? Sentí que mi cuerpo se tensaba, presa del ansia, de la necesidad de tomar la vida. Y le obedecí.

Unos grilletes me ataban a la superficie en la que estaba tendida, pero no me costó demasiado deshacerme de ellos. Una vez liberada, mi cuerpo se abalanzo sobre el hombre situado ante mí. Arranqué el objeto punzante de su mano y mi boca se hundió en su garganta. Paladeé el sabor de su sangre, relamiéndome los labios para disfrutar de su esencia antes de lanzarme ansiosa y ávida a por más. Succionaba con fuerza, llenándome de su calidez, tragando y notando cómo mi cuerpo se sentía más vivo.

En menos tiempo del que me hubiese gustado noté que su carne estaba exángüe, no le quedaba ni una gota... Y yo quería más... Había oido otra voz antes. Miré alrededor, para buscar a su dueño. Y allí estaba. Su faz aterrorizada me llamaba a gritos. El miedo que su mirada reflejaba, la forma en que su cuerpo había quedado paralizado ante mí, me hizo desear su sangre.

Caminé hacia ella, recreándome en mis movimientos, y cuando estuve a su lado sus músculos temblaron como si ella fuera una ligera hoja caduca y yo un huracán. Acaricié su rostro, y la oí gimotear. Deliciosa... No podía esperar.

Volví a hundir mis fauces, bebiendo despacio esta vez, saboreando la vitae. Sentir que bajaba por mi garganta era como volver a nacer.

Una vez su cuerpo quedó exangüe, limpié mis labios con el dorso de su mano. La mia no se mancharía. Ahora las preguntas volvían a retumbar en mi cabeza. Decidí salir de aquella sala, en busca de respuestas.

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07/04/2010, 22:30
Naia

Sujetaba el cadaver con fuerza, clavando sus garras en el cuello y la espalda de la mujer a la vez que notaba que se acababa su vitaeh. Apenas reparaba el lo que ocurría a su alrededor y sin embargo supo que alguien se acercaba a ella sin siquiera mirar. Soltó la fuerza de sus extremidades mientras se levantaba limpiándose la sangre de la boca con el antebrazo
 
-Tanto tiempo sin vernos, Pjetro... - murmuró con cierto tono cercano

Observó su aspecto, tratando de recordar por completo su imagen, haciéndola así más familiar

-¿Sabéis dónde nos encontramos? - preguntó directamente volviendo a mirar a su alrededor, sin perder de vista a su nuevo acompañante

 

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08/04/2010, 00:39
Aresio
Sólo para el director

Sus latidos comienzan a resonar en mi cabeza de forma ensordecedora. Casi puedo imaginarme sus corazones latiendo, empujando el delicioso néctar de su sangre a través de sus frágiles cuerpos, llamándome con cada movimiento, deseando que llegue a ellos y me sacie con su jugo. Noto como mi vientre ruge de hambre, acomapañado de un ansia brutal que comienza a invadirme. Las ganas de vaciar sus cuerpos me desgarran desde dentro, y poco a poco mis pensamientos comienzan a nublarse. La razón me abandona, y yo me dejo llevar. De nada sirven los pensamientos. Lo único importante son los actos, el aquí y el ahora.

Mi cuerpo se mueve controlado por mis más primitivos instintos. Busco desesperado alcanzar a esas dos criaturas y saciarme con su sangre. Estoy atado, pero eso no es un problema. Ninguna atadura creada por los mortales puede detenerme. Mis brazos se alzan primero, rompiendo las cadenas con espantosa facilidad. Les siguen mis piernas. Veo el horror dibujarse en sus caras, y una sonrisa se dibuja en mi rostro. Salto desde donde estoy tumbado, veloz como un gepardo. Alcanzo al primero y estiro mi mano hacia su cuello. Noto como se rompe bajo mis dedos, con la facilidad con la que se parte una rama seco. Mis colmillos afloran a la superficie, buscando atravesar su piel. Se clavan con saña, rasgando sus músculos y dejando manar la sangre del interior, que empieza a salir a borbotones. Comienzo a beber de forma desesperada, notando un alivio sobrehumano al sentir su sangre en mi boca. Me deleito con su sabor, disfrutando cada sorbo, hasta que ya no queda nada. Mis manos sueltan su cuerpo vacío, que cae al suelo, inerte y sin vida. Mi cuerpo se gira entonces, buscando desesperado el otro corazón. Sus latidos siguen resonando en mi cabeza, pero ahora con más fuerza. Late con miedo. Algo en mi interior desea darle caza y saciarse con su sangre. No seré yo quien lo detenga. La efímera vida de esa persona es insignificante para mí. Solo hay una cosa que me importa en ella: su sangre.

Me dirigo a gran velocidad, guiándome por los latidos, hasta encontrar a mi víctima. Mi brazo se lanza con fuerta hacia el origen del sonido, atravesando su pecho. La sangre salpica mi cara ya manchada. Noto su corazón latir en mi mano justo antes de arrancárselo. Varios trozos de carne y hueso caen al piso, mientras mi boca clava sus colmillos en él, bebiendo hasta la última gota de su interior. El sonido se ha apagado, junto con la vida de aquellas insignificantes personas, pero algo dentro de mí sigue pidiendo más, y decide lanzarse sobre el cuerpo sin corazón, en busca de la sangre que le pueda quedar antes de que se enfríe. Bebe con ansia y despesperación, hasta que ya no queda nada más que beber, y solo en ese momento se detiene, alejándose de mí. Junto con el ansia se van las brumas de mi mente, y entonces recupero el control. En mi rostro se dibuja una sonrisa de pura satisfacción ante lo sucedido.

Notas de juego

Fail en instintossss!!! No es que esperara otra cosa... xD

 

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08/04/2010, 17:28
Director

La Bestia se calma en tu interior, saciada ya de la sagre deglutida. Notas el calor recorriendo por tu garganta, gota a gota. Intentas recordar, pero las imagenes se cruzan unas con otros en tu mente. Los muros imponentes de Cartago, las primeras piedras de Enoch... Troile y su asesinato de Brujah... y un nombre sobre todos: Aresio, instigador de legiones, General de los ejércitos de Cártago... ese era tu último título... pero la memoria se difumina...

Te da algo de dolor de cabeza al intentar forzar tantos recuerdos, pero rápidamente sales de tu ensimismamiento al oír unas voces.

Tanto tiempo sin vernos, Pjetro... ¿Sabéis donde nos encontramos? - Las palabras suenan amigables y la voz conocida, desde el otro lado de la puerta de Salida.

Pjetro... yo he oído ese nombre antes - Son los pensamientos que recorren tu mente antes de abrir la puerta y encontrarte una panorámica terrorífica para los mortales, aunque para tí, quizás algo vulgar.

Un cadáver se halla en el suelo, desgarrado y emanando las últimas gotas de sangre que le quedan, y encima de ella, una joven. La conoces, aunque no recuerdas de cuando. La memoria se te nubla cuando intentas traer al presente el momento en el que conocisteis, pero su nombre resuena en tu cabeza.

Naia...

Despierta en tí un sentimiento de seguridad. De familiaridad y de confianza. Algo parecido a lo que sentirías al ver a un viejo amigo, uno que en su época fue uno bueno, aunque las condiciones de la vida os separaran durante mucho. Su boca está teñida de rojo y, acurrucada de cuclillas, tiene la cabeza levantada, mientras mira a la persona con la que habla: Pjetro.

El mismo sentimiento se despierta en tí al verle, enmbutido en una bata blanca teñida de rojo. Igual que Naia, igual que tú...

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08/04/2010, 17:34
Director

Una nueva persona entra en la sala, en el mismo momento en el que Naia termina de hablar y antes de que Pjetro responda. Sus ojos aún reflejan la turbia neblina de la Bestia recién satisfecha. Su bata también muesta los mismos estigmas de la lucha, del mismo modo que su mano agarra fuertemente un corazón totalmente seco con fuerza.

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08/04/2010, 18:12
Aresio

Les observo desde la puerta, aún confuso ante la bruma que parece dominar mis pensamientos, pero no tardo en acercarme y dirigirme a ambos con voz firme y grave - Tú eres Naia... - afirmo sin completa convicción al posar mi mirada en la mujer que frente a mí se encuentra - Y tu Pjetro... - continúo, desviando mi visión hacia el hombre de larga melena - Os conozco... al menos eso siente mi corazón... pero mi mente apenas logra recordaros - me detengo unos segundos, pensativo y desorientado - Mi nombre es Aresio, si es que eso significa algo para vosotros... ¿alguno podría decirme qué es lo que hago aquí?

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08/04/2010, 18:22
Director

El mismo sentimiento que habeis sentido el uno con el otro se vuelve a despertar, sin llegar a recordar el momento exacto en el que se conocieron, pero inspirando confianza.

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08/04/2010, 18:58
Pjetro

El gitano echa una mirada alrededor, inseguro de que las certezas que hay en su mente sean del todo fiables. Cuando finalmente va a responder a Naia, aparece otro hombre, también conocido: Aresio. Los recuerdos parecen querer intentar formarse en su cabeza, pero sin terminar realmente de hacerlo.

Sí... soy Pjetro —contesta, no muy convencido siquiera de su propio nombre—. Naia... Aresio... —repite, mirando hacia la nada, intentando evocar más recuerdos que no llegan—. No sé dónde estamos, pero no parece nada bueno. ¿Qué son estas ropas?

Como si de pronto le diera algo de asco, se quitó la bata, quedando desnudo sin que eso le importase demasiado. El sentido de la independencia podía más que cualquier pudor humano.

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08/04/2010, 23:28
Naia

Seguía observando a Pjetro con una leve sonrisa cuando escuchó unas palabras a su espalda. Ladeó la cabeza dando un paso atrás para encontrar otro rostro extrañamente conocido al que respondió con la misma sonrisa cruzándose de brazos

-Me temo... Aresio, que lo mismo que nosotros, aunque desconozcamos aún el qué.

Observó la escena de Pjetro sin expresar el menor signo de emoción en su rostro, barajando la idea que por lo visto no sólo la preocupaba a ella.

-Debe ser la ropa que utilicen los humanos ahora... - coje una manga y la mira con detenimiento - Después de todo... Los tres llevamos la misma. 

 

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15/04/2010, 23:17
Director

Atraviesas la única puerta de salida y llegas a un panorama algo peculiar. Te hallas en una gran sala blanca, perfectamente cuadrada. A tu derecha, ves otra puerta en la misma pared. Está abierta y en su marco hay un hombre. Su atractivo es digno de elogio y sólo de verlo ya sabes que es imposible que sea mortal. Aquella belleza sobrenatural está fuera del alcance de los mortales. Te mira, dejando ver la cicatriz que tiene en el ojo. Lo conoces, aunque no recuerdas nada de él... pero el nombre de Aresio da vueltas en tu mente.

Enfrente tuyo, otras dos puertas también se encuentran abiertas. En el marco de una, un hombre delgado y poco cuidado mira hacia adelante. Su rostro también te resulta familiar, y lo identificas rápidamente como Pjetro. Enfrente suyo, una mujer se acuclilla sobre un cadáver... Naia.

Los tres visten batas blancas y, al contrario que tu, están bastante cubiertos de sangre. Llegas incluso a ver que Aresio sostiene un corazón seco en su diestra. La zona de Pjetro y Naia también tiene bastantes rastros de sangre, que supones provienen del cadáver que se halla en el suelo.

Te duele la cabeza y múltiples recuerdos te asaltan, todos borrosos. La arena rubia bajo la luna, un gran templo de piedra, el frío desierto nocturno, los ornamentos dorados,... no terminas de situarte, pero recuerdas tu identidad: Ilanah.

Cargando editor
15/04/2010, 23:23
Director

La cuarta puerta se abre, y de ella surge una mujer. Su piel es morena, dentro de lo posible, pero lo que más resalta de ella es su belleza. La simples palabras no son capaz de describirla, pues cada facción encaja perfecta y armoniosamente con todas las demas. Su rostro, sus curvas... incluso parece emanar un aura angelical a la simple vista. Si la mejor canción del mundo fuese convertida en carne, quedaría postrada a ser algo inferior a ella. Al contrario que todos vosotros, está totalmente limpia, ni el más mínimo rastro de sangre, y su nombre resuena en vuestras cabezas: Ilanah.

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15/04/2010, 23:26
Director

Notas de juego

La escena queda tal que así: 4 puertas enfrentadas dos a dos, abiertas (una por donde ha salido cada uno). Existe una quinta puerta, situada en otra de las paredes. No se ha abierto todavía.

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16/04/2010, 17:24
Ilanah

Conocía a aquellas personas. Aunque no sabía de qué, ni cuándo las había conocido. Sin duda eran como yo, pues si no la sangre no les mancharía y no habría cadáver alguno en el resto de las habitaciones. Me miré a mí misma, comprobando que, al contrario que mis acompañantes, mi cuerpo permanecía impoluto. La sangre no me manchaba, pues no había desperdiciado ni el más mínimo resquicio de la misma.

Aresio, Pjetro, Naia...-pronuncié sus nombres, mirando a cada uno de ellos, lentamente, intentando descifrar alguna clase de recuerdo entre sus facciones-¿qué clase de lugar es este? ¿Sabeis qué hacemos aquí?