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Bosque de Lunghorn 

El último día antes de encomendar la misión a Panacea, el bosque mismo susurraba de excitación. 

El verdor intenso de las hojas y plantas característicos de primavera estaban ya cambiando,  para reflejar la llegada del verano., adoptando tonalidades más brillantes y algunas flores silvestres de múltiples colores rebosaban por doquier. 

El aire mismo parecía haber tomado un tono dulzón que declaraba que se acercaba el calor nuevamente. 

Por la noche,  una junta de Druidas de la Luna estaba lista para encomendar una misión crucial y vital para el circulo a una aprendiz con prominente futuro,  Panacea.

Cuando fue llamada al círculo,  a primera hora de la noche,  las estrellas ya asomaban por el claro sagrado de lo más profundo del bosque.

"Panacea..." - susurró una voz melodiosa dentro del claro de altos abedules,  fuera del cual permanecía impaciente la Druida. 

"Acercate por favor..."- continuó la voz. 

El bosque pareció repentinamente disminuir sus ruidos naturales,  dando a la atmósfera un aire ceremonial sagrado. 

Bosque de Lunghorn

Ha pasado un tiempo desde que saliste a aventurar,  mochila en mano,  y tus pocos caminos siempre han derivado en el conocimiento,  siendo ahora tu aficion y habilidades a lo herbal y natural.

Tus investigaciones te han llevado a buscar una extraña hierba (hierba de los reyes),  que dicen solamente se encuentra en ciertos antiguos bosques, en los deslindes de los mismos. 

No esperaste más ni lo pensaste dos veces antes de ya estar en camino al bosque antiguo más cercano: lunghorn.

Han pasado varios días en que alejaste del camino principal,  y con algún recelo te internaste en el bosque,  confiando en tu misma. 

Hasta ahora te has mantenido con tus raciones de viaje y repentinamente llegas a una especie de claro,  luego de haber avanzado todo el día. 

La noche se acerca,  y el verano también,  por tanto hay suficiente luz. 

Aparte de los sonidos del bosque,  no se escucha nada raro, aunque está atardeciendo y según tus cálculos,  la noche prontamente. 

El bosque de lunghorn, allí llevaba un par de días en búsqueda de la hierba de los reyes. Realmente no estaba pensando en preparar una poción o un ungüento con ella. Simplemente había aparecido en uno de los libros que había estado estudiando y el hecho de ser una hierba tan rara y poco habitual la había motivado a salir de los libros y buscarla para tener una mayor comprensión de ella. Estudiar el habitat en el que crecía, las horas en las que el sol la calentaba o si por el contrario se hallaba en el bosque profundo donde apenas le daba el, pasar unos días estudiándola si hacia falta y luego coger una muestra y llevarsela para analizar sus propiedades. Quien sabe quizás sus investigaciones la llevaran a descubrir alguna buena facultad y la posibilidad de producirla en otros ambientes. Que buen estudio académico sería aquel, y más teniendo en cuenta que la naturaleza no era su campo. Desconocía mucho de ella, pero la atraía de sobre manera al igual que los animalillos del bosque, sobre todo desde que había encontrado a su animal familiar, un sabio búho que la acompañaba a todas partes.

Seguía sin encontrar la preciada planta para cuando comenzó a atardecer y se había metido en un claro del bosque. Un lugar magnífico para acampar y descansar. Aquella noche podría contemplar las estrellas y sus constelaciones y recordar cada una de ellas rememorando su etapa en la torre de hechicería. Si aquel parecía un buen sitio, por lo que dejó en el suelo su pesada mochila y comenzó a desmontar la tienda de campaña. - ¿No crees que este es un lugar perfecto para pasar la noche, Gril? le preguntó sonriente al búho. - Ve a cazar con tranquilidad de aquí no me moveré.

Generó unas buenas bayas y tras comerse una de ellas montó la tienda de campaña y se metió en el interior para cambiarse a una ropa más cómoda. Con la noche cerca salió a recoger leña para calentarla durante la noche y alejar a animales salvajes y mientras se calentaba al fuego repasaba su libro de conjuros.

Panacea caminó hacia el claro de los abedules.  Estos árboles, y sus sombras, que son atisbo de diversidad de vida, pasaban a su lado. 

¿Soy yo o ellos los que se mueven?    

Las estrellas, ¡si!, ahora reconocía a cada una por su nombre, le mandaban señales de tintineo que auguraban destino y camino.   Ella, como se esperaba que hiciera al entrar al claro, dejó de sus manos salir volando semillas para que el viento las dispersara en nuevos árboles para nuevos bosques. 

Aquí estoy.  -dijo. 

Bosque de Lunghorn

"Adelante iniciada..." -susurra una voz, que inceriblemente retumba como un arrollo por todo el claro.

Mientras avanzas ves diferentes druidas alrededor del claro, unos de pie, otros sentados, que acarician alguna criatura cuyo espíritu comparten. Ves osos, pumas, ciervos, y algunos otros animales, un poco mas grandes que lo normal, o de tamaños desiguales, que, por el silencio que emanan, pareciera que no están ahi. La atmósfera de respeto es única y se siente lo importante del momento.

Llegas cerca del centro del claro y la ves: una cornamenta de alce sobre su cabeza, desde la que cae un largo cabello semi rojizo/purpura a ratos, un vestido verde que parece tuviera todas las tonalidades de verde sobre el, sosteniendo un bastón con una especie de luna en la punta, desde la cual cuelgan algunos hilos brillantes como de plata.

"...Querida, te hemos estado observado hace un tiempo, y hemos visto la fiereza y el coraje con el cual defiendes lo que fue enseñado... creemos que estas lista para embarcarte, en lo que será, tu camino de vida..."

Toma lenta y ceremonialmente asiento en una especie de sitial, perfectamente disimulado entre las plantas a su espalda que no te habias fijado que existía, hasta ahora.

"Hace un tiempo, muchos de los tuyos habitaban con nosotros, mas al norte del bosque, donde tenían aldeas, forjas, pequeños invernaderos y múltiples cantos que alegraban el bosque...

Luego de terminada la gran guerra entre el norte y el sur, decidieron ir, como almas libres y alegres a establecerse entre los humanos, de eso ya hace un tiempo. Sin embargo, no hemos podido contactarlos mas desde hace unos pocos meses.

Esto puede significar que estan ya sea capturados, silenciados, o han perdido su conexion con el bosque y lo que nos rodea.

Tu misión, si es que la aceptas, es buscarlos y hacer que recuerden sus origenes, y que, allá donde estén, puedan reconciliar su alma, con el espíritu de la naturaleza. La misma que los llama y que está herida, cuyo comportamiento, segun nuestras investigaciones, y la luna nocturna, hemos determinado que necesita a todas las criaturas del bosque."

Hace un alto y abarca con la mano a todos los reunidos.

"Esta misión puede que te tome tiempo, pero sabemos que tu labor no será en vano..." -extrae una perla transparente, la cual flota lentamente y se pone entre las dos.

Hace señas para que te acerques, y ves maravillada como la piedra, en la parte mas cercana a la tierra, tiene una especie de hilos verdosos, que, internamente empiezan a extenderse desde abajo hacia arriba, pero leves y ocupando muy poco espacio del volumen de la esfera.

"Esta esfera es el progreso de lo que estamos haciendo, cada uno de nosotros nos juntamos, en ciertos puntos, cada un mes para ver como nuestra labor aumenta...o disminuye...".

Acto seguido, ves flotando frente a cada druida, una gema, diferente para cada uno de ellos, pero con la representación casi exacta de verde que tiene la esfera que se encuentra entre ti y la Druida.

"Creemos que ya estas lista para ayudarnos con esta tarea, busca mas criaturas del bosque, gnomos, elfos, medianos, si, medianos... y hazlos que retomen la creencia de la naturaleza y que la ayuden, ella nos necesita..."

Repentinamente se pone en pie, y los mira a todos, haciendo un gesto con la mano, te hacen una reverencia, y finaliza diciendo:

"Ve ahora, iniciada, y cumple tu labor, se te avisará con tiempo cada vez que se necesite una reunion como esta... sé feliz, y encuentra tu camino, tu camino indicado por la luna..."

La esfera flota lentamente y parece disminuir de tamaño, y se te acerca, quedando flotando frente a ti, a la altura de tu pecho.

La druida te mira fijamente.

Lo haré, Luna Llena, dijo su nombre como quien nombra por primera vez esa maravilla que se ve en el cielo y que una no comprende en toda su mesura.  

Tomó la esfera entre sus manos.  Como la luna llena, pensó.   

Lo verde mostraría su progreso.  Como siempre.

Buscaré sus voces.  Nuestras voces. 

Buscaré sin olvidar la felicidad.   Gracias por recordármelo, gracias por pedirlo como condición.  Sonrió.

Encontraré mi camino, ¡sí!,  el y los caminos de mis pies, aunque no estén trazados entre el follaje aún. 

Sonrió de nuevo, en suspiro, volteando a ver a las otras y otros druidas ahí reunidos, con sus animales y espíritus.   Se sentía con compañía, en la diferencia; unidos en propósito, algunos de ellos y el todo finalmente.   

A quienes ahí estaban, y a los que vendrían más tarde, les dijo de forma pausada, siguiendo los ritmos de las hojas moviéndose en el viento, como palabras antes de partir, un poema escrito por otra druida, de otros tiempos y lejanías.  Tenía que ver con su búsqueda que comenzaba.   La druida poeta se llamaba Szymborska, y el poema

Utopía

Una isla donde todo se aclara. 

Ahí se pisa la tierra firme 
de las pruebas.

Hay un solo camino, el de la llegada.

Los arbustos encorvados se pliegan bajo el peso
de las respuestas. 

Ahí crece el árbol de la Hipótesis Adecuada 
con las ramas desenredadas desde siempre. 

El árbol de la Comprensión, deslumbrante, recto, 
junto al manantial que susurra: "Es así." 

Más se interna en el bosque, más se abre 
el Valle de la Obviedad. 

Si surge una duda, la desvanece el viento. 

El eco, sin que nadie se lo pida, toma la palabra
con ganas,
y aclara los misterios del mundo. 

A la derecha, una cueva donde hay sentido. 

A la izquierda, el Lago de la Profunda Convicción. 

La verdad se desprende del fondo y ya flota en la
superficie.

La Seguridad Intocable domina el Valle.
Desde su cumbre se contempla la esencia de las cosas.

A pesar de tantos atractivos la isla está despoblada,
y las pequeñas huellas de los pies, reconocibles
en la orilla,
se dirigen todas, sin excepción, al mar.

Como si sólo se hubieran ido desde allí
para volver a sumergirse, sin remedio,
en una vida inconcebible.

 Bosque de Lunghorn

Shailendra te mira con cara agradecida,  ve que tomas la joya y te dice:

"Shailendra está bien,  ese es mi nombre Panacea. 

Ten mente abierta y audaz,  durante tu viaje te encontrarás con enemigos débiles y enemigos fuertes,  pero también te encontrarás con poderosos aliados y algunos tal vez amigos.  No pierdas el don que te ha mantenido hasta ahora.  Usa de tu sabiduría e inteligencia para determinar los criterios,  y apela al poder de la naturaleza cuando tengas la oportunidad...."

De súbito un trueno rompe el silencio de la noche. 

Shailendra mira al cielo y a uno de los druidas de su derecha,  que parece un poco incómodo por un momento,  luego le devuelve la mirada con una afirmación de su cabeza.

"Debes partir Panacea, el bosque te podría necesitar está noche,  camino a Villafé, sigue el sendero delimitado por los de nuestra orden,  y no te perderás. "

Otro trueno retumba y Shailendra mira nuevamente al mismo druida anterior,  con cara de preocupacion.

Una tierna ardilla llega corriendo de entre los matorrales fuera del claro,  directo sobre el trono de la druida, y luego empieza a emitir chillidos suaves y rítmicos en su oído. 

Shailendra nuevamente se levanta de su trono,  y dice:

"Amigos,  tenemos visitas inesperadas hoy,  por favor buscarles y reporten su ubicación,  está vez su número es más grande.... Panacea, hay ciertas criaturas que andan en los lindes del bosque, si los ves,  deja una marca,  como sólo nosotros sabemos marcando su ruta, ten cuidado,  se ven inofensivos,  pero hemos detectado que no andan solos,  son parte de una organización mayor y en general, hasta hoy,  habían evitado nuestros dominios. "

Te mira con profunda emoción,   apunta hacia un pequeño sendero al sur,  hace una reverencia rápida,  y en un parpadeo ves como los druidas salen rápidos por el claro .

Cuando te vuelves a ver a Shailendra ésta ha desaparecido sin dejar rastro. 

Sales disparada por el camino que te indicaron,  y sigues las señas druidicas que indican tu dirección. 

Un relámpago veloz cruza el bosque,  iluminando todo por una fracción de  un segundo, y apuras el tranco. 

Boaque de Lunghorn

Luego de recoger algunas ramas sueltas y apilarlas, empiezas a sentir que se oscurece,  a pesar de que estas en el claro,  sientes como las sombras se empiezan a extender rápidas y silenciosas por el bosque. 

Los pequeños sonidos de los animales silvestres repentinamente se detienen,  generando una sensación de indefensión temporal que dura un par de segundos,  cuando el silencio repentino se interrumpe con un trueno que restaña demasiado fuerte y cercano para tu gusto. 

No has visto el relámpago venir antes y te preguntas si es que concertar a sentir algo nuevamente,  cuando un enlace mental telepático te trasmite una sensación rara,  como de excitación temporal y luego satisfacción. 

Cierras tus ojos por un momento,  para darte cuenta que tu familiar se encuentra mordisqueando su cena,  mirando de repente los árboles cercanos,  cuando un fuerte ruido llama tu atención. 

A estas alturas,  no sabes si eres tú o el,  pero el sonido es monótono y arrastrado, unos cuantos árboles más allá del campo de visión.

Te trasmite incertidumbre y a la vez miedo. 

Vuelves a abrir tus ojos y estas aún en el claro,  con la leña en brazos,  preparada para echar los últimos palos en la hoguera que encenderás.

Repentinamente, ves luz encandiladora muy cerca tuyo,  y sientes otro trueno  ensordecedor.

Con curiosidad de saber quienes eran esos seres aparentemente "inofensivos" pero que no andaban solos, comprobó que traía su pigmento de bayas, para dejar la runa druídica en el lugar de la ruta que seguían estos seres misteriosos.  Salió la gnoma, corriendo a un trote que no la cansara pero que si la hiciera llegar lo más rápido que pudiera al sendero indicado, al sendero que llevaba a Villafé. 

A iniciar con esto mi búsqueda. 

En el camino, se imaginó Panacea corriendo convertida en loba o yegua.  Algún día, esperaba, se podría transformar de verdad en estos animales, por un tiempo sólo, pero así ganaría comprensión de cómo veían al mundo,

Y ganaría su velocidad, de paso, que es parte de su esencia.  Animal-velocidad son.  

Los rayos y truenos le llamaron la atención. 

¿Son naturales? 

Una gran tormenta se avecinaba y el silencio y la oscuridad no le gustaban demasiado con todo ya preparado se apresuró hacia la tienda y preparó la leña para encender la hoguera. Con su magia prendió fuego a las ramas y la hoguera comenzó a hacer su función dar calor a la muchacha. Antes de meterse en la tienda prestó atención a una luz que parecía estar muy cerca, pero no tenía claro que era. La parte abierta de la tienda daba hacia la luz por lo que se metió cuando otro trueno sonó ensordecedoramente y una vez más, como había pasado con el anterior, no había habido un relámpago. Algo raro estaba pasando.

Llamó telepáticamente al búho para que fuera a refugiarse con ella, mientras sacaba un peine y volvió a fijarse en aquella luz. Se estuvo peinando durante un buen rato fijándose en lo que pudiera ser aquella luz.

Por un momento mientras se peinaba se dio cuenta pues aquella luz no era otro cosa sino un punto de luz que se le había quedado en la vista por el relámpago que la había cegado durante un instante y no lo había percibido. Pero ahora que había girado un momento la cabeza para coger mejor su melena se dio cuenta de que mirara donde mirara seguía viendo aquella luz, incluso con sus ojos cerrados y poco a poco se desvanecía. - Que tonta soy. dijo al aire, mientras el búho entraba a refugiarse con ella. Se dio cuenta de que había traído a su presa a medio comer y que nada más posarse la dejó en el suelo en el exterior de la tienda de campaña para continuar comiéndolo.

Mirando al búho tranquila termino de cepillarse el pelo y comenzó a quitarse la ropa y a sacar nuevas mudas de la mochila. Tendió en el interior la ropa de viaje sucia del día, su mochila y todo lo que había llevado expuesto a barro, polvo y humedad del ambiente y con un sencillo conjuro paso media hora limpiando con sumo detalle la ropa y dejándola impoluta. Después hizo lo mismo con el petate para dormir antes de introducirse en él y comenzar a repasar su conjuros antes de acostarse.

Con el fuego y protegida bajo la tienda de campaña se sentía a salvo y con Gril a su lado pasaría una buena noche a pesar de la tormenta que sobrevenía. 

Bosque de Lunghorn

 Mientras avanzas rauda por el camino,  te das cuenta que las marcas druidicas se van haciendo más visibles,  no sabes si es porque la vegetación complementaria a los árboles empieza a disminuir,  o si te estás haciendo más avezada reconociendola.

En cierto punto los árboles comienzan a distanciarse más y ves un  pequeño claro un poco más adelante, justo donde tu senda tuerce desde el suroeste , al sur,  según tu apreciación. 

Panacea se acercó al claro lo más sigilosa que pudo, más ahora que había menos árboles para darle cubierto.  Estaba atenta al entorno, buscaba gente, animales, tanto con el oído como la vista, y si, inclusive el olfato.  Era su naturaleza saber de la naturaleza y todos saben que los gnomos tienen narices privilegiadas. 

Al llegar a la bifurcación, se movió aun más despacio, entre sombras.   Las manos, giraban, imitando el movimiento de mudras que invocaría  a la magia druídica, si es que la llegaba a necesitar. 

Bosque de Lunghorn/Claro

Con el sigilo que te da tu habilidad en el bosque, te acercas lento al claro, y ves una especie de hoguera semi prendida, una carpa para una persona levantada en medio del claro. Podrías decir que es de algun humanoide, se sienten ruidos en el interior, además del ulular de un buho dentro de la misma tienda.

El ruido del búho... ¿dentro de la tienda?  Me suena más a familiar de mago que a búho natural.  

Panacea se quedó observando un rato más desde su posición escondida.  Tendría que averiguar más para saber si era amigo o enemigo. Como bien le había dicho la druida-luna, habría que buscar a los primeros, y evitar a los segundos. 

¿Que signos veo de que sea lo uno o lo otro? 

Magos en estos linderos del bosque, hmm.   Debo observarlo más para saber si es potencial aliado o enemigo, o algo en medio de esas dos cosas.  Porque todas sabemos que casi casi no hay magos neutrales. 

Y así, Panacea se quedó todo el tiempo que pudo, observando y escuchando, atenta a cualquier cosa.  ¿Qué mejor espía que una gnoma de bosque en el bosque?    Descansaría en la medida de lo posible.   Ya en la mañana decidiría qué hacer. 

Pensó en llamar a una búha natural, para que fuera allá y le sirviera de espía.  Tenía un hechizo para hablar con los animales.  ¡Eso servirá!

 Bosque de Lunghorn/Claro

La hoguera en medio del claro,  cerca de la carpa,  aún crepita y humea después de un rato. 

Cada cierto tiempo un relámpago ilumina el bosque y el claro.

Pasa un rato  con un par de truenos y relámpagos más,  cuando,  repentinamente,  cerca del lado opuesto del claro,  se escuchan pisadas y un rápido movimiento entre las hojas. Algo va moviéndose rápidamente, no sabes si acercándose o alejándose.

El viento , siempre cambiante,  ahora sopla fuerte contra la hoguera y carpa.

Panacea continuó espiando a aquella maga del búho, como lo había hecho desde hacía horas.  Sin embargo, algo más se movía entre los árboles, así que, aún engañando que era una planta, giró los oídos y la vista hacia esa nueva dirección.