Partida Rol por web

Los ojos de Nadire brillaron con estrellas al oír quién era la voz que hablaba por la radio.

—¡OOOOOOH! ¡Tú eres el viejo ese con esa silla tan molona! ¡Esa invención es una pasada! ¿Lo diseñaste tú mismo? ¿Te la hicieron a medida? ¡Me encantaría conocer al inventor! Pero un momento, ¿no era Siobahn la capitana?

—Está en prácticas. Estos chicos están muy verdes todavía como para poder desenvolverse solos.

Nadire vació la tercera copa.

—Me habías preguntado por el premio, ¿no? La verdad es que no se sabe, parecer ser que no se revela hasta la final. Pero siempre es algo impresionante. Hace cuatro años fue un galeón, hace tres un conjunto de ultraperlas y el año pasado fue un buen trozo de sacrometal. Ojalá se repitieran las ultraperlas—añadió con un suspiró—. Aunque dicen que este año, el premio va a ser algo espectacular. Por aquello de que es el torneo número dieciocho. Ya sabéis, la mayoría de edad.

—Un momento—interrumpió Tong-Hu—. ¿Por qué no oigo a Max?

Levi guardó silencio al oír el nombre de Gorko, palideciendo incluso. Su mirada pronto pasó por sus compañeras y por sobre la misma Nadire al oírlo, como si no quisiera creerle y necesitase una confirmación de que eso fuese cierto... O de que fuese una broma. Pero no, la chica nutria parecía estar siendo completamente honesta al respecto.

-... Creo que lo mejor será buscar otra forma que no requiera participar.- Acaba por decir con un tono ligeramente más sombrío, atemorizada incluso por conocer sobre la presencia del pirata. Era raro que Levi se dejase intimidar por uno, por lo que este definitivamente parecía ser cosa seria. ¿Quién no lo pensaría así? Por desgracia, Siobhan parecía tener una idea muy diferente a Levi en mente. -¡P-Pero Miss Vetev! Participar en algo así la pondría en riesgo. Tiene que haber otra manera, esta...- Frunció los labios. Definitivamente no le gustaba mostrarse así, menos frente a ellas, pero era necesario.

Respiró profundo, buscando relajarse. Tal vez se estaba precipitando, tal vez... Y entonces apareció Tong-Hu preguntando por Max. Eso en cierto modo siempre le subía los ánimos, no demasiado, pero... -¿Max? Posiblemente se lo llevasen los Piratas Payaso pensando que era un chimpancé.- Lo suficiente para bromear. O no. A saber.

Después de presentar a todo el equipo, Sira se limitó a escuchar lo que tenía que decir Nadire. Habían perdido la oportunidad de presentarse al torneo y no se le ocurría cómo solucionar ese problema. ¿Podría caernos un medallón del aire y ya está? Estaba claro que habría que luchar para conseguir uno, pero había que tener cuidado. 

Cuando comentaron el nombre de Gorko, Sira se mostró indiferente, aunque si daba tanto miedo y extendían el rumor de su participación, igual algunos se retirarían. Buena idea esa, Gominola. La verdad es que Sira no sabía quién era, aunque la cara de Levi le dijo que no era alguien amigable. No obstante, le preocupó su reacción. Luego le preguntaré...

—El equipo quiere participar en el torneo, creo que nada ni nadie lo impedirá... Bueno, quizás el hecho de no tener medallón sí que nos lo impedirá—Sira resopló.— No conozco a ese tal Gorko, pero veo que es alguien... peligroso.—dijo mientras miraba a Levi.—Tendríamos que comentarlo con los demás antes de tomar alguna decisión, de todos modos. Y de paso, comprobar que Max no haya explotado algo...

—¿PERO QUÉ SON ESOS ÁNIMOS?—los regañó el viejo pirata desde su radio—¿Acaso no os he contado cuantas veces superé la adversidad sobreponiéndome a lo que sin duda era una lucha imposible? Sí, también hay muchas veces que me dieron la del tigre... ¡pero eso no es motivo! ¿No queréis ser piratas? ¡PUES UN PIRATA NO ACEPTA LA DERROTA! 

—¡ASÍ SE HABLA!—se animó también Nadire—Además, si tan chungo es ese Gorko siempre podemos retirarnos. ¿Pero tirar la toalla sin intentarlo? ¡Ni pensarlo, ni imaginarlo!

En ese momento las puertas de la cocina se abrieron violentamente y de allí salió un cocinero de lo más variopinto. Era un bíchido, lo cual de por sí ya era llamativo, pero además era peculiar hasta para uno de esa raza. Tenía la piel rosácea con manchas amarillas, antenas y alas del mismo color. Vestía con con un delantal y un sombrero de cocinero y en su rostro había un evidente gesto de indignación.

Dando largas zancadas se dirigió hacia donde estaba doña Zargoh.

—¡ESTO ES INDIGNANTE!—gritó mientras tiraba su sombrero de cocinero sobre el escritorio de la mujer.

—¡Señor D'Angelo!—exclamó la mujer sorprendida—¿Se puede saber qué le ha ocurrido? ¡Por favor que está en el local más exclusivo de todo el torneo!

—¿EL QUÉ? ¡LA PREGUNTA ES QUÉ NO ME HA PASADO EN ESA COCINUCHA DE TRES AL CUARTO! Sus.... cocineros—dijo D'Angelo con desprecio—, por llamarlo de alguna manera, son unos salvajes. ¡UNOS BRUTOS! ¡Una vergüenza para el arte culinario! ¡UN INSULTO!

Estaba claro que el bíchido era todo un dramas.

—¡Yo no acepté la invitación para cocinar codillo de cerdo o pollo asado! ¡POR FAVOR! ¡UNO TIENE UNA CATEGORÍA! ¡UN NOMBRE! ¡UNA REPUTACIÓN! Y no es que hayan insultado mis creaciones, ¡ES QUE HAN DIFAMADO A LA MISMISIMA YAYA SONFLORES! ¡LA CÚSPIDE DE LA PIRÁMIDE CULINARIA! ¡C'EST INACCEPTABLE! ¡Su torneo y todo esta parafernalia no son dignos de mí!

El tal D'Angello sacó un medallón y lo levantó.

—Y no me tendrán.. ¡NI EN SUS COCINAS NI EN SU LUCHA!—gritó rabioso tirando la moneda al suelo.

Pero tuvo tan mala suerte que al rebotar contra el suelo, el medallón fue directo a su cara. La rosácea cara del cocinero, se puso roja y empezó a echar humo por la nariz.

—Señor D'Angello por favor—dijo doña Zargoh con algo de diplomacia pero mostrarse realmente preocupada—. Tranquilícese, seguro que ha sido un malentendido. Nuestros cocineros al final están acostumbrado a las cocinas de un barco, pero la capitana está deseando probar de su cocina

—¡PUES QUE LE HUBIERA PUESTO UN BOZAL A LOS MONOS QUE TIENE EN LA COCINA!

—Señor D'Angello, no querrá enfadarme, ¿verdad?—dijo abandonando la diplomacia.

Pero antes de que el bíchido fuera a responder a la mujer que iba a empezar a perder los nervios, la figura de un anciano pequeño y arrugado apareció por detrás de ella. Alguien a quien los piratas reconocieron como Charles Y.

—Bueno amigo, la verdad es que lo que cuenta es una vergüenza, ¡indignante si me permite la opinión! Pero tampoco la tome con la buena de Doña Zargoh, ya sabe como es esto de la piratería. Es difícil controlar al personal. ¡Si yo le contara! Cuando monté mi primera tripulación... ¡Y encima ahora la gente no respeta nada! Pero no la tome con el medallón o el torneo. La buena de Morgana y la querida Dola Zargoh no puede controlar cada mísero detalle. ¡Ser pirata es hacer lo que quieras! Así que si no quiere participar, no se preocupe, puedo hacerlo yo en su lugar.

Como chef y también finolis... ¿Reconoce Levi al pelmazo ese?

En un mundo tan poco globalizado como el de Seapunk Unleashed, eran pocas las personas con una fama mundial y muchas las personas de talento. ¿Quién era ese D'Angelo? Levi no lo sabía, aunque el nombre de la Yaya Sonflores le sonaba como de muy muy lejos.

-¡Viejo! Que nos pongas en peligro a nosotros es una cosa, pero que pongas en peligro a miss Vetev y miss Sira...- Regañó Levi al anciano capitán, aún sin sentir los ánimos que este trata de infundarles y por supuesto sin sentirse para nada atraída por la vida del pirata. A fin de cuentas lo suyo siempre fue una cuestión de necesidad y el hecho de que aún se mantenga fiel a la tripulación es un completo misterio... 

Pero el griterío, insultos y quejas de parte de un poco agradable sujeto llamaron de pronto la atención de Levi, quién desvió su mirada de la mesa para observar al pintoresco mamarracho que salía de la cocina a los gritos. Era un pirata más armando escándalo, diciendo tonterías, eso era lo que posiblemente se pasaba por la cabeza de Levi en ese instante... Y aún así la chica acabó levantándose con completa indignación y sin perder el tiempo se plantaría en frente del tal D'Angelo, pasando de aquel anciano incluso pese al peligro que representaba.

-¿Puedes callarte de una vez?- Yyy... Como siempre, no reaccionó de manera agradable. -¿En serio un mamarracho como tú dice ser un buen cocinero? ¡Careces de la gracia y el buen gusto de uno!- Aprovecharía de hacer un gesto con la mano, señalándole de pies a cabeza con disgusto. Luego miraría a Doña Zargoh, suavizando un poco su expresión. -¿Cuánto le pagaron a esta comadreja irresponsable por no cumplir con su trabajo? Estoy dispuesto a hacerlo. Le aseguro que quedará satisfecha con los resultados.-

Finalmente se reavivó la llama competitiva de la muchacha. Al parecer lo que le hacía falta era la competencia adecuada... O el contendiente adecuado. 

Las palabras del viejo capitán le habían hecho pensar, pero pronto con la interrupción del señor D'Angello, dichos pensamientos quedaron aparcados.

Siguió con atención lo que ocurría,  y por fín, al escuchar la sugerencia de Levi presentándose como voluntaria, Siobhan vio la oportunidad y rápidamente tomó la palabra.

- Puedo asegurarle que los platos de Levi son dignos de los paladares más exquisitos Doña Zargoh. Y no se preocupe, lo hará por el mismo pagó. -añadió mirando de reojo al medallón.

El bíchido miró de arriba a abajo a Levi.

—Por favor—dijo con un desprecio altivo—. ¿Habrase visto semejante despechura? ¿De qué pocilga has salido? Aunque oye, esta plebe estará encantada de comer tu… pitanza. ¿Con qué vas a deleitarlos? ¡Oh déjame adivinar!—añadió burlón—¡Con bocadillos!