Partida Rol por web

Pero para sorpresa de Levi, Cuchi-Cuchi tenía los ojos llenos de lágrimas.

—¡LA MAR EXPLOSIVA! ¡Sé muy bien lo que se siente! ¡Claro que lo sé!—el extraño hombre rompió a llorar—. ¡Nunca podré olvidar ese día! El caos, los vaivenes a un lado y a otro, el peligro, la sensación cercana a la muerte...

El hombre hizo una pausa antes de terminar gritando desconsolado.

—¡NUNCA OLVIDARÉ EL DÍA QUE PERDÍ MI COLECCIÓN DE SELLOS!

—¡Cómportate Cuchi-Cuchi!—dijo Yamamemoto viendo como todo el mundo los miraba—¡Que estás dando la nota, hombre!

—No sea así capitán—dijo Goyo para luego animar a su compañero—. Venga ya está. Ya, ya. Ya pasó.

Levi parpadeó sorprendida. Si esperaba conseguir una reacción de alguien con todo eso, definitivamente no era de ese tipo y menos una así de fuerte, para peor... Una parte de ella, su lado más empático, acabó suspirando y dando unas palmaditas en la cabeza del hombre. -Tranquilo, tranquilo. Ya está. Que la Mar Explosiva no va a perseguirnos hasta acá.- 

Luego de sus intentos de tranquilizar a Cuchi Cuchi, Levi volvería a mirar a su alrededor. Realmente se siente que está perdiendo muchísimo el tiempo y que necesita una oportunidad de conseguir cuanto antes ese medallón, aunque... Una parte de ella de a poco va sintiéndose peor y peor. Un soldado como él no le robaría a gente inocente. Pero... Son piratas, ¿No? 

-Entonces... ¿Cuáles son sus ambiciones al participar en el torneo?- Acabaría por preguntar, tratando de cambiar el tema, a ver si así lograba tranquilizarse mejor el Cuchi Cuchi ese.

—No habíamos venido al torneo realmente. Al capitán le gusta venir porque así puede reunirse con sus viejos amigos y pasar unos días tranquilos. Bueno, todo lo tranquilo que se puede estar en una isla de piratas—bromeó—. Es Quermosura quién ha decidido apuntarse.

—¡Y qué año ha elegido!—dijo Cuchi-Cuchi consternado—¡Con ese Gorko pululando por aquí! ¿Quién va a poder derrotar a una bestia como esa? ¡Capitán tenemos que hacer algo!

—No va a hacerle caso a nadie. ¿Por qué te crees que este año llegamos tarde? No quería que se apuntara al torneo—el viejo lobo de mar suspiró.

—¡Pero tenga confianza capitán! ¡Con lo fuerte que es Quermosura!

Yamamemoto cogió su jarra metálica y se la tiró a Goyo dándole en la cabeza.

—¡Deja de decir tonterías! Una cosa es dejarla participar mientras se enfrente a papanatas de tres al cuarto, ¡pero no voy a dejar que mi hija pelee contra ese monstruos!

Cuchi-Cuchi se cruzó de brazos.

—Tenemos que pensar en un plan para evitar que Quermosura pelee si le toca contra ese tipo

Levi se dio un par de toques en los labios al oírles, una parte de ella aliviada al ver que sus justificaciones para no sentirse mal inquietudes eran compartidas por ellos pese a que también fuesen piratas.  Así que una sonrisita zorruna se le cruzó por los labios...

-¿Y si... Desapareciese el medallón? Creo que ella se sentirá mal, pero de esa manera no tendrá que exponerse tanto.-

—¡Eso es lo que querías!—exclamó Cuchi-Cuchi mientras apuntaba a Levi con el dedo—¡Sabía que te habías acercado a nosotros porque habías visto el medallón de Quermosura!

—¡Cállate Cuchi-Cuchi!—dijo el capitán lanzándole otra jarra y golpeándolo en la cabeza—. Eso era evidente. Hace años que no navego bajo la bandera pirata, pero sé muy bien como piensan.

¿No eran piratas?

—Posiblemente toda tu historia sea una sarta de mentiras. ¿Quieres quitarle el medallón? Inténtalo. Pero no te valdrá sólo con robárselo. Cuando te vea en el torneo y sepas lo que has hecho, tendrás que responder ante ella.

—¡Pero capi...!

Goyo no pudo terminar su queja, porque Yamamemoto agarró la tercera de las jarras y se la lanzó a la cabeza. Cualquier diría que el capitán era un experto lanzador.

Levi se limitó a cerrar sus ojos, simplemente escuchándoles hablar, discutir entre ellos y lanzar sus acusaciones, una parte de ella molesta de haber sido llamada pirata, como si ella formase parte de ese grupo vulgar y rastrero conformado por la peor calaña de la sociedad. Evitó decir nada de todos modos, aunque se notaba que aquello había tocado una fibra sensible.

-Ella... Es una buena chica.- Diría con un tono suave, honesto y conciliador, aunque manteniendo la seriedad. -Sería una pena que acabase dedicándose a una tontería como esta.- Un pequeño gesto a su alrededor dejaría bastante en claro a qué se refería. La vida del pirata no era un ejemplo para nadie.

-Buscaré a un gorila cualquiera al que quitarle el medallón. Ya no me siento con ánimos de hacer esto.- Acabó levantándose con cierto mal genio, suspirando y acomodándose las ropas. -Búsquenme si quieren mi ayuda.- Y sin decir más que eso se levantaría. La mera idea de robarle a la muchacha le parecía errónea de un principio, pero haber sido comparada con un pirata más, robándole a una muchacha inocente... Realmente le hizo cuestionarse sus principios.

Miraría una última vez hacia donde Quermosura se había marchado antes... Y un último fuego se encendería en su mirada: estaba determinada y, antes de largarse, buscaría hablar con la muchacha cara a cara.

Ninguno de los piratas dijo nada ante la despedida de Levi. Goyo y Cuchi-Cuchi estaban demasiado ocupados rascándose el golpe, mientras que el capitán se quedó mirando a la muchacha en silencio mientras la escuchaba. La pirata, porque por mucho que no se considerara una bucanera es lo que era, se marchó en busca de Quermosura. 

La cocinera entró en el local y se dirigió a las cocinas, dónde lo que se encontró fue... bueno, menos mal que no iba a cenar con ellos. La hija del capitán Yamamemoto estaba ahí peleándose con unas sartenes de las que emanaban un humo espeso azul y verde respectivamente. El resto de los cocineros se había alejado de ella, creando una burbuja invisible en torno a la chica.

Ahora estaba claro porque no querían que hiciera la cena y por qué habían evitado a toda costa un concurso de cocina. Quermosura no sabía cocinar.

Levi se esperaba ver un desastre en la cocina. Era lo suficientemente observadora como para haberse dado cuenta -y supuesto- los motivos detrás del terror que parecían tener a que Quermosura cocinara, los cuales desde un principio entendió que iban bastante más allá de simple temor a que le fuese a robar el medallón ese. Y lo peor es que... Dolía. Dolía bastante ver una cocina así, por mucho que fuese una cocina pirata.

Al final Levi acabó por aclararse la garganta para llamar su atención, tratando de obviar el desastre, o al menos parte de este. -Ehem... Señorita Quermosura. ¿Tiene un minuto? Prometo no quitarle más tiempo del necesario.- Diría con su tono más amable, aunque también... Con seriedad. Sea lo que sea que fuese a decirle, parecía importante.

—¿¡Pero qué haces aquí!? ¿No te había dicho que esperaras en la mesa?—le regañó Quermosura, entonces se dio cuenta de la expresión de Levi—Oye... ¿pasa algo?

-Oui, estuve esperando, pero... Me estoy quedando sin tiempo y no soy muy bien recibido allí.- Admitiría con un suspiro leve, riendo un poco si eso al final de la frase.

-Venía a despedirme, pero también quería pedirle disculpas.- Admitiría, irguiéndose. -Me acerqué a ustedes porque vi su medallón y en un principio quería hacerme con este, pero... Supongo que su abuelo me hizo entrar en razón. No podría volver a verme el espejo si dañase a una muchacha tan inocente como usted.-

-Así que... Lo siento, mademoiselle. Mi tripulación y yo necesitamos un medallón con urgencia, muchísima, pero... No justifica esto.-

Quermosura escuchó las palabras de Levi, cuando terminó estaba roja de la ira.

—Eres... eres.... ¿Cómo te atreves...? ¿Y yo pensando que...?—la mujer estaba tan enfadada que no alcanzaba a terminar ninguna de las frases—No, quiero... ¡No! No te atrevas... 

Dejando los fogones, fue andando dando pasos mientras cerraba el puño.

—¡NO VUELVAS A ACERCARTE NI A MIS AMIGOS NI A MI!—gritó.

Entonces le dio a la pirata un tremendo puñetazo que la lanzó por los aires. Levi salió disparada por la puerta de la cocina, voló por encima de la barra y acabó cruzando la puerta del bar. Había sido un golpe tremendo, aunque más porque la había cogido desprevenida que porque le hubiera daño un auténtico daño. Quermosura realmente tenía una fuerza diabólica. Y no tardó en aparecer por la puerta del local.

—¡MÁRCHATE! ¡NO QUIERO VERTE!

El golpe no va a tener implicaciones reales en cuanto a daño, sólo es a estilo anime :)