Partida Rol por web

Tras salir al pasillo, ambos pasáis por una de las puertas, que lleva a la gran entrada principal. Comenzáis a subir las escaleras para llegar a otro pasillo... con más escaleras... infinitas... que parecía que nunca se acabarían... hasta llegar a una única puerta, adornada con ornamentos dorados. Parecía fuera de luegar dentro de ese castillo tan enorme y lúgubre. Rankish abrió la puerta y una cálida luz provenía de dentro. En concreto de una chimenea. Al lado había un sillón con una mesita de te, donde había ya una tetera con un vaso y unas pastas listas. Al ojear más la habitación, viste grandes estanterías llenas de libros. Ocupaban hasta tres pisos. Y el espacio entre ellas era enorme, suficiente como para entrenar.

El mago se acercó al sillón, se sentó dejando el bastón apoyado en la mesita, cogió la tetera y se sirvió en el vaso. Tras esto hizo un gesto hacia la puerta y esta se cerró. Lo que no te habías percatado al principio es que en realidad lo había cerrado lo que parecía un esqueleto con un traje de mayordomo. Tras esto pegó un pequeño sorbo y tranquilamente te dijo:

-Bueno. ¿Tienes alguna pregunta o podemos empezar con el entrenamiento?

Mientras subíamos las escaleras lo único en qué pensaba era en qué consistiría el entrenamiento y qué pasaría si la "cagaba". Cada vez se hacía más costoso subir las escaleras infinitas por lo que al llegar a la puerta solo podía jadear para coger el máximo aire posible. - "¿Cómo puede ser que este mago, que parece tener más años que yo, no se canse? ¡Podría coger una habitación más cercana!" - poniendo mala cara antes de entrar.

Cuando Rankish abrió la puerta mi cara cambió completamente...parecía una habitación de un mago de luz y no de oscuridad. Me quedé atónita por la cantidad de libros de magia que almacenaban las estanterías, parecía que nunca acabaran...¡quería leerlos todos!

Al ver el té en la mesita me entró sed... no sabía si preguntar por un vaso para mi...Antes de abrir la boca me dí cuenta de que mi entrenador tenía mayordomo. -"¡Ajá! Qué bien se lo monta..." - y sonreí aún sabiendo que era un esqueleto de alguien que anteriormente estaba vivo. Después de escuchar al mago, contesté:

- Pu-pu-pues...sí que tengo a-a-aaaalgunas preguntas... - dudé en continuar. - Primero que todo, ¿c-c-cómo le d-d-debo llamar?¿p-p-p-por usted, por Rankish, por señor oooos-ss-curo? Segundo, ¿mmm-me ayudará a c-c-commmbatir la tartam-m-mudez? - estaba empezando a sudar ya que no podía parar de tartamudear - ¿Qué clase de m-m-magia me enseñará? - y finalmente sin pensarlo dije: -¿Y me podría dar una taza de té para mi también? - levanté los hombros inconscientemente esperando la respuesta y me di cuenta de que no había tartamudeado en esta última pregunta. - "¿Cómo demonios lo consigo?" - pensé.

Tras tomar otro sorbo y quedarse un poco dubitativo, Rankish contestó:

-Supongo que puedes llamarme Rankish, ya que es mi nombre. En cuanto a esa tartamudez... a la hora de lanzar los hechizos si que puede ser un problema... No queremos que te vueles tu misma por los aires.-Se le dibujó una pequeña sonrisa en la cara. Tras eso se volvió a poner serio y prosiguió.-Lo mejor que te podría enseñar ahora es algo basico como magias elementales, aunque algo más potentes que esas que enseñas en los colegios esos... Y en cuanto al té, se lo puedes pedir al mayordomo, aunque principalmente esta aquí para ir a por pociones para curarte o avisar a Ferlon por si mueres y tiene que venir a revivirte... supongo que no le importará.

Después de unos segundos de reflexión, miré al mayordomo y le dije:

- P-p-perdona, ¿podrías t-t-traerm-m-me una tazzzz-za de té, p-p-por favor?

Después, miré dirigí hacia Rankish:

-B-b-bien, p-p-pues empezzz-cemos por la m-m-magia de fuego, s-s-si voy a cazzz-zar, ¿qué mejor q-q-que el fuego para cham-m-muscar?

El mayordomo sin decir nada (tampoco podía hablar la verdad...) dio media vuelta y salió por la puerta. Ante la petición, Rankish se quedó pensativo de nuevo. Al rato dijo:

-Mejor empezar con fuego puede ser una mala idea... No queremos que por error achicharres todo el bosque... Y además, al principio no vamos a comenzar con magia.- Con un chasquido, en un lugar espacioso de la habitación aparecio un muñeco de pruebas, hecho de madera.-Tampoco puedes depender totalmente de la magia, ya que si te atacan cuerpo a cuerpo es difícil conjurar algo con tan poco espacio... ¿Qué sería apropiado para ti?Mmm... ¿Una espada? Nah. No podrías ni blandirla con esos brazos. ¿Una varita? Como no se la metas en el ojo a alguien... ¿Y un bastón como el mio? Mmm... Sí. Un bastón creo que estará bien.- De nuevo de un chasquido apareció un bastón de madera en la mano del mago y te lo ofreció.- Veamos como te manejas. Trata de pegar a ese muñeco.

Veo como el mayordomo sale de la habitación y escucho atentamente todo lo que me dice Rankish. Al ver el bastón me quedo impresionada ya que es la primera vez que tengo que manejar uno, a pesar de mi edad. Cojo el bastón con las dos manos, miro el muñeco y me dirijo corriendo hacia el muñeco para pegarle un golpe con el bastón alzado:

- ¡¡¡Aaaaaaaahhhhhhhhhhh!!!! - Grito con ganas.

A mitad de camino me tropiezo con mis propios pies, intento enderezar el golpe pero fallo, dándole a una de las estanterías y algunos libros caen al suelo. Miro a Rankish con culpabilidad, y luego dejo el bastón en el suelo, sonriendo de vergüenza. 

Con un suspiro, el mago dejó la copa en la mesita y agarró su bastón. Con un gesto de mano los libros volvieron a sus estantes.

-Por suerte siempre protejo los libros con un hechizo que ni una llamarada de dragón podría destruirlos... -Se acercó al muñeco y sujetando el bastón fuertemente dijo- Mira. Así debes coger el bastón. Si tienes al enemigo a distancia media tienes que golpear así.-Y como si cogiera un bate, el mago golpea el muñeco, con tal fuerza que la cabeza se tuerce y el cuello se agrieta.- Y de esta forma, si esta demasiado cerca.- Y con el nuevo golpe, levanta la parte inferior del bastón, golpeando desde el otro lado de la cabeza, haciendo que el cuello se rompiera del todo y saliera disparado. Tras esto, con otro gesto, reparó el muñeco.-¿Lo has entendido? Prueba otra vez.

Me sonrojo por la pifia anterior y vuelvo a coger el bastón con una mano. Me alejo un metro del muñeco y cojo el bastón como si fuera un bate. Cierro los ojos y respiro profundamente dos segundos. -"¿Qué estará pensando Rankish de mi ahora mismo? Seguro que no valgo para nada y que le ha tocado el peor aprendiz de todos...si no sé darle ni a un muñeco a corta distancia...".

Abro los ojos e intento darle a la cabeza del muñeco con energía. En ese mismo instante una mosca entra en mi oreja derecha y me desestabilizo por la molestia, girando 90 grados y pegando con el bate al aire.

- ¡Qué aaaas-cooo!

Suelto mi mano derecha y me rasco la oreja, buscándola para cogerla y sacarla de la habitación pero no la encuentro por ningún lado. -"¿Seguro que era una mosca? No la veo, no la veo..." - miro por todos lados. Al no encontrar ningún insecto volador que explicara la sensación de tener un bichito en mi oreja, miro al mago oscuro:

- Lo si-i-i-ento maestro Rankish, es q-q-que una mosca me ha as-s-sustado... Lo pruebo de nuevo, ¿si? -con la cara cada vez más roja y avergonzada. 

Antes de que Rankish pudiera decir algo, la puerta se abrió y apareció de nuevo el esqueleto con otra taza de té más. Se acercó a la mesa y la dejo en su sitio. Tras la interrupción, Rankish se volvió a sentar y volvió a coger su taza.

-No te preocupes. Como ya es bastante tarde hoy nos centraremos en que practiques con el bastón. Mañana comenzaremos con la magia. Tu recuerda lo que te he dicho de como tienes que mover el bastón y tarde o temprano se te dará bien.-Con un movimiento de la mano, un libro de la estantería bajó hasta el mago y este comenzó a leer.-Mientras practicas miraré que conjuro sería mejor enseñarte mañana.

Fui hacia la mesita, cogí la taza de té y la bebí de un trago - "qué sed tenía..." -  no quise molestar al mago y me puse a entrenar por mi cuenta, teniendo en mente lo que me había enseñado Rankish. 

Me acerqué al muñeco y de nuevo intenté golpearlo con el bastón en forma de bate.

-¡¡¡V-v-vengaaaaaaaaaaaa!!! - me dije a mí misma para darme ánimos.

Bateé al muñeco con toda la fuerza que pude y le di en el hombro izquierdo, aunque no lo tumbé ni agrieté.

- ¡¡¡¡Toma y-y-yaaaaaa!!!! - sonreía al ver que le había dado, aunque sabía que tenía que practicar más... -"¿no será el té que me ha dado más estabilidad?" - suspiro -"bueno, lo intento de nuevo a ver qué pasa...".

- ¿Has visto Rankish? ¡Le he dado al muñeco! - miré a Rankish pero no me hacía caso, seguía absorto en su libro - Seguiré intentándolo... - me dije a mi misma. Me acerqué de nuevo al muñeco dejando media distancia y le intenté dar en la cabeza con el bastón.

Lo volví a conseguir, le dí. La cabeza del muñeco parecía que tuviera una pequeñísima grieta pero nada alarmante, por lo que no pararía hasta romperlo del todo. Esta vez intentaría darle a corta distancia, como si fuera cuerpo a cuerpo, alzando el bastón por la parte inferior y dándole de nuevo en la cabeza. Al alzar el bastón con los dos brazos con fuerza tenía los sobacos al descubierto y en el momento de darle al muñeco percibí una olor destructiva a mi alrededor.

-¡Dios mío! Puajjjj.... - Mi cara se volvió blanquecina tirando para verde, no pude evitar tener arcadas en ese preciso momento. El golpe fue directamente hacia el suelo mientras me dirigía hacia otro lugar de la habitación. Cuando me alejé unos metros del muñeco intenté respirar profundamente para evitar vomitar, aunque el olor no desaparecía. Aún no me había dado cuenta de que era mi propio olor corporal. - "¿Pero qué coño es este olor?" - miré a mi alrededor y no vi absolutamente nada fuera de lo normal. Acerqué mi nariz unos centímetros hacia mi sobaco derecho y no tuve que acercarme más para tener más ganas de vomitar. -"¿Cuánto tiempo hace que no me ducho? No lo recuerdo bien...". Miro a Rankish y le pregunto:

- Rankish, ¿ser-r-ría posible que a la hora de la comida p-p-pudiera d-d-duchar-r-rme?

Espero la respuesta antes de continuar con mi entrenamiento pues necesito unos momentos para respirar mientras mantengo mis brazos cerca del cuerpo. - "De esta manera no irradiaré mala olor...por ahora". - pienso.

Sin levantar su vista del libro el mago dice con tono despistado:

-¿Eh? Sí, sí...claro...-Y empieza a decir con susurros para si mismo-¿Relampagos? No creo que fuera útil... ¿Meteoritos? ¡No queremos morir todos! ¿Agua? Consiste en cazarlos, no criarlos...-De nuevo absorto sin decir nada, el mago sigue pasando las páginas del libro. El esqueleto mientras, parecía que había dejado de estar inmóvil en la puerta y había comenzado a limpiar las estanterias. De vez en cuando, perdía un poco el equilibrio y la cabeza se le desencajaba haciendo que cayera al suelo y comenzara a rodar, dando a que tuviera que perseguirla de forma un tanto cómica. El mago advertido por esos correteos de nuevo dijo-No te preocupes. Muchas veces le pasa. Ferlon debería de arreglarle un poco el cuello pero según el no tiene tiempo que perder en un simple mayordomo reemplazable...

Me quedo mirando al esqueleto pensando en si ayudarlo con la caza de su cabeza o dejarlo estar. Finalmente miro a Rankish y vuelvo a mis labores, contenta por saber que una ducha me esperaba tras el entrenamiento.

Intento darle al muñeco cogiendo el bastón por la parte inferior con las dos manos (sin levantar mucho mis brazos), teniendo el muñeco a menos de medio metro de mí. Lo intento 5 veces seguidas, pero solo consigo a darle en el segundo y cuarto intento, pues estoy demasiado distraída viendo de reojo al mayordomo cómo intenta correr sin éxito dirigiéndose hacia su cabeza, que no para de rodar.

- Es-s-s-sto me distrae....

Finalmente, voy a ayudarlo y le doy su cabeza para que el pobre pudiera seguir con sus labores.

- ¿Pod-d-drías traerm-m-m otra taza de té? Es que t-tengo mucha sed... - le digo al mayordomo.

Me giro y vuelvo a la carga, cogiendo carrerilla y dirigiéndome hacia el muñeco con el bastón en forma de bate. Logro darle y el muñeco finalmente cae al suelo agrietado por los golpes anteriores.

- Rank-k-kish, cr-cr-creo que ya entiendo el m-m-mecanismo de c-c-ombate cuerpo a cuerpo - le señalo al muñeco caído. - ¿P-p-podría enseñarm-m-m-m-me alguna cosa t-también útil? ¿por cierto, c-c-cómo llegó ha-a-aaaasta aquí? Es-s-ste lugar...es o-o-oscuro... Esperaba que me explicara su historia personal, aunque las probabilidades de éxito fueran casi nulas ya que no me conocía de nada.

El esqueleto se acerca a la mesilla y coge la tetera para rellenarla de nuevo. Rankish levantó la vista del libro por un instante. Se quedó callado un rato bastante incomodo mirándote. Cerró el libro y dijo:

-Yo, hace años pertenecía a una escuela de magos. La más prestigiosa del mundo. Trataba de aprender toda magia que existiera en el mundo y dominarla. Hasta que un día me acusaron de aprender una magia prohibida que era demasiado peligrosa. En el juicio mágico fui condenado al destierro espectral, pero antes de que lograran terminar el hechizo tuve la suerte de que el siervo que limpiaba el lugar tropezara con un cubo de agua y borrara uno de los símbolos, permitiéndome contraatacar. Con el hechizo que que había aprendido hice que toda la escuela y por desgracia muchisimos kilómetros a la redonda quedara arrasado. Lo del desierto del Sáhara que había comentado Ferlon antes... Ellos me digeron que no toda la magia se podía controlar...-Se quedó un momento en silencio. Al rato dejo el libro en la mesa se incorporó y con una sonrisa dijo- ¡Se equivocaban! Se supone que ese hechizo destruiría  un continente entero y al final solo destruyó una pequeña parte. Yo lo pude controlar. Así que sigo perfeccionando mis hechizos y aprendiendo nuevos. Por eso esta habitación. Prácticamente todos son libros de hechizos, grimorios y algún que otro libro de alquimia. La alquimia siempre tiene su parte mágica...

El sol se escondía ya casi se escondía por el horizonte como podías ver por la ventana. El mago recogió su bastón e hizo desaparecer el muñeco. El esqueleto regresó con la tetera y sirvió té para los dos.

-Creo que ya va siendo hora de parar por hoy. Creo que vas mejorando esa defensa. Mañana empezaremos con el hechizo. He pensado que estaría bien comenzar con algo de hielo... De esa forma podrás congelar a los animales para evitar que puedan huir.-El mago se dirigía hacia la puerta cuando se para para decir una última cosa-¡Ah! Bebete el té ese si quieres y si quieres ducharte sigue al esqueleto. Él te llevará. Nos vemos en la cena.- Y el mago sale por la puerta perdiéndolo de vista.

Escucho atentamente al mago Rankish y me quedo boquiabierta por su hechizo destructor...me entró miedo al imaginarme la situación: zonas desoladas, vidas destruidas, solo desierto...luego, me quedo mirando los cientos de libros colocados en las estanterías de la habitación. Finalmente, voy a por la taza de té y vuelvo a bebérmela de un trago. Al escuchar la magia de hielo sonrío, aunque la idea de congelar animales no me hace nada de gracia. -"Si congelo personas no hay problema, pero animales..."  - pienso para mis adentros.

- De ac-c-cuerdo Rankish, mañana pr-pr-probamos la m-m-magia de hielo. 

Luego, me doy cuenta de que el esqueleto hace intención de salir por la puerta, por lo que lo sigo para no perderme. - "Por fin me ducho, ¡¡¡por fin me ducho!!!! - salgo contenta de la habitación, a la espera de agua caliente. 

Cuando despertaste y acompañaste de nuevo al esqueleto para desayunar, el Rankish ya estaba esperando allí junto con los demás para comenzar el entrenamiento cuanto antes. Te dijo que cogieras cualquier cosa y le acompañaras de nuevo al estudio. Una vez arriba, de nuevo cogió el libro del día anterior pero esta vez no se sentó.

-Bueno. Vamos a comenzar con la magia de hielo. ¿Tienes alguna pregunta antes de comenza? Hoy incluso comerás aquí asi que hasta la tarde no verás a los demás...

Al entrar al comedor, cojo dos plátanos y uno me lo llevo a la boca nada más salir del comedor. Al llegar al estudio, jadeando de nuevo por tanta escalera y con el primer plátano en mano, respiro profundamente y me acabo el desayuno. El segundo plátano lo dejo en la mesita donde la tarde anterior estaba el té. - Magia de hielo, por fin aprenderé algo nuevo mágico...espero que mi maná aguante. - pienso. - S-sí, tengo u-u-u-una duda...¿Cuánt-t-to maná neces-s-sitan los hechiz-z-zos de hielo?¿Son hechizos c-c-c-c-c-c-cortos? Lo dig-go por mi ta-a-a-artamudeo... - le digo avergonzada por mi presente defecto. -Suerte que me cogí el plátano, a lo mejor me deja sin comer hasta la noche...no será tan cruel... - pienso de nuevo, sin importarme mucho los demás.

Rankish con un gesto de la mano hizo aparecer de nuevo al muñeco. Abrió el libro y dijo:

-Por el maná no te preocupes. En el torneo te estaré transmitiendo el mio, que me lo permiten, y con hechizos tan simples como estos no creo que sea un gran problema... Y este hechizo...-El mago empezó a pasar las hojas hasta llegar al hechizo que dijo el día anterior.-¡Aquí está! Para poder usarlo debes concentrarte. Intentar visualizar el hielo en el muñeco. El tacto, el frío, su aspecto... -El mago apuntó al muñeco con su bastón y tras una pausa dijo:-¡Rafash sumah!-De repente ves como del muñeco, empieza a brotar hielo por la cabeza, saliendo estalactitas y cubriendo la cabeza de este por completo. Llegas hasta a ver una pequeña neblina con brillos provocado por los pequeños cristales de hielo en el aire.-Si lo haces suficientemente bien puedes llegar hasta a inmovilizar el objetivo.

Vuelvo a ver a aquel muñeco de madera que me tenía amargada por los infinitos intentos de golpeo y los infinitos fallos acorde a mi mala puntería y fuerza... Escucho a Rankish atentamente y me alegra saber que el maná que tendré en el torneo será mucho mayor al que tengo actualmente. -Así que concentración y visualización...y el hechizo es.. Rafash sumah...es simple...sí...lo puedo conseguir... - pienso mientras Rankish congela al muñeco fácilmente. - B-b-bien, voy a intentarlo yo ahor-r-r-ra... - miro fijamente al muñeco, me centro solo en el muñeco, no hay nadie más en la sala...es como si estuviera en una burbuja donde solo estamos el muñeco y yo. Me imagino al muñeco lleno de hielo, con estalactitas y estalagmitas por brazos y piernas... - ¡Ra-f-f-fashi sum-m-mah! - digo convincente. Sale una bola azulada de mi mano izquierda en dirección al muñeco, se aleja y rápidamente se dirige hacia mí. - No, no, no, no, ¡no! - digo mientras veo que la bola mágica cambio de rumbo en mi dirección. Intento esquivar el ataque pero se choca contra mi hombro derecho. Por suerte no llego a congelarme entera, solo noto mucho frío en mi cuerpo y un dolor agudo en el hombro. - ¡M-m-m-mierda! - me digo a mi misma mientras me tapo con la mano izquierda el hombro, intentando coger calor de muevo. Miro a Rankish y le digo: - S-s-s-siento las malas pr-pr-pr-pronunciac-c-c-iones, la pr-próxima vez lo haré m-mejor... - me siento adolorida, avergonzada y con pocas ganas de continuar. - No quiero que el mago oscuro me vea más inútil de lo que ya aparento...debo practicar, aunque me cueste la muerte antes de la prueba... -pienso mirando a la hoguera. Después de unos segundos le pregunto: -¿M-m-m-me deja intent-t-t-t-tarlo una vez más?