Partida Rol por web

En silencio, Walter asiente ante las instrucciones de Robert.

Me alegro de comprobar que no se trata de uno de estos polis que primero disparan y después preguntan; deberíamos recurrir a las armas de fuego si no queda otra opción, y aún así no creo que sea buena idea disparar, teniendo en cuenta a quién podría ser que nos estuviéramos enfrentando.

Detrás de Robert y Steve, Walter bajó por las oscuras escaleras...

Las escaleras conducen hasta una puerta métalica que esta entrecerrada 

Robert indicó a sus compañeros que esperasen a una distancia prudencial mientras avanzaba con sumo cuidado hacia la puerta. Se situó al lado de ésta y, apartando la linterna, intentó vislumbrar el interior.

Antes de que Robert abra la puerta me dispongo a preparar la cámara de fotos

Walter empieza a pensar que quizás irse solos hacia la fábrica, sin esperar al resto de sus compañeros, no ha sido una buena idea...

A estas alturas, Eugene y Bernard empezarán a estar preocupados por nosotros...

Al mirar a través de la rendija abierta puedes ver una especie de habitación atiborrada de estatuas. No sabes mucho de arte por lo que no puedes sacar mucha información, salvo que parecen de esas estatuas griegas y las hay de todas las formas 

¿Estatuas? Parece que vamos en buen camino...

Robert intentó con cuidado, mucho cuidado, abrir la puerta lo suficiente como para poder pasar.

Estatuas griegas... es posible que tengan alguna relación con aquel cuadro del remolino. Parece que todo viene de tiempos antiguos.

Detrás de Robert, Walter también se prepara para entrar en la habitación y descubrir qué se esconde detrás de todo aquel misterio.

Al abrir la puerta os encontráis en una estancia debilmente iluminada,la cual recuerda el almacén de un museo, por la cantidad de estatuas y de obras de arte de manufactura clásica, como platos, ánforas, vasijas, etc..

La sala tiene se alarga una veintena de metros, al final un pasillo la recorre de izquierda a derecha dando acceso así a otras partes de la instalación

Y preparo la camara y saco unas fotos procurando no usar el flash ( si lo necesito lo uso ) y luego comento Robert elige una puerta pero lo mejor es no separarse y vigilar nuestras espaldas.

Robert recorrió la sala mirando alrededor y observando todas aquellas estatuas griegas y platos y demás vasijas. No entendía de arte pero le pareció antiguo y un punto más a favor sus sospechas hacia Van Schaen, el tipo que había viajado a Grecia y se había vuelto loco. O a lo mejor sólo era un contrabadista de arte, vete a saber.

Llegaron al final de la sala y observaron las dos puertas.

Asintio a las palabras de Steve. Vamos a ver ésta de aquí. Se dirigió hacia la puerta que estaba a la derecha, comprobando si había ruidos al otro lado, si estaba cerrada y tendría que forzarse...

Walter sigue a Lowdump, pasando de largo de las estatuas.

Aquello no hacía más que confirmar las sospechas de todos: Si Van Schaen era un admirador del arte, ¿por qué guardaba todo aquello en un edificio cochambroso y abandonado?

Y si no lo era, ¿de dónde habían salido tantas estatuas?

Sin duda este hombre está metido en algo feo, aunque solamente sea tráfico de obras de arte.

La puerta no estaba cerrada con llave, pero hizo un poco de ruido al abrirse, chirriando las bisagras. Os quedáis todos en silencio, esperando. Pero no se produjo ningún ruido que indicara que hubiera alguien más. Suspirando de alivio, entráis en la sala. Lo que veis os asombra e inquieta al mismo tiempo.

Es una sala cuadrada sumida en la oscuridad, rota sólo por la linterna de Robert. A través del haz de luz podéis las paredes desnudas y la falta de mobiliario. A excepción de una especie mesa rectangular en el centro de la estancia. Cuando la linterna se detiene en esa parte podéis ver que se trata de un sarcófago de piedra caliza, con cuatro patas y una tapa. Está decorado con motivos rojos y negros Al iluminar con la linterna podéis ver un ligerísimo resplandor rojo proveniente del interior, a través de las rendijas de la tapa.

No sabríais decir por qué pero en su presencia todos os sentís levemente mareados. Como si estuvieráis en un barco en la mar.

Saco una foto al cofre y digo, Chicos me prece que estamos metiendonos en algo que cada vez se vuelve más raro.

Robert se secó la frente con el reverso de la mano. Estaba sudando fruto de estar bajo tierra, con la humedad ambiental y, sobretodo, de saber que estaba cada vez más cerca de descubrir algo que esclarecería el caso. No le prestó mucha atención al leve mareo. Supuso que sería por no estar en la superficie y que el aire aquí abajo estaría enrarecido.

Dejó la pistola en el cinto y le pasó la linterna a Walter. - Ahora ya no hay vuelta atrás. Si hemos bajado hasta aquí quiero saber que demonios está pasando. Vamos a abrir esto. - Palmeó la tapa del cofre en busca de asas o bisagras. Pero no había ninguna. La tapa parecía pesada y, echándole más fuerza de la que en un principio había previsto, logró deslizarla del resto del cofre, hasta que quedó en diagonal. El interior refulgió aún más. Miró a su interior.

En su interior una piedra enorme de color rojizo refulgía con luz propia, su superficie estaba grabada con unos extraños símbolos que parecían moverse y cobrar vida al ritmo de la luz que recordaba el oleaje marino, incluso pasados unos segundos  se podía oler el mar 

 A vuestras espaldas empezáis a escuchar una letanía lejana en un idioma que no lográis identificar. El aire se vuelve más cargado y el bello de vuestro cuerpo se empieza a erizar

El antes espléndido edificio modernista ahora era solo un anciano enfermo y decrépito que recordaba tiempos mejores que nunca volverían.

El edificio colindaba con las antiguas vías, antes símbolo del progreso, ahora yacían como huesos al sol y cubiertos de malas hierbas. Varios arbustos cubrían parte de las paredes y hacían bastante difícil el acceso al lugar. El río no estaba demasiado lejos y el terreno estaba lleno de charcos de agua estancada y maloliente. Los insectos y las ratas pululaban por doquier y el ambiente está cargado de humedad.

Las puertas de nueva manufactura que impedían el paso al interior del edificio contrastaban con lo viejo y dejado del lugar.

El lugar había recibido visitas, y no solo de los habituales críos que les gusta colarse en sitios como ese, dejando pruebas de su presencia como algunas colillas aqui y allí, así como algún que otro preservativo.

Pero había evidencias de que alguien más había accedido al lugar, la puerta de  la verja de hierro que impedía el acceso al lugar había sido usada repetidas veces, pruebas evidentes eran las matojos y pequeñas plantas que habían sido aplastadas y algunas arrancadas al abrirse la puerta, asi mismo había huellas de un vehículo.

Colocandome detras de Robert me giro para mirar de donde viene o quien realiza el cantico y me dispongo a sacar fotos.