Partida Rol por web

Zybax se detuvo con un fuerte golpe de su cabeza contra el canto de uno de los escalones. No fue la manera más agradable de detenerse, pero por lo menos fue una manera de hacerlo

- Este piso es más resbaloso de lo que parecía - murmuró mientras se limpiaba la sangre que goteaba por su rostro y se preparaba para volver a emprender la marcha - Pero es solo una escalera... sabiendo que es resbalosa será sencillo superarla - afirmó demostrando mucha más seguridad de la que era lógico demostrar - No están de acuerdo? -

Habib se sintió agradecido por la determinación de sus compañeros. Los enanos eran gente de palabra.

Esperad, antes os curaré... Soy el canal de tu curación... Repitió varias veces. 

Zulf sólo tenía unas magulladuras que atendió con su habilidad de sanación. Al día siguiente ya estaría completamente curado. 

Rehaceis el camino y volveis a subir las escaleras, esta vez aquellos que mejor dirigen la ascensión tiran de sus compañeros que parecen más inestables en los irregulares y pulidos escalones de hielo, la ascensión no dura más de veinte minutos, pero suficiente para sumir a Habib de nuevo en las tinieblas, y de nuevo reaparece la seguridad de una pared a la izquierda. El agujero no debía ser más que un profundo pozo hacia las más profundas entrañas de la gélida montaña.

El camino se ensancha un poco y aunque el camino sigue, allá delante, incrustado en la pared como una imagen irreal hay una construcción completamente hecha de hielo. Totalmente antinatural. Cualquier enano sabe que el hielo no perdura así eternamente, así que debe tratarse de brujería .... o hay alguien manteniendo este lugar.

Observais un buen rato con recelo, escuchais atentamente pero ni un solo sonido parece interrumpir el falso silencio que ha caracterizado al laberinto en vuestro viaje, sabeis bien que en cada grieta del hielo se esconden al menos diez formas de morir. Nada parece moverse y aunque el templo no os anime a entrar, la curiosidad hace que os acerqueis despacio para observar de cerca tan extraña aparición

 El pecho de Zulf se movía agitado, la ascensión había sido dura, y más teniendo presente la talla de los enanos. Había resultado una subida dura, y más con la constante amenaza de resbalar por el hueco y precipitar con eso a todo el grupo a una caída libre.

 Pero una vez arriba, parte de la tensión se fue, mientras recuperaba poco a poco el aliento. Contemplando en el límite de su percepción una construcción antinatural.

 - ¿Y eso... qué es?

 No puede evitar que escape de sus labios ese quedo susurro.

Vamos, maleante-dijo a Plik dejándolo en el suelo-. Ya hemos llegado a llano. No puedo llevarte todo el día a cuestas...

El sitio era genial. Primero habría que ver cómo de grande era por dentro, pero quizás habría espacio para mudar a todos los enanos aquí. Y podrían comer hombres-pez y estarían más cerca de la zona para comerciar con los elfos. La ubicación era muy buena.

Bah... menuda tontería... ¿Cuando se ha visto a un enano vivir toda su vida en el interior de una montaña? Es una idea absurda. Seguro que no se adaptarían.

Ante las expresiones de sorpresa y admiración de los enanos, Habib lanzó un conjuro de luz para ver qué tenían delante. Parecía una construcción fantástica hecha del cristal frío que cubría las paredes de la cueva. De alguna manera pensó que no podía ser normal. Podía ser una ilusión o quizá una construcción mágica. Pero de qué magia se trataría. Muchas preguntas pasaron por su mente, aunque estaba atento y excitado. Tanto, que nada le pasaba inadvertido. 

Zybax asintío, moviendo su cabeza arriba y abajo una y otra vez, como si se esperase encontrar lo que se habían encontrado - Supongo que esto es lo que buscabas - le pregunta al humano que ha curado sus heridas una vez que vuelve a encender su luz mágica - Y supongo que deberemos entrar - continúa en parte por considerarlo su deber y en parte por curiosidad

Bueno-se encogió de hombros-, Habib fue el que percibió a su amigo en esta dirección... ¿Qué dices, Habib? ¿Percibes que está dentro? O, por lo menos, ¿reconoces las estatuas o esta arquitectura?

La verdad es que Vorth había dudado de la existencia de ese supuesto amigo especial, pero si estuviera perdido en el laberinto, este sería un refugio estupendo para esperar ayuda. Ya como mínimo evitabas que ningún bicho grande te seguiese por las estrechas escaleras. ¿Pero qué ha estado comiendo todo este tiempo? Están muy arriba para encontrar agua con peces haciendo un agujero en el hielo.

El guante vuelve a estremecerse, esta vez reaccionas mejor y puedes observarlo, es totalmente imperceptible para la gente de tu alrededor, el montón de válculas de su interior son las que tiemblan, vibran y traspasan sensaciones a través de tu piel... el guante siente... ¿Miedo? Dentro de este templo hay algo relacionado con el guante, y éste lo percibe y tiembla de miedo. Sientes que sintoniza contigo, te expresa esta idea sin que tú, ante el verdaderamente inesperado templo de hielo, veas nada aparentemente peligroso.

Pero como dice la gente de por aquí... "El hielo es peligroso, y las hachas también"

Los enanos parecen excitados por el hallazgo, pero Habib parece ensimismado. Algo le pasa. Su rostro es de preocupación. Después de unos largos segundos se dispone a hablar.

Detecto, a través del guantelete, un peligro. Debe ser poderoso. De eso estoy casi seguro. Sé que debo entrar, pase lo que pase. Pero vosotros ya me habéis ayudado bastante. Si queréis esperadme aquí, lo comprenderé. Sea lo que sea, le haré frente, aunque sea en solitario. Si tardo mucho, es que he muerto. No me esperéis. No perdáis el tiempo en un lugar inhóspito como este. Sólo habladle de esto a los elfos. Quizá ellos sepan qué hacer.

Adreim, dio un paso adelante en dirección a la construcción de hielo sobrenatural. Su luz describía sombras cambiantes en la superficie en relieve de la misma. La luz se le acercaba y la majestuosidad del lugar era cada vez más evidente: helada, además de dura como el cristal. 

- Siempre la misma historia. Dijimos que te acompañaríamos y eso haremos... despues de todo tenemos una única palabra. Por algo somos enanos - por un momento, más allá del nivel de locura que demostraba en el combate Zybax fue el claro ejemplo de la cordura enanil.

Serio, reservado, siempre listo para la batalla y sin ánimo de bromear, pero demostrando con su actitud que sus palabras eran tan formales como su firma... si el enano supiera firmar.

- Por lo menos yo te acompañaré... todavía no terminó el día que me comprometí a darte -

¡Qué remedio! Yo también te acompaño. Nos contaste toda esa palabrería del guante y de las gemas... Se supone que también es importante para nuestro mundo, no solo para el tuyo.

Vorth cuchicheó unas palabras mágicas. Según Habib, el guante detectaba peligro, así que mejor protegerse con la magia del frío. Al instante, los cristales de hielo del aire se solidificaron en torno a Vorth en forma de armadura.

Ahora sí. Uhm... ¿Plik?

Sobre el armiño, que estaba a los pies de Vorth, también había caído algo de hielo formando una barda.

El humano se detuvo ante las palabras de sus compañeros cuando llegaron. 

Reconozco que los enanos sois un pueblo de palabra. No volveré a insistir para que os quedéis o me dejéis. Gracias de todo corazón. He hizo el gesto universal del desierto, tocándose el pecho dos veces y ofreciendo su corazón tras abrir la mano hacia el otro. 

Estaban ante las puertas. Habib no encontraba nada significativo. Por mí, avancemos. 

Entrais, las sombras que refleja el bastón de Habib se alargan fundiéndose con la oscuridad total del techo. Todo cuanto hay aquí está hecho de hielo. Los gruesos y redondeados pilares de la entrada no empequeñecen el túnel abovedado que se adentra en la estructura glaciar. El suelo es de hielo muy pulido, aunque un paso firme evita los resbalones. No muy lejos, en algun lugar del laberinto un pedazo de hielo se desprende estrellándose en alguna pared cercana y desparramándose.

Habib mueve el bastón, buscando inscripciones, el grupo de enanos avanza detrás pertrechados y armados hasta los dientes como mercenarios recién pagados. Recorreis varios metros por el pasillo en línea recta, a los ojos de los enanos apenas han perdido de vista la oscura entrada hace unos minutos cuando llegais a una enorme losa de hielo perfectamente esculpida, muy seguramente, a modo de puerta ante otra instancia.

Al avanzar hacia ella, aparecen dos figuras de mediano tamaño, pero aglomeradamente formados. Completamente hechas de hielo, con grandes colmillos y un cuerpo en constante movimiento. El hielo aparece y se superpone al anterior dando la falsa sensación de que el ser está a punto de crecer. Ambos mueven sus bocas, un sonido a hielo picado y agua moviéndose surge de ellos sin que ninguno de vosotros pueda entenderlo.

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Al terminar de hablar, apenas esperan un minuto antes de lanzarse sin más palabra contra vosotros

La tensión por la espera hizo que el grupo se preparase para lo peor antes del inevitable ataque. Los guardianes esperaban alguna respuesta que no llegó. Iban a defender lo que hubiera tras la puerta. Habib quería emplear su aliento contra los guardianes de hielo antes de que sus compañeros atacasen. Por ello, dijo antes de actuar:

Esperad a que lance mi fuego.

Sus pulmones se inflaron sobrenaturalmente y de ellos surgió una bocanada de humo, seguida de un abanico de fuego enorme hasta que su pecho cobró su forma habitual. Había transformado su energía mágica en fuego de dragón. 

Ahora podéis atacar sin peligro, amigos. Dijo con la respiración entrecortada. Debía suponer un gran esfuerzo lo que acababa de hacer. 

- Eso si es un buen truco - alabó Zybax mientras avanzaba y desenfundaba su hacha... pese a que empezaba a enfurecerse por la presencia de los dos seres de hielo tuvo la suficiente presencia de ánimo como para intentar rodearlos antes de dejar caer su arma que aferraba con sus dos manos y hundirla con su peor animo enano en el cuerpo del ser que tenía más cercano

¡Banzai...! Digo... ¡Van zaitrillones de hostias sobre vosotros, caras de hielo!

Vorth carga contra el guardián que queda, blandiendo el bastón por encima de su cabeza como... Como haría Zybax con su hacha, pero con resultados más nimios.

Ehm... ¡Te lo he dejado preparadito, Zulf! ¡Cárgatelo!

Plik, que había zigzagueado entre las piernas de Vorth durante toda la carga, se frena en seco sobre el hielo. Sus garras se clavan sin ser suficiente para frenar, y resbala dejando marcas a modo de lineas paralelas sobre el suelo... hasta que al final sí que se para. Es bastante más listo que Vorth, y no quiere meterse en estos berenjenales.

El enano alza su tridente y echando humo por la nariz carga contra el ser de hielo, el tridente se clava profundamente en una hendidura del guardián, y éste, al alzar el puño para golpear a sus enemigos, rompe el arma que recién había adquirido el valiente enano.... ¡QUE MALA SUERTE! - Ya llevaba dos armas en esta travesía.... más le valía conseguir otra pronto, si no quería quedarse sin manos

El aliento de Habib se extiende envolviendo a los dos guardianes cuyos cuerpos se despedazan mientras luchan por salir. El hielo que les cubre se desprende como las paredes de un iglú mal construido y caen al suelo resbalando a un lado. Zybax recibe al primero en aparecer haciendole mil pedazos con su hacha y dejando que sus restos se esparzan por el suelo.

Vorth golpea al segundo haciéndole estallar la cabeza al tiempo que Zulf pierde su arma. La victoria parecía bastante fácil. El guardián frente a Vorth vuelve a formar su aterradora cabeza y alzando un puño , cuya sombra cubre por completo el techo del pasillo, descarga un golpe sobre Vorth que lo pega al suelo haciendo estallar fragmentos de hielo del propio cuerpo del monstruo