Stein se adelanta al conserje.
-Tampoco tiene por qué precipitarse tanto en contarlo a todo el mundo. Nuestro objetivo sigue siendo que el pánico no se apodere del tren, aunque hayamos tenido que contar la verdad para que no dudaran de nuestras intenciones.
Wishendal se dirige donde esta Italo Crespi e intenta reanimarlo con unas palmaditas en la cara y diciendo:
-"Señor, está hablando de mi amigo y está muerto. No me parece bien que me lo hayan ocultado, pero no voy a cuestionar sus intenciones. Lo que no puede es pedirme que se lo oculte yo a mi esposa. Me parece indigno. Así que le agradecería que me deje salir. Nos retiraremos a nuestro habitáculo y no molestaremos. Si deciden comunicarlo al resto del pasaje o no ya no es asunto mio."
-Yo...he...¿ya llegamos?..he.-
Pronto Italo Crespi fue recobrando su memoria y su lucidez. Se sintió un tanto abochornado por no haber podido maneja la situación con algo mas de entereza, pero no pudo hacer mas. Sin emargo el todavía no sabía que había sucedido realmente.
-Yo, ¿ He tenido razón, realmente era el maquinista?. ¿saben algo?. -
Crespi decidió callarse un poco sentarse donde pudiera y calmarse.
La decisión era difícil para el capitán. ¿Se lo contaba todo a toda la gente? Eso podría alertar a todo el mundo, claro que al menos haría más clara la presencia de los generales en el tren. Pero si lo ocultaban como antes, la gente podría volverse a enterar, sería difícil que la esposa del revisor y éste se callaran, y tampoco esperaba demasiado del italiano y la civil.
Había que actuar con diligencia y adaptarse a las nuevas circunstancias. Habían posibles terroristas en el tren. No era hora de jugar a los secretos, tenían que actuar.
-Me temo que tendremos que informar a todo al mundo, al menos de que ha habido un atentado y que es hora de que nos encarguemos de que nada más vuelva a suceder. Tomaremos el control e intentaremos llegar al origen de todo ésto. Se tomarán represalias si hay que hacerlo, aunque tampoco molestaremos a nadie si no hay pruebas contra ellos, así que colaboren con nosotros y seguirán como hasta ahora- dijo esto último dirigiéndose a los civiles.
Wishendal al ver que se recobra Italo Crespi, se reincorpora y escucha al capitán, una vez que termina responde:
Voy al vagón-civil para comunicar la situación al resto de los pasajeros. Avisame cuando pueda postear en esa escena.
El teniente Wishendal sale del Vagón restaurante en dirección hacia el vagón de civiles.
Un escalofrío recorre la espalda de Romina. Pero espera que vuelva el signore Kassel para pedir algo de esa sopa, que se le antoja deliciosa.
Stein se acerca a Matog, para decidir sus planes. Intenta alejarse de los civiles y habla en voz baja.
-¿Qué opina, usted, capitán? ¿Cree que hice bien contando la verdad? Me pareció la mejor forma de poder vigilar el tren y evitar hechos similares a los que se dieron en el vagón del maquinista. Además, ser transparentes nos puede ayudar bastante- Stein se alisó el traje con una mano- ¿Y bien? ¿Qué sugiere que hagamos a partir de ahora?
Anarpa!!! No me abandones!!!!!!!!!!!!!!!!!! xD
Fiodor Kassel se retira en busca de su esposa.
El capitán Stein conversa en voz baja con el capitán Matog y el teniente Senn
-Si hubiese sabido que iba a armar tanto revuelo hubiese callado.-
Dijo Italo en voz alta. Las gotas de sudor le surcaban el rostro. Cualquiera hubiese dicho que estuvo a punto de sufrir un ataque cardiaco. Nunca antes habia estado tan "cerca" de la muerte y la idea de que haya un asesino en el tren ahora lo perturbaba muchisimo mas.
¿Y ahora?
Repentinamente el tren pega un brusco frenazo y comienza a perder velocidad rapidamente produciendo un profundo chirrido.
Todos los que estaban en pie pierden el equilibrio y terminan en el suelo.
¡Oh por Dios! Romina se persigna luego de la aparatosa frenada. ¿Hemos chocado?
Setein hace lo imposible para no partirse el cuello contra el suelo. Afortunadamente su brazo frenó antes la caída y evitó ninguna herida grave. Miró a los oficiales que estaban con él y gritó.
-¿Qué pasa ahora? Tenemos que saber qué ha ocurrido aquí. Otra vez no puede pasar lo mismo.
Wishendal entra acaloradamente y dice a los presentes:
-¿Otra vez?Oh dios santo hagan algo.-
Esto se estaba poniendo realmente peligroso y a Italo no le gusta el peligro. Se acurruco en uno de los sillones y se quedo agarrando firmemente uno de los apoya brazos.
- Maldita sea, no debimos dejar solo a Berger.-Digo con tono de enfado.
En aquel momento temía haber perdido a uno de los nuestros por la mala gestión de la situación, en ningún momento se debió dejar solo al alférez y rezo porque este equivocado; aunque mi mente se pone en lo peor.