Partida Rol por web

El mediano había decidido no involucrarse en aquella lucha. Habían forzado una lucha contra unos seres que no buscaban mal alguno, de hecho casi tenían cerrado un trato. El mediano todavía tenía la antorcha entre sus manitas. Si ganaban las luces tenía algo que orfrecerles, ¿pero ahora que planteaban? ¿Qué plan tenían entre manos? La única oportunidad que tenían de encontrar a la exploradora era con aquellas lucecitas, porque parecía que Jadewo no había lanzado correctamente las flechas o alomejor no había funcionado. ¿Quién sabe? Sea como fuera si aquello no había funcionado tendrían un grave problema...
 

Los fuegos fatuos esquivaron el orbe ácido de Aire y la estocada de Jadewo. Flame caminó hasta hallar el ángulo adecuado, haciendo que sus pies chapoteasen en el agua pantanosa. El aliento ácido alcanzó de refilón a la que había lanzado el proyectil mágico.

Tangrem y otro de los peones fueron a atender al herido, pero ya era tarde.

¡Está muerto!-certificó.

Mientras, los demás preparaban las defensas. Leiath conjuró un círculo protector, que afectaría a todos los que estuviesen a diez pies de la sacerdotisa. El eunuco echó unos polvos... La "piel" de las criaturas absorvió el polvo brillante, haciendo que Onfale recordase aquelló que leyó una vez sobre los fuegos fatuos: inmune a la mayoría de conjuros mágicos.

Entonces llegaron los proyectiles mágicos. Uno a cada orbe luminosa. A los tres que estaban a la altura del carro, los proyectiles les afectaron normalmente... Sin embargo, al que estaba volando más alto, el proyectil le rebotó y volvió contra Alice explotando en las mismísimas narices de la maga.

De pronto, los cuatro fuegos fatuos se volvieron invisibles. De nuevo silencio.

A ver si lo he entendido... hay dos tipos de luces: una que ataca por descarga eléctrica, a la que le afectan los misiles mágicos, y otro que ataca con misiles mágicos y que los refracta, ¿no?

Una nueva luz volvió a aparecer en la parte delantera de la caravana, a unos veinte pies de altura, lanzando un proyectil mágico a Flame. Asustada, miró a todos... ella era el nuevo blanco. Estaba sentenciada. La espadachina cambió el color de su aura y desenvainó a Ayash, preparándose para lo peor...

Jad, viendo el destino corrido por el mozo y que ahora la amenaza se cierne sobre la rubia Flame, se acerca raudo a ella para lanzar sobre la chamán dragón una guarda, a la espera de que aparezcan de nuevo esos seres y poder hacerles frente.

¡Había de dos tipos!- El eunuco se golpeó la frente con la palma de la mano para castigar su estupidez. Resuelta ya la duda sobre el porqué Jadewo y él se contradecían con las informaciones, el mago se concentró de nuevo en el combate. Pero justo en ese momento sus enemigos repetían la misma técnica usando esta vez de objetivo a Flame. Una pena que su magia no hubiera servido para mantenerlos visibles. No le quedaba otra que esperar a que alguno apareciera. Creyéndose protegido por sus dobles de mentira las manos del mago se untaron en los aceites aromáticos y adoptaron el mudra Alapadmam.

No solo formidables y efectivos, además empleaban una táctica que bien podría significar la muerte de muchos de sus amigos. Había que hacer algo para quitarles esa ventaja, pero qué podría hacer ella? Llegaría con su limitado poder a descubrir a aquellos entes? Había que probarlo.

De nuevo, la seguidora de Hala rezó mientras se sujetaba el medallón con fuerza.

Aire se sentía inservible. Veía que sus conjuros no hacían efecto y, para colmo, algunas de aquellas luces rebotaban los proyectiles mágicos, que había pensado utilizar aunque su potencia fuera menor. Empezaba a sentir la desesperación, pues parecía una batalla de desgaste. Si los fuegos se hacían invisibles y hasta que no aparecieran no podían atacarles, ellos poco a poco minarían sus defensas. Y no estaba la situación entre las brumas como para acabar todos muertos o muy reducidos.

Esta vez, convocó un orbe de menor poder, pero que podía hacer igualmente daño. Su energía iba disminuyendo, y las alternativas también.

Flame se sintió incómoda al pensar que no podía hacer nada contra aquellas criaturas. Ayash estaba demasiado lejos y tampoco era capaz de apuntar si no podía verles. Por eso la chamán decidió recurrir a un objeto que tenía guardado desde hace bastante tiempo. 

Tomó una especie de polvo, dio un paso atrás para que Jadewo también fuera afectado por él y rápidamente lo lanzó donde ella se encontraba. Confiaba en que la nube lo distrajese lo suficiente para que no les alcanzase cualquier ataque que lanzase sobre ellos.

Viendo la situación, la maga se preparo para el siguiente hechizo. Malditas luces bastardas

El mediano se quedó tranquilo, era neutral en aquel combate. Sus futuros amigos saldrían reforzados de aquel combate, sea quien fuese. Claro, le daba cierta lástima que fuese así, pero parecía que la bruja del demonio había sido poseída por su diosa. Lógicamente siempre pasaba estas cosas con los fanáticos religiosos, por eso Fosco no era muy creyente y no le caían en gracia este tipo de personajes. Siempre predicando y luego te ponían a parir por las espaldas. ¿Además por qué debía intervenir el mediano? Ni si quiera le preguntaron si quería participar en aquel combate...

Cuando Leiath terminó de conjurar el sortilegio, los otros cuatro seres luminosos se hicieron visibles a la vez. Los tres más cercanos a Flame flotaban titubeantes, confusos por estar rodeados de cinco personas que estaba conjurando vete tú a saber qué. Aire volvió a lanzar un orbe ácido precipitadamente.

Onfale se lo pensó más... Entre sus posibles objetivos, estaba la luz que volaba alto, pero que como lanzaba proyectiles mágicos, era un Nyzh. Y los Nyzh son inmunes, como bien demostró Alice. Otro de sus objetivos volaba bajo, junto a Fosco, en lo alto de la antorcha encendida que el mediano aún portaba. Onfale sabía que era un Nyzh porque busca el fuego de la antorcha para sanarse. Los cinco proyectiles mágicos fueron a uno de los objetivos que estaba cerca de Flame. Y dieron de lleno, sin rebotar. Bingo.

Flame, tomando medidas desesperadas, lanzó el polvo de dispersión para tratar de ocultarse. La nube que creó era totalmente incolora, pero refractaba la luz como una lupa, haciendo que la chica pareciese más alta o gorda o cabezona cada segundo. Eso no evitaría que los proyectiles mágicos impactasen contra ella... de hecho...

¡Pium!

El nyzh que estaba junto a Fosco le dió de lleno a Flame con el misil místico. Las otras tres luces, a todas luces fuegos fatuos, se lanzaron a tocar a Flame. La mano de Jadewo fue más rápida, protegiendo a Flame de la bioelectricidad que producían las aberraciones. Sin embargo, al no haber sufrido daño, el escudo ácido que protegía a Flame no dañó a las criaturas.

Aprovechando que los entes aparecieron para atacar a Flame, el joven lanzó un par de tajos contra las luces, esperando herirlas, tal vez más para ahuyentarlas que para destruirlas a todas, pues ciertamente parecían unos adversarios temibles.

La fortuna quiso estar de su parte, y el filo alcanzó a una de ellas, arrancando parpadeos de la luz...

De nuevo Onfale repitió gestos y palabras sáncritas. De nuevo proyectiles mágicos impactaron en el mismo fuego fatuo, el mismo al que atacaba el otro Caballero del Rey Bob. Tenía la esperanza de que, acabando al menos uno de ellos, haciéndoles ver que podían morir contra aquel grupo de aventureros, lograran hacerlos entrar en razón. Si eso no daba resultado el perfumista ya había fijado su objetivo en el Nyzh que estaba a su alcance, volando más bajo. Parecían seres realmente difíciles de herir pero si no probaba nunca lo sabría.

La maga lanzó el hechizo que sabía que era más efectivo contra los fuegos fatuos, el sempiterno proyectil mágico. Nunca deberíamos haber confiado en esas luces.

Satisfecha una vez más por que Hala les ayudase y mostrase a las luces, se dispuso a emular a sus compañeras magas. Ella no haria tanto daño pero.. gotita a gotita.

-¡Hola, bonita!- decía Fosco a la luz que se posaba en su antorcha. El mediano no tenía nada mejor que hacer durante el combate que hablar con aquellas criaturas. -Siento mucho la educación de mis compañeros... Esto no tenía que haber acabado así...- decía arrepentido. Aquel grupo sólo tenía palabras de ofensa, amenazas y malos modales. Para colmo se considerarían propietarios de la razón, ¿sería el azufre de los infiernos los que les hiciesen tener aquellos delirios? Quizás un trombo o la pérdida de tanta sangre. Quizás ir al otro barrio y volver te volvía imbécil. Sea como fuere la única ayuda que tenían eran aquellas lucecitas y las estaban matando. Como cuando Jadewo se creyó un gran arquero... parecía que aquel grupo estaba asumido en una mala gestión por parte de su todo poderoso líder.

Con gran esfuerzo y trabajo, el combate se fue decidiendo a favor de los dos patas. La estocada de Jadewo dejó a una de las criaturas bastante tocada, y cuando Onfale empezó a conjurar sus proyectiles, los de Alice se le adelantaron. La primera aberración cayó. Fue bastante extraño, porque dejó de brillar, y lo que quedó fue un pellejo arrugado y lánguido, como un corazón de vaca, que fue perdiendo altura suavemente hasta tocar el suelo.

Sus compañeros luminosos no emitieron ni un solo grito de dolor por el camarada caído, pero empezaron a cambiar de color, parpadeando, alarmadas. Onfale y Leiath dirigieron sus proyectiles contra el siguiente fuego fatuo. Viendo peligrar su vida, la luz ascendió, para quedar fuera de las espadas de Flame y Jadewo, y poder así huir alejándose a cierta altura.

El último fuego fatuo trató de ir a por alguno de los que lanzaba proyectiles mágicos. Concretamente a uno que se parecía muchísimo a Onfale, pero que solo era una ilusión.

En cuanto a los Nyzh, uno de ellos disparó un proyectil mágico a Alice en las mismísimas narices del eunuco, mientras se mantenía calentito en la antorcha, como para provocar a la maga pelirroja y que se metiera con alguien de su tamaño. La otra siguió flotando a gran altura. Ninguna dijo nada a Fosco, pero sí habían empezado a cambiar de color, significase eso ira, llanto o risa megalomaniaca.

- Fosco! Apaga esa antorcha, por tu madre!

Sí, la bruja estaba alarmada. No estaba segura si la actuación del mediano se debía a que era tan tonto que no había comprendido las palabras de Jadewo al prevenirlos sobre la curación de aquellas luces o si lo hacía a propósito aliándose con sus enemigos. Tanto una cosa como la otra no la hacían ninguna gracia.

Aquellos seres eran casi intangibles pero no pasó desapercibido al ojo del mago que el que había caído por los proyectiles mágicos de la maga roja dejaba en su muerte una especie de fina mortaja mortuoria. Si había materia había posibilidad de dañarla y más aún con un arma de la calidad de la que portaba el perfumista. Así lo intentó cuando el nyhz conjuró un proyectil pero se le escapó como el agua entre los dedos.

Maldita sea.- Ne era de lejos tan buen guerrero como Jadewo pero las circunstancia, sobre todo llevar un harén con tanta bruja, le hacía a veces tener que suplir ese papel. La necesidad hace a los hombres y en eso el eunuco, a pesar de no tener lo que tenía que tener, no era diferente. La siguiente estocada toco algo. No sabía si un órgano importante de aquella cosa pero sí que sintió que algo se desgarraba. Se deleitó con esa sensación en ese instante.

Leiath por su lado gritaba a Fosco que apagara la antorcha. Los ojos azabaches del eunuco se clavaron en el mediano a través del velo que suponía el nyzh y que enturbiaba la imagen de su ex-lacayo.

- Fosco, o te quitas de ahí o te quitamos de en medio nosotros.-  Era una amenaza clara, en un tono tranquilo y sosegado, pero gélido. Le daba igual que fuera su falta de cerebro, su estupidez, o ganas de fastidiar. Si el entrometido mediano ayudaba, inconscientemente o no, a aquellos seres se convertiría inmediatamente en su enemigo. Onfale no estaba para bromas. Ya le habían dado una oportunidad y la había desaprovechado.