Alaster no le cantó las cuarenta al druida para comprobar si era cierto que el calibán estaba diciendo algo. ¿Un "extraño vengador"?, se preguntó extrañado. Quizás al elfo le está afectando algo más que unas luces... Estaba a punto de dar un paso, pero entonces recordó las palabras del presunto Garzhal. ¿Qué habrá querido decir con eso de que estoy en varios sitios, de que eso será mi perdición y de que no debería moverme? Para desgracia de Alaster, sin conjuros útiles ni objetos que pudieran servirle, moverse era lo único que podía hacer. Comenzó a caminar hacia la voz de Grischler.
La voz de Inglanar resuena por las paredes de la casa. Al parecer está controlado por un extraño vengador. Esto puede ser peligroso. El mago encuentra al elfo y su oso y avanzan juntos por la casa hasta dar con lo que parece un pasillo con varias puertas entreabiertas.
Tras de ti oyes el parloteo amanerado del elfo y del humano que le acompaña. Por lo visto están discutiendo sobre no se que de los vengadores.
Les he dicho que has dicho que te invade un extraño vengador XDDDDDDDDD
Tobby gruñó al escuchar a Alaster.
Ten cuidado, mi osito es muy delicado cuando se meten conmigo dije, casi escupiendo las palabras. Seguí caminando lentamente hasta llegar a las puertas.
¿Alguna idea o buscamos en todas?
—¿Tienes una idea mejor? —dice Alaster, moviéndose ya con la máxima discreción posible (para él) hacia la puerta entreabierta más próxima, daga en mano, con la intención de asomarse.
Motivo: Sigilo
Tirada: 1d20
Resultado: 8(+1)=9
Motivo: Sigilo
Tirada: 1d20
Resultado: 5(+1)=6
Perdona la doble tirada: el primero fue el 9, aunque supongo que da igual... XD
El mago y el druida se encuentran al caliban que parece estar moviendose con un bailoteo (o lo que los calibanes entiendan por bailotear)
Pasais una puerta y las luces y el ruido desaparecen. Os encontrais en una sala bastante grande, mucho más de lo que cabía imaginar para el tamaño de la casa. Con todo lo vivido seguramente se trate de una alucinación o una ilusión provocada por el torrente arcano, pero el caso es que la sala está a dos alturas. En donde os encontrais vosotros podeis ver cuerpos muertos en el suelo, con un atuendo similar. Una especie de uniformes violetas en plan togas. Llevan un distintivo al cuello, un ojo en llamas, tambien violeta. En unas escaleras a la derecha, veis el acceso a la parte superior de la sala. Al pie de las escaleras hay un perro de pelo azul, tambien muerto, Y al final de las escaleras una especie de centauro, con rasgos dracónicos intentando manipular las energias de lo que parece un portal mágico.
A simple vista, ni rastro de Garzhal, aunque el sujeto del portal parece muy concentrado en su tarea y no se ha percatado de vuestra presencia.
Realmente da lo mismo. Cegados y con el ruido extraño, si hay alguien en la casa que os pueda ver, creeme que tres tios, uno de ellos caliban y otro acompañado por un oso necesitarias un 400 en un d20 para entrar sin que se den cuenta XD
Motivo: Saber (Arcanos)
Tirada: 1d20
Resultado: 15(+8)=23
Tiro por Saber (Arcano) para ver si entiendo qué estoy viendo. Concretamente, para ver si entiendo si el portal es bueno o malo que esté abierto y si ese "centauro dragonoide" está trabajando para cerrarlo o abrirlo.
El dragonauro (por ejemplo) es malo. Eso lo sabeis todos. El bicho tiene escamas azules y por todos es sabido que los dragones azules son malos. El portal ya no te queda tan claro. Lo mismo si pierde la concentración el portal se traga al individuo que lo mismo desparrama más gente por la sala. Es un misterio, nunca habias visto nada igual.
Motivo: Saber (Historia)
Tirada: 1d20
Resultado: 6(+8)=14
Motivo: Saber (Geografía)
Tirada: 1d20
Resultado: 16(+8)=24
¿Tampoco me suenan los cadáveres uniformados? De otra época, de otro lugar, de alguna organización, de Garzhal... ¡O el perro! Tiro por Saber (Historia) y por Saber (Geografía), aunque ya supongo que me habrías dicho algo así.
Por metajuego y si has jugado al wow lo mismo tienes suerte, pero no. No tienes ni pajolera, nunca habías visto nada igual y no te llaman la atención más de lo necesario.
—Vale: definitivamente no tengo ni idea de qué es lo que estoy viendo —dijo el mago más para sí que para sus compañeros.
El mago era consciente de que si perdía un segundo sus compañeros pasarían al lenguaje de las armas. Bueno, Alaster, se dijo: si quieres dialogar, más vale que te des prisa. No obstante, tomó la precaución de cargar su ballesta y apuntar al "dragonauro" antes de gritar:
—¡Eh, tú! ¿Quién eres?
A saco, Paco: por si se muestra hostil, Alaster tiene el dedo en la palanca.
Las ganas de golpear a Alaster en la nuca tras preguntar a aquella criatura hicieron que me recorriera un cosquilleo en la palma. Mis ojos hubieran lanzado cuchillas al humano de ser posible tal azaña.
Venga, ponte en una bandeja y que te coma refunfuñé
Los buenos modales para los bailes de salón, Alaster cogí el arco y la flecha, apuntando a la cabeza del ser.
El dragonauro no parece haber oido a Alaster, y si lo ha oido ha pasado de él muy elegantemente. Tal vez la concentración a la que se está sometiendo no le deje hacer ninguna otra cosa, aunque sea hablar.
Tras reencontrarme con el grupo, y dejar de sentir ese sabroso ritmo vengador, dejamos la habitación. Pero la siguiente no deja de ser otra sorpresa, y aunque no hay ruidos, sí que hay un bicho feo, grande y malo, al lado de un extraño portal.
Así, y tras medio escuchar las palabras del resto, sólo puedo hacer una cosa, y es lo que mejor sé hacer. Partir cosas por la mitad con mi hacha...
Por si no queda claro, focus dragón mago.
Puse los ojos en blanco. El mago grita y el bruto golpea parecía que estaban entrenado para esto. Me quedé esperando a la reacción del dragonauro. Si no atacaba, Inglanar se le cargaría solito.
Con una expresión despectiva, Alaster comenzó a alejarse del elfo.
—¡No, claro! Criticarlo todo y no aportar absolutamente nada es claramente mejor idea, ¿verdad, elfo? —comentó el mago con abierto desprecio, apenas mirando hacia el druida—. ¡Psché...! Tú, mucho hablar y poco actuar...
Lo primero que hizo a continuación fue acercarse a uno de los cadáver y arrancar de un cuello frío y muerto uno de esos colgantes violetas tan extraños con forma de ojo en llamas. Guárdeme esto, señor Vyechislav, pensó para sí mientras metía el colgante en su bolsillo. A continuación, cogió otro objeto cercano* y lo lanzó en dirección a la criatura, más para llamar su atención que para darle**.
—¡EH, TÚ, BICHO! ¿No me has oído? -gritó Alaster volviendo a apuntar al monstruo con su ballesta cargada-. HE DICHO QUE QUIÉN ERES.
* Un objeto cualquiera, lanzable, incluso otro colgante.
** El tiro no es muy concreto: en la dirección del dragonauro y con tanta fuerza como para sorprebasarle en caso de no darle.
El tiro del mago se queda un poco escaso. Es más que evidente que no era campeón de barra castellana en su pueblo. El colgante va rebotando por el suelo hasta ir a parar débilmente a una pata del dragonauro. El semi-dragón no se inmuta, y observais como, al darle el colgante, y eso que el golpe ha sido sumamente leve, se levanta de manera automática una barrera azulada y blancuzca en torno a él. El rayo y el portal que está trabajando quedan fuera de su barrera. Eso no impide que Inglanar se abalance con furia y frenesí, pero de poco le sirve. La barrera protectora repele el ataque del bárbaro sin problemas, lo cual permite al dragonauro continuar su complejo ritual y su estado de concentración. Una voz femenina resuena de lo alto de la sala
- Yo que vosotros lo dejaría tranquilo. No es que os vaya a hacer nada, pues no es un combatiente muy hábil, pero si ese portal no se cierra debidamente toda esta ciudad está perdida.
La voz le resulta muy familiar a Alaster. La comadreja del mago se revuelve como una centrifugadora en el bolsillo.
¿Es la voz de la sexy mujer de la Atalaya?
Si, solo que ahora no es tan sexy y sugerente, sino más hablando en serio.
Alaster reconoció la voz al momento.
—¡Por los testículos mágicos de Azalin! —exclamó Alaster, buscando con la mirada por los rincones del techo—. Vaya, vaya... ¡Alice! La buena de Alice... ¿Qué tal todo desde la última? ¿Qué tal Harkor? ¿Y los niños? Pero, sobre todo, cuéntame... ¿¡QUÉ COJONES ESTÁ PASANDO AQUÍ!?
Tranquilo, amigo, pensó el mago al notar la agitación de su familiar.