Partida Rol por web

La figura del mediano y del bárbaro cobran nitidez hasta aparecer completamente. Volveis a estar todos juntos en el linde del bosque con la atalaya frente a vosotros. Los ruidos que os llevaron a separaros ahora han ido menguando hasta desaparecer por completo. 

—¿Eh? ¿Dónde está la camarera? —pregunto al mediano— ¡Maldito seas tú y tu magia! ¡Para una vez que tenía algo interesante que hacer! ¡Ahora no tengo nada, ni camareras, ni dinero, ni nada! ¡Te voy a... —diciendo esto, lo agarro por la perecha, ajeno a que el grupo está reunido otra vez.

El mago dejó de rezar en el momento en el que sintió que los cuerpos de sus compañeros recuperaban la materialidad.

-¡INGLANAR! -gritó al calibán tratando de que prestara atención y, de paso, no estrangulara al mediano-. ¿Dónde habéis estado? ¿Qué os ha pasado?

Sí, venga, en este momento de reuniones, toca contar lo que hemos visto cada uno, ¿no?

Mm... Hablando de reuniones... Silbé de manera baja, pero penetrante. Pasados unos segundos, se escuchó como algo corría hacia nosotros. Un oso negro con la lengua fuera apareció entre unos matorrales, y me saltó encima, tirándome al suelo y chupándome la cara.

¿Recordáis a Toby? Venga, aparta.

—¿Eh? ¿Qué? —digo soltando al mediano, al darme cuenta de que estamos reunidos con el grupo de nuevo. Parece que la ilusión se ha desvanecido. ¡Pero yo prefería la ilusión!

Con todo, cuando el mago me pregunta, sólo le puedo decir—. ¿Que dónde hemos estado? En una taberna. Allí luché con un tal Mariflowers, un elfo al que aniquilé. Y luego contra Genosida, la Mala Bestia. Ese sí que era duro. Después llegamos aquí, por culpa del mediano...

Y diciendo esto, me lanzo otra vez a por el mediano, cuando un oso negro aparece. Lo único que puedo hacer es quedármelo mirando, y decir— Para lograr que un animal desarrolle el máximo de su potencial natural, nunca se le deben reprimir sus instintos ancentrales —digo sin saber muy bien qué significa—. ¿Quieres que haga lo mismo que con Genosida?

¿Quieres que te meta al mediano por detrás, Inglanar? A Toby no le toques

Alaster conocía a Inglanar y sabía cómo reaccionaba el calibán a ese tipo de amenazas.

-¡Eyeyey! ¡Nadie va a tocar a ningún oso y nadie va a meter a maese Bullipae por el orto de nadie! -intervino Alaster colocándose con los brazos extendidos entre los dos individuos (aunque procurando que ni el oso ni el calibán le arrancaran una mano de un mordisco)-. Inglanar: es obvio que no has estado en ninguna taberna REAL. Seguimos aquí, en la Atalaya -apuntó el mago, echando un ojo a la ominosa presencia que se levantaba a su espalda-, en una zona a la que los habitantes tiene miedo... ¡No hay ninguna taberna por aquí, cabeza de chorlito! -Temió haberse propasado con el temperamental guerrero y tragó saliva.- Igual que yo, que creí encontrarme en una fiesta, habéis sido víctimas de una ilusión, probablemente debido a una misma persona: una tal "Alice" a la que conocí. O a la persona tras ella. -Señaló con un vago gesto al druida.- Grischler, al parecer, creyó encontrarse entre druidas como él, persiguiendo y cazando sombras. Lo único en común fue que parece que ambos conocimos a un enano, Kheros. -Se giró hacia el enano y el elfo, cruzando los brazos.- Bien, amigo enano: vuestro turno de contar lo que visteis. 

De improviso estábamos todos reunidos de nuevo e Inglanar me había agarrado por la pechera, cuando quise revolverme me volvió a soltar y di varios pasos hacia atrás.

- Pues eso estuvimos en la ilusión de una posada, y aquí mi amigo se peleo con todos los parroquianos posibles.

Vayaaaa un oso, comente ilusionado mientras me acercaba a el, hola toby, le dije mientras me acercaba para acariciar su pelaje

¡Un momento! ¿Vosotros dos estuvisteis en la misma ilusión a la vez? ¿No estuvisteis solos? Dijo mirando a Dedoslargos y a Inglanar.

Yo fui el único que no sucumbió ante la ilusión, quise tratar de perseguiros pero si insistía me podía ver arrastrado hasta allí.

Yo hablé con un enano. Averigüé muchas cosas, pero la mayoría no tenían sentido para mi.

Necesito que entre todos me describáis o me habléis de todos aquellos que conocisteis u oísteis hablar. Necesito toda la información posible que podáis aportarme para armar el puzzle que parece ser todo esto.

Intentando hacer memoria, contesto al enano— Recuerdo que había cerveza, asado, camareras promiscuas de buen ver, y un elfo, que dijo al mediano que se concentrase, además de Genosida. Pero no sé como se llamaba el elfo... —termino diciendo, encogiéndome de hombros.

Los acertijos de enanos no son cosas de semiorcos.

Cuando Inglanar terminó de hablar, Alaster se quedó en silencio unos segundos, mirando a sus otros compañeros, uno tras otro, como esperando algo.

-Vale -dijo finalmente, levantando brevemente las manos y poniendo los ojos en blanco en gesto de resignación-, veo que voy tener que preguntarlo yo... ¿Quién o qué es ese "Genosida"?

Le llamaban Genosida —contesto al mago— Ése si que sabía follarselas, bien putas. De aquel que ningún hombre puede pararlo. Cuando algo se le mete entre ceja y ceja es una máquina de matar, pero también recuerda a los amigos. O los recordaba, pues tuvo dueño. Un tal Marcelino Arensivia. Pero poco o nada se conoce de ese sujeto.

Tras esto digo—. Vamos, nadie pregunta porque todo el mundo sabe quién es. Es una mala bestia, pero no tuvo nada que hacer contra mí...

De nuevo silencio, y del tipo de silencio que cualquier grillo querría acompañar, aunque ninguno lo hizo.

-Bieeeeeen... -comenzó Alaster cabeceando lentamente como en gesto de afirmación, aunque haciendo evidente que no había entendido una sola de las palabras del calibán-. Entonces, descartando a ese viejo conocido tuyo que ha tenido el amable gesto de participar en tu alucinación... ¿Qué tenemos? -Juntó las manos en la espalda y alzó la mirada al cielo, mientras comenzaba a caminar de un lado a otro, como repasando una lección.- 1) Un elfo misterioso que le dijo a Bullipae que se concentrase (y cuya figura bien pudo haber sido la que medio se materializó justo antes de que aparecierais vosotros, Inglanar y Bullipae); 2) la mujer Alice, y 3) al menos un enano, que bien puede en realidad ser dos, o incluso tres -terminó de decir de carrerilla, y cogió aire de nuevo-. Eso, ¿no? Ah: y aclararé -dijo dirigiéndose a los dos recién llegados- que la tal mujer Alice es una tipa que trató de seducirme y retenerme, antes, durante y después de revelarse como algún tipo de bruja (o entidad, o ilusión), de presentarme a su sirviente enano Kheros y de decirme que Garzhal nos la está jugando -añadió, y alzó las cejas sonriendo, como diciendo "¡ahí es nada!".- ¿Y qué te dijo ese enano, Mevanh? ¿Recuerdas algo en concreto? ¿Algo como ese "destruid la caja, acabad con Garzhal" que nos dijo el espectro élfico? -sugirió sin detenerse demasiado, como con ironía-. ¿Os dijo algo más ese elfo a vosotros dos?

¡Espera un momento, Alaster! Aún quiero saber qué más tienen que contarnos nuestros compañeros. Grischler, cuéntanos a todos lo que me contaste ya y si puedes aportar algo de información a los nombres que estamos sacando en clave.

Luego os daré yo los datos que tengo. Dijo mientras sonreía a todos en un gesto claramente bueno y diplomático, como queriendo llegar a un acuerdo donde se solucionasen los problemas que en ese momento tenían.

En mi visión, aparecí con elfos druidas que querían liberar al bosque de las sombras que mataban a toda criatura viviente. Fuimos con luz para destruirlas, pero un enano formado por las sombras se nos apareció. Quería que nos uniéramos a él. Dijo que no quedaba nadie para salvar a Kheros. Cuando le pregunté que quién era Kheros, me dijo que la pregunta no era quién, si no qué. Según dijo, Kheros había adoptado la forma verdadera de vida aceptando el pacto con la Sombra. Ahora su cuerpo es sombra y su espíritu inmortal. Nos ofreció unirnos a su inmortalidad sombría, pero nos negamos, por supuesto.

¿Y los demás, qué tenéis que aportar a los nombres mencionados?

De repente muy alterado comencé a moverme entre el grupo,

- ¿Chicos y el elfo que me ayudo a sacar a Inglanar de allí? debemos ayudarle, tenemos que sacarle también, era un buen hombre, comentaba el mediano a todos sus compañeros mientras mordisqueaba un trozo de cecina…

—Seguro que ese tipo no existe, como las camareras o Genosida —comento desanimado al recordar que las camareras ya no existen.

-Quién sabe... -murmuró pensativo el mago, que se había detenido de brazos cruzados y se acariciaba la perilla con la mirada perdida-. Por ejemplo -añadió, pareciendo despertar-: no hace falta ser un brillante mago de la dotada estirpe de los Reckinh para darse cuenta de que los dos enanos que nos encontramos Grischler y yo son el mismo individuo. -Dirigió una mirada al druida.- Un individuo que dice ser inmortal y estar hecho de sombra, que puede estar en varios sitios (o alucinaciones) a la vez, al que le gusta hablar en tercera persona de sí mismo y que va ofreciendo tratos de inmortalidad en nombre de una entidad llamada "la Sombra"... Pero un mismo individuo al fin y al cabo. -Asintió para sí mismo.- Y a no ser que el enano con el que has hablado -continuó dirigiéndose a Mehvan- sea otra persona, ya tenemos bastante información sobre ese tal Kheros. -Se volvió entonces hacia Bullipae e Inglanar.- El elfo no parece a priori menos real, ya que todos lo hemos visto. En cuanto a la mujer, Alice, apostaría mi libro de conjuros a que es tan real como esos dos, si no más...

Alaster permaneció unos segundos en silencio, de nuevo pensativo. Entonces, retomó el discurso, volviéndose hacia el clérigo.

-...pero, de verdad... De verdad: estoy muy interesado en saber qué te contó A TI ese enano que viste, hermano Mehvan.