Partida Rol por web

- Estupendo...- Musitó al ver que Flame y Thimaz se descontrolaban de nuevo. La parte positiva es que tendrían que quedarse a descansar en el túmulo, como él deseaba. Arrugó el ceño pro el olor del vómito y los efluvios de la piel quemada. Tantas veces les había ayudado la lagartona con aquel vómito que casi se había acostumbrado a su hedor. Sin embargo, era diferente cuando la piel quemada era la de aliados.

- Trataré de que estéis lo más cómodos posible...- Dejó caer mientras sacaba su cuerda de seda dejando claro que la idea del orejas puntiagudas le parecía la mejor opción. Ahora bien, ¿cómo reaccionaría la orgullosa Flame y el desquiciado Thimaz?

Se quedó a la espera de saber la decisión del grupo. No le hacía gracia separarse de aquellos que habían demostrado una gran valentía y habilidad en el combate para quedarse de niñera. Además, si de verdad Rathandal era un agente de Strahd, bien podía estar jugando a "divide y vencerás".

- Siempre podríamos seguirle con ayuda de las bolas de cristal.- Propuso como alternativa por si alguno de los mencionados no quería acompañar al rubiales. Sin más untó los dedos en uno de sus aceites esenciales, frotó las yemas de los dedos para calentarlo, y lo extendió bajo la nariz. Sus fosas nasales eran demasiado sensibles para respirar el olor de la bilis de  Flame que viciaba el aire en aquel lugar cerrado.

Me temo que debo volver a insistir en la necesidad de recibir explicaciones sobre todo lo ocurrido y todo lo que debe ocurrir para que la criatura muera definitivamente. No veo ningun compañero que pueda mantener el ritmo nuestro y en breve yo no veré en la oscuridad, al fin y al cabo sólo soy un humano. Estas tierras no son seguras, lo habeis visto de sobra esta noche, y de nada os serviría correr hacia una muerte cierta.

Vintrhael mantiene las manos juntas a la altura del vientre, sujetando una mano sobre la palma de la otra, preparado por si la premura, los nervios o el verse descubierto, hace que el jovén haga una tonteria.
Hay algunos de los que habeis convocado esta noche que siguen bajo el influjo de las criaturas atacantes y deberiais al menos mostrar algo de respeto por haber acudido hasta aqui para saber que deseabais de nosotros. Si teneis algo de miedo por vuestra persona, no tiene sentido salvo que tengais algo que ocultar. Por favor, vayamos a reunirnos con el resto.

Thimaz se había descontrolado nuevamente, eso le provocaba gran pesar y molestia, pues no solo era alguien inútil en estas situaciones, sino que incluso podía ser un peligro para la misión. Por lo que una vez regresado al túmulo comprendió perfectamente que Onfale sacara una cuerda, pero no por ello le parecería bien del todo.

-No soy partidario de esas medidas, pero las acepto... ¡Átame a Leiath a la espalda!.

Sin lugar a dudas Thimaz no era el tipo más listo de la clase, y probablemente tampoco fuera el más avispado de la aventura, pese a ello, sus palabras eran puras y sus intenciones parecían ser buenas al dar la espalda a Onfale, con los brazos extendidos, dispuesto a tener una mochila viviente.

La maga no sabía que hacer. Tenía curiosidad por ver esa reliquia, y si era posible, conseguirla. También quería enfrentarse a ese vampiros, si conseguía matarlo podría estar segura que iba por el buen camino para convertirse en la maga más poderosa del mundo. Pero también todo ello olía a chamusquina, alguien que les convocaba de noche para ser presas de una emboscada, o era alguien al que perseguían, o era alguien que tramaba algo contra ellos. Creo que deberíamos de seguir adelante con el plan del tipo ese. Dijo de forma despectiva. Creo que nos vamos a ver envueltos en este entuerto queramos o no. Esto huele a maldición gitana. Dijo entre dientes recordando las muchas veces que se había visto conducida a aventuras contra su voluntad, muchas de esas veces amenazada por una maldición.

Tras el combate y para sorpresa de los presentes, el elfo decidió partir esa misma noche sin descansar si quiera, alegando que los elfos no tenían por qué hacerlo. Sus motivos no parecían muy contundentes y el hecho de haber sido atacados en su reunión hizo sospechar a la mayoría de sus intenciones. La más recelosa era la joven de cabellos oscuros, que salió tras él para evitar que se fuera, acompañada del joven al que Dragov acababa de sanar con uno de sus poderes curativos. 

De pronto, un chorro de ácido cayó por sorpresa sobre gran parte del grupo. Inesperadamente, la mujer de rasgos draconianos roció la corrosiva sustancia sobre los que esperaban en el túmulo. Al parecer lo hizo poseída todavía por uno de los vampiros huidos. Leinath tuvo que volver para que su poder devolviera la cordura a la mujer y a Thimaz. 

Pero la desconfianza hacia el elfo continuaba a pesar de la curiosa propuesta que ofreció para ser creído y el misterioso joven de armas extrañas, trataba de impedirle el paso, . Mientras tanto, en el la entrada del túmulo, el resto debían inmovilizar a los poseídos para tratar de pasar una noche tranquila. Dragov les ofreció unos grilletes que tomó de su voluminoso  e impoluto saco. Al ofrecimiento del elfo Dragov contestó

- Yo prefiero quedarme a cuidar de los heridos y asegurarme de que los poseídos no dan problemas. Además, me ha costado mucho encontrar a mi compatriota - Dijo refiriéndose claramente a Thimaz- y no debo separarme de él hasta ver cumplido mi cometido. A los demás os digo que el elfo no parece tener mal corazón y no veo motivos para desconfiar de él más allá de los hechos ocurridos, aunque reconozco que son sospechosos. 

- Elfo, deberías dar alguna explicación más convincente para poder tener más confianza en tus palabras. Y  plantearte si es conveniente viajar solo a plena noche, cuando puedes hacerlo acompañado de un grupo de experimentados guerreros y poderosas personas, tan solo por adelantar un día tu llegada a ese lugar. 

Está bien... está bien...-el elfo casi dejó escapar una sonrisa de lo impresionado que había quedado con la determinación de sus reclutas-. Las palabras del enano me han convencido: me quedo.

No quedó claro si se refería a las alegaciones de Dragov o lo que le había convencido era poder ver a Leiath atada a Thimaz. Una vez calmada las cosas, pudieron dedicarse a otros menesteres. Flame echó un vistazo alrededor, sin ver a ningún vampiro acechando. Leiath pudo preguntar en su bola de cristal por la reencarnación de Anna, pero lo único que obtuvo fue una imagen oscura. Dragov, Vinthrael y Thimaz, sin embargo, vieron esto otro:

También examinaron el interior del túmulo:

Había una segunda roca que apartar en el túnel, pero con tiempo y paciencia era sencillo apartarla. En la cámara principal, runas Terg en las piedras le recordaron a Onfale lo visto en la Aguja del Ghaddar, en Krezk. En el suelo había objetos primitivos: pieles curtidas, cuencos, sílex y lanzas rudimentarias. Era increíble que esos bárbaros primitivos fuesen capaces de poner en jaque Barovia durante décadas. En el centro de la cámara había un hoyo rectangular de un brazo de profundidad que contenía las cenizas del Rey Oso. No había ventilación, hacer una hoguera en aquel lugar podría acumular humo, aunque el techo era lo suficientemente alto como para que se necesitasen un par de horas en hacer el aire irrespirable. El olor del túmulo era rancio, molesto, pero podrían soportarlo una noche dadas las circunstancias.

Por ahora, el plan consiste en ir a la subasta de Krezk para conseguir el medallón. A propuesta de Sasha, nos haremos con las estacas alquímicas de Pryoor en Barovia. También en Barovia buscaremos a Dhavit Uthurlan, el arquitecto del castillo de Strahd. Entraremos en el castillo, matamos a Strahd y fin del problema. ¿Alguna pregunta sobre el tema?

El duende orejudo apareció en escena tan rápido como se había marchado, y sin estar atado! Sin duda aquel fornido enano que decía conocer a Thimaz, era bastante persuasivo.

Lo primero que Leiath hizo fue intentar ayudar a Onfale a atar a sus amigos, aunque se negó en redondo a que la amarrasen al enano; no le veía la utilidad, además tenía muchas cosas que hacer como para ponerse a hacer cosas raras.

Mientras estaban con las cuerdas cayó en un pequeño detalle que les podría ser útil: - Y si anulamos la magia que les tiene controlados? Crees que funcionaría?- le preguntó al perfumista.- Pero tan sólo puedo hacer un intento, quizás entre nosotros haya alguien más que pueda también probar si fallo.

Una vez resuelto el asunto para con los guerreros del Aquelarre, y viendo que las heridas de la mayoría habían sido ya tratadas, se acercó al valiente encapuchado que había encarado al ladino del duende junto a ella.

Si me permites, la magia que otorga mi diosa puede curarte ese malestar que te han dejado las criaturas de la noche-. Después de esperar su consentimiento, la bruja manipuló los hilos mágicos para cambiar la forma del Tejido, invisible para la mayoría. De las hebras de energía positiva obtuvo un nuevo conjuro que recuperó las fuerzas absorbidas del cuerpo de Vinthrael.

Gracias por haber acudido en mi ayuda, cuando alocadamente salí detrás del duende- le susurró antes de retirarse hacia su siguiente 'víctima'; Rathandal.

Bueno, y a ti qué te pasa? Te parece medio normal lo que has hecho?- sólo le faltaba una zapatilla en la mano para dar esa imagen completa de una madre muy cabreada.

Mira que no te lo has ganado, pero si quieres podemos ver qué ha sido de tu 'amada' en esta bola- dijo sacando el orbe de adivinación de su mochila mágica.

Cuando le contaron lo que habían visto en aquella oscura imagen, su ojos se dirigieron sorprendido hacia Onfale. No podía ser una casualidad. El Tejido era firme y no se entrelazaba de forma caprichosa, sino que las fuertes voluntades lo impulsaban.

Se retiró todo lo que pudo con Onfale para poder hablar con cierta intimidad y discutir algunos asuntos.

Crees que....?- Leiath no se atrevió a terminar la frase. Todo aquello era muy extraño. Por lo poco que le había contado el perfumista, el diablo conocido como 'El Gentil que Llama' tenía que ver con el vientre abultado del eunuco. Encima les llegaba la imagen de un bebé en estado de gestación. La bruja no pensaba que fuera una coincidencia.

Si era cierto que iban a tener unos días de asueto antes de enfrentarse con los vampiros, quizás pudiesen resolver aquella incógnita en ese tiempo. Sería la criatura que llevaba Onfale, el receptáculo del alma de la amada del duende. Por las barbas de su abuela Löttge, mira que todo estaba bien hilado!

-Mañana preguntaré a Hala. Quizás me pueda responder cómo acelerar el proceso y que todo llegue a buen término... Porque es eso lo que quieres, no?

A su amigo le veía muy bien, no le había dado sensación de que no aceptase lo que le estaba pasando.

- Dime, cómo te sientes? Qué vas a hacer cuando nazca? Tendremos que encontrar una nodriza...

Como si la vida no fuese ya complicada de por sí.

Observo como mi piel recupera el tono que debia tener tras los conjuros de la mujer y simplemente asiento ante sus palabras mientras musito - Mil gracias

Luego me giro hacia el resto del grupo, dispar donde los haya. Dispongo de un objeto que me permite descansar tras tan solo un par de horas de sueño. Si alguien hace la primera guardia, yo haré el resto y si por casualidad teneis objetos similares habrá mas de nosotros despiertos mientras los conjuradores relajan sus cuerpos y sus mentes para albergar nuevos prodigios

Bueno, al final el agua volvía a su cauce y Rathandal entraba en razón. Habría que tenerlo bien vigilado durante la noche. El perfumista se preparó con ayuda de Leiath para hacer los nudos que mantendrían al grupo seguro de las debilidades mentales de Flame y Thimaz. Mientras trabajaban juntos Onfale respondía a la Bruja.

- Me parece una buena idea.- Debían intentarlo al menos. Onfale no conocía aquel poderoso hechizo de disipación de la magia, pero estaba seguro de haber visto a Alice alguna vez usándolo. Eso le recordó sus propios estudios mágicos. Había logrado invertir el efecto de su conjuro de aceleración variando la receta de aceites esenciales invirtiendo así sus efectos. Los vampiros eran seres rápidos y quizá con ello podría ser una gran ayuda para el combate. Había desarrollado otro conjuro, pero ese ya lo hablaría con Leiath en privado.

Onfale sonrió ante la actitud maternal que mostraba Leiath, sintiéndose con la autoridad moral de reprender al elfo. Onfale intervino, aunque para tratar de sacar algo de información.

- La subasta, dices...¿ Y cómo pretendes ganar la misma?- Le preocupaba el tema del dinero. No estaba allí como un devoto ciego por la fe para poner dinero de su bolsillo.- ¿Posees una buena cantidad de dinero?- Dijo sin poder evitar que se le enarcara ligeramente la ceja.- O pretendes hacerte con ella, digamos, por otros medios...más económicos.- Ya había robado antes y podría volver a hacerlo, pero le preocupaban las medidas de seguridad. La idea del arquitecto le parecía buena. Si tenían que infiltrarse en el castillo podría serles muy útil.

- Si Stradht está al tanto de tus intenciones puede que ese tal Dhavit Uthurlan corra un grave peligro.- Muchos de los tiranos que había conocido gracias a su Creador mataban a los arquitectos de sus fortalezas para que no hubiera fugas de seguridad.- Quizá podamos usar la otra bola de cristal para ver si sigue vivo. A ver si ahora iba a tener razón el rubiales y había que haberse movido rápido. Sobre las estacas no tenia nada que decir. Cualquier ayuda era poca.

Tras intervenir en la conversación se alejo con Leiath para tratar temas que no incumbían a nadie más que a ellos dos.

- ¿Han visto un feto y crees que...?- Dejó la frase a medias. La verdad es que no lo había relacionado con su estado.- ¿Crees en la reencarnación?- En su cultura era algo usual, pero no veía la relación que podía tener el Gentil Que Llama con todo aquello. ¿Iba a dar a luz a la amante de Rathandal? NO era la idea que se había hecho en la cabeza.

Cuando le estaba contando a Leiath su problema la reunión en el túmulo había comenzado y no pudieron detenerse lo que le hubiera gustado. De nuevo el perfumista parecía algo avergonzado, algo inusual en él. Finalmente arrancó.

- Cla-claro, sí. Eso es lo que...quiero.- No tenía prejuicios morales contra el aborto, ni le molestaba si Leiath, en su cochambroso hospicio rodeado de gatos, los practicaba a pueblerinas sin dos dedos de frente como para tomar precauciones. Había sido la petición que había hecho al diablo. Bueno, no se había esperado que fuera así, claro estaba.- Hay que tener cuidado con lo que se desea, sobre todo cuando se trata con diablos. El Gentil Que Llama me pilló cuando salimos del Sanatorio, justo cuando me reuní con Perezoso. Me ofreció un trato. Yo...bueno, sabes que no puedo tener descendencia y...acepté sin saber lo que tenía que hacer.- Típico de los seres malignos inteligentes.- Digamos que tuve que hacer algo que no vino muy bien a esos Guerreros del Amanecer. Ahora tengo la posibilidad de redimirme.

Eso por parte de los actos que habían llevado a Onfale a estar como estaba. No había nada escabroso que contar. La fecundación había sido indolora y no recordaba absolutamente nada. De hecho se había levantado ya con barriga de cuatro meses. Ahora tenían que mirar hacia delante.- Me encuentro bien. Ya sabes, tengo nauseas, los tobillos más hinchados que nunca y el olfato aún más desarrollado. Cualquier cosa que averigües respeto a cómo va a salir esto de mi cuerpo servirá, gracias.- Onfale no miraba tan al futuro como su amiga. Posiblemente necesitaría una nodriza, sí, y retirarse de las aventuras durante algún tiempo.- Conozco un hechizo para alternar entre planos y he investigado sobre maneras de abrir portales dimensionales. No sé si servirá...

En un momento, tras exponer Vinthrael que podía dormir poco, Onfale se acercó al monje para advertirle.

- Habrá que echarle un ojo al rubiales.- No quería aparecer degollado al alba.

Es el unico que me preocupa de todos vosotros y realmente acabo de conoceros a todos - susurro a mi vez mientras estoy extendiendo la manta para dormir - no obstante, tengo el sueño ligero por si ocurriera algo en esas dos horas.

¿como vamos a repartirnos las guardias finalmente, no quiero que los engendros nos sorprendan? - pregunto de nuevo al grupo - Yo creo que los lanzadores de conjuros deberian dormir toda la noche, sin incluirles en las guardias para renovar energias y los dos atados tambien deberian dormir para serenar su mente y vencer la influencia externa. Si mis cuentas no me salen mal quedamos Dragov, Rathanthal, alexi, yo mismo y por supuesto recio. Podeis hacer un par de horas de guardia Dragov y Alexi, asi Rathanthal y yo descansamos. Cuando este tiempo transcurra puedo hacer yo un par de horas de guardia en solitario, ya que estaré descansado y pasado ese tiempo se me unirá Rathanthal. Si no os parece inconveniente, en ese rato ultimaremos planes y a la mañana os expondremos las conclusiones a las que hemos llegado nosotros para conocer vuestra opinion y llevar esta empresa a buen término.

Flame se dejó atar por Onfale pues consideraba que así sus compañeros estarían más seguros. También les pidió que le amordazaran la boca para que no pudiera escupir su ácido y dañarles a todos mientras descansaban. No se sentía cómoda en aquella situación, no por las cuerdas, sino porque pensaba que la posesión había finalizado cuando habían hecho huir a los vampiros, pero el sentirse dominada era algo que no podía soportar.

Agradeció a Hala y a su bruja por los conjuros que le prestaba y que la mantenían suficientemente cuerda para soportar aquella situación, pero si Leiath se alejaba temía lo que pudieran volver a hacer. Jamás se había planteado que el enemigo pudiera ser ella. 

Finalmente lo que temió es que orquetasen planes delante de ella, pues lo mismo alguno de esos engendros era capaz de ver y oír todo lo que decían a través de sus ojos y oídos y quizá provocase que Stradh estuviera prevenido. Hasta que no logremos saber si Thimaz y yo seguimos controlados, lo mejor será que no nos enteremos de cuál es el plan, temo que podamos estar haciendo de espías para nuestro enemigo. Concluyó antes de que le amordazaran la boca.

- Gracias por acompañarnos. Así estaremos todos más tranquilos o al menos eso esperamos con esta más sensata decisión. Contestó al elfo cuando éste decidió quedarse a pasar la noche junto a los demás.

Tras eso El enano sujetó las manos de su compatriota con unos grilletes después de disculparse por ello, alegando que era por el bien de todos.

Al ver las imágenes en la bola de cristal de la joven Dragov pronunció -¿ Qué significa esta imagen? parece una extraña criatura durmiendo, pero nunca había visto nada igual, está como flotando....

Tras echar un vistazo al resto de heridos, a los que fue curando con el poder sanador de sus manos, Dragov se preparó para vigilar durante la primera guardia junto a su fiel Recio,  Tras la cual se quitó la armadura y se vistió con un camisote de mallas con el que estaba habituado a dormir.  

Sasha negó con la cabeza.

No, yo también necesito unas horas al amanecer para renovar mis votos con el Lord del Alba-dijo a Vinthrael-. Puedo hacer guardias con vosotros, pero solo me dará tiempo si salimos después del mediodía.

El joven sacerdote se adelantó a Leiath y Dragov, y curó las heridas de los allí congregados, ya que eran demasiado profundas como para ser cerradas por el poder de la escama de Flame.

 Yo no hago conjuros-dijo el callado guerrero del espadón, que aún no había dicho su nombre-. Puedo hacer la primera guardia.

Dragov, por contra, sí tenía dioses a los que rezar y no podía descansar y hacer guardia de la manera tan óptima como la que pretendía organizar Vinthrael.

Como mencioné, los elfos solo necesitan pasar un trance de la mitad de duración que vuestras necesidades de dormir. Haré guardias con vosotros.

Sobre la subasta... No tengo suficiente dinero para pujar por mí mismo, pero aportaré lo que pueda. Imaginé que si reunía a un grupo podríamos juntar la cantidad necesaria. Por supuesto, no pretendo quedarme con el medallón, solo tenerlo con nosotros durante el asalto al castillo. Puede llevarlo la persona que lo desee con más fuerza, la que os levante menos suspicacias o la que ponga más dinero para la subasta. Usad el criterio que más rabia os de, ni siquiera tenemos que decidirlo ahora. Tengo reparos morales a obtener el medallón de maneras ilícitas, como todos aquí, imagino.

Mientras, el intento de Onfale por oscultar a Dhavit Uthurlan en la bola de cristal tuvo un inesperado desenlace. La imagen, a vista de pájaro, mostraba en plena noche el pueblo de Barovia a los pies del tenebroso castillo, pero cuando la bola de cristal trataba de acercarse más, un campo de fuerza invisible la repelía y la imagen se volvía a alejar. De pronto, apareció una mano palma arriba, de piel blanca y uñas mortecinas, sobre el pueblo, tapando la imagen, como si agarrara el objeto adivinatorio. La mano se cerró, y una grieta se formó en la bola de cristal a la vez que la imagen desaparecía.

Os dije que Strahd es muy poderoso. Cuanto más cerca de su castillo querrais escudriñar, más complicado os será usar esas esferas vuestras.

El Aquelarre recordó el sótano del Sanitarium en el que encontraron las bolas mágicas, una de ellas rota, y recordaron la humildad de saber que había poderes más grandes que ellos que podían lanzar fuego a través de las adivinaciones. Si Strahd había conseguido quebrar el cristal, era que su poder estaba muy por encima al de un vampiro corriente.

Onfale arrugó el ceño. No le gustaba nada la idea de arriesgarse a una subasta. Eran una lotería, o peor aún. Si los organizadores eran bueno ya estarían caldeando el ambiente para conseguir una cantidad lo más alta posible. Era muy difícil de controlar. ¿No querían robarla? Podía tener sentido, pues sólo alguien puro de corazón podría utilizarlo, pero tampoco podía pensar Rathandal que todos iban a poner el dinero así como así.

- Puedo llegar a entender los dilemas morales que puedan surgir a tomar la reliquia prestada. Ahora bien, ¿algún inconveniente para conseguir que su precio no llegue muy alto?- No sabía muy bien qué podían hacer, no era un experto, pero a lo mejor podían infundir algún rumor que minara la fama de la reliquia a subastar. También se le pasaba por la cabeza identificar a otros posibles compradores y sabotear su llegada a Krezk.

Tras hacer sus ejercicios de estiramientos, sus respiraciones y asanas, Onfale se dispuso a descansar lo más cómodo posible. Al final del día le dolían los riñones horrores. Lo malo de acompañar al Aquelarre es que el tema de las guardias siempre era un quebradero de cabeza, sobre todo si Flame y Thimaz no podían participar en ellas. No estaba de muy buen humor para hablar con Alice así que se dirigió mejor a Leiath.

- Otra opción sería el truco de la cuerda.- Le dejó caer ya cuando empezaba a darse la vuelta y a cerrar los ojos.