Partida Rol por web

La forma gaseosa de Onfale condensó vapor en forma de finas gotas. Era la forma de sudar en aquel estado. Si no hubiera sido por el hechizo de la Bruja de Hala hubieran perecido más de una vez, y no eran gatos con nueve vidas cada uno.

-Vayamos al sur pues.- Confirmó el perfumista. Era una pena no poder detenerse a asaltar las tumbas, pero no estaban en el mejor momento del Aquelarre como para detenerse demasiado. Solo quería completar la misión de Shikiv y poner tierra de por medio de aquel endiablado castillo.

Aquel mecanismo de cadenas y golems malhumorados con garrotes de piedra hizo que el enano se interesara un poco en el sistema que movía todo aquello, pero porque no lo entendía del todo bien como podía ser capaz que las cadenas saltaran a las piernas y los golems se movían así, el enano asumió que debía ser obra de magia... Como la lluvia o tener lagañas por las mañanas.

-Lo que diga Leiath me parece bien. -Confirmó las palabras de la Bruja de Hala.

Al sur, recordaban que las tres auras de conjuración y unos barrotes impedían llegar a unas nuevas escaleras.

 Podemos cruzar los campos mágicos contrarrestándolos con un campo antimagia. O con dos conjuros de disipación: uno al ir y otro al volver. Me sé un conjuro de disipar y otro de disipar mayor.

Leiath podía usar el campo antimagia. Mientras barajaban opciones, Vinthrael rodeó la zona encontrando un hallazgo inesperado.

 Chicos... Esta cripta tiene el nombre de Alice.

Por primera vez se preocuparon de revisar las inscripciones de las criptas de esa hilera más al sur:
-"Leiath, quemada por bruja, su llama siempre arderá".
-"Vinthrael, último superviviente de su monasterio".
-"Jannes".
-"Alice, se ganó los favores de su Amo".
-"Onfale, hombre y medio hombre".
-"Thimaz el Loco".
-"Sateris Taul, última de su linaje".

Jannes y Alice eran las dos criptas adyacentes a los campos de conjuración.

 ¿Último superviviente? Cuando abandoné mi monasterio hace doce días todos estaban vivos. ¿Cómo? ¿Cómo pudo ocurrir?

 ¿Mi Amo? ¿A quién se refiere? ¡Yo no sirvo a nadie!

El aguerrido guerrero enano miró con asombro la inscripción de aquella cripta que indicaba "Thimaz el Loco", claramente esto tendría que ser un error de algún tipo, al punto en el que el enano no solo se sintió ofendido por ello, sino con ganas de remediar todo aquello como tuviera lugar.

-Eso esta mal. -Indicó señalando su inscripción- ¿Alguien tiene un cincel y un martillo?. Tengo que cambiar eso antes de que alguien lo vea y diga "No era el Terror de las Hortalizas" o algo así... ¡Repito mi apodo varias veces para que se les quede a todo el mundo y van y me lo ponen mal!. ¡Es indignante!. ¡Y me ofende mucho!. Thimaz el Terror de las Hortalizas ha hablado. -Sí, eso fue lo que dijo "Thimaz el Terror de las Hortalizas".

El hecho que tuvieran un montón de criptas con sus nombres era algo que, claramente, le importaba mucho menos que tener su apodo mal escrito en la una que lo representaba a él.

-No me gustaría usar el campo antimagia para pasar estas trampas. Si fuera así no podríamos luego introducirnos dentro de la verja con el hechizo de convertirnos en gas...-

Leiath meditaba en cuál era la mejor forma de pasar cuando Vinthrael les avisó sobre las criptas con sus nombres. La curiosidad que sintió la bruja excedió cualquier tipo de precaución y se acercó a la suya.

- Quiero abrirla.- Sentenció mientras buscaba la forma de hacerlo. Necesitaba mirar lo que había dentro.

Escuchando como Leiath parecía desear abrir la suya, el aguerrido guerrero Thimaz que claramente no era "Thimaz el Loco", se dirigió corriendo a toda velocidad hasta donde su compañera se encontraba, y se dispuso a empujar la piedra para abrir la cripta que esta había indicado.

-¡Yo, Thimaz el Terror de las Hortalizas, me encargaré de abrirte esta!. -Dijo de forma diligente, repitiendo su nombre- ¡Hmmmm....! ¡Thimaz el Terror de las Hortalizas está teniendo problemas en abrir esta chisma!. ¡Thimaz el Terror de las Hortalizas requiere de asistencia de cualquier otro que no sea Thimaz el Terror de las Hortalizas!. -Pidió ayuda Thimaz el Terror de las Hortalizas a los no-Thimaz el Terror de las Hortalizas.

Entendía la curiosidad de Leiath al ver su nombre en una lápida. Onfale también querría ver qué había preparado su anfitrión dentro de la suya. Sin embargo, el perfumista era precavido de por sí, así que esperó a que el enano loco abriera la de Leiath. Como iba a tardar un rato, él se dedico a buscar trampas en la cripta.

Después de que Onfale estuviera completamente seguro de que aquella cripta no contenía ninguna trampa, Thimaz y Vinthrael, muy poco a poco, abrieron la losa para poder ver el interior.

Las llamas impedían ver la cripta por dentro. Strahd mostró un atisbo de humor macabro con la frase "Leiath, quemada por bruja, su llama siempre arderá".

¿Pero, de dónde salían esas llamas, y por qué estaban sus criptas en aquel castillo? ¿Sería porque en otras vidas habían sido unos sirvientes de los Zarovich y no se habían dado cuenta? Leiath estaba muy confusa.

Estudió el fuego a ver si era mágico o una ilusión, o por si hubiera un modo de apagarlo e investigar lo que hubiera en el habitáculo.

Por fortuna Thimaz tenía ese anillo, por lo que no se quemó con aquellas llamas... y no fue lo suficientemente tonto como para meter la mano dentro de ellas para comprobar si no se quemó porque no las tocó directamente o porque el anillo de verdad funcionaba correctamente.

-Sí que estás caliente. -Comentó Thimaz, quizás con un doble sentido- Tu otro yo está ardiendo.- o quizás no...

¿Humor negro?- Onfale no era muy de bromas. Examinó de nuevo la inscripción de su cripta.

Onfale, hombre y medio hombre.- Elevó los ojos al cielo. Típico. ¿Quién lo había escrito? ¿Fosco? Se imaginaba lo que podía haber si abría la cripta. Un esqueleto en los huesos y un frasco con líquido con su pene y testículos conservados dentro.

Leiath llegó a la conclusión de que el aura mágica que detectaba en esa cripta pertenecía a la de un conjuro de evocatis llamado muro de fuego hecho permanente con magia universalis de permanencia. Strahd se había tomado demasiadas molestias para hacer esa puesta en escena. Debía de haber algo más. Pero incluso si ese algo más era de naturaleza mágica, su aura estaría oculta y abrumada detrás del aura del muro. ¿O tal vez reposaba allí el esqueleto de Leiath? ¿O el de su madre?

El chascarrillo del enano se le pasó desapercibido de lo concentrada que estaba en aquel muro de fuego.

-¿Creéis que esto lo ha mandado hacer el dueño del castillo? ¿Por qué se iba a tomar tantas molestias si ni siquiera le conocemos y tan solo llevamos en sus tierras unos pocos días? No sé, no le veo ningún sentido.

Aunque no tuviera sentido, seguía picándole la curiosidad.

- Alice, tú que eres la experta en fuego mágico, ¿se te ocurre una idea de cómo disiparlo o pasar para ver si esconde algo?

Thimaz tenía un anillo que, en teoría podía ayudarle a resistir el fuego, pero una cosa es ayudarle a resistir y otra cosa es no recibir daño por el mismo, por lo que decidió NO meter la mano dentro para ver si encontraba algo en el interior de aquella cripta particular.

-Podemos abrir otra. -Dijo señalando a la de Onfale- Quizás haya un cadáver y un cadáver partido por la mitad. Y si hay esas cosas... ¡Significa que ahí dentro no hay nada interesante!. Porque no serás tu porque tu estás aquí... -Dijo mientras levantaba los dedos índices para ejemplificar que uno no era igual al otro... o algo así...

Onfale no estaba interesado en encontrar el sentido de todo aquello. Le parecía una trampa para entretenerlos y tenían una misión. Ahora bien, si lo que querían era descubrir las intenciones ocultas de aquella parafernalia coincidía con el enano, por extraño que esto fuera, en que abrir otra cripta más les daría más pistas o quizá un patrón.

Se encogió de hombros mostrando su indiferencia. Si querían abrir otra les esperaría, siempre que el geas que les había echado el dragón no le hiciera vomitar.

- No le veo más sentido que entretener a aquellos que esperaba que fueran al castillo. ¿Qué puede haber en la cripta? ¿Un regalo? Lo dudo. 

Alice hizo un pase de manos mágico. De inmediato las llamas del muro de fuego se extinguieron. El muro de fuego estaba diseñado para ocultar la falta de suelo en la cripta, de modo que quién entrara creyéndose inmune al fuego, caería hasta el fondo del pozo dándose un buen golpe. Abajo a duras penas se distinguía un ataúd de cristal con una forma humanoide en su interior.

Vinthrael pasó la cuerda alrededor de la cripta de al lado y la ató. Echó el cabo por el pozo de modo que pudiera bajar.

 En el ataúd no hay nadie, es una figura de porcelana con el rostro de una joven. Supongo que representa a Leiath. Pero la delicada mano de la estatua tiene un anillo...

El enano se asomó para ver el interior de aquel ataúd de cristal, a fin de cuentas ahora que ya no había llamas de por medio este podía asomarse sin temer que su barba se quemara, aún con el anillo anti-fuego y todo el enano era precavido con no seguir perdiendo partes de su cuerpo.

-Así que no hay dos Leiath. -Comentó un poco decepcionado el enano por el hallazgo.- ¿Quién quiere bajar a coger el anillo?. ¿Vamos a cogerlo?. Solo sería un momento, pero no me gustaría que vuelvan las pulgas... ¿Le decimos al fantasma de Vincud que vaya él?.

¡Oooooh! Pues sí que se había tomado muchas molestias quien fuera que hubiera preparado esas criptas, y sería de muy mala educación no revisarlas del todo, en opinión de la curiosa bruja de Hala.

- ¿Alguien amable que mire si el lugar está lleno de trampas antes? -. No quería señalar a nadie pero había uno en el aquelarre perfecto para ese trabajo en concreto.

-¡Ains!- Suspiró Onfale resignado pues sabía que él era el encargado de aquella penosa misión. Además, no estaba siendo tan fino como a él le hubiera gustado. Con un ágil movimiento se deslizó por la cuerda que había preparado Vinthrael y examinó el ataúd antes de que Leiath bajara grácilmente con sus botas de levitación y se hiciera con el anillo.

Onfale bajó por la cuerda tras Vinthrael. Le dio mala espina que hubiese una pasta entre la tapa y el ataúd. Usó una canilla, metiéndola a la fuerza como si fuera una palanca. En cuanto el tubo entró en el ataúd, el grisú del interior ascendió haciendo un ligero pitido, como el de una tetera. Cuando dejó de sonar, abrieron la caja de cristal de manera segura.

Sacaron el anillo del dedo de la estatua. Leiath descubrió un ligero aura de transmutación. Sería bastante irónico que el objeto mágico fuera un anillo de caída de pluma justo después de una trampa que consistía en atravesar un muro de fuego cayendo a un pozo.