Partida Rol por web

Tras el macroaplastamiento mixto de Smoralek y Cú-cú, saltaron disparados tantos restos de calabaza que adornaron los gusanos de Rashud, pero más sabor ¿a gnomo? Nunca es malo ¿no?

El problema llegó cuando Smoralek siguió a toda prisa mientras cú-cú seguía jugando a ir a cámara lenta, cuando se dio cuenta ya no estaba allí, miró atrás y saltando sobre su mofeta animó al criador de bichos.

- ¡Ánimo! Pero no dañes mis futuros dardos eh... - dicho eso se escurrió camino abajo, iba a todas prisa, y esque el suelo era resvaladizo, pero según llegaba abajo, vio aquel zarzal,... hizo saltar a su mofeta, y parecía iba a saltar justito pero,... sin entender bien el porque, cú-cú saltó sobre las zarzas, haciendo que solo su montura saltara el peligro.

Cú-cú no sabía mucho de naturaleza y desconocía que las zarzas pincharan tanto, no obstante e ignorando los pinchazos salió con sus rasguños orgulloso, con el morro tintado de negro por las moras, deliciosas frutas que eran dignas de su majestuosidad. Además sacó en sus manitas nueve grandes moras más, por si Smoralek quería permanecer en su montura, aunque un par se las dio a su propia montura, que había trotado como una experta.

Ayayayayayay...

Munkle le estaba poniendo ganas, pero el puercoespín era una montura muy incómoda. A cada trote, el culo del kóbold se levantaba unas pulgadas y aterrizaba sobre nuevas púas.

Aaaaaaaaay...-sentenció, dejándose caer lateralmente para mantener las púas de su culo fuera del contacto y la presión del suelo.

Apareció por allí Klucky, dando unos pequeños toques a Machacacachorros con un palo para tratar de averiguar si seguía vivo. Mientras, el puercoespín siguió corriendo, y terminó la carrera en tercer lugar, tras Lirio Hojaldrado y el equipo formado por Gruñidos y Smoralek.

¡Bravo! ¡Eztupendízimo! ¡Una carrera fantáztica! Yo, Klucky el de laz fieztukiz, declaro ganador al Miniztro de laz Cozaz Pequeñaz... y le hago entrega de ezte experimental y no comprobado bálzamo milagrozo curalotodo.

Klucky levantó el bote y lo sostuvo en alto para dar mayor dramatismo al evento. Luego se lo entregó a Smoralek. Lirio de Hojaldre no debía estar muy conforme con la decisión de la organización, porque alzó la cola y esparció sus esencias por toda la zona. Se produjo una espantada. Colgajos y Gruñidos salieron corriendo y se perdieron en el bosque para siempre. Klucky y Smoralek se desmayaron. El resto de kóbolds mantuvo las distancias, y abrió paso mientras la desairada mofeta se iba.

Tras un receso de una hora, Smoralek fue múltiples veces aseado por sus súbditos kóbold y Cú-cú salió al fin de debajo de las zarzas con la boca llena de moras. Por su parte, Mordisquitos terminó su cuenco de gusanos.

Bien... ¡BIEN! ¡Zigamoz con el feztival para entretener a nueztroz miniztroz! ¿Dillbi? ¿Hacez loz honorez?

De detrás del telón salió la más sexi lagartona que los tres ministros habían visto jamás. Era extraño que no le hubiesen echado el ojo antes, después de tantos días con los Mascapájaros... Puede que fuese una kóbold tirando a normalita, pero el maquillaje le hiciese parecer mejor de lo que en realidad era.

¡Buenos días, sus excelencias! Yo, Dillbi Diezpulgares, les traigo un clásico de entre los clásicos: el juego del matagaviotas. Hemos estado a punto de no poder celebrar la prueba, porque en los ensayos hemos acabado con todas las gaviotas, pero a última hora capturamos un buitre.

A los que quieran participar, les daré un saco con piedras para que se las tiren al buitre. El buitre tendrá una cuerda atada a la pata, y yo daré tirones para apartar al pájaro de la trayectoria de la piedra.

El primero que consiga matar al buitre a pedradas-que probablemente también sea el último en matarlo-, se llevará una piedra digestiva y un beso.

Las piedras digestivas están bastante bien para los reptiles, que no tienen un sistema digestivo como el de los patilargos, y necesitan tragar piedras para aplastar la comida en el interior de la barriguita. Pero lo que sí está bastante bien es lo del beso... Dillbi guiñó un ojo. Fue un guiño en general, aunque cualquiera de los tres Jefes juraría que el guiño iba dirigido a él y solo a él.

Unos minutos después, el buitre revoloteaba sin poder alejarse demasiado del suelo por culpa de Dillbi y la cuerda. ¡Todo estaba listo para comenzar!

Cú-cú todavía era demasiado joven, vio aquel guiño y se acurrucó sobre sus huevos de kobold lechuza, le encantaba tirar cosas y apedrear a bichos molaba, pero el premio,... le tiró para atrás, todo kobold joven sabía que las kobold lagartonas comían kobolds jóvenes, lo que no entendía cú-cú, es el motivo por el que cuando los kobolds cumplían cierta edad, casi se lanzaban para que se los comieran,... que raros que eran los adultos.

Enseguida miró a sus compañeros de jefatura y tiritando le mostró el dedo pulgar a Rashud, smoralek ya había ganado una prueba y no era tan vago,... el pulgar era ese que está al lado del otro dedo pulgar que no es pulgar, ¿o tal vez del que si es pulgar? En fin, su gesto posiblemente era difícil de entender, pues uno de sus súbditos le trajo un rico colacao de barro con agua y cubitos de nieve. A pesar de no entender porque le daba aquella bebida en cuenco de piedra tallada, sería agradable tras su hartón de moras.

Smoralek había ganado una competición. Era lógico pues él era uno del Triunvirato. Ellos tres eran los mejores de la tribu, por ello eran los más indicados para dirigirla. Ahora con una nueva prueba del festival en su honor, Smoralek pensó que sería mejor descansar. Era el turno de que Rashud o Cú-cú recogieran los frutos del éxito de ser los jefes. Pero Cú-cú era demasiado joven para apreciar los encantos de toda una hembra kobold. Un buen chico Cú-cú… tenía mucho potencial pero ahora era el momento de los kobolds de verdad.

Smoralek casi hubiera dejado pasar la prueba pero el premio era muy tentador. Dio un paso al frente y agarró un par de piedras del suelo. Si Rashud se decidía a participar quizá debiera ser la hora de su compañero. Quizá debería dejarle ganar… Podía ponérselo fácil y dejar que Rashud rematara al buitre. Después de todo sus rayos de la muerte eran terriblemente efectivos…

Bueno, ya se vería. Lo primero era lo primero y Smoralek no pensaba dejar que ningún kobold que no fuera del Triunvirato se agenciara un beso de Dillbi.

Alargó uno de sus escamosos brazos hacia atrás y lanzó la primera y luego la segunda piedras.

La primera fue terriblemente precisa y golpeó en una de las alas del buitre. Smoralek sonrió.

La segunda iba también bien dirigida, esta vez apuntada al otro ala del ave, pero la señorita Dillbi tiró de la cuerda en el último momento. Smoralek no estaba seguro de si le alcanzaría o no… Si impactaba, el buitre se llevaría una buena pedrada. 

Sintendo la sensación de satisfacción de Mordisquitos, y sintiendo como en su interior se despertaba orto tipo de hambre, Rashud se levantó del trono para guiñar a la kóbold y prepararse para la prueba.

-Buen trabajo chicos, siéntate Cú-cú, que ahora es el momento de los veteranos jejeje.- Dijo parando la mano para que le entregaran un par de piedras para jugar con el feo buitre.

Sería interesante, Smoralek no era alguin manco, sabía lo que se hacía, sería una buena competición... hasta que llegó el saboteo, quien le había dado las piedras se la pasaron defectuosa y la primera se le resbalo de los dedos en el momento de arrojarla, dándose en el hocico.

-¡Maldición!

Visto el resultado buscó con la mirada quien fue el responsable de elegir las piedras, no fiándose tomó otra distinta de las que había en el suelo y esta vez sí, la pedrada dió en el objetivo.

La verdad es que Cú-cú tenía la capacidad de animar de un helecho, pero bueno, el concurso empezó de todas formas. La primera pedrada de Smoralek hizo al buitre graznar de dolor, pero Rashud fue más tirando a patético.

¡Eh, eh!-se quejó la kóbold, esquivando la pedrada de Rashud-¡Cuidado a dónde apuntáis, vaqueros! Esto es el matagaviotas, no el matadillbi. Tenéis que matar gavi... erhm... buitres.

Uah, cuántos puntos acababa de perder Rashud para conquistar a Diezpulgares. Por suerte, la piedra no la alcanzó. Pasó de largo y perdió fuerza en la espesura de la copa de un árbol.

La piedra de Smoralek sí dió en su objetivo gracias a que Dillbi no llegó a tirar con fuerza del cordel. La pericia del Ministro de las Cosas Pequeñas hizo que se gananase una sonrisa (o un bostezo enseñando los dientes) de la atractivamente maquillada kóbold, pero que seguramente sin maquillaje no era tan atractiva. Después de rebotar en el pajarraco, chocó contra el árbol, haciendo que la piedra enganchada a la copa, descendiese hasta el extremo de una rama.

Rashud sí dió de lleno al buitre en su segundo lanzamiento.

¡Graaaaaaaaack!

Ese chillido lastimoso fue tan potente, que diez pies más arriba la primera piedra de Rashud se balanceó sobre la rama y cayó... sobre la cocorota de Dillbi.

¡Ay, pupa!

La kóbold se frotó el chichón, y cuando abrió los ojos vió que la cuerda con la que tenía sujeto al buitre se le había escurrido de entre los dedos.

¡Graaaaaaaaaack!

El buitre liberado se lanzó sobre Smoralek, porque era el que más daño le había hecho, y trató de picarle y clavarle las garras y si tuviese manos agarraría una piedra, y se la lanzaría para que el kóbold viese qué se sentía y aprendiese un poco de empatía hacia los animales, como la que tienen los montaraces y los druidas. Por suerte para Smoralek solo era un buitre estúpido.

Cú-cú estaba demasiado ocupado bebiendo su colabarrao, y vio emocionado como el buitre se soltaba, dio un par de saltitos sin dejar de beber, evitando pisar sus huevos de kobold lechuza, y cuando acabó el contenido, y tras los ataques de sus compañeros gritó - OOOPA~ - Tirando el cuenco de piedra tallado en dirección al buitre.

Smoralek vio al pajarraco suelto intentando picotear sin orden ni concierto, y una maligna sonrisa asomó en el hocico del kobold. Se apartó con facilidad del picotazo que iba dirigido hacia él y tras retroceder un par de pasitos agarró una piedra del suelo.

Por el rabillo del ojo, comprobó cómo Diezpulgares le sonreía… o eso creyó él. Era recompensa más que suficiente, que ya había ganado la primera competición, así que a pesar de  verse capaz de reaccionar rápido, decidió disimular y permitir que Rashud intentara primero matar a la bestia para ganarse el corazón de la lagarta.

Esperaría a que su compañero acabara con el sufrimiento del ave, y si no lo conseguía, entonces lanzaría él su piedra.

¡Mierda! La maldita piedra la había dejado en evidencia y el buitre, a pesar de estar muy debilitado, estaba libre y atacaba a Smoralek, no podía permitir que la tribu pensara que los jefes pudieran sucumbir ante un pequeño percance como ese... la urgencia para el brujo hizo que la pedrada fuera certera y le quebrara el cráneo al pajarraco.

Y por si eso no fuera suficiente, una vez en el suelo le chafó la chola de una pedrada más, dejando una mancha roja bajo la piedra... con un par de ojos buitrescos sobresaliendo.

-Eso es lo que pasa con quienes desafíen a los jefes.

Ooooh...

¡Plas, plas, plas, plas...!

El aplauso de los kóbolds fue unánime. La ejecución de la pedrada, el ángulo de impacto, la salpicadura de sangre y los sesos de buitre esparcidos habían sido elegantes y llenos de técnica. Rashud había demostrado dos cosas: que los jefes molan, y que los Mascapájaros son buenos matando pájaros.

¡Procedamos a la entrega de premios! Primero la piedra digestiva...

Dillbi rebuscó en una bolsa de su cinto y sacó una piedra blanca del tamaño de un puño. La kóbold sexy cogió la muñeca de Rashud para extender su mano boca arriba y dejar sobre la palma del Ministro de Hoguera su premio.

Y ahora... ¡el beeeeso!

Rashud cerró los ojos y juntó los labios justo cuando Dillbi dió un paso atrás y señaló el telón. Klucky tiró de la cuerda para abrir el telón un poquito y mostrar de nuevo al fornido, torpe y estúpdio kóbold domador de animales.

Munkle Machacacachorros avanzó hasta Rashud, que aún mantenía los ojos cerrados. El grandullón le cogió de los hombros con fuerza, levantándolo unas pulgadas en el aire, y juntó sus labios con los de Rashud. Una lengua viscosa pasó de una boca a otra. Fue hermoso.

El beso se prolongó tanto, que Rashud se quedó sin aire. Cuando volvió en sí, estaba mareado y en el suelo, y Klucky le abanicaba con un paño. La piedra digestiva seguía en la mano de Rashud, pero alguien (seguramente Cú-cú) había dibujado una boca irregular y dos puntitos a la piedra a modo de ojos. Por lo demás, el objeto seguía siendo plenamente efectivo para digerir las comidas en el interior del estómago.

¿Ya ze encuentra mejor, zu iluztrízima Perverzidad?

Klucky ayudó a Rashud a ponerse en pie y volver a su trono en la tarima de los jefes. Por el camino pasaron por delante de un montón de jaulas endebles con palos irregulares y clavos cuyas puntas sobresalían peligrosamente. También había tres cadáveres de kóbolds al lado de las jaulas, cada uno bajo una sábana a modo de mortaja. Fueron los participantes que murieron durante el concurso de construir corrales: uno al que se le salió la cabeza del martillo y se le cayó sobre el cráneo, otro que se puso a jugar a clavarse clavos por las fosas nasales y el último que murió de un golpe de calor. ¡Fue el más mejor emocionante concurso de construír corrales de toda la historia!

¡Eztupendo! Ahora que volvemoz a tener a loz trez Miniztroz dezpiertoz, hagamoz otra prueba... ¡LLEGÓ EL CONCURZO "QUEMAR PERROZ, QUEMAR CABALLOZ"!

Klucky tiró de nuevo de la cuerda para abrir el telón, descubriendo un montón de muñecos de paja especialmente combustibles: cinco representaban a perros, uno representaba a Pincho, tres representaban a caballos y uno representaba a alguien muy grande, seguramente Papá Picacarne.

No zon para hacer vudú, zon para dizpararlez fuegoz artificialez. Loz perroz y el conejo valen doz puntoz. Loz caballoz y el ogro valen un punto. Quién conziga máz puntoz ganará un elixir de ezconderze. Tomad-dijo, haciendo entrega de una candela a cada uno de los tres jefes-. El tubito ze enciende por un lado y ze dizpara por el otro, pero me imagino que a eztaz alturaz unoz jefez tan intrépidoz como vozotroz zabrán cómo funcionan laz cozaz de quemar. Ezta vez tenéiz que participar todoz, porque a todoz loz kóbolz le guzta prender fuego, y zi no zozpecharíamoz que zoiz unaz brujaz dizfrazadaz, y oz quemaríamoz en la hoguera. Y zería precioooozooo...

El pequeño kobold vio los gallineros, ni él los hubiera hecho mejor, casi se le ocurrió apilar un mogollón de esos a modo piramidal y ser creadores de una gran maravilla, pero solo llegó al casi, demasiados kobolds hubieran caído, y era mejor esperar para eso al día que esclavizaran a los ogros. Así solo morirían kobold guardianes en vez de kobolds esclavos.

Cú-cú no sabía que era eso de disparar si ni siquiera le dejaban tirar el tubito ese,... ¿que pegaba solo? Si hombre iba a creerse el que existía una magia tan rara,... pero no importaba tanto, lo esencial es que tenía que ver con fuego, y eso si molaba.

Encendió su tubo y miró por el orificio un momento buscando el fuego, pero al no verlo empezó a baile con aquel cilindro rarito. Pero entonces vio chispas y apuntó a - ¡NO A PINCHO NO! - FIUMMMM el conejito pincho estuvo a punto de ser golpeado, pero el habilidoso cú-cú fue magníficamente habilidoso y lo esquivó en el último instante, como contra parte había un kobold corriendo con fuego en el culo, eso no daba puntos pero quedaba "chachi" igual, así que no era un disparo desperdiciado.

Entonces cú-cú entendió que ese tubo no lanzaba fuegos artificiales - ya decía yo que era imposhible que tirara fuego, esh un palo para echcupir petardosh,... a mi no mengaña nadie jashjashjash - apuntó de nuevo a pincho por error y se puso a dar vueltas para evitar darle, y PUM el fogonazo alcanzó al perrito dos.

- JUASH JUASH JUASH ya digo yo que un kobold que pega a un conejito esh un kobold mu perro, y yo no shoy perro, yo los domo sholo...- la sonrisa dentada de cú-cú dejó ver su satisfacción al ver al perro de paja domado por él, y al pincho de paja contento de no ser una parrillada más.

- ¡Mi turno! – Exclamó Smoralek agradado por la idea de prender fuego a más cosas. Seguro que el tubito ése no picaba en la garganta como las malditas trufas explosivas.

En un alarde de ingenio, disimuló como si estuviera estudiando el tubo, y también evaluando la distancia a los objetivos. Cerró un ojo y extendió un dedo en medio para hacer sus cálculos. Se chupó luego un dedito y lo alzó para averiguar la dirección del viento. No tenía ni idea pero se había podido fijar en cómo hacía Cú-cú para que el palotubo funcionara.

- Vais a ver cómo se hace. – Dijo hinchando su pecho de orgullo y apuntando primero a un perro y luego a otro. Ninguno de ellos Pincho, por supuesto. Los gritos de Cú-cú se habían metido en su cabeza como publicidad subliminal de ésa. ¡NO A PINCHO NO!

Tanto se gritó a sí mismo mentalmente que su segundo disparo salió muy desviado impactando al mismo kobold al que Cú-cú había dejado el culo en llamas.

Rashud sentía la boca rara, la lengua de Munkle le había hecho un repaso intenso... pero no fue del todo desagradable, serviría para hacer tiempo mientras esperaba la prueba de lucha en el barro. Por que la habría, ¿no?

En cualquier caso, para despejarse, Rashud tomó el... cacharro y lo estudió mientras Cú-cú y Smoralek los trasteaban y disparaban bolas de fuego hacia los muñecos de paja. Los perros estaban bien... pero los caballos eran más grandes y por lo tanto arderían más y mejor. Con unos ojos brillantes, el brujo encaró el cacharro y esperó a que los proyectiles ígneos salieran y quemaran a los caballos... aquello tenía mucho retroceso, demasiado para Rashud, a quien le tomó por sorpresa y el segundo proyectil salió hacia el cielo estallando en la nada y alumbrando a todos. Mientras el primer caballo impactado ardía como una hoguera.

Mooolaaaa.

¡Quema-quema-quema-quema...!

Qué hermoso es un culo ardiendo, sobretodo si es del sufrido Slorbo... Dan ganas de dispararle otra vez. Pero no, ese no es el objetivo del juego "quemar perros, quemar caballos", sino sería "quemar perros, quemar caballos, quemar Slorbo", un nombre demasiado largo y muy poco comercial para que se popularizase.

El culo de Slorbo no fue el único agujero negro de la partida: Mordisquitos cayó al suelo y empezó a sufrir un ataque epiléptico por culpa del chispazo que explotó en el aire haciendo arcoiris y lucecitas. Y es que los murciélagos eran seres nocturnos y estas cosas deslumbrantes las llevaban un poco mal. Por el murciélago de Rashud no había problema, quizás habría que ponerle un palo en la boca para que no se mordiese la lengua sin querer, pero se recuperaría.

Dos perros menos, un caballo menos, y los tres ardiendo con una intensidad digna de ser vista por los tres Ministros. Cada vez había menos objetivos a los que dispararles, los perros estaban más cotizados y la posibilidad de que alguien atacase a Pincho por llevarse dos puntos en el último disparo era más grande.

Entonces los palitos de fuegos artificiales vibraron y lanzaron la tercera lluvia de disparos...

Con los dos primeros disparos Rashud pilló el truco al cacharro. Así que esa vez apuntó a uno de los chuchos y descargó otra bola ígnea, sumido en su estado de éxtasis por su poder de destrucción.

-Ooohhh ¡SÍ!

Solo tras el impacto sintió algo en su interior, como si algo no fuera del todo bien... miró por los alrededores y se topó con una visión triste de Mordisquitos con los ojos en espiral y la lengua fuera. Oh, pobrecito, mi poder lo ha sobrecogido a él también. Lo tomó con mimo antes de ponerlo en un bolsillo de cuero que colgaba de su cinturón. Y buscar otro objetivo con ojos brillantes.

-... cual será el siguiente...

Los ojos de los kobold no estaban acostumbrados a las luces potentes y repentinas. A los flashes y fogonazos… pero lejos de asustarse, Smoralek observó el fuego embobado.

El poder destructor de las llamas rojas era… era simplemente delicioso. Todo lo que tocaba era devorado y consumido sin remedio.

Sacudió la cabeza y apuntó preparando su siguiente disparo. Por el rabillo del ojo vio a Rashud impactar en uno de los chuchos y sólo quedaban dos… Debía darse prisa o Cú-cú le quitaría otro de los objetivos que más puntuaban.

El palito que disparaba fuego se encargó en dirección a otro de los chuchos y… ¡Por los pelos! Pero impactó salvaguardando su honra. Smoralek dio un pequeño brinco de alegría sin exteriorizar ni una palabra. Un brillo maligno de felicidad asomó a sus ojos.

Cú-cú vio con desagrado a Rashud disparando a un objetivo más grande y que ardía más, y apuntó al ogro, pero en el último momento recordó el ¡BUM! tan chachi que hizo el tiro de Rashud y quiso imitarlo, era algo así como GUUUAAAAUUU y OOOOHHH y UUUUAAALAAAAA, cosas d niños, o tal vez de kobolds, o tal vez de verdad falló el tiro al enorme picacarne de paja. Pero ¿a quien le importa?