Partida Rol por web

Rufus no se lo podía creer, PECES ENFADADOS Y ARMADOS!

Mientras se pone la armadura y demás pertrechos (armas, etc.) los estudia y observa, era la primera vez que veía cosa igual.

Apenas con tiempo para recuperar el aliento y templar mi mente veo siluetas acercándose hacia nosotros.

-El destino nos lo pone difícil.- pienso mientras preparo mis músculos para la acción y coloco la venda de mis puños bien mientras evalúo la amenaza.

Ing se miro a los recién llegados con calma mientras preparaba su gran espada. Sí sentía alguna clase de temor, disgusto o zozobra, no lo mostró, sino que por el contrario su rostro exhibía una torva sonrisa, como la sonrisa de un lobo viejo que concibe males para sus enemigos.

- Pensaba que esta clase de mierdas eran sólo cuentos de marineros borrachos...me alegro de que halláis venido capullos, llevaba casi cinco minutos sin matar a nadie y empezaba a aburrirme.

Alaric se encaró frente a la nueva amenaza y alentó a sus compañeros.

¡Amigos, un peligro sigue a otro, pero nuestra tenacidad se verá recompensada! ¡Luchemos con valor!

Echando mano a una de sus jabalinas, la lanzó contra uno de los tritones al otro lado de la borda, pero erró el tiro.

Las monstruosidades se mueven por el barco, dos de ellas tantean el terreno sin arriesgarse en demasía, pero la otra sale corriendo desde el otro lado empuñando el tridente con ambas manos... con la intención de ensartar al desventurado que está en su línea de ataque. No se escucha ningún grito ni gorgoteo solo las grandes pisadas - Plaf, plaf - que suenan por el barco debido a sus membranas. Sus ojos sin vida se acercan al monje hincando el tridente en su carne provocando heridas superficiales.

Ingvar tomó en su mano derecha el pomo de su espada sujetando el recazo con la izquierda e inició un trote ligero para aumentar la velocidad a medida que ponía en movimiento el montante, blandiéndolo frente así como si dibujara un ocho, procurando mantener el arma en movimiento para aprovechar su inercia.

Uno de los monstruos había atacado a Ivho lanzándose a la carga con su tridente, como quedaban otro atrás, Ingvar pensó que Ivho estaría en peligro si éste se sumaba al ataque, así que decidió lanzarse a por él para bloquear su avance y evitar que cogiera a su compañero de flanco.

Recorrió los últimos metros que le separaban del monstruo que tenía frente a si, avanzando a la carrera con la espada presta a golpear. Procuró contar los pasos que le quedaban para acabar con un poderoso ataque a la carga al máximo alcance, tratando de alcanzar a su enemigo antes de que éste pudiera atacarle con el tridente.

Con la poderosa espada de dos manos en constante movimiento llegó hasta dónde la criatura se alzaba ante él. El bárbaro ejecutó una toma de hierro sobre el tridente del enemigo con el tercio fuerte de su hoja y aprovechando el efecto de palanca que le permitía la distancia entre sus manos, del pomo al recazo, dejó el arma enemiga apuntando hacia fuera con un movimiento circular mientras el se colaba en el interior de la guardia del sajuaguine y empuñando ahora el montante con un agarre más convencional convirtió la toma de hierro en un poderoso tajo descendente de izquierda a derecha que abrió una terrible herida en el tronco de la criatura.

Ingvar completó el movimiento extrayendo el arma a la vez que se separaba ligeramente del adversario y quedaba de nuevo en guardia con el mandoble preparado.

En el lateral izquierdo del barco se encontraban Ingvar y alaric en el extremo de abajo, Bast y Rufus en el extremo medio y Ivho y Saik en el extremo superior. De esta forma los héroes formaban una hilera agrupada de dos en dos en el extremo izquierdo. Los sahuagins aparecieron en el lateral derecho camuflados por la niebla y solo se dejaron ver, en cuanto subieron a bordo, también todos ellos formaban una hilera en el lado derecho. Sólo uno atacó, haciendo una carga al monje ya que estaban frente a frente, otros dos que estaban también en el extremo superior solo se movieron para acercarse a los aventureros. Solo uno que estaba en el extremo de abajo al acercarse a Ingvar y Alaric, recibió una muerte por el ya conocido por el grupo como el Matabestias. Otros dos de aquellos monstruos todavía no le había dado tiempo a reaccionar y permanecían en lado izquierdo central.

¿Dónde les dolerá más a los peces estos? pensaba Rufus mientras preparaba el arco y apuntaba sobre el Sahuagin más cercano y que suponía una amenaza para el e Ivho.

¡Probemos la cabeza! ¡Nunca falla! 

Apuesto a que el fuego no les gustará nada a estos pececillos.

La flecha voló la poca distancia que cubría impactando al Sahuagin en el hombro, atravesándole la piel escamosa y quedando clavada.

Heironeous debía tener una gran confianza en ellos, pensaría que el grupo no necesitaba de ningún descanso para volver a la batalla contra el mal, y el paladín no iba a fallarle. Por lo que en cuanto acabó con su armadura, "Justo a tiempo" pensó, se dispuso a probar su nueva espada de plata, "Veamos como le sienta el filo argénteo a estas asquerosas criaturas".

Tras el fugaz pensamiento que recorrió su mente se encamino al enemigo que estaba junto a Ivho. El paladín era consciente de que algunos de sus compañeros estaban heridos, sobre todo Alaric, pero esperaba que aguantaran lo suficiente hasta que tuvieran una pausa y poder curarlos con sus nuevos poderes conseguidos gracias al regalo de su dios en aquellos momentos de necesidad.

El paladín se acercó todo lo rápido que le permitía su imponente armadura, la visión de aquella mole negra inmensa atemorizaría a cualquiera, pero esos reptiles no alcanzaban a diferenciar el peligro que se les venía encima y subestimar la situación había sido su mayor error. Bast con un rápido tajo de derecha a izquierda cercenó gran parte de la piel y los tejidos superficiales del monstruo mientras el sajuaguine aún estaba preguntándose como había llegado tan rápidamente. Aprovechando la profundidad de su corte, sacó la espada causando el mayor daño posible y al sacarla aquella monstruosa criatura cayó desplomada. 

Sonriendo internamente pensó "Me gusta mi nueva espada".

Al ver a las criaturas sobre cubierta el rostro de Saik hizo una mueca de desagrado - no son lo que se dice "agradables a la vista"
Sin embargo, cuando quiso darse cuenta uno de ellos había cargado contra Ivho, y otro se acercaba peligrosamente a su posición, estaba cerca, demasiado, y detrás de él parecía ver a otro más.
Giró la cabeza para pedir ayuda pero contempló como sus compañeros ya tenían sus propios problemas.
Tensó la mandíbula y pensó que debería disparar más rápido que nunca.

Con las prisas, falló sendos tiros y tuvo que moverse en dirección a sus compañeros más cercanos, buscando su cobertura.