Partida Rol por web

Pues ya que habéis pedido mi opinión, yo creo que...

¡AUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU!

¡AU, AU, AUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU!

Los aullidos vienen de la planta superior. Ulmo ya estaba subiendo las escaleras para unirse a Leiath. Azaron, como guardaespaldas que es, le sigue para ver si Leiath está bien. Flame sigue a Azaron para obtener la satisfacción de ver el espadón de aquel hombre romperse. Rufus coge con la boca a Fosco por su capa y también lo lleva escaleras arriba...

En fin, por los más diversos motivos, todos llegan hasta el origen de los aullidos: la habitación de Leiath. Allí la mujer está tendida en la cama, sobre las mantas. Tumbada boca arriba y con los ojos cerrados no para de aullar. Sueña que es un lobo... o más bien es una pesadilla tal y como se agita inconscientemente.

Leiath despierta empapada en sudor frío, rodeada de sus compañeros de calamidades. Ellos forman un círculo en torno a la cama. La observan. Recuerda fragmentos de esa pesadilla, pero se le escapan los detalles de qué pasó después de que el trol hablara con ella. Tiene la sensación de que lo que pasó a su mente consciente es solo el principio de un horrible sueño mucho más largo.

¡Auuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu...!

¡Auuuuuuuuuuuu...! ¡Au, au, auuuuuu...!

Pero esos últimos aullidos no fueron de Leiath. Vienen de fuera, de calles apartadas. Por mimetismo, o tratando de responderle, parece que todos los lobos del pueblo se ponen a aullar a la vez.

Joder, Rufus! Suéltame... Una vez le suelta en la panta de arriba Fosco se gira a Rufus Es que mira que eres. Y si llega a ser una loba, ¿qué? Tu por si acaso me traes para que me coma! El mediano se da la vuelta y ve como todos miran a Leiath y como derrepente todos los lobos comienzan a ahullar. Leiath, bonita cállate un ratito... a ver si te van a escuchar estos bichos y ale. La que tenemos es pequeña. Dice el feriante acercándose a la ventana. Y será por que está sucia o porque es de noche, pero el mediano parece no ver gran cosa. Seguramente sea el sueño Ale es hora de dormir y el mediano después de ver como gritaba Leaith decide coger sus cosas y buscar un sitio acogidito que quepan un perro y su dueño mediano. 

La maga mira con la cara desencajada por el horror a Leaith. Para que más pruebas, Leaith estaba infectada. ¡Era un hombre-Lobo! pero temió decir lo que pensaba en alto. Ahora que harían la sacrificarían como a un perro rabioso por el bien del grupo o la dejarían vivir con el temor de que su propia amiga les devorara vivos cuando dormían. Esto no significa nada. Dijo con una sonrisa estúpida en los labios. Puede que solo sea una pesadilla provocada por el encuentro con los lobos. ¿Verdad?. 

-Seguro--afirmó el viejo enano situándose con firmeza de espaldas a la cama, frente a sus compañeros y con los brazos cruzados, para proteger a la bruja.

-¡Venga, venga! ¿Qué estáis esperando? Vergüenza os tendría que dar seguir aquí viendo a Leiath acostada después de comprobar que no ha sido nada. A vuestro cuartos a dormir la mona, ya me encargo yo de que no os coma el coco... ni la loba. ¡Mwahahahahahahaha!--concluyó soltando una nueva carcajada digna del peor demente.

Aprovecho que Leiath está despierta para aplicarle la última cura del cinturón de curación.

- Tranquila, ha sido solo una pesadilla. - La sonrío para tratar de tranquilizarla a pesar que todos parece que estemos pensando lo mismo.

Salgo de la habitación para ir a descansar y al pasar le digo al enano.

- ... Mmmm Ulmo, puedes avisarme en un par de horas para que continúe yo la guardia.

Antes de abrir la puerta de una de las habitaciones respondo a Fosco la pregunta que se quedó colgada cuando estábamos en la parte inferior.

- ¡Ah Fosco! Sobre lo que me preguntaste antes. A estos no sé si les podré seguir el paso, - dije refiriéndome al perro y al perfumista - pero la misma Hala se caerá del cielo antes de que me deje atrás un enano. - Añado un sonrisa confiada tratando de relajar el ambiente.

No estaba nada convencido del plan de la distracción planteado por el perfumista, pero si no había más opción, no dudaría en participar en la suicida maniobra.

La cabeza de Flame era un hervidero de dudas, tenía clarísimo que la recuperación de la bruja no se debía a su licantropía, pero cuando ella comenzó a aullar todo se volvió muy confuso. La Capitana se había encargado de sembrar la duda en sus compañeros y ahora aquel suceso había logrado que a ella le ocurriese lo mismo. ¿Y si verdaderamente era una licántropo? No había nada que la atase a ella, ningún tipo de lazo, salvo la opción de que quizá fuera la única que pudiese salvarla en caso de que algo malo le pasase. Pero mantenerla con vida tan solo por que era la única sanadora, era quizá algo muy arriesgado.

Pero por otro lado, ¿y si realmente todo había sido una desgraciada coincidencia?

Flame no sabía qué hacer, ni tampoco qué pensar, así que tras seguir con la duda decidió pasar de aquel tema y volver al de antes. Klasius, no te preocupes por Fosco y Onfale, quizá los demás necesiten a alguien como tú en algún momento. Y ya que el perfumista ha decidido ir con el mediano, yo creo que no supondré una carga a pesar de la armadura tan pesada que llevo y lo lenta que voy. No soy la más silenciosa del mundo, pero creo que me siento capaz de echarnos una mano si la cosa se complica, al menos a modo de guardaespaldas.

Alice, te dije que contaras conmigo, pero también me gustaría que nos acompañases. Te necesito para arreglar mi espadón, y creo que puedes ser beneficiosa para el grupo. Luego miró a Onfale, ¿aunque tú también dijiste que podrías ayudarme, verdad?

En cualquier caso, podríamos marchar los cuatro hacia el almacén, mientras tanto los demás os podéis quedar vigilando a Leiath, dijo mirando amenazadoramente al odioso enano. Al menos él parece tener "mucho interés" en ella. Concluyó diciendo aquellas últimas palabras con cierto rintintín.

¡¡¡NO, NO, NOOOOOO...!!!! Quería gritar la bruja pero solo la salían aullidos.

La intensa realidad de sus pesadillas se vió rasgada, gracias a Hala, por sus compañeros que habían acudido raudos al oir los aullidos.

La caras de los lobos se fueron transformando poco a poco en las caras de sus queridos colegas. Ulmo, Fosco, Alice... Se fue tranquilizando, quizás todo había sido solo una pesadilla aunque demasiado real.

Aun se encontraba algo ebria por el vino peleón y mareada por la horrible pesadilla. Sus pensamientos estaban revueltos, no conseguía ponerlos en orden ni podía articular palabra.

Notó como sus heridas se cerraban de nuevo. ¡¡¡LOBO, LOBO, LOBO, ERES UN MONSTRUO!!!! Y con ese terrible pensamiento cayó de nuevo semiinconsciente sobre la cama.

Onfale siguió a sus compañeros al piso superior, pero sin tanta  prisa, no temía por la Bruja de Hala, sino por su propia seguridad. Cuando llegó a la habitación todos estaban arremolinados en torno a Leiath. No era más que una pesadilla, un feo sueño que no auguraba nada bueno. Definitivamente había que hablar con la mujer y exponerle el problema con franqueza y meridiana claridad. Si los demás no tenían los arrestos necesarios para hacerlo, lo haría él mismo. Les daba de margen hasta el amanecer de día siguiente.

Los aullidos humanos fueron respondidos por otros más escalofriantes aún, los de los lobos.  El resabido perfumista no estaba escuchando a los demás,  sumido en sus propios pensamientos. ¿Qué sabía de la licantropía? Historias y leyendas que seguro no tenían el mismo significado de una cultura a otra, y la de Onfale era diferente.  Lo que le extrañaba al mago era que el lobo que había mordido a Leiath no parecía un licántropo, sino uno normal y corriente. ¿Acaso los lobos normales podían transmitir la enfermedad? Al morir no había adoptado la forma humana, como había hecho la joven cambiaformas que habían encontrado en el puente, Cicuta. Pero claro, ¿qué sabía él?. Todos menos él habían sido mordidos, pero ninguno sufría como lo hacía Leiath. Estaba claro que no todos se enfrentaban igual a las enfermedades, ni todos tenían la misma suerte.

Antes de buscar un sitio donde dormir, Onfale respondió a Flame.

- La idea no era dividir al grupo para que unos se quedaran aquí.  Era facilitar el camino de los  demás. Además, eres demasiado lenta y ruidosa con la armadura, a no ser que quieras ir sin ella.-  La capitana había dejado claro que ellos irían al almacén. Todos estaban cansados, heridos  y el ambiente empezaba a estar tenso de nuevo. Esperaba poder convencerlos por la mañana. - Sí puedo ayudar con las armas, pero ahora estoy cansado. Voy a descansar. – Si no estaban dispuestos a afrontar el problema, a coger el toro por los cuernos, Onfale no iba a hacer  de niñera de Leiath. Buscó una cómoda cama y se fue a dormir, no sin antes dedicar tiempo a sus estudios y realizar sus ejercicios de relajación y meditación.  Sólo descansado podría ser de utilidad al grupo.

Ya lo has oído, Flame. Yo puede que no sea muy rápido, pero tengo el tamaño apropiado para que Rufus nos lleve a Fosco y a mí. Mañana, The Halfings Team y Onfale crearán una distracción. El resto, irán al almacén.

Haced lo que queráis. Pero primero dejad que os muestre el pueblo...-dice la Capitana.

Se acerca a una de las ventanas, con cuidado, agazapándose contra una de las paredes para no ser vista por los lobos del exterior, y llama con la mano uno a uno a los extranjeros para que por turnos puedan echar un vistazo a Vor Ziyden. Después empieza a señalar hacia fuera, una y otra vez en cada tanda, repitiendo la explicación a cada uno...

Al sur, más allá del río Strecura, estan afincadas las grandes familias del pueblo. Si algo sale mal y tenemos que abortar el plan, mi idea es replegarnos allí... ya sea por el puente o a nado.

Al norte, la montaña trae vientos ladera abajo. Todos los lobos que estén en el pueblo más al sur que nosotros nos olerán cuando intentemos pasar.

Mi plan es abrirnos paso entre los lobos hacia el sur. Después recorreremos la orilla para no ser olidos por los lobos, y al llegar a esa zona de allí, correr hacia el norte... hasta el almacén. Los que quieran hacer de distracción... por vuestros muertos: no-llaméis-la-atención-hacia-la-orilla-del-Strecura. ¿De acuerdo?

El alquimista escuchó las indicaciones de la capitana. No tenían un mapa pero les había dado una descripción bastante detallada de lo que había. Lo que proponía la capitana era un buen rodeo, pensando sobre todo en la capacidad olfativa de los lobos, para no quedar nunca al desamparo del viento procedente del norte, de la montaña.

- Entendido, nada que les lleve a la orilla del Strecura. - El perfumista llevaba mucho tiempo estudiando el mundo de las esencias y conocía cómo funcionaba el sentido del olfato. Las palabras de la Capitana le daban una idea, una idea que había descartado en un primer momento.- Dices que los vientos que trae la montaña soplan hacia el sur.  Existe un posibilidad...- El mago se quedó un instante reflexionando sobre la idea.- ...el olfato es un sentido muy sensible pero fácilmente saturable. Si provocáramos un incendio al norte de aquí, el olor a humo puede que ocultara vuestros movimientos hacia la orilla del Strecura.- Además de que el olor a humo era una señal de peligro para cualquier ser vivo, tenía la particularidad de ser muy penetrante.  Se quedaba adherido a las fosas nasales, haciendo más difícil identificar el resto de olores, mucho más sutiles.- Podríamos provocarlo en una casa cercana a la taberna.  Si hay gente al norte de aquí...- Ahora miró a Alice con complicidad.-Servirá también como señal de actividad en la zona. -Prefería no provocar el incendio en el bosque. Si Nikeras supiera que había prendido el bosque entero no se lo perdonaría. No quería provocar más problemas con la naturaleza. - Por la ventana había visto una casa en esta misma plaza sin muchas casas alrededor.  Esa podría valer. Con respecto a nosotros, creo que tomaríamos mejor el camino más directo, que va paralelo al camino que lleva al almacén. Quizá podamos desplazarnos por los tejados hasta el final de las casas y después pasar inadvertidos hasta el almacén para encontrarnos con vosotros.- Mientras lo contaba le parecía una locura, pero el gran número de lobos que habían visto  en la última batalla le hacía pensar que si no distraían a algunos les sería imposible acceder al almacén.

El mediano esperó su turno pare recibir las indicaciones hizo un gran esfuerzo para memorizar todo lo que le decía la capitana. Luego se echó a un lado para que el siguiente recibieran indicaciones, mientras el seguía memorizando. Agitaba las manos intentado acordarse de el camino que tenían que hacer. Sus actividades memotécnicas se vieron interrumpidas por la voz de Onfale. Su plan le hizo tragar saliva. No sabía cuan peligroso era, pero era un buen plan. Eso que dices del olfato... podemos mejorar ese plan... Digamos que conseguimos aceite. Podemos tramar una trampa en la que al llegar los lobos, crean que ven a humanos se lancen a atacarlos atraídos por su olor y resulte ser una trampa de fuego. Cavilaba el mediano. Su plan gozaba de mucho ingenio mezclado con fantasía, quizás demasiada fantasía, pero el continuaba en sus trece y con su maravilloso plan Sólo necesitamos aceite, una fragancia atrayente para los lobos y algo que encienda rápido el aceite. 

Ruidosa vale, pero ¿lenta? dijo Flame un tanto encolerizada e incluso enfadada porque aquel supuesto hombre prefiriese rodearse de medianos antes que de ella. Soy tan lenta como estos dos, así que tampoco creo que te importe mucho. Y soy tan ruidosa como seguramente lo puedas ser tú, además que tampoco tengo muy claro para qué quieres que no se nos escuche... total, los lobos tienen un buen oído os escucharán de todas maneras.

Flame se dio la vuelta para dar la espalda al eunuco, quizá enfadada pues la química que creía que había surgido entre ellos dos, había sido una mera ilusión de sus sentidos. Y también era cierto que no tenía manera de competir contra Rufus, aunque dudaba que ese perro fuera capaz de cargar con dos medianos a la vez. Quizá la bruma había hecho imaginarse cosas que no eran, al menos en lo que respectaba a Onfale.

Aunque cuando la Capitana comenzó a explicar el plan, Flame se giró hacia la ventana. Luego escuchó el plan del perfumista; había que reconocerlo, tenía razón y era una buena idea lo del incendio. Pero no sería ella quien se lo dijese, no hasta que no se disculpase por atreverse a rechazar su compañía.

-¡Eh, vosotros! Mirad a ver si podéis hablar un poco más bajo o, casi mejor, planificar las cosas desde el piso inferior, que hay gente intentando dormir. ¡Brrr! ¡Esta juventud ya no respeta a los mayores!--se quejó de nuevo el enano de malos humos, que ahora yacía sentado con la espalda apoyada en la puerta que daba a la habitación de Leiath.

En fin, a nosotros no nos incumben esos planes. La Capitana, el chico y yo nos encerraremos en el mismo cuarto para pasar la noche. Los de Vor Ziyden cuidamos de los nuestros.

Onfale... Usted no ha sido mordido, así que es seguro que no se nos va a poner a aullar en mitad de la noche. Puede dormir con nosotros en nuestra habitación, de usted nos fiamos. Aunque yo en su lugar pasaría la noche solo, teniendo en cuenta que todos los demás tenemos posibilidades de convertirnos en lobos. Vamos a poner una cómoda tras la puerta para mayor seguridad, así que si se queda a discutir estos planes en plena noche, ya no podrá entrar en el cuarto. Decídase pronto.

El Barón da media vuelta y cruza el pasillo hasta otro de los dormitorios para los clientes. Zlatko y la Capitana les siguen. Un par de minutos después se escucha el sonido de un mueble siendo arrastrado por el suelo de madera.

Gasto 100 po

- Muchas gracias Barón por su consideración pero me veo obligado a rechazar su oferta.- No sabía si el hombretón  notaría el sarcasmo en su entonación,pues era más bruto que un arado,  pero le daba igual, estaba cansado.  Antes que encerrarse en una habitación con ese trío tan peculiar se metería en la misma cama que el enano "Ulmo".  La inepta capitana caracortada, el desagradecido del Barón Fortich y el Barón Andaas, que no era más que un niño de teta. Cuando los de Von Zyiden salieron de la habitación, Onfale se dirigió de nuevo a la ventana para echar otro vistazo. Cuando regresó se quedó pensativo hasta que expuso de nuevo su plan, esta vez en susurros para no molestar a Leiath y "Ulmo".

- El plan sería la siguiente, por supuesto acepto sugerencias o críticas constructivas.

1.- Subir al tejado desde la ventana. Subiría yo primero y tendería una cuerda para que subieran Fosco y Klasius. Como ves Flame, la idea es no llevar cosas muy pesadas, como la armadura. - Notaba perfectamente que la mujer estaba enfadada por no querer contar con ella.- Me parecería una tontería que subieras sin la armadura, pues si la cosa se pone fea, perderás tiempo en ponértela.

2.- Uno de los dos medianos,  me inclino por Klasius,  se quedaría en el tejado de la taberna con la honda preparada y presto a ayudarnos si lo necesitáramos. Mientras que Fosco y yo accederíamos a las casas contiguas saltando por el tejado. Si no te ves capaz, Fosco- Dijo el mago mirando a los ojos al mediano.- Podrías esperarme en el segundo tejado. Según me ha comentado la capitana, el tejado de la taberna es un poco más alto, por lo que la vuelta sería más complicada (CD15), pero para eso estaría Klasius en el tejado, para tendernos una cuerda.

3.- Desde el segundo tejado accederíamos a la casa a incendiar (CD10) de otro saltito. Puede ser un bloque de dos casa, de cuatro o de una sola (la más alejada).

4.- Aquí hay varias opciones. O quemar la casa y volver con vosotros . O tratar de armar jaleo desde el tejado como ha dicho Fosco. Podría conjurar una ilusión en la casa a quemar para que los lobos se acercasen y prenderle fuego justo en ese momento con otro hechizo. De esta manera podíamos aprovechar la ventaja que da la altura para cubriros la retaguardia mientras os dirigís hacia el río. Fosco y Klasius con sus hondas, y yo con la ballesta.

5.- La huida. Podemos avanzar por los tejados hasta la mitad del camino del almacén. Luego tendríamos que ocultarnos y avanzar sigilosamente hasta allí. La otra opción es volver a la posada y recorrer el mismo camino que los demás.

El mago se quedó a gusto después de soltarlo todo. No iba a obligar a nadie a seguir su plan, pero al menos que no dijeran que no había aportado ideas. No le hacía mucha gracia seguir las ideas de la Capitana.