Partida Rol por web

Elegidos del eclipse

Larga es la noche

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15/11/2019, 10:49
Narrador

Larga es la noche

Guideon llamó a la puerta de la Torre dando unos fuertes golpes con los nudillos. No se le ocurría un modo mejor de avisar de su visita al mago que allí vivía, a simple vista no había absolutamente nada para ello. Esperó unos segundos. Pensó que no había nadie. Se dispuso a llamar de nuevo cuando la puerta se abrió y lo atendió un sirviente. Se trataba de un sirviente mágico, pero había algo extraño en él. No es que estuviese muy acostumbrado a que sirvientes mágicos lo atendieran, pero éste era una figura de tonos grises, como si se le hubiese ido el color y no tenía rostro. En cierto modo, era inquietante, pero para alguien tan pragmático como el clérigo, el detalle carecía de importancia.

-Bienvenido a la Torre. Acompáñeme, por favor. Nuestro ilustre amo no se encuentra aquí, pero su hija atenderá sus peticiones -explicó el sirviente. A Guideon le daba bastante igual quién lo ayudara, siempre que esa hija mencionada tuviera las capacidades mágicas necesarias para resolver lo que a él le interesaba resolver.

Era un asunto privado. Le había pedido a sus compañeros que lo esperasen, pues deseaba hacer preguntas sobre otros asuntos que lo preocupaban. Ellos lo habían entendido, se habían instalado en una posada de la ciudad y Guideon había viajado hasta la Torre yendo directamente a pie. Se trataba de una estructura imponente que se recortaba en el horizonte, de base redonda, cuya cumbre siempre parecía estar cubierta de nubes. Si era un fenómeno mágico, no lo podía saber, pero el color del crepúsculo le otorgaba una apariencia más ancestral que arcana. Era bonita, desde un punto de vista artístico, por la tonalidad que la piedra desprendía cuando los rayos del sol incidían sobre ella. A su alrededor crecían hierbas, flores y arbustos, pero no tenía la apariencia de un jardín, ni siquiera con la valla de madera que acompañaba el sendero y cruzaba el río. Daba la sensación de ser una realidad creada de forma artificial para otorgar una sensación acogedora que personas más mundanas no tendrían en cuenta. Como de costumbe, su pragmatismo tampoco tenía en consideración estas cosas.

Avanzó por un estrecho pasillo poco iluminado. Las paredes eran de piedra del mismo color que la del exterior, tapices sin dibujos colgaban de un techo alto y el suelo estaba cubierto por alfombras de color carmesí. Los muebles eran adustos, no había en ellos más motivo que el de ser funcionalmente decorativos. Unos metros más adelante el pasillo se abrió en un vestíbulo de enormes dimensiones en cuyo centro una enorme escalera se perdía en lo alto. No necesitó hacer ningún cálculo, las dimensiones de la torre eran muy superiores en su interior que en su exterior. Al mirar hacia arriba las escaleras, pasillos y demás habitaciones se perdían en un firmamento infinito.

-Por aquí, por favor.

Guideon siguió al sirviente, que flotaba gris sobre un suelo cuyo mosaico representaba un dragón. Nada sorprendente, tampoco. No estaba allí para apreciar la decoración de una torre mágica, sino para preguntar a su propietario por los objetos que habían encontrado en una de sus misiones. Se habían detenido en aquella ciudad a descansar y la siempre atenta Nasennia había escuchado que en esa torre de aparencia idílica vivía un mago.

Fue conducido por un pasillo. Algunos sirvientes flotaban grises por las estancias, limpiando y ordenando cosas. Había algo extraño en todo aquello y es que, aunque iluminado, colorista y repleto de arte, todo parecía ligeramente deslucido. Nuevamente, no estaba allí para pensar en la decoración, se desentendió de la sensación y se detuvo cuando el sirviente le pidió que lo hiciera. La habitación era de buen tamaño, poseía librerías, una mesa, en fin, cosas que el despacho de un mago debería tener. Pero, debido a la sensación que había tenido en los pasillos, allí dentro sí que había luz. Y no se trataba de luz física, no es que entrase más sol por la ventana o los fuegos fatuos iluminaran más. Para un sacerdote consagrado a una deidad solar, esos detalles sí que le llamaban la atención. Escuchó hablar al sirviente y un par de respuestas femeninas, pero no entendió las palabras, solo el murmullo. Debía tratarse de la hija mencionada del mago. El sirviente apareció por detrás de una estantería, se despidió de Guideon y cerró la puerta al salir.

Él se quedó allí sin saber muy bien qué hacer.

-Bien, ¿qué le trae por...?

La chica dejó la frase a medio cuando Guideon se giró para verla y él olvidó también su capacidad para hablar.

Algo lo golpeó en el pecho. Tampoco pudo discernir qué fue, pero una cálida explosión en su interior lo llenó de júbilo al contemplar a aquella muchacha. Era una joven muy hermosa, aunque, objetivamente, no era de una belleza esculpida por los dioses. Sin embargo, para alguien que había salido poco de los muros que rodeaban su iglesia y había viajado durante unos pocos años por los caminos, ver algo bonito era un acontecimiento que se producía con tan poca frecuencia que no podía estar seguro de haber visto algo parecido en su vida. Contemplarla, sencillamente, lo dejó sin aliento por lo agradable que le resultó. Ella lo miraba con unos ojos muy abiertos, de un azul profundo como una noche estrellada, y tenía la boca abierta en una expresión de asombro. Sus labios, carnosos y pintados de tono carmesí, se le antojaron sensuales y no pudo evitar apartar la mirada de su rostro para ver si lo demás resultaba tan atractivo a la vista. Vestía una túnica clara, de una tela fina y holgada, y un cinturón colgaba de sus caderas. Apreció la curva que describían antes de que la forma de sus piernas desapareciera bajo la falda y al subir otra vez la mirada, comprobó con agrado que la cintura se estrechaba y el busto se ensanchaba de forma generosa. El cuello de su túnica era amplio, no se veía el nacimiento de sus pechos, pero la forma en que sus clavículas se marcaban sobre la piel invitaban a una caricia.

Un golpe lo sacó del trance. Guideon parpadeó, de repente azorado por haberse quedado mirando a la joven hechicera con aquel descaro. A ella se le había caído un libro que llevaba en la mano, se sonrojó y el rubor de sus mejillas compartió tonalidad con el de su cabello castaño, ligeramente despeinado.

Brillaba. Eso era lo que le resultaba tan extraño. Allí dentro, Nindra, sencillamente, no encajaba. Todo estaba apagado, pero ella, brillaba. Y ese brillo a él le aceleraba el corazón de tal manera que tenía la sensación de que ella podía escucharlo.

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15/11/2019, 10:51
Nindra

-Perdón, eh... -la joven se agachó a recoger el libro y lo puso delante de ella a modo de escudo. Carraspeó y apartó la mirada de la cara de Guideon, fijándola en algún punto a los pies del sacerdote-. Sí, bueno, soy Nindra. Mi padre no se encuentra aquí en este momento para atenderle, así que lo haré yo. ¿Qué desea, señor...?  

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15/11/2019, 14:40
Guideon

Los cielos se abrieron, y de ellos cayó un rayo que fulminó a Guideon, directamente en el corazón. 

El sacerdote sureño rebulló en el sitio, como si de pronto hubiera perdido en el equilibrio. La cabeza le daba vueltas, estaba aturdido, pero no podía hacer otra cosa que mirarla. Era como si un dios caprichoso hubiera extraído de su imaginación todo lo que él deseaba en una mujer y lo hubiera hecho carne. 

Guideon jamás se había enamorado de nadie. Lo supo en ese mismo instante, porque supo que aquello que lo había golpeado debía ser amor. No podía ser otra cosa. La súbita realización lo hizo feliz, estásico, triste y desdichado, todo a la vez, en un latido de corazón. Sabía que no olvidaría jamás a esa mujer de cabellos rojos cuando terminara lo que había venido a hacer a aquella torre.

El golpe del libro contra el suelo le devolvió al presente. El Saulita fue a agacharse para recogerlo, pero Nindra fue más rápida y aquello hizo que el gesto resultara embarazoso. Se volvió a levantar, y se alisó la chaqueta de color azul, para estar presentable. Aquella era una de las pocas ocasiones en las que Guideon no llevaba su armadura, sino unos pantalones ajustados del mismo color que la chaqueta y una camisa de color crema. Su armadura había tintineado en una bolsa todo el camino, la había traído a la torre del mago para tener una segunda opinión sobre el alcance de sus poderes.

—...Guideon, me llamo Guideon —respondió el aludido, y tragó saliva—. Mi señora, no esperaba... no sé lo que esperaba. Perdonad mis modales. 

Guideon abrió la bolsa donde había guardado su armadura para enseñársela a Nindra, encontrando, aparentemente, algo muy interesante que ver dentro de ella si uno juzgaba el modo con el que evitaba mirar a Nindra.

—Otro mago ha identificado esta armadura para mi pero no estoy satisfecho con el resultado y me preguntaba si vos podéis echarle un vistazo...

Cuando Nindra se acercó para examinar la armadura, Guideon aprovechó para echarle un buen vistazo de soslayo y grabar su rostro en su mente.

—... mi señora.

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16/11/2019, 13:56
Nindra

Nindra ni siquiera miró la bolsa, debió olvidarse de hacerlo, miraba a Guideon como si tratara de descifrar un complejo conjuro. Su mente había registrado sus palabras, sin embargo no podía reaccionar a ellas, no entendía por qué aquel hombre provocaba un corte en la conexión de su mente con el resto de su cuerpo. Tampoco podía entender el calor abrasador que recorría su piel, la Torre estaba acondicionada para mantenerse siempre a una temperatura estable y, aún así, ella se sentía como si se hubiese sentado delante de un gran fuego. El corazón le latía tan deprisa que resonaba en su cabeza y hablar era imposible, se le había atascado algo en la garganta. ¿Estaría enfermando? No había otra explicación posible a semejante fiebre.

Lentamente, muy lentamente, su cabeza volvió a ponerse en funcionamiento. Cerró la boca cuando se dio cuenta de que la tenía abierta, carraspeó otra vez, sacudió la cabeza y se dirigió hacia la mesa sin mirar directamente a Guideon a la cara.

-No soy señora, puede llamarme Nindra, no es... necesario el título -murmuró, bastante más azorada que antes. Pensó que no debería haber dicho eso, le resultaba sumamente agradable escucharle decir "mi señora", como si ella fuese en verdad una aristócrata. No volvería a corregirle la proxima vez, cada vez que lo decía, la recorría un agradable escalofrío-. No se disculpe, supongo que esperaba encontrar a mi padre, es lógico. 

Nindra se acercó a la mesa, pasando muy cerca de él; demasiado cerca, tan cerca que pudo notar el calor que manaba de él y se estremeció. Era como recibir los cálidos rayos del sol un día de mucho frío. Pero al ver el estado en el que tenía el escritorio, lleno de legajos, pergaminos y libros, comenzó a ordenarlos con manos temblorosas. No esperaba visita y de repente no quería llevar al visitante al despacho de su padre, como debería haber hecho el sirviente y no invadir su espacio personal. No debería haber entrado, sin embargo, el hecho de que ya estuviese ahí le producía cierto placer.

Señaló el lugar que acababa de despejar, esta vez lo miró a la cara y pensó que no había visto nunca un hombre tan guapo ni tan gallardo, y había visto unos cuantos en la ciudad. ¿Qué tenía él, que lo hacia tan interesante?

-Por favor, ¿puede poner esa armadura aquí? Necesito verla. ¿Qué le dijo ese otro mago acerca de ella?

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16/11/2019, 18:38
Guideon

Guideon siempre había un extraño en templo del dios de Seyran, era el tipo raro que abandonaba los aposentos de los iniciados para contemplar la noche. El pálido brillo de la Maan, de las estrellas, y del Cinturón de Saule siempre le había parecido más hermoso y elegante que el abrasador y cegador sol que adoraban sus compañeros. Había algo en los movimientos de la mujer, en su serena elegancia, en su belleza pálida, que le recordaba a la luna. La vio conducirse por la habitación, despejar la mesa y vio temblar sus manos, tal vez con el mismo nerviosismo que él notaba en el estómago.

Colocó la bolsa de contención encima de la mesa cuando se lo pidió.

—Me dijo que estaba encantada, pero que era un encantamiento defensivo menor. Quiso comprarla después, y me quedó la duda si había mentido en su valoración para comprarla más barata. La encontré en circunstancias... insólitas, y pienso que podría ser mucho más que una armadura mágica del montón —expuso el Saulita—. Ten cuidado con la lanza al meter la mano.

De repente se horrorizó del doble sentido que podían tener las palabras que acababa de pronunciar.

—La encontré en el mismo lugar que la armadura —explicó apresuradamente—. Es mundana, si uno exceptúa la varita que hay montada en la parte superior.

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16/11/2019, 19:06
Nindra

Deslumbrante, esa era la palabra que lo describía. Radiante, tal vez. Nindra había visto muchos amaneceres desde la ventana de su habitación, el horizonte oscuro que se iluminaba lentamente y llenaba el cielo azul de diferentes colores. La esfera solar en contraste sobre un cielo limpio, resplandeciente y peligrosa a la vez. Cuando la noche quedaba atrás, el frío se marchaba con ella, y llegaba la cálida sensación de un nuevo día, una nueva oportunidad de descubrir algo nuevo, la oportunidad de salir a la ciudad para encontrarse con sus gentes. En los últimos años, el amanecer venía acompañado siempre de frío, ni siquiera podía derretir el hielo de las montañas nevadas en horizonte, ya no calentaba.

Él si calentaba. Nindra se puso aún más roja, no se estaba refiriendo a ese tipo de calor. O tal vez sí, pensó turbada. Tal vez solo era una reacción física a su imponente cercanía. No lo podía saber con seguridad, no tenía demasiada experiencia al respecto, pero le echó un nuevo vistado de la cabeza a los pies y se mordió los labios.

-Comprendo -murmuró cuando él terminó de hablar. La mención a la lanza azoró a su visitante y ella no acabó de entender por qué-. Gracias, espero no cogerla por donde pincha.

Al asomarse a la bolsa, lo vio todo mezclado en el interior. Alzó una ceja y volvió a mirar a Guideon. Luego metió la mano hasta el hombro, agarró la lanza y trató de sacarla. Pero pesaba demasiado, en sus esfuerzos por mover aquel trasto, sacó la lengua para presionarse el labio superior, como si eso imprimiera más fuerza. Finalmente, con un bufido, tumbó la mochila y la fue deslizando hacia fuera, hasta que quedó sobre la mesa.

-Vas a tener que ayudarme con el resto -dijo-. Pesa mucho para mí.

Mientras Guideon hacía lo que le había pedido, Nindra rodeó la mesa para ponerse al lado del clérigo y se inclinó para ver la lanza. Con un primer vistazo, observó que se trataba de una pieza muy hermosa y las vibraciones mágicas que sintió, le provocaron un tirón en el estómago. Una explosión que descendió hacia abajo, hacia sus muslos. No se dio cuenta o no interpretó lo que eso significaba, sin poder evitarlo, Nindra alargó la mano atraída por la manufactura del arma. Cuando la tocó, otra oleada de calor la inundó de la cabeza a los pies y casi estuvo a punto de soltar una risa. Deslizó los dedos por los intrincados grabados del asta, como una caricia. El acero y el filo del extremo superior era fascinante, lo acarició también y cuando pasó el dedo por el lateral, se cortó.

-Ay.

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16/11/2019, 19:46
Guideon

Guideon agarró a Nindrapor la muñeca y tiró de ella con suavidad. 

—Te dije que tuvieras cuidado —casi murmurró mientras examinaba la herida.

Sangraba, pero no había sido más que un rasguño. Guideon, no obstante, se entretuvo más de lo necesario en su diagnóstico, disfrutando de tener la mano de hechicera los cabellos de fuego entre las suyas. Acercó un dedo a la herida, y domeñó su voluntad para canalizar una oración de curación. 

Hubo un destello dorado, apenas perceptible, y la herida recién abierta se cerró sin dejar siquiera una cicatriz. Guideon volvió a examinar la piel allí donde había estado la herida, y la acarició con suavidad.

—Como nueva —le dijo a Nindra con una sonrisa, manteniendo el contacto durante unos momentos.

Notas de juego

Guideon cambia un detectar magia por curar heridas menores.

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16/11/2019, 20:17
Nindra

Nindra contuvo un gruñido cuando él la amonestó, ¿quién se creía que era para decirle algo así? Se le calentó la sangre, aún más, hasta que fue consciente del tacto de él sobre la piel desnuda de su muñeca y su mano y de repente, lo que estaba sintiendo no era irritación, sino algo completamente opuesto. Lo miró a la cara, estaba cerca, muy cerca y eso le permitió apreciar mejor los rasgos de su rostro. La piel ligeramente bronceada, seguramente por viajar expuesto al sol, el cabello oscuro como una noche sin luna, la nariz aguileña y las pestañas frondosas. El hilo de pensamiento de Nindra se deshizo a medida que el contacto entre ambos continuaba y se preguntó, con cierta turbación, si la piel que había debajo de la ropa tendría el mismo tono en todas partes. 

Respiró una bocanada de aire caliente para replicarle cuando de repente, la magia chisporroteó en su dedo y se extendió por todas partes. La herida dejó de doler, pero eso fue lo de menos, porque la calidez se extendió por su cuerpo como si él hubiese derramado agua caliente sobre su cabeza. Nindra gimió por respuesta y la sonrisa que le dedicó terminó por derretirla del todo. Con los ojos entrecerrados y los labios entreabiertos, la maga lo miró.

-Eres... un clérigo -dijo, con extrañeza.

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16/11/2019, 22:37
Guideon

Guideon no contestó inmediatamente. Sólo tenía ojos para los labios entreabiertos de Nindra. El corazón le martilleaba con tanta fuerza en el pecho que no sabía cómo Nindra no se había puesto aún a bailar al compás.

¿Lo había hechizado? 

Guideon sabía lo suficiente de magia para saber que el embrujo que el hechicera tenía sobre él no se debía en absoluto a un encantamiento, pero el hecho de que no hubiera retirado la mano era sumamente alentador.

Sus pestañas largas se movieron el aire como mariposas mientras volvía al aquí y al ahora. Nindra esperaba una respuesta.

Es mucho más complicado que eso —pensó, pero no lo expresó en voz altaAl fin y al cabo, Nindra no había expresado una pregunta, no tenía por qué responder. Después de lo que le pareció una eternidad, fue capaz de desviar su mirada de sus labios a esos ojos.

—¿Eso te molesta? —preguntó con voz ronca.

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16/11/2019, 23:20
Nindra

Fue sin duda el tono, áspero, lo que provocó aquella alteración en Nindra. Tragó saliva, mientras pensaba en su pregunta, y percibió que tampoco confirmaba lo que ella acababa de decir. El movimiento de su garganta reveló su inquietud, en la base de su cuello pulsaba el latido de su corazón y el rubor que se extendía por su cara también lo hacía por su pecho. Ella se llevó la mano que él no cogía al pecho y se tocó el centro de las clavículas, en ese hueco que se antojó delicioso. 

-N-no... es decir... Es que nunca había estado con uno -respondió, como si se le hubiera olvidado hablar-. Con un clérigo, quiero decir -corrigió. 

Pero no podía apartar la mirada de sus ojos, oscuros e insondables, que escondían mucho y decían poco. Le resultaron abrasadores, sin querer desvió la vista hacia sus labios y de forma inconsciente ella humedeció los suyos. 

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16/11/2019, 23:46
Nindra
Sólo para el director

"Oh, no"

¿Qué acababa de decir? El corazón de Nindra se aceleró, pero de un modo doloroso. Se dio cuenta, demasiado tarde, de lo que había dicho en voz alta y de que, por alguna razón, había roto algo sin darse cuenta. El calor que él desprendía se enfrío y ella se retrajo, arrepentida de inmediato. Pero aquella ruptura puso en funcionamiento su cabeza de nuevo. Su padre. Sí, su padre volvería en cualquier momento y en cualquier momento la mataría. Y se dio cuenta de que, o pasaba por una lunática, o salvaba su vida. 

-Eres clérigo -murmuró, sus ojos pasaron de tener ese candor maravilloso a estar ensombrecidos por un destino funesto-. Ayudas a las personas, ¿no? ¿Me... me ayudarías? -su pregunta tenía un deje de súplica. Tragó saliva y se mordió los labios-. Te daría lo que quisieras a cambio.

"A mí, por ejemplo" pensó. "Me entregaría a ti sin dudarlo"

Mientras pensaba en eso, miraba a Guideon con el deseo y la expectación brillando en su mirada. Ojalá pudiera leerle la mente. 

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17/11/2019, 00:35
Guideon

Guideon abrió los labios, pero no para hablar. Iba a probar su suerte, inclinarse sobre Nindra y calmar su sed en aquella granada abierta de su boca. Rechazando dejar de tocar a Nindra, usó su otra mano para tomarla de mentón. La miró a los ojos una última vez, esos maravillosos ojos de un color que no podían ser de aquel mundo antes de cerrar los suyos y acercarse para depositarle un beso en los labios. 

Fue un beso casto y dubitativo al principio, apenas rozó sus labios, pues no sabía si iba a ser contestado con un bofetón mas, empero, fue correspondido. Nindra le devolvió el beso y pronto ambos abrieron sus bocas para enlazar sendas lenguas de fuego en una sola llama. Ella le echó los brazos por los hombros; él la abrazó por las espalda, la acarició el pelo, la apretó contra si. La besó como si la vida le fuera en ello, como si su único propósito al nacer hubiera sido amarla. 

Su ímpetu hizo que toparan con la mesa en la que habían dejado la bolsa de contención con su armadura. Guideon fue a agarrar a Nindra de los muslos y auparla pero se detuvo, se separó un momento y la miró con intensidad. No estaba seguro de hasta donde quería llegar ella, ni si su padre rondaría en las proximidades, con las mangas llenas de conjuros asesinos.

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17/11/2019, 09:32
Nindra

Nindra respiraba de forma entrecortada, las pupilas le brillaban, los labios le hormigueaban, las mejillas ardían y el resto de su cuerpo era una hoguera incontrolable. Pero había algo más, no era deseo lo único que bullía bajo su piel; no sabía explicarlo, pero cuando aquel completo desconocido la besó, de repente ya no le resultó desconocido, sino alguien a quién no veía en mucho tiempo. Un sentimiento de añoranza se apoderó de su corazón y ya no pudo retroceder a tiempo para evitar rendirse a lo que acababa de suceder. Su mente, de rápidos pensamientos, solo podía preguntarse quién era él, cómo había entrado en su corazón y por qué tenía la sensación de conocerle. Buscó en todos los rincones de su memoria y no halló absolutamente nada. Pero Guideon encajaba a la perfección en su mundo de un modo en que no había encajado nada en su vida y a eso le añadía un brote de curiosidad. Él era un clérigo, su poder era completamente diferente al de Nindra y eso la tenía fascinada.

Inhaló una profunda bocanada de aire, un tembloroso suspiro que tenía más de pasional que de arrepentimiento. La túnica le resultó molesta, el roce de la ropa sobre su piel sensible hacía que deseara quitársela y en su cabeza solo quedaron pensamientos ardientes acerca de cómo sería sentir las manos de Guideon sobre el cuerpo desnudo, su boca sobre su cuerpo, piel apretada contra la suya.

El deseo de experimentar ese calor se volvió insoportable. Quería sentirlo una vez más, el amor carnal, el anhelo de ser querida, las caricias de alguien que deseara complacerla, la necesidad de corresponder y ser correspondida. Una vez más. Una vez más antes de... antes de que...

Puso una mano sobre el pecho del hombre y cogió una mano de él para que la pusiera sobre su pecho, sobre el corazón, directamente sobre la piel caliente que no cubría su túnica. El tacto entumeció sus pensamientos y dobló la velocidad de sus pulsaciones.

-Soy tuya...

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17/11/2019, 19:56
Guideon

Cerró los ojos y sintió el acelerado latido de corazón de Nindra en su mano, martilleando en su pecho. Sintió el suyo propio latir al mismo son, perfectamente acompasados, como si fuera un sólo órgano que hubieran dividido en dos mitades. Tenía los sensuales senos de la mujer muy cerca, en cualquier otro momento, con cualquier otra mujer desconocida, había alargado la mano para agarrarlos. Sin embargo estaba como en trance.

—Y yo, tuyo —respondió Guideon, y al abrir los ojos se encontró a aquellos ojos de un imposible azul.

Perdió el aliento y la templanza. No se pudo contener más y se abalanzó sobre ella enviando las piezas de la armadura en todas direcciones, inflamado por una pasión y un hambre que no sabía de dónde venía. Había sido difícil viajar con Thor y Nasennia. Las noches habían sido muy solitarias, pero no se trataba de eso. Era una necesidad primordial, eterna, más grande que él. Era como si aquella conciencia inmortal a la que se había unido en la cima de la montaña estuviera tirando de él para convertir aquello en una experiencia mística más allá del sexo.

La cubrió de besos mientras recorría cada centímetro de su cuerpo con las manos. La besó en los labios, en las mejillas, en la barbilla. La besó en las orejas, por todo el cuello hasta llegar a la clavícula. La desabrochó el cinturón y metió la mano bajo la túnica para acariciar su piel ardiente. La besó en los pechos, paseando su lengua en círculos en torno a la rosada aureola para luego succionar y mordisquear con suavidad sus pezones. La besó por todo el abdomen, descendiendo hacia la mitad de su cuerpo y luego volvió a subir para besarla en los labios mientras su mano se perdía en la suave humedad de su entrepierna.

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17/11/2019, 21:18
Nindra

Pensó que se desmayaría. Parecía que perseguía sus pensamientos, las abrasadoras caricias y besos que él le dio se sucedían exactamente cómo ella deseaba, tal y cómo lo deseaba. Una cosa era el deseo carnal, pero lo que sentía con Guideon era totalmente diferente y no la dejaba pensar, no la dejaba actuar, solo desear más, desear que nunca terminara, que aquello fuera para siempre. Metió los dedos entre sus cabellos y apretó su cabeza contra ella, mientras su cuerpo ondulaba contra el de él, se apretaba y buscaba un contacto firme que la mantuviera anclada para no echar a volar. Se estaba deshaciendo entre caricias, entre besos que no debería permitir porque le era desconocido. Pero ese sentimiento de añoranza la impulsaba, algo en su interior le aseguraba que con él estaría siempre a salvo, sería amada y correspondida con el mismo fervor.

Emitió un suave gemido cuando su mano llegó hasta el centro de su cuerpo y se arqueó, con la mirada enturbiada por el placer. Se aferró a la chaqueta de Guideon con las dos manos y le devolvió el beso, temblando de pura fiebre, el deseo pulsando en sus venas, el anhelo recorriéndola en oleadas, la humedad entre sus muslos tan cálida y ardiente que se sentía excitada y avergonzada a partes iguales.

-¿Quién eres? -susurró entre sus labios, todavía aturdida, pero totalmente entregada.

La túnica terminó de caer al suelo, revelando su completa desnudez, su cuerpo pálido y algo delgado, ahora ruborizado por el ardor sexual. Nindra tiró entonces de la chaqueta y la camisa, buscando tocar la piel como él estaba haciendo. Hundió la cara en su cuello, en su pecho, moviendo las manos por los músculos que formaban aquel torso imponente y descubriendo que había llevado razón al pensar que todo su cuerpo tendría el mismo tono dorado de piel. Apenas podía respirar, pero cuando lo hacía, enviaba cálidas ráfagas sobre la piel del hombre.

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18/11/2019, 10:49
Guideon

Guideon se detuvo un momento cuando Nindra le preguntó quién era.

—Ahora mismo no lo sé —admitió, mirándola a los ojos con intensidad antes de seguir acariciándola por todo el cuerpo—. En tu presencia es como si mi identidad se diluyera, como si existiera únicamente como una parte de ti. Es... extraño. ¿Y quién eres tú?

Dejó que Nindra contestara, si podía, mientras dejó un rastro de besos por todo su vientre antes de empezar a besarla y pasar su lengua por su húmeda entrepierna. El dedo entró con una suavidad y facilidad que sorprendió y excitó a Guideon, sabiendo que estaba preparada para él.

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18/11/2019, 10:59
Nindra

Nindra apretó los labios, temblorosa, estremeciéndose sin control.

-No lo sé... -le dijo a Guideon con total sinceridad; parecía más perdida incluso que él, solo que a eso se le sumaba un tono desesperado y de absoluta desolación, como si él pudiera tener la respuesta-. Yo tan solo soy... Nindra. -Pegó la espalda a la mesa, observando el techo repleto de pequeñas luces, mientras alargaba las manos para aferrarse al pelo de Guideon y éste dejaba un reguero de besos por su vientre.

Él descendió, Nindra emitió un pequeño gritito cuando sintió la lengua entre sus carnes y después se tensó ante la invasión de su dedo, ardiente e imposible de detener. El tacto de esos dedos la inundó de júbilo, excitación y rubor; los besos del hombre la hacían sentir exaltada y sofocada. Apoyó las manos en la mesa y se incorporó, observando a Guideon entre sus piernas.

-Es como si te hubiera encontrado... sin saber que te había perdido.

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18/11/2019, 21:39
Guideon

—Yo siento lo mismo —admitió Guideon, lanzándose a comerse sus labios con anhelo.

Mientras la besaba tanteó sus pantalones. Con un tintineo se desabrochó el cinturón y se los bajó. Sin dejar de besarla se bajó también los calzones, y utilizando los dedos tanteó su posición exacta antes de penetrarla. 

Perdió el aliento justo en el momento de entrar en ella, sintiendo mucho más que el placer sexual en el miembro. Era como estar completo de nuevo, como si la unión entre sus dos cuerpos simbolizara algo más que un instante de pasión, algo más que el encontrarse de dos almas solitarias. Era un milagro que mantenía el sol y la luna dando vueltas en torno al mundo, en equilibrio para permitir la vida a todas las cosas que crecían. 

Guideon jadeó, sacó su miembro, lentamente, deslizándolo con suavidad en la humedad de Nindra y volvió a meterlo.

—Tienes que venir conmigo —le dijo, en un tono imperativo, incrementando el ritmo con el que entraba y salía de su interior—. Lo nuestro no puede terminar así.

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19/11/2019, 11:12
Nindra

No fue capaz de saber si fueron sus palabras o la sensación de tenerle dentro, una sensación placentera, dulce y ardorosa, que nada tenía que ver con todo lo que había experimentado antes, lo que provocó que a Nindra se le escaparan unas lágrimas. Que él hubise sido capaz de humedecer tanto sus ojos como su sexo fue demasiado revelador, la intensidad de todo lo que estaba pasando la abrumaba y no sabía contener todo lo que estallaba en su interior. Gimió, presa del placer y del anhelo, aferrándose con las manos a los hombros de Guideon, apretando los muslos en torno a su cintura, manteniéndose en equilibrio sobre el borde de la mesa. A medida que él aceleraba, Nindra se hundía a mayor velocidad en una densa niebla de placer, su cerebro hacía rato que había dejado de funcionar y solo podía sentir. Sentir cada roce de su sexo en su interior, cada caricia en lo más hondo de su vientre, cada beso en el corazón.

La sensación de reencontrarse con un ser amado crecía, cada vez con más fuerza, rompiendo cualquier barrera emocional que ella hubiese construido en el pasado. Perdió fuerza en los brazos, se derrumbó sobre la mesa y se apretó el estómago con ambas manos, mientras movia las caderas para salir al encuentro del hombre. Cada golpe de sus caderas sacudía su mundo, sus convicciones y todo pensamiento racional desaparecía para ser sustituido por placenteras sensaciones físicas. Nindra se llevó una mano a la cabeza, mientras con la otra aliviaba el doloroso placer que sentía acariciándose los pechos y el vientre, para luego tocar las manos con las que Guideon la sostenía por las caderas.

Los ojos le brillaron con un destello dorado, como el de una estrella fugaz, cuando alcanzó la cima más alta. No había vuelta atrás, supo que, una vez se rindiera a él, nada volvería a ser igual.

-Ay... -suspiró muy hondo, estallando al fin, un orgasmo eterno e imparable-. Ay, Guideon, ay... ay

Tembló con la fuerza de un terremoto, el placer fue devastador, su cuerpo sucumbió por completo, entregado al placer de la unión. Algo dentro de ella encajó, por fin, fue como encontrar las respuestas a todo, al sentido de la vida y al amor.

-Sácame de aquí -suplicó, todavía temblando por el orgasmo. Cerró los ojos, las pestañas húmedas, el rostro arrebolado-. Llévame contigo.

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20/11/2019, 09:42
Guideon

Guideon contuvo la respiración unos momentos cuando notó que llegaba al punto de no retorno. Soltó todo el aire de golpe cuando le vino el orgasmo, con una intensidad cercana al dolor en el extremo de su miembro. El placer fue tan largo que pareció pasar una eternidad en un instante, hasta que por fin se derramó dentro de ella.

Tan conmovido estaba que no pudo articular palabra durante unos instantes. El placer había sido abrumador, pero comprendía que podía venir de una larga temporada de abstinencia. En cambio, en sus escarceos amorosos jamás había sentido una comunión tan íntima con una mujer. Había habido algo más que sexo imperioso y la única experiencia en su vida que podía acercarse a aquello había acaecido en la cima de la montaña.

Miró a la joven hechicera. Tan joven, tan pálida y tan hermosa, con sus ojos de un azul imposible, y aquellos cabellos rojos que parecían anticipar el fuego que ardía en su interior. Cualquier hombre daría lo que fuera por estar en su lugar, era normal desearla y, en cambio, sabía que había algo más. Ella también lo sabía, lo veía en sus lágrimas.

Salió con suavidad de su interior, lamentando haber acabado ya, y se puso a secar con los labios las lágrimas que se derramaban por sus mejillas.

—Contigo iría hasta el fin del mundo —le contestó, borrando las lágrimas a base de besos—. Atravesaría las puertas del mismísimo Ifrinn para enfrentarme a Lucifer si tú me lo pidieras.