Partida Rol por web

Con la ayuda de Guiraud, Behar hace uso de sus habilidades como rastreador para seguir la sangre dejada por el licántropo la noche anterior.

Siguiendo ese valioso rastro conseguís hallar con éxito el sendero entre la espesa niebla y la abundante vegetación. Algo arañados, sucios, y con la ropa hecha jirones en parte lográis divisar lo que parece el castillo de la temida reina de este bosque, se levanta en una parte del bosque, donde múltiples árboles de intrincadas y retorcidas ramas dan cobijo a las bandadas de cuervos que anidan entre el ramaje. La densa maleza es a primera vista impenetrable y el castillo que se divisa más allá parece muy antiguo, estando aparentemente abandonado. Las nudosas ramas del arbolado se encuentran plagadas de aves. 

Envuelto en una bruma constante, los muros de un hermoso castillo cubierto de hiedra se alzan en medio de un amplio claro del bosque. Se divisa un puente de piedra y bajo la barbacana, os parece divisar lo que parece un hombre con cuerpo de caballo, vigilando el puente  con actitud imponente. 

Multitud de cuervos, que anidan en el enmarañado ramaje del arbolado que rodea el castillo, comienzan a graznar ruidosamente, el torso del hombre se gira intentando atisbar algo en vuestra dirección. Antes de llegar al castillo percibís el borde de lo que parece un foso que aparentemente lo rodea, en sus muros se encuentra la vegetación enmarañada que conforma el bosque. 

El puente de piedra, en bastante mal estado y vigilado por el centauro parece ser el único punto de acceso a la guarida de ELLA...

Por desgracia, el rastro no les llevó a una cueva oscura en la que el licántropo agonizaba malherido, como había esperado Kaysa. Tras un rato de seguirlo, se perdió justo en frente de un castillo enorme. No hacía falta tener muhcas luces para saber que era el castillo de la maldita bruja que les estaba causando tantos problemas. Sólo podía haber ido por ahí, pero había alguien más en el puente. 

Kaysa maldijo por lo bajo. Un maldito centauro. ¿Es que habían ido a parar a una feria de los horrores? Primero pellejudos y luego centauros. ¿Que sería lo siguiente? 

Su primer impulso fue lanzarse a por el maldito monstruo y partirle en dos. Sin embargo, Kaysa había visto lo que un caballero al galope podía hacer, y no quería que aquel bicho cargara contra ellos en campo abierto. Era mejor tenderle una emboscada. 

-Escuchad-susurró, era raro verla susurrar en vez de gritar-Vamos a acercarnos sigilosamente y cuando estemos cerca saltamos sobre él todos a la vez. 

Intentó moverse en silencio, pero el terreno extraño y lleno de maleza era complicado y las ramitas se partían bajo sus pies.  

Al entrar en la periferia del castillo con éxito parece que Kaysa es la líder del grupo y propone una estrategia sutil, algo poco común en personas como ella pero algo a valorar por el resto de sus compañeros, a pesar de todo de vez en cuando hay que pesar en el siguiente movimiento.

Sin embargo cuando se atreve a dar el paso para tratar de acercarse al centauro, los cuervos de las copas de los árboles comienzan a graznar como locos, el centauro que antes dudaba percibe perfectamente la presencia de Kaysa, pero ante su sorpresa este no hace nada más que observar, permanece en la misma posición con un rostro imponente e impasible...

El padre de Kaysa solía decir que a veces, hay ciervos que intentan volar, y en su estupidez se caen por el barranco de la Sima de los Huesos y sirven de alimento a los cuervos. Aunque Kaysa tenía sus dudas sobre que los ciervos quisieran volar y siempre había creído que simplemente se caían, lo que quería decir su padre es que nunca hay que ir contra la propia naturaleza. 

Eso era lo que Kaysa había hecho, había resistido su primer impulso de lanzarse y había intentado un enfoque sutil, lo que claramente no era su estilo. Y la cosa salió como era de esperar. El centauro les vio al momento, aunque no hizo ningún movimiento hostil. 

Kaysa salió de entre los arbustos y dejó definitivamente el sigilo. Habló en su tronante tono de voz habitual. 

-¿Y tú qué coño miras?-le soltó sin más-Estamos buscando a un pellejudo, tenemos que ajustar cuentas, y creemos que está ahí dentro. Así que aparta del medio y déjanos pasar. 

Tras usar las expertas habilidades de rastreo de Behar por fin pudimos llegar al castillo. Sólo el ver su silueta recortada en el horizonte hizo que la adrenalina empezara a correr por mis venas, haciéndome respirar pesadamente. A duras penas contuve el impulso de entrar a buscar a Ella, despedazarla e intentar encontrar que había sido de mi pequeña Lyra.

Aun así, parecía que más obstáculos se interponían en nuestro camino. Cuando me dispuse a trazar algún tipo de plan Kaysa actuó, delatando su posición. Su movimiento provocó que la detectaran, lo que me dio una oportunidad perfecta para intentar escabullirme por una lateral. Observaría la reacción del centauro, e intentaría sorprenderlo en caso de pelea.

El castillo te parece medio derruído aunque tus compañeros parecen sorprendidos de lo contrario. Además gracias a tu sabiduría en las artes arcanas percibes que la construcción se encuentra entre dos fases, entre el sueño y la realidad, nuevo y moderno. Todo se junta en uno...

En voz alta y pese a la distancia (unos 100 pies) Kaysa pregunta al centauro y le hace una petición, este golpea fuertemente el estandarte que porta en su diestra contra el suelo, pero no parece contestar a la pequeña bárbara.

A la mayoría el Castillo de la reina os parece que es de recién construcción, las piedras parecen talladas recientemente, los metales brillan como nunca y la ostentación de las vidrieras y decoraciones parecen hasta insultante.

A escasos metros Guiraud trata de escabullirse en el linde del bosque para ocultarse a la vista del centauro, este permanece inerte, no parece haberlo advertido. Sin embargo cuando se acerca al foso le es imposible no echar un vistazo a sus adentros, en el profundo foso la oscuridad puede palparse…

Se alborota el agua y se estremecen las algas que, como la nata en un jarro, colma este foso siniestro. Tras algunos temblores tres bultos verdosos se forman sobre la superficie.

Como una mortaja, las algas constituyen una mantilla para los semblantes de tres jóvenes mujeres que, desnudas, asoman sus cabezas fuera del agua. Bajo su grotesco velo, viudas afligidas parecen; y puede que no ronde la desolación muy lejos pues, mientras retiran lentamente el verdoso lienzo, unos agudos dientes y unas sonrisas traviesas se dirigen hacia el monje, en un instante lo rodean preguntando cómo unos valientes e intrépidos aventureros han conseguido llegar hasta aquí.

También un dilema al parecer tienen, que con rostro afligido, os ofrecen…una de ellas se acerca sinuosa a Kaysa y entre las risitas de sus compañeras acaricia uno de sus hombros con sensualidad. Otra que rodea a Guiraud acaricia su rostro dándole un sesual beso en la barba. La última baila sensualmente intentando atraer a Behar. A continuación una de ellas pregunta lo siguiente mientras las demás a dúo repiten la pregunta a modo de coro.

- ¿Cómo es posible que podamos respirar como los peces en el agua, si no tenemos branquias como ellos?

El centauro no le hizo caso. Kaysa estaba casi segura de que los centauros hablaban igual que los humanos, y la ira apareció en sus ojos mientras echaba mano al hacha. Dio un paso al frente, y rugió:

-Te he hecho una pregunta, puto caballo, aparta si...

La voz murió en la garganta de la bárbara cuando miró a un lado, donde el monje se había escabullido, y unas formas salieron del río. Kaysa terminó de sacar la gran hacha y se tensó, dispuesta a la lucha. Parecían mujeres, pero tenían agudos dientes y cuatro brazos, lo cual no gustó nada a Kaysa. Otro monstruo más para el circo de aquel bosque, otra aberración más que se les ponía en medio. Kaysa había oído muchas historias de malvados monstruos con forma de mujer, que tentaban a los hombres a una muerte segura. 

Pero ella no era un hombre, y era una Cazadora del Clan del Oso. Ninguna estúpida mujer trucha con demasiados brazos iba a apartarla de su presa. Una de ellas se acercó, y extendió la mano hacia ella, pero Kaysa la esquivó antes de que le tocara la piel y blandió el hacha frente a ella. 

-¡Atrás, putos peces! ¡La primera que me toque pierde el brazo!

Entonces, mientras las mujeres seguían bailando frente a sus compañeros, atrayéndoles, hicieron una pregunta, con una voz silbante como la de una serpiente. Kaysa no quería triquiñuelas y no iba a entrar en su juego. 

-¿Y a mí qué coño me importa?-respondió rugiendo. Había oído historias de mujeres que hechizaban con el sonido de su voz, así que habló aún más alto que de costumbre, buscando acallar la voz de aquellas mujeres-Último aviso. ¡Volved al río o vais a dejar de respirar del todo, fuera y dentro del agua!

Durante un segundo me quedé ensimismado por aquel espectáculo. Hiptonizado por el movimiento de aquellas sirenas, no pude sino sólo observar cómo se movían lenta y elegantemente entre nosotros. Una se acercó, y me besó suavemente la barba, haciendo que unos escalofríos me recorrieran el cuerpo.

Sólo el grito de Kaysa me sacó de mi ensimismamiento. Observé a aquellos seres de cuatro brazos que jugaban flotaban entre nosotros, y todas las alarmas sonaron en mi cabeza. Di un pequeño salto hacia atrás de la sirena más cercana y me preparé, fijándome en ella y en los alrededores. No sé cómo había podido bajar la guardia de esa manera. Estábamos en territorio hostil, y algo me decía que entrar al castillo no iba a ser fácil.

El sacerdote se queda por un momento ensimismado ante tal peculiar "espectáculo" que estaban ofreciendo las recientes sirenas salidas del foso del castillo. En su vida había visto criaturas como estas, y menos que vivieran en el agua pudiendo salir de ella a su antojo… algo le pareció muy extraño en aquellos seres más propios de cuentos de fantasía que de la misma realidad.

Por el momento no parecían agresivas por lo cual permaneciendo atento a sus movimientos escuchó atentamente aquello que decían, el centauro por su parte tampoco había hecho señas de ser un peligro, permanece inmóvil frente al puente impasible a las amenazas de la bárbara.

- Un momento Kaysa, Guiraud, chicos pensad en lo que han dicho estos seres “¿Cómo es posible que podamos respirar como los peces en el agua, si no tenemos branquias como ellos?”

Quizás forme parte de algún tipo de “prueba”, más bien parece un acertijo.

Las bestias que salieron del agua comenzaron a rodearnos mientras hacían el intento de seducirnos, es posible que me hubiera dejado llevar por sus insinuación si no fuera por la cantidad de brazos de más, la cola y todo ese aspecto de querer llevarnos a la perdición.
Repetían a coro una frase que bien dijo Tristan parecía un acertijo, desafortunadamente no era bueno para esas cosas.
-Yo concuerdo con Tristán, debe ser un acertijo pero no tengo ni puta idea de la respuesta- confieso a mis camaradas mientras mi mano se encuentra en el pomo de la espada para sacarla en caso de ataque.

Celengadir está seguro de que tiene la solución pero no sabe cómo se lo tomarán las criaturas una vez les resuelva su dilema. -Creéis sensato contestar a sus preguntas, puede que el conocimiento que les otorgue mis respuestas les enfurezca más aún.

Tras oír las historias sobre de Ella y desde que conoció al chiquillo en el pueblo tenía una intuición sobre lo que allí sucedía y todos los acontecimientos que habían ido sucediendo no hacían más que reafirmar su creencia sobre la naturaleza de los poderes de la extraña hechicera y de sus siervos, que no eran criaturas de este mundo.

 Celingadir camino hacia las criaturas y sin mostrar ninguna hemocion buscó entre sus pertenencia un pequeño libro de tapas azules muy ajadas.

- ¿De veras deseáis saber La respuesta a esa pregunta?.