Partida Rol por web

Ptolomeo que ha permanecido impávido ante lo que estaba ocurriendo decide introducirse en la conversación:

- Tengo algunas preguntas para Erik antes de continuar Kaelyn, ¿si puedes podrías traducirle?

- ¿Recuerda cómo ha sido su transformación?¿Algo relevante?

- ¿Siente como las demás bestias atracción por la bruja?

- Quizás podamos acordar que cuando algo peligroso se acerque se golpee en el pecho mientras tratamos de dar solución a su "pequeño" problema. Primero hemos de dar con la maldita bruja antes de que acabemos todos muertos.

- Será mejor andarse con precaución, propongo revisar el siguiente patio y después continuar hasta la parte alta del castillo donde a buen seguro nos espera esa maldita arpía.

Ya sabía él que la druida encontraría una manera de entenderle. Aunque no durase demasiado, por lo menos ahora tenía una manera de hacer comprender a sus compañeros que mantenía el control.

Cuando Ptolomeo habló, el licántropo atendió a sus palabras. No tenía problemas para entenderle, al menos de momento. No obstante, esperó a la traducción de Kaelyn para asegurarse de que no perdía detalle alguno.

 -De mi transformación no recuerdo nada. Sólo que el cancerbero me engulló y luego aparecí en otro lugar, con dos luces, una blanca y otra roja. La luz roja tenía un lobo pardo delante, que se metió en ella. Yo no lo seguí, fui a la luz blanca. Y lo siguiente que recuerdo es estar de pie, con este aspecto, delante de vosotros.

La parte de la casa de su familia y el encuentro con el supuesto espíritu de su padre por el momento la omitiría. Ya hablaría de eso cuando recuperara su voz humana.

 -No siento atracción alguna por la bruja. Sigo siendo yo, sigo queriendo matarla. Simplemente tengo este aspecto. Lo de usar señas me parece bien, puedo hacer lo del golpe en el pecho.

Dicho esto, Erik se dio un par de golpecitos en el pectoral con el puño cerrado.

 -Dos golpes, señal de peligro. ¿Os parece bien así?

De todo lo demás, el guerrero-lobo no tenía más que añadir. Había que avanzar. Tenían que matar a esa reina maldita de una vez por todas.

Tara miraba el intercambio de Kaelyn con los gruñidos que daba Erik, por lo menos no parecía querer atacarlos, eso era bueno, de todas formas Tara no bajó la guardia, preparada para lanzarse en combate a la menor señal de agresión.

Mientras Kaelyn hablaba y traducía lo que Ptolomeo le había pedido, Tara se acercó a una de las habitaciones cercanas (8), para registrarla y asegurarse de que nadie nos atacaría por la espalda

Mientras tus compañeros tratan de acordar con Erik una manera de comunicarse decides explorar las cercanías en busca de posibles amenazas para el grupo, te acercas sigilosamente a una de las habitaciones cercanas.

Tras la vieja puerta de madera sólo encuentras un amplio espacio donde unos bancos, mesas y una suerte de escudillas, jarras, vasos y cucharas indican que es aquí donde los soldados se comen la sopa. Si bien es una descortesía importunar a las personas mientras almuerzan, en estas situaciones es tácticamente aconsejable. El fuego de un hogar crepita en el muro sur. El barracón tiene aspecto de ser muy utilizado aunque no ves ni un alma.

Mientras acordáis una forma de comunicación con Erik, la exploradora Tara decide investigar la estancia cercana (8), el resto os movéis unos metros para inspeccionar el rastrillo que da acceso al segundo patio del castillo dejando el cuerpo de Guiraud degollado a vuestras espaldas.

El rastrillo de la barcana parece cerrado y la palanca que lo sube está completamente destrozada, apreciándolo más de cerca quizás se podría levantar para acceder al mismo. Desde allí se pueden escuchar una voz desde una de las estancias cerradas (15).

- ¡¡Cabrones!! ¿¿Donde os habéis ido?? tengo hambre malnacidos, ya podéis volver con una buena pata de cordero al menos.

Parece haber un consenso de como comunicarse con Erik, mientras los demás miran el rastrillo que va a la siguiente parte del castillo, Tara mira una de las habitaciones, parece ser un comedor en este momento vacío. Sin mayor interés echa un vistazo atrás, al cuerpo degollado de Guiraud, no le gusta dejarlo ahí, pero deben apresurarse, no hay tiempo de irse a darle un buen entierro, quizás cuando acaben con la "diosa". "Si conseguimos acabar con ella".

Unas voces provienen de más allá del rastrillo, de una de las habitaciones, Tara está tentada a ir alli, pero antes prefiere acabar de registrar la zona, entra en la habitación contigua al comedor (9) a ver si hay algo útil en ella o algún enemigo

Thelarion vio que le era imposible comunicarse con Erik transformado, aunque veía que la bestia estaba controlada debido al modo de comportarse, parecía como si entendiera sus palabras pero no podía hablar en humano. Solo Kaelyn pudo comunicarse con él, y mientras le traducía las palabras de Ptolomeo Thelarion rezó por el cuerpo muerto de Guiraud. Viendo los enseres que llevaba encima para ver cuales podía dejar y cuales llevar en honor a su compañero.

Encuentras en el cuerpo de Guiraud un pequeño joyero, cuando lo abres puedes observar un dibujo del rostro de una mujer que lleva un bebe en brazos bastante realista. Además el monje portaba un bastón de madera de roble de un metro de largo y varios enseres personales.

Por último rebuscando dentro de sus ropajes encuentras 2 pociones de curar heridas leves.

Con paso firme y decidido entras en el edificio cercano, el sonoro crujido de la vieja puerta deja ver un amplio espacio donde unos bancos, mesas y una suerte de escudillas, jarras, vasos y cucharas indican que es aquí donde los soldados comen. Si bien es una descortesía importunar a las personas mientras almuerzan, en estas situaciones es tácticamente aconsejable.

El barracón tiene aspecto de ser muy utilizado, pero algo no va bien, parece que reina un silencio sepulcral sólo interrumpido por el crepitar del fuego en el muro sur que es la única iluminación que parece haber. Restos de esa sangre verduzca tan peculiar salpican gran parte de la mesa central, todo está realmente alborotado con sillas rotas y utensilios por el suelo.

Tratas de caminar con sigilo pero tropiezas con una olla que golpea otros utensilios haciendo bastante ruido. A tu derecha parece divisarse una puerta maciza de roble, tu sentido de la percepción te indica que ahí es donde los soldados podrían guardar algo valioso como armas o armaduras, también podría servir para encerrar prisioneros ya que posee una pequeña mirilla hacia el interior con una pequeña puerta.

Thelarion tomó todo del cuerpo de Guiraud, el bastón, que lo ató a su espalda, el pequeño joyero en su mochila, y las pociones que se las guarda en el cinturón en algún compartimento para llevar tales frascos. Y siguió avanzando con el escudo y espada sacados hasta donde estaba Tara. Allí escuchó aquella voz que llamaba a los soldados muertos... lo que hizo redirigir a Thelarion sobre sus pasos... Buscando en el cuerpo del monstruo algo que pudiera llevarse igual que en los cuerpos de los soldados muertos que rebuscó en ellos cualquier equipo extra que pudieran poseer.

Con paso firme y decidido entras en el edificio cercano, el sonoro crujido de la vieja puerta deja ver un amplio espacio donde unos bancos, mesas y una suerte de escudillas, jarras, vasos y cucharas indican que es aquí donde los soldados comen. Si bien es una descortesía importunar a las personas mientras almuerzan, en estas situaciones es tácticamente aconsejable.

El barracón tiene aspecto de ser muy utilizado, pero algo no va bien, parece que reina un silencio sepulcral sólo interrumpido por el crepitar del fuego en el muro sur que es la única iluminación que parece haber. Restos de esa sangre verduzca tan peculiar salpican gran parte de la mesa central, todo está realmente alborotado con sillas rotas y utensilios por el suelo.

Allí encuentras a Tara que anda fisgoneando por el lugar.

Tratas de caminar con sigilo pero tropiezas con una olla que golpea otros utensilios haciendo bastante ruido. A tu derecha parece divisarse una puerta maciza de roble, tu sentido de la percepción te indica que ahí es donde los soldados podrían guardar algo valioso como armas o armaduras, también podría servir para encerrar prisioneros ya que posee una pequeña mirilla hacia el interior con una pequeña puerta.

Thelarion después de extraer todo lo que podía de la bestia, y de los demás guerreros muertos volvió otra vez donde estaba Tara. Allí vio algo que le llamó la atención... era un barracón y por lo que encontró en su interior de jarras vacías y platos, pudo dilucidar que estaba siendo utilizado. Con su arma y escudo en ristre esperó a que cualquier enemigo saliera de alguna puerta o pasadizo pero nada ocurrió. Allí vio a Tara fisgoneando pero también se dio cuenta de que había utensilios de comida tirados por el suelo, una sangre verduzca en la mesa, sillas rotas como si hubiera habido una pelea en aquel lugar. 

Al rato Thelarion avanzó intentando no hacer ruido pero tropezó con una cazerola que indicó su presencia, se quedó quieto por un momento pero nada ocurrió. Percibió una puerta maciza de roble a su derecha y se quedó mirándola... - Mira Tara aquí parece que encierran algo de valor o prisioneros, dijo Thelarion guardando su espada para poder manipular la puerta e intentar abrirla.

Tara maldijo al escuchar el estruendo que había causado al golpear sin querer una olla, se alegraba de que no hubiese soldados sino habría llamado la atención de todos.

Vio como Thelarion entro tras ella e intentaba en vano abrir la puerta

-Déjame probar a mi -dijo la exploradora comenzando a jugar con la cerradura de la puerta para intentar abrirla-. Ten preparadas tus armas por si hay algo o alguien dentro

Ambos tratáis de preparados mientras la exploradora consigue con éxito forzar la cerradura. Cuando Tara abre la pesada puerta de madera la estancia deja ver una vieja celda con escasa iluminación, un camastro en bastante mal estado, restos de comida y defecaciones.

Sobre el camastro de paja se encuentra un tiefling que resulta bastante familiar a la exploradora, observándolo un poco más de cerca consigue determinar que se trata sin duda de Kairon, un antiguo compañero de aventuras, pero este se encuentra inconsciente.

Las dudas y la sorpresa asaltan a Tara que había dado por muerto a su compañero hace años en un pantano en las cercanías de waterdeep cuando fueron asaltados por una organización criminal.

¿Qué hacía allí el tiefling? ¿Por qué se encontraba inconsciente? Son preguntas aun sin respuesta...

Thelarion afirmó a Tara con una sonrisa en sus labios, viendo que era la primera vez que actuaban en grupo, la muchacha tenía talento como ladrona, pues abrió la cerradura sin dificultad. Mientras que Thelarion enarboló su escudo y espada dispuesto a ponerse delante de Tara si detrás de ella hubieron encontrado problemas.

En su interior no había oro ni enseres, sino una celda, Thelarion intentó pasar a su interior pues vio una persona allí tumbada, parecía muerto o en mal estado. Thelarion intentó examinarla para ver en el estado que se encontraba guardando su escudo en la espalda y su espada en el cinto.

Con todo acordado por fin, Erik se puso de pie, dispuesto a seguir acompañando a sus compañeros. Sin embargo no avanzó todo lo rápido que le habría gustado. Empezando porque le costaba un poco moverse con aquel cuerpo, ya que la forma y posición de sus miembros no era exactamente igual a la que tenía de humano. Y luego estaban los sentidos, que se le habían desarrollado mucho más de lo que él jamás creyó posible. No sólo el olfato, el cual tenía saturado por el fuerte olor a sangre y vísceras del cancerbero, sino el oído e incluso la vista le mostraban cosas que nunca antes había sentido.

Tal era esta fascinación por todo lo que ahora percibía, que no se dio cuenta cuando Tara y Thelarion se separaron del grupo. El guerrero hizo un ruido similar al gruñido de un can cuando se preocupa y se acercó a Kaelyn para indicarle que sus compañeros se habían ido. Maldita sea, si el aire no estuviera tan saturado de olores a sangre y muerte, podría intentar buscar el rastro de cualquiera de ambos. Y además estaba el guardia ese que les había llamado la atención, confundiéndolos con compañeros. ¿Qué pensaban hacer? Porque en su actual estado, él sólo podía atacarle. Las maniobras que implicaran diálogo ahora mismo no estaban a su alcance, desgraciadamente.

-¿Kairon? -Tara estaba sorprendida al ver a su antiguo compañero, hacía mucho que sus caminos se habían separados y ese lugar era el último en el que esperaba encontrarlo. 

Tara vio como Thelarion intentaba curar al tiefling, mientras ella no dejaba de preguntarse qué hacía allí su antiguo compañero y, aunque no quisiera admitirlo, estaba asustada. Acababa de ver morir a una persona, no hacía mucho había visto morir a otro compañero y, por un segundo, pensó que habían perdido también a Erik, no quería pensar en la posibilidad de perder a Kairon también.

Mientras Thelarion se encargaba de las heridas del tiefling, Tara salió al patio en busca del resto de sus compañeros

Tara salió al patio en busca de sus compañeros, sin alejarse de la puerta donde se encontraba comenzó a gritar para que sus compañeros la oyesen:

-¡Chicos venid aquí rápido! Kaelyn, ven aquí, necesito tu magia curativa, ¡es Kairon! 

Thelarion comienza a observar el cuerpo del tiefling en busca de posibles heridas abiertas. El sacerdote pudo observar que Kairon poseía numerosas cicatrices hechas sin duda a lo largo y ancho de peligrosas andanzas.

Después de unos momentos el sacerdote determina que está inconsciente pero respira con normalidad, no sabéis que es lo que le ha ocurrido pero sin duda no responde a estímulos auditivos o mediante el tacto, quizás ha sido preso de algún tipo de encantamiento o únicamente no recupera la consciencia por otro motivo desconocido.

Thelarion y Tara se separaron del grupo mientras el resto examinaba cuidadosamente el rastrillo en busca de la palanca para abrirlo, sin duda os cuesta reaccionar cuando escucháis a alguien que podría ser un guardia pero que únicamente os ha escuchado.

Tras unos minutos alzáis el rastrillo gracias a la polea que aún se encuentra en buen estado. Este rastrillo accede al patio más interno, contiguo a la torre del homenaje y tercera división del espacio interior de la fortaleza que se deja ver a la luz del atardecer. Momento justo en el que observáis como vuestros compañeros vuelven de una estancia del segundo patio, aunque con una sorpresa, y es que la exploradora asegura haber visto el cuerpo de un tiefling, viejo compañero y amigo de aventuras pasadas...