Partida Rol por web

La puerta está cerrada por vuestro lado. La puerta que habéis dejado a vuestra espalda estaba cerrada desde esta habitación para evitar que se accediera al pozo desde esta misma habitación.

La habilidad de Therusia permitió abrir la puerta del pozo hacia esta habitación y ahora lo que os impide a vosotros acceder a la sala siguiente o acceder de la sala siguiente a la vuestra es una "tranca" de madera gruesa colocada de vuestro lado (basta con subirla, con mucha fuerza eso si) para abrir la puerta.

Una vez abierta dependéis de que haya algún sistema de bloqueo del otro lado o que alguien se quede aquí y vuelva a colocar la "tranca" para bloquear la puerta.

(Perdón por la calidad ;D)

Nos adentramos en la sala con cuidado, alumbrando primero y después esparciéndonos por ella. Yo, al ver que el elfo iba a la derecha, opté por el lado contario, el izquierdo, y me dirigí hacia allí con Caín. Se le notaba nervioso y tenía el pelo del lomo encrespado... algo no le gustaba. Miré bien alrededor e intenté asomarme por los huecos que parecían ser saeteras para ver qué había al otro lado.

Therusia comenzó a investigar la cerradura y el cierre. Era una cerradura típica enana y no revestía demasiado misterio para ella, pero lo cierto es que había muchos detalles que no había visto en su vida, tan solo había oído hablar de ellos. 

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   Avanzo con cuidado, pero la verdad, aquí estaba fuera de mi elemento. Aunque al menos, era roca y era montaña, así que técnicamente no estaba fuera de mi elemento.

   Estaba debajo de mi elemento, pense suspirando.

   Entre las rocas de la montaña al aire libre, estaba mucho mejor.

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Ithildir no oye nada más allá de la puerta, no hay ruido de fraguas encendidas, no hay gritos de habitantes, no hay sonido de metal golpeando la piedra... nada.

Therusia comprueba que desde este lado la apertura es tan sencilla como retirar la tranca horizontal y no habría nada que impidiera acceder al complejo enano. Desde aquí no hay forma de saber si al otro lado de la puerta habrá algún mecanismo de cierre pero gracias a sus conocimientos llega a descubrir el mismo sencillo mecanismo que impedía acceder al pasillo que daba al pozo desde esta misma sala. No sería nada complicado replicar ese cierre básico una vez que crucéis la puerta.

Amaltea y Yedra se mantienen a una distancia prudencial vigilando hacia la puerta.

Al ver que no había peligro, ni nada semejante a una trampa, me acerqué a la puerta donde estaba Therusia.

-"¿Crees que la cerraron por algo en concreto? ¿O simplemente no quisieron saber nada más del mundo exterior?" Pregunté curiosa.

Fuera por lo que fuera por lo que se habían encerrado, lo descubriríamos en poco tiempo. Si había enanos ahí dentro, los encontraríamos. Acaricié a Caín entre las orejas, a lo cual él respondió con un rápido movimiento de la cola.

—Creo que han despertado a algo, algo peligroso y que no cerraron para protegerse a ellos mismos, sino para proteger a otros.

Therusia tenía negros pensamientos al ver todo aquello. De hecho, por un momento llegó a sentir deseos de darse media vuelta y largarse, pero el orgullo de su raza era más fuerte que su sentido común y que cualquier otra cosa. Con cuidado, desbloqueó la tranca de la puerta y alzó bien la cabeza. Venían a cumplir una misión y así sería

—Bienvenidos a uno de los Reinos Enanos, no obstante— aquellas palabras fueron pronunciadas con orgullo, pues estaba segura de que vacío o lleno, encontrarían maravillas que no tenían rival entre humanos y elfos— Pocos son los ojos no enanos que han visto nuestras ciudades y raramente son bien recibidos los extranjeros no invitados, más responderé por vosotros si nos encontramos con mis parientes. Por los cuatro.

No había quedado muy claro si aquel cuarto era Cain o Ithildir, pero sin duda, era más amable que la mayor parte de las cosas que había pensado o dicho sobre el elfo. Puede que fuese un estirado, pero en aquel momento era la única representante de su raza y debía estar a la altura. Con paso firme, comenzó a avanzar, pero antes de hacerlo se giró y con calma dijo

—Si resulta ser cierto que hay algo que no querían que saliese,  sería mejor cerrar la puerta a nuestras espaldas.

Las consecuencias de aquello, todos la sabían, pero también sabían que no podían arriesgar a que aquello fuese liberado. Fuese lo que fuese

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   Miro alrededor, al suelo y al techo, esperando encontrar un agujero o algo, pero no parece ver nada. Así que con cuidado me asomo a una de las saeteras, por si veo algo al otro lado. Estoy nerviosa en este lugar y asiento a lo que dice la enana.

   - Estoy de acuerdo, ya nos complicaremos la vida más tarde, - comento entre susurros.

   Sigo sin fiarme de las saeteras, así que paso agachada ante ellas de camino a la puerta. Luego me pongo al lado y espero una señal de Therusia para descorrer el madero.

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Therusia aparta el madero que hace de bloqueo de la puerta y ésta se abre lentamente sin necesidad de hacer fuerza, ante vosotros se abre una inmensa sala con columnas de piedra natural en los extremos y una cúpula de cristal tallado en el centro por la que se filtra luz que sois incapaces de saber de dónde procede porque estáis bajo la montaña y debería reinar la más completa oscuridad.

La sala tendrá unos 100 metros de diámetro y las columnas que la rodean dejan unos 10 metros de espacio hasta las paredes que parecen tener algún tipo de decoración geométrica, en el suelo enormes losas de marmol veteado de verdes y azules dibujan un patrón bicolor hasta el centro mismo de la sala donde un círculo de mármol blanco inmaculado atrae vuestras miradas ya que parece reflejar y aumentar la luz de la bóveda como si una fuente de luz estuviera incrustada dentro de la piedra.

Caín eriza el lomo y se niega a salir de la sala en la que os encontráis, no tiene problema en llegar hasta la puerta pero cuando intenta poner una de sus patas en la nueva sala retrocede y gruñe.

Al abrir la puerta, la visión de lo que a continuación vimos me dejó sin habla. La sala contigua, llena de mármoles, parecía reflejar una luz que no sabría decir de dónde provenía. El asombro duró solo unos instantes, ya que Caín, alertado por algo, no quiso adentrarse en dicho lugar. Sus gruñidos y su reticencia me indicaron de que algo acechaba más adelante. Le acaricié el lomo para tranquilizarle, mientras miraba en derredor.

-"Algo siniestro nos espera más adelante. Nunca había visto así de nervioso a Caín..." Dije algo asustada.

Preparé el arco y saqué una flecha del carcaj.

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   Asiento y dejo con sumo cuidado el farol en el suelo a mis pies, luego procedo a dejar encordado el arco y recojo el farol. Me aseguro que este algo suelto el carcaj por si tengo que agarrar flechas a toda prisa. Nunca se sabe.

   También estoy muy atenta a hongos y hierbas de montaña. Los enanos solían cultivar una gran variedad de hongos y flores subterráneas con gran cantidad de usos para el herbolario, y no me gustaría que se me pasaran esas raras plantas.

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—Bueno, eso ya lo suponíamos al entrar.

Therusia miró al perro con curiosidad. Entendía que los animales se mostraban recelosos bajo tierra, pero aquello era demasiado, máxime cuando entraban en un lugar tan asombroso como aquel, lleno de luz. La enana era consciente de que había un peligro y de que el animal tan solo quería avisarlos de él, pero aquella construcción y el saberse, en cierto modo, "en casa", hacía que restase importancia al miedo del animal. No obstante, estaba alerta y sus ojos buscaban algo que desentonase y que pudiese advertir que era lo que les esperaba allí dentro.

—Esto tan solo es la entrada— explicó a sus compañeros sin disimular el orgullo que sentía por las construcciones de su gente. Ni siquiera ella había visto nada parecido, y eso que había visto grandes maravillas talladas en la piedra. Y si algo así era tan solo la entrada ¿Qué maravillas les esperarían más adelante? La enana acarició el pico del cuervo y se dispuso a entrar, más antes, se volvió hacia sus compañeros.— Antes de continuar, deberíamos presentarnos. La presencia que esté aquí sabrá de nosotros y si queda alguno de mis parientes, deben saber que hemos llegado. Además, es menester presentarse al entrar en uno de los Salones, no importa lo vacío o lleno que esté.

—Saludos. Soy Therusia, hija de Öffi, hijo de Ödi, de las Colinas de Hierro— Colocándose bien el escudo a su espalda y ajustándose las tiras del hacha, la enana avanzó unos pasos y se quitó el yelmo, dejando al aire su espesa cabellera. Avanzó unos pasos para presentarse y alzó la voz, que retumbó por la estancia aumentando la ya de por sí imponente voz— Estoy aquí, con mis nobles compañeros, buscando a mis parientes perdidos, pues los nuestros están preocupados por su ausencia. ¿Queda alguien de mi sangre que quiera recibir a una hija de las montañas?

     Un silbido parece responder a las palabras de Therusia, no sabéis si ha sido casualidad, efecto del viento o realmente una forma con la que la montaña responde al saludo de la Enana porque tan pronto como ha empezado se detiene.

     Caín avanza tímidamente tras Therusia, la cola entre las patas y la cabeza gacha, pero algo en la firmeza de las palabras parece haberle dado la confianza para avanzar, incluso el resto siente como si una pesadez en el aire de la que no se habían dado cuenta hubiera retrocedido. Nada ha cambiado a vuestros ojos pero si podéis sentir un leve cambio dentro de vosotros como cuando empieza a salir el sol y la oscuridad de poniente comienza a desvanecerse.

     No es complicado volver a cerrar la puerta tras vosotros con el mismo sistema que tenía la puerta de la sala de la que habéis salido para bloquear el acceso al pozo. Cualquiera con un mínimo de destreza sería capaz de abrir nuevamente la puerta pero un Troll vería más fácil echarla abajo por ejemplo.

     Avanzáis poco a poco hacia el centro de la inmensa sala abiertos en abanico y con las armas preparadas, no dejáis de mirar con nerviosismo hacia las columnas que se van alejando de vosotros y a las que os acercáis con cada paso y que antes quedaban casi ocultas. Cuando llegáis al centro podéis ver que hay dos pasillos que salen perpendiculares a la puerta por la que habéis accedido, uno a vuestra derecha y otro a la izquierda. La forma perfectamente circular hace que solo sean visibles desde el centro de la sala, un viento frío recorre el espacio en el que estáis haciendo que vuestra ropa ondee y los cabellos se enreden, otra muestra de la sabiduría enana para asegurar la circulación del aire

También apreciáis que cada columna tiene un bajorelieve de una figura de un enano realizando diferentes tareas, todas relacionadas con el trabajo de la piedra o el metal, parece que han sido hechas después de la creación de la cúpula por la forma en que aprovechan las sombras para crear relieve.

El elfo se acercó pausadamente a una y a otra entrada de los pasillos. Admiró los bajorrelieve para ver si las tareas en que los enanos esculpidos estaban inmersos tenían una relación entre sí distinta en cada entrada, e intuir así si habían sido hechos con relación a la distribución de cada tarea en esta ciudad, o si por el contrario era un popurrí de relatos que simplemente tuvieran el objetivo de embellecer dichas entradas. Cerca de cada entrada, además, y haciendo uso de sus penetrantes ojos, trató de percibir el final de cada pasillo y sus peculiaridades.